Хелпикс

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QUINTA PARTE 8 страница



Scarlett se sentу.

—No la aprecias ni una pizca mбs por eso. Me imagino que te preguntas si estб enterada de todo sobre Ashley y tъ; que te preguntas por quй hizo eso si lo sabe. Si lo hizo sencillamente por no quedar ella en ridнculo. Y piensas que ha sido una loca al hacerlo, aunque asн haya salvado tu propio pellejo, pero...

—No quiero escuchar.

—Ya lo creo que me escucharбs. Y voy a decirte esto para aliviar tu tormento. Melanie es una loca, pero no del estilo que tъ te imaginas. Estaba claro que alguien se lo habнa dicho, pero ella no lo creyу. Aunque lo viera, no lo creerнa. Es demasiado honrada para concebir la deshonra en alguien a quien ama. Yo no sй quй mentira le dirнa a Ashley Wilkes, pero pudo ser de lo mбs torpe, porque Melanie quiere a Ashley y te quiere a ti. Te aseguro que no puedo comprender por quй te quiere a ti, pero te quiere. Йse serб uno de tus suplicios.

—Si no estuvieses tan borracho y tan insultante, te lo explicarнa todo —dijo Scarlett, recobrando cierta dignidad—. Pero ahora...

—No tengo ningъn interйs en oнr tus explicaciones. Sй la verdad mejor que tъ. ЎPor Dios, si te levantas de esa silla una vez mбs...! Y lo que encuentro mбs divertido en toda la comedia de esta noche es el hecho de que, mientras me has estado negando tan virtuosamente las dulzuras de tu lecho, a causa de mis muchos pecados, has estado pecando en tu corazуn con Ashley Wilkes. Pecando en tu corazуn. Es una bonita frase. їVerdad? Hay frases bonitas en este libro. їNo es cierto?

їQuй libro? їQuй libro? La imaginaciуn de Scarlett corrнa como loca, mientras lanzaba miradas frenйticas por la habitaciуn, observando lo mate que resultaba la plata maciza con aquella luz, lo terriblemente oscuros que estaban los rincones.

—Y me negabas esas dulzuras, porque mis groseros ardores eran demasiado para tu refinamiento, porque no querнas mбs hijos. ЎQuй daсo me hace eso, corazуn mнo! ЎQuй daсo me hace! Asн, yo me marchй y encontrй agradables compensaciones y te dejй entregada a tus refinamientos. Y tъ pasaste todo ese tiempo persiguiendo al sufrido seсor Wilkes. ЎMaldito sea! їQuй le atormenta? їNo puede ser fiel a su mujer con su mente e infiel con su cuerpo? A ti no te importarнa tener hijos de йl, їverdad?..., y hacerlos pasar por mнos.

Scarlett se puso en pie dando un grito, y Rhett se acercу a ella, riendo con la risa suave que le helaba la sangre. La obligу a sentarse y se inclinу sobre ella.

—Mira mis manos, querida —dijo, moviйndolas ante sus ojos—. Podrнa hacerte pedazos con ellas sin ningъn trabajo y lo harнa si con eso pudiese arrancarte a Ashley de la imaginaciуn. Pero no lo conseguirнa. Y por eso estoy pensando: verбs cуmo voy a arrancбrtelo. Voy a poner mis manos asн a cada lado de tu cabeza y te voy a aplastar el crбneo entre ellas como si fuese una nuez, y asн te lo sacarй.

Rhett cogiу con sus manos la cabeza de Scarlett por debajo del rizado cabello y duramente la obligу a volver hacia йl el rostro. Ella estaba mirando la cara de un extraсo, un extraсo, borracho, de voz pastosa. Nunca habнa carecido de valor animal y frente al peligro sintiу de nuevo que corrнa por sus venas, que enderezaba su busto y daba vida a sus ojos.

—ЎLoco borracho! —dijo—. ЎNo me toques!

Con gran sorpresa vio que йl la soltaba y sentбndose en el borde de la mesa se servнa otro vaso de brandy.

—Siempre he admirado tu sangre frнa, querida, pero nunca como ahora, que estбs acorralada.

Ella se ciсу mбs la bata. ЎOh, si pudiese por lo menos llegar a su cuarto y cerrar la puerta con llave y quedarse sola! No tenнa mбs remedio que dominar a aquel Rhett desconocido, que obligarle a dejarla. Se levantу de prisa aunque le temblaban las rodillas, se cruzу la bata y se echу atrбs el pelo que le caнa sobre la cara.

—No estoy acorralada —dijo, valiente—. Tъ no me acorralarбs ni me asustarбs nunca, Rhett Butler. No eres mбs que una bestia borracha, y has pasado tanto tiempo con malas mujeres, que no puedes comprender otra cosa que no sea maldad. No puedes entendernos ni a Ashley ni a mн. Has vivido en el cieno demasiado tiempo para conocer nada mбs. Estбs celoso de algo que no puedes comprender. Buenas noches.

Se volviу rбpidamente, dirigiйndose hacia la puerta, pero una carcajada la obligу a detenerse. Lo mirу y entonces йl cruzу la habitaciуn, tambaleбndose, hasta llegar a su lado. ЎDios santo, si pudiese dejar de reнrse de aquel modo! їQuй habнa digno de risa en todo aquello? Cuando Rhett llegaba a su lado ella estaba de espaldas a la puerta. Йl apoyу pesadamente las manos sobre sus hombros y la apretу contra la pared.

—No te rнas asн.

—Me rнo porque me das lбstima.

—їLбstima de mн? Ten lбstima de ti mismo.

—ЎSн, Dios mнo! Me da lбstima de ti, loca querida. Te duele, їverdad? No puedes soportar ni la risa ni la lбstima. їNo es asн?

Cesу de reнr, apoyбndose con tanta fuerza sobre sus hombros que le hizo daсo. Su rostro cambiу de expresiуn y se inclinу tan cerca de Scarlett que el fuerte olor del whisky obligу a йsta a volver la cabeza.

—Estoy celoso —dijo—. їY por quй no? Sн, es verdad. Estoy celoso de Ashley Wilkes. їPor quй no? No trates de hablar y de explicar. Ya sй que fнsicamente me has sido fiel. їNo era eso lo que me querнas decir? ЎOh, lo he sabido todo el tiempo, todos estos aсos! їQue cуmo lo sabнa? ЎOh, bien conozco a Ashley Wilkes y su educaciуn! Sй que es honrado y un caballero. Y eso, querida mнa, es mбs de lo que podrнa decir de ti o de mн, en este asunto. Ni soy caballero, ni tъ eres una seсora, ni tenemos honor, їverdad? Por eso prosperamos como бrboles verdes.

—Dйjame marchar. No voy a quedarme aquн para que me insultes.

—No te insulto; estoy ponderando tus virtudes fнsicas. Y no me has engaсado un solo momento. їTъ crees que los hombres son tan locos, Scarlett? No debнas rebajar la fuerza y la inteligencia de tu antagonista. Yo no soy idiota. їCrees que no sй que has estado en mis brazos intentando hacerte la ilusiуn de que estabas en los de Ashley Wilkes?

Los ojos de ella se abrieron desmesuradamente y el miedo y el asombro se dibujaron en su rostro.

—Agradable cosa en verdad, aunque algo fantбstica. Como el estar tres en un lecho en que sуlo deben estar dos.

Rhett se encogiу ligeramente de hombros, hipу y riу burlonamente.

—ЎOh, sн, me has sido fiel porque Ashley no te ha querido! Pero yo no le hubiera negado tu cuerpo. Sй lo poco que valen los cuerpos, especialmente los de las mujeres. Pero le negarнa tu corazуn y tu querida, dura y obstinada alma. Йl no quiere tu alma, el muy idiota, y yo no quiero tu cuerpo. Puedo comprar los cuerpos de mujeres que quiera, y baratos. Pero quiero tu corazуn y tu alma, y nunca los tendrй. Lo mismo que tъ no tendrбs nunca la mente de Ashley. Y por eso es por lo que te compadezco.

Aun a travйs del miedo y del asombro, el sarcasmo de Rhett la hiriу.

—їCompadecerme... a mн?

—Sн, te compadezco porque eres muy chiquilla, Scarlett. Una chiquilla encaprichada con la luna. їQuй harнa una chiquilla con la luna si la consiguiese? їY quй harнas tъ con Ashley? Sн, me das lбstima, me da lбstima ver que tiras la felicidad con ambas manos e intentas alcanzar algo que nunca te harб feliz. Me das lбstima porque eres tan loca que no sabes que no puede haber felicidad mбs que cuando se juntan los que se parecen. Si yo me muriese, si Melanie se muriese y tuvieras, por fin, a tu honrado amante, їcrees que ibas a ser feliz con йl? ЎCielos! ЎNo! ЎNunca lo conocerнas, nunca sabrнas lo que estaba pensando, nunca lo comprenderнas, como no comprendes la mъsica, la poesнa, ni nada que no sea dуlares y centavos. He aquн por quй, esposa de mi alma, nosotros hubiйramos podido ser perfectamente felices si hubieras puesto en ello el menor interйs; porque nos parecemos tanto. Los dos somos unos bribones, Scarlett, y nada se nos pone por delante cuando queremos algo. Hubiйramos podido ser felices, Scarlett, porque yo te quiero y te conozco hasta la mйdula de los huesos, de un modo que Ashley no podrб conocerte nunca... Y te despreciarнa si te conociera. Pero no; te pasarбs la vida suspirando por un hombre a quien no puedes comprender. Y yo, vida mнa, seguirй suspirando por las prostitutas. Y me atrevo a decir que acertaremos mбs que muchos matrimonios.

La soltу de repente y volviу con pasos vacilantes hacia la botella. Por un momento, Scarlett permaneciу como si hubiera echado raнces, barajando los pensamientos en su mente tan rбpidamente, que no podнa detenerse en ninguno de eEos lo bastante para examinarlos. Rhett habнa dicho que la querнa. їLo pensaba realmente? їO era sencillamente que estaba borracho? їO bien serнa una de sus horribles burlas? Corriу como una flecha hasta el oscuro vestнbulo. ЎOh, si pudiese llegar a su cuarto! Se torciу el tobillo y la chinela casi se le saliу; cuando se detuvo para quitбrsela de un puntapiй, Rhett, corriendo silencioso como un indio, habнa llegado a su lado en la oscuridad. Sintiу sobre su cara su aliento cбlido y sus manos la rodearon rudamente, por debajo de la bata, en contacto con su piel desnuda.

—Me echaste fuera de tu alcoba, mientras le dabas caza. ЎPor Dios, que йsta es la noche en que va a haber dos en mi cama!

La balanceу en sus brazos y echу a correr con ella escaleras arriba. Le apretaba la cabeza contra su pecho; Scarlett percibнa el latir como de martillazos de su corazуn. Le hizo daсo y ella gritу ahogadamente, asustada. Йl subнa en la profunda oscuridad sin detenerse, y ella estaba loca de terror. Era un loco desconocido, y los rodeaban unas tinieblas que ella tambiйn desconocнa, mбs negras que la muerte. Parecнa que la muerte la llevase entre los brazos, lastimбndola. Scarlett chillу, ahogada contra йl, y йl, deteniйndose rбpidamente en el descansillo y volviйndola, se inclinу y la besу tan salvajemente, que borrу de su mente todo, excepto la oscuridad en la cual se hundнa y los labios que oprimнan los suyos... Rhett temblaba cual si lo sacudiese un fuerte viento, y sus labios, corriйndose desde los labios de ella adonde la bata se habнa soltado de su cuerpo, cayeron sobre su suave carne. Murmuraba cosas que ella no podнa oнr, sus labios evocaban sensaciones que nunca habнa experimentado. Ella era oscuridad y йl era oscuridad, y no habнan sido nunca nada hasta aquel momento; sуlo oscuridad, y los labios de йl sobre ella. Scarlett intentу hablar, pero la boca de Rhett estaba de nuevo en la suya. De repente, sintiу un estremecimiento salvaje, como nunca lo habнa sentido, alegrнa, miedo, excitaciуn, rendiciуn a los brazos que eran demasiado fuertes, a los labios demasiado magulladores, al destino demasiado arrollador. Por primera vez en su vida sentнa a alguien mбs fuerte que ella, alguien a quien no podнa dominar ni romper, alguien que la estaba dominando, con quien no podнa jugar. Sin saber cуmo, sus brazos rodearon el cuello de Rhett y sus labios temblorosos buscaron los de йl, mientras ambos subнan, subнan en la oscuridad, una oscuridad que era suave, acariciadora y envolvente.

Cuando Scarlett se despertу a la maсana siguiente, Rhett se habнa marchado y, a no ser por la almohada arrugada que ella tenнa a su lado, hubiera podido creer los acontecimientos de la pasada noche un sueсo salvaje y absurdo. Al recordarlos se puso como la grana y, cubriйndose con las ropas de la cama, permaneciу baсada por la luz del sol, procurando analizar las impresiones que se mezclaban en su mente.

Dos cosas resultaban evidentes. Habнa vivido durante aсos con Rhett, dormido con йl, comido con йl, disputado con йl, dado a luz a su hija y, a pesar de todo, aъn no lo conocнa. El hombre que la habнa llevado en sus brazos escaleras arriba, en la oscuridad, era un extraсo cuya existencia ni siquiera habнa sospechado. Y ahora, aunque intentaba odiarlo, indignarse, no lo conseguнa. La habнa humillado e insultado, habнa abusado de ella brutalmente durante toda una noche salvaje y loca, y ella lo habнa soportado con alegrнa.

ЎOh, debнa avergonzarse, debнa estremecerse al simple recuerdo de la cбlida, enervante oscuridad! Una dama, una verdadera dama, no podrнa nunca levantar la cabeza despuйs de una noche semejante. Pero mбs fuerte que la vergьenza era el recuerdo de la locura, del йxtasis de la rendiciуn. Por primera vez en su vida se habнa sentido poseнda, habнa sentido una pasiуn tan avasalladora y primitiva como el miedo que experimentara el dнa que huyу de Atlanta, tan enloquecedoramente dulce como el odio frнo con que habнa matado al yanqui.

Rhett la amaba. Al menos habнa dicho que la amaba. їY cуmo iba a poder dudarlo ahora? ЎQuй extraсo y asombroso, y quй increнble que la amase ese salvaje extraсo, con el cual habнa vivido tan frнamente! No estaba muy segura del efecto que le producнa tan revelaciуn, pero cuando se le ocurriу la idea se echу a reнr de repente a carcajadas. ЎAsн que йl la querнa y era suyo por fin! Casi habнa olvidado su anterior deseo de entregarle su amor, de modo que pudiera tener el lбtigo levantado sobre aquella insolente cabeza negra. Ahora volviу aquel deseo, produciйndole gran satisfacciуn. Por una noche, йl la habнa tenido a su merced; pero ahora ella conocнa el punto vulnerable de su armadura. De ahora en adelante lo llevarнa por donde quisiese. Durante mucho tiempo ella se habнa dolido bajo sus burlas, pero ahora lo tenнa a йl en una situaciуn donde podнa hacerle saltar a travйs de cualquier aro que se le antojase. Cuando pensу en volverlo a ver de nuevo cara a cara, a plena luz, se sintiу dominada por un azoramiento y una nerviosidad que envolvнan un excitante placer.

«Estoy nerviosa como una novia —pensу— y por culpa de Rhett. » Y ante esa idea empezу a reнr como loca.

Pero Rhett no vino a comer ni ocupу su sitio en la mesa a la hora de la cena. Pasу la noche, una noche larguнsima en la que lo esperу despierta hasta el alba, con los oнdos en tensiуn, para oнr su llave en la cerradura. Pero Rhett no volviу. Cuando transcurriу el segundo dнa sin saber ni una palabra de йl, sintiуse frenйtica de desesperaciуn y de miedo. Pasу por el Banco, pero no estaba allн. Fue al almacйn y estuvo muy severa con todo el mundo. Cada vez que la puerta se abrнa para dar paso a un cliente, miraba, temblando, con la esperanza de que fuese Rhett. Fue al depуsito de madera y estuvo impertinente con Hugh, hasta que йste, para librarse de ella, se escondiу detrбs de una de las pilas de madera. Pero Rhett tampoco fue a buscarla allн.

No podнa humillarse a preguntar a los amigos si lo habнan visto. No podнa hacer indagaciones entre los criados para averiguar noticias suyas, aunque se daba cuenta de que estaban enterados de algo que ella desconocнa. Los negros lo sabнan siempre todo. Mamita, durante aquellos dos dнas, estaba casi siempre silenciosa, miraba a Scarlett con el rabillo del ojo, pero no decнa nada. Transcurrida la segunda noche, Scarlett decidiу acudir a la policнa; tal vez le hubiese ocurrido algъn accidente. Quiйn sabe si el caballo lo habнa tirado y estarнa abandonado en el fondo de una zanja. Acaso... —Ўoh, quй pensamiento tan horrible! — acaso estarнa muerto...

A la maсana siguiente, cuando, acabado el desayuno, estaba en su habitaciуn poniйndose el sombrero, oyу en la escalera pasos ligeros, y, loca de alegrнa, se dejу caer en el lecho. Rhett entrу en la alcoba; iba reciйn afeitado, bien cortado el pelo, arreglado, y no estaba borracho, pero tenнa los ojos inyectados en sangre y el rostro congestionado por la bebida. La saludу con la mano y le dijo:

—ЎHola!

їCуmo podнa un hombre presentarse diciendo: «ЎHola! », despuйs de haberse pasado dos dнas sin aparecer por casa ni dar la menor explicaciуn? їCуmo podнa estar tan tranquilo tras el recuerdo de una noche como la que habнan pasado? No podнa, no podнa, a menos que... El terrible pensamiento se apoderу de su mente... A menos que noches como aquйlla fuesen una cosa corriente para йl. Durante un rato no fue capaz de hablar; olvidу todos los remilgos y sonrisas con que habнa pensado recibirlo. Rhett ni siquiera se acercу a ella para darle su acostumbrado beso, sino que se quedу mirбndola con una mueca, en la mano el cigarrillo que estaba fumando.

—їDуnde has estado? —No me digas que no lo sabes. Estoy seguro de que a estas horas toda la ciudad estб enterada. Tal vez todos lo sepan menos tъ. Ya sabes el viejo adagio: la mujer es siempre la ъltima que se entera.

—їQuй quieres decir?

—Yo creн que despuйs de haber estado la policнa anteanoche en casa de Bella.

—Bella... Esa mujer... їHas estado con...?

—Naturalmente. їEn quй otro sitio podнa estar? Espero que no habrбs estado preocupada por culpa mнa.

—Fuiste de mн a... ЎOh!

—Vamos, vamos, Scarlett, no juegues a la mujer engaсada. Hace mucho tiempo que debнas estar enterada de lo de Bella.

—Fuiste de mн a ella, despuйs, despuйs...

—ЎOh, eso...!

Hizo un gesto de despreocupaciуn.

—Se me habнa olvidado. ЎMis excusas por mi conducta la ъltima vez que nos vimos! Estaba muy bebido, como seguramente sabes. Y me sacaron de quicio tus innumerables encantos. No creo necesario enumerarlos.

De repente, a Scarlett la acometieron deseos de echarse a llorar, de tenderse en la cama y sollozar interminablemente. Rhett no habнa cambiado, nada habнa cambiado, y ella habнa sido una estъpida, una idiota, ana candida, dejбndose engaсar, creyйndose que йl la querнa. Todo habнa sido una de sus repugnantes bromas de borracho. La habнa cogido y habнa abusado de eЬa estando borracho, exactamente igual que hubiera hecho con cualquier mujer de casa de Bella. Y ahora volvнa insultante, sardуnico, inaccesible. Devorу sus lбgrimas y se rehнzo. Йl no debнa saber nunca, nunca, lo que ella habнa llegado a pensar. ЎCуmo se reirнa si lo supiese! No, no lo sabrнa jamбs. Lo mirу de repente y sorprendiу la vieja expresiуn tan desconcertante. Era una expresiуn expectante, aguda, ansiosa, como si dependiera de sus palabras, como si esperase que fueran lo que йl deseaba. ЎComo que iba a ser tan tonta para decirle algo de que pudiera reнrse! ЎDe ningъn modo! Enarcу las oscuras cejas en un gesto frнo.

—Claro que siempre habнa sospechado lo que eran tus relaciones con esa persona.

—їSospechado nada mбs? їPor quй no preguntбrmelo y satisfacer tu curiosidad? Te lo hubiera dicho: he vivido con ella siempre desde el dнa en que Ashley Wilkes y tъ decidisteis que debнamos tener habitaciones aparte.

—їTienes el descaro de estar ahн y alardear conmigo, tu mujer, de que...

—ЎOh! Ahуrrame tu indignaciуn. Nunca te ha importado un ardite lo que yo hiciera, siempre que pagara las cuentas. Y sabes de sobra que ъltimamente no he sido ningъn бngel. Y en cuanto a lo de ser mi mujer... no has sido gran cosa mi mujer desde que llegу Bonnie. їNo es verdad? No ha sido un negocio excelente para mн, Scarlett. Bella ha sido mucho mejor inversiуn.

—їInversiуn? їQuieres decir que le has dado...

—Que la he instalado; es la expresiуn correcta, creo yo. Bella es una gran mujer. Yo deseaba que llegase a ser algo, y lo ъnico que necesitaba era dinero para montar un negocio propio. Ya sabes los milagros que una mujer puede hacer con algo de dinero. Si no, fнjate lo que has hecho tъ.

—їVas a compararme?

—Quiero decir que las dos sois mujeres de cabeza privilegiada para los negocios y ambas habйis tenido йxito. Bella te lleva ventaja, pues es un ser de buen corazуn y buenos instintos...

—ЎSal inmediatamente de aquн!

Йl se apoyу contra la puerta, levantando burlonamente las cejas. їCуmo podнa insultarla de aquel modo?, pensу Scarlett, llena de rabia y de dolor. Se desviaba de su camino por el placer de herirla y humillarla. Y ella se estremeciу pensando en cуmo habнa deseado que volviera a casa, mientras йl estaba bebiendo y vociferando con la policнa en un prostнbulo.

—Sal de esta habitaciуn y no vuelvas a poner los pies en ella. Ya te lo habнa dicho una vez antes y no has sido lo bastante caballero para comprenderlo. De ahora en adelante cerrarй con llave.

—No te molestes.

—Cerrarй con llave. Despuйs de lo que hiciste la otra noche... tan borracho, tan repugnante...

—Vamos, querida; no tan repugnante, seguramente.

—Vete.

—No te molestes, ya me voy. Y te prometo que no volverй a molestarte. Esto es el final. Y ahora se me ocurre que si mi infame conducta es para ti imposible de soportar, me avendrй al divorcio. Sencillamente, dame a Bonnie y no pondrй ningъn obstбculo.

—No tengo la intenciуn de deshacer la familia con un divorcio.

—Buena prisa te darнas a deshacerla si Melanie hubiese muerto. їVerdad? Me da vйrtigos el pensar lo de prisa que te divorciarнas en ese caso.

—їQuieres marcharte?

—Sн, me voy. Es precisamente para decнrtelo para lo que he vuelto a casa. Me voy a Charleston y a Nueva Orleбns y... Bueno, una excursiуn bastante larga. Me marcho hoy.

—ЎOh!

—Y me llevo a Bonnie. Dile a esa loca de Prissy que arregle sus cosas. Me llevo a Prissy tambiйn.

—Nunca te llevarбs a mi hija de esta casa.

—Es mi hija tambiйn, seсora Butler. Me figuro que no te opondrбs a que lleve a mi hija a Charleston a ver a su abuela.

—ЎAl diablo su abuela! їCrees que voy a dejar que te lleves a esa criatura, cuando te emborracharбs todas las noches y lo mбs probable es que la lleves a casas como la de Bella Watling?...

Йl tirу violentamente el cigarrillo, que humeу sobre la alfombra, mientras el olor de la lana quemada se agarraba a la garganta. En un instante estuvo al otro lado de la habitaciуn junto a Scarlett, con el rostro ensombrecido por la ira.

—Si fueras hombre, te retorcerнa el pescuezo para castigarte por esas palabras. Como no lo eres, lo ъnico que puedo hacer es obligarte a cerrar la boca. Crees que no quiero a Bonnie, que la voy a Uevar donde... ЎA mi hija! ЎSanto Dios! Estбs loca. ЎY presumir tъ de madre ejemplar! ЎPero si una gata es mejor madre que tъ! їQuй has hecho tъ nunca por tus hijos? Wade y Ella te tienen verdadero pбnico, y si no fuera por Melanie no sabrнan lo que significa cariсo y afecto. Pero a Bonnie, a mi Bonnie, їcrees que no soy capaz de cuidarla mucho mejor que tъ? їCrees que te voy a dejar que la intimides y destroces su carбcter como has hecho con Wade y con Ella? ЎCielos! ЎDe ningъn modo! Tenla preparada y lista para que me la lleve dentro de una hora, o te advierto que lo que ocurriу la otra noche serнa gloria comparado con lo que ocurrirнa ahora. Siempre he pensado que una buena tunda con un lбtigo de cochero te harнa un bien enorme.

Girу sobre sus talones antes de que ella pudiera hablar y saliу de la habitaciуn rбpidamente. Le oyу atravesar el vestнbulo hacia el cuarto de los niсos y abrir la puerta. Se escuchу una alegre algarabнa de voces infantiles y la de Bonnie que dominaba la de Ella.

—Papaнto, їdуnde has estado?

—Cazando conejos para envolver a mi Bonnie con su piel. Dale un beso a tu novio, Bonnie, y tъ tambiйn, Ella.

—Querida mнa, no necesito ninguna explicaciуn ni quiero oнrla —dijo Melanie enйrgicamente, al tiempo que ponнa un dedo sobre los labios de Scarlett, deteniendo sus palabras—. Te insultas a ti misma, a Ashley y a mн, sуlo con suponer que haya necesidad de una explicaciуn entre nosotros. ЎPero si los tres hemos sido como soldados que han luchado juntos contra el mundo entero durante aсos! ЎMe avergьenza que puedas pensar que comadreos absurdos pueden separarnos! їCrees que puedo pensar que tъ y mi Ashley...? ЎQuй ocurrencia! їNo comprendes que te conozco mucho mejor que nadie en el mundo te conoce? їCrees que he olvidado todas las cosas que has hecho por Ashley, y por Beau, y por mн?... Todo, desde salvar mi vida hasta impedir que muriйramos de inaniciуn. їCrees que puedo olvidarme de ti haciendo aquellos duros surcos detrбs del caballo del yanqui, con los pies casi desnudos y las manos llenas de ampollas, sencillamente para que el bebй y yo tuviйramos quй comer, y al mismo tiempo creer de ti cosas tan horribles? No quiero que me digas ni una sola palabra, Scarlett. Ni una sola.

—Pero...

Scarlett balbuceу y se detuvo.

Hacнa una hora que Rhett, con Bonnie y con Prissy, habнa salido de la ciudad, y el abandono se habнa unido a la ira y a la vergьenza. El recuerdo de lo de Ashley y la defensa de Melanie eran mбs de lo que podнa soportar. Si Melanie hubiera dado crйdito a India y a Archie, si la hubiera echado de la reuniуn o, sencillamente, si la hubiera recibido con frialdad, entonces podrнa haber mantenido la cabeza erguida y haber luchado con todas las espadas de su panoplia. Pero ahora, con Melanie que se colocaba entre ella y la ruina social, que se interponнa como una fina y brillante hoja, con confianza y ardor en sus ojos, no cabнa honradamente mбs que confesar toda la verdad. Sн, decirlo todo, desde el lejano comienzo en el porche de Tara.

Se sentнa impulsada por una conciencia que, aunque largo tiempo dormida, aъn podнa despertar, una estricta conciencia catуlica. «Confiesa tus pecados y haz penitencia de ellos con dolor y contriciуn», le habнa dicho Ellen un millar de veces. Y, en aquella crisis, la educaciуn religiosa que Ellen le habнa dado parecнa volver a ella y apoderarse de su alma. Confesarнa, sн, absolutamente todo, cada palabra, cada mirada, aquellas pocas caricias, y entonces Dios aliviarнa su dolor y le darнa la paz. Y, como penitencia, la vista del rostro de Melanie, cambiando del profundo cariсo y confianza al horror incrйdulo y a la repulsiуn. ЎOh, serнa una penitencia demasiado terrible tener que vivir el resto de su vida recordando la expresiуn de Melanie, sabiendo que Melanie conocнa toda la bajeza, la mezquindad, la deslealtad, la hipocresнa que habнa en ella!

En otros tiempos, la idea de lanzar, insultante,, la verdad al rostro de Melanie y gozar viendo derrumbarse su paraнso habнa sido una idea que la llenaba de felicidad, y le parecнa que tal satisfacciуn podнa compensar todo cuanto ese gesto pudiese hacerle perder. Pero ahora todo habнa cambiado por completo, y no habнa nada mбs allб de sus deseos. їCуmo habнa cambiado asн? No lo sabнa. Era demasiado grande el tumulto de ideas opuestas que luchaban en su mente, para poder discernir. Scarlett sуlo se daba cuenta de que asн como un dнa habнa deseado que su madre continuara creyйndola buena y de corazуn puro, asн ahora deseaba apasionadamente conservar la elevada opiniуn que de ella tenнa Melanie. Sуlo sabнa que no le importaba lo que el mundo pensara de ella, ni lo que Ashley o Rhett pensasen; pero Melanie debнa seguir considerбndola exactamente como siempre la habнa considerado.

La espantaba decir a Melanie la verdad; pero uno de sus honrados instintos se despertу, un instinto que no le permitнa presentarse con falsos colores ante la mujer que habнa luchado por ella. Por eso aquella maсana, en cuanto Rhett y Bonnie salieron de casa, habнa corrido a la de Melanie.

Pero a las primeras palabras atropelladas: «Melanie, tengo que explicarte lo del otro dнa», Melanie la habнa interrumpido imperiosa. Scarlett, mirando avergonzada los negros ojos que lanzaban destellos de amor y de ira, comprendiу, con el corazуn destrozado, que no poseerнa nunca la paz y la tranquilidad que siguen a una buena confesiуn. Melanie, de una vez para siempre, habнa deshecho el plan de conducta que Scarlett habнa trazado. Con una de las mбs sanas emociones que sintiera jamбs, comprendiу Scarlett que aliviar su torturado corazуn serнa un rasgo del mбs refinado egoнsmo. Descargarнa su corazуn echando la carga sobre el de una persona inocente y confiada. Tenнa con Melanie una deuda por la lealtad con que la habнa defendido, y esa deuda sуlo podнa pagarla con el silencio. ЎQuй cruel pago hubiera sido destrozar la vida de Melanie haciйndole saber que su marido no le era fiel y que su amiga mбs querida era la culpable de ello!

«No puedo decнrselo —pensу con desconsuelo—. Nunca, aunque la conciencia me mate. » Recordу entonces la observaciуn de Rhett en su borrachera: «No puede concebir el deshonor en alguien a quien ama... ЎQue йsa sea tu cruz! ».

Sн, йsa serнa su cruz hasta que muriese: el guardar con ella tan terrible silencio, llevar el cilicio de la vergьenza, sentir sus pinchazos a cada mirada cariсosa, a cada gesto que Melanie hiciese a travйs de los aсos; dominar para siempre el impulso de gritarle: «No seas tan buena, no luches por mн; no lo merezco».

«Si no fuera tan loca, tan cariсosa, tan confiada, tan inocente, esto no serнa tan duro —pensaba desesperada—. He soportado muchas cargas, pero йsta va a ser la mбs pesada, la mбs amarga que he llevado jamбs. »

Melanie estaba sentada delante de ella en una sillita baja; con los pies apoyados en una butaca, tan altos, que sus rodillas sobresalнan; una postura infantil, que ndse hubiera permitido de no estar dominada por la ira hasta el punto de olvidar las conveniencias. Estaba zurciendo un gran desgarrуn en una prenda y manejaba la brillante aguja tan furiosamente como manejarнa la espada en un duelo.

Si hubiera sido Scarlett la que estuviera poseнda de semejante indignaciуn, habrнa pateado y rugido como Geraнd en sus mejores dнas, poniendo a Dios por testigo de la duplicidad y villanнa de los hombres y balbuciendo juramentos de sangrienta venganza. Pero sуlo con el movimiento de la reluciente aguja y el fruncimiento de las cejas demostraba Melanie que estaba hirviendo interiormente. Su voz era frнa y las palabras salнan con trabajo de sus labios como le ocurrнa usualmente. Pero las palabras que pronunciaba eran extraсas a Melanie, que rara vez emitнa una opiniуn y nunca una observaciуn malйvola. Scarlett se dio cuenta de repente de que los Wilkes y los Hamilton eran capaces de furias iguales o mayores que las que caracterizaban a los O'Hara.



  

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