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QUINTA PARTE 2 страница



—ЎQuй tonta es la gente joven! ЎIr a verlos! —dijo la seсora Merriwether con su robusto seno hinchado de indignaciуn al recordar lo rudamente que Scarlett habнa recibido su consejo sobre su matrimonio con Rhett—. Mi Maribella es tan boba como su Fanny. Dice que ella y Rene irбn a verlos, porque el capitбn Butler salvу de la horca a Rene. Y yo le digo que, si Scarlett no se hubiera expuesto, Rene nunca hubiera estado en peligro. Y el viejo Merriwether tambiйn piensa ir, y habla como chocheando, y dice que estб muy agradecido a ese bandido, aunque yo no se lo estй. Creo que desde que Merriwether padre ha estado en casa de esa mujer, la Watling, no hace mбs que tonterнas. ЎIr a verlos! Yo, desde luego, no pienso ir. Scarlett se ha colocado fuera de la ley al casarse con ese hombre. Ya estaba bastante mal que durante la guerra especulara e hiciera dinero explotando nuestra hambre; pero ahora, que estб a partir un piсуn con las gentes dudosas y los scallawags, y es amigo, verdaderamente amigo, de ese ente odioso, el gobernador Bullock... ЎId a verlos!

La seсora Bonnel suspirу. Era una mujercita pequeсa, regordeta morena, con una carita muy alegre.

—Irбn a verlos una sola vez por cumplido, Dolly. Yo no los encuentro tan merecedores de crнtica. He oнdo decir que todos los hombres que salieron aquella noche piensan ir a visitarlos y creo que deben hacerlo. Despuйs de todo, parece mentira que Scarlett sea la ija de su madre. Fui al colegio con Ellen Robillard en Savannah;

habнa muchacha mбs encantadora que ella; yo la querнa mucho. Si su padre no se hubiera opuesto a su boda con su primo Filip ibillard! No habнa nada que decir del muchacho; todos los chicos: en alguna barrabasada. Pero Ellen tuvo que dejarlo y casarse el viejo O'Hara y tener una hija como Scarlett. Verdaderamente, me parece que voy a ir a verla por una vez. Aunque sуlo sea por la memoria de Ellen.

—ЎTonterнas sentimentales! —refunfuсу la seсora Merriwether enfadada—. Cathleen Bonnel, їvas a ir a visitar a una mujer que se casу un aсo escaso despuйs de la muerte de su marido, una mujer...?

—Y realmente ella matу al seсor Kennedy —interrumpiу India.

Su voz era frнa y amarga. Cada vez que pensaba en Scarlett le resultaba difнcil ser comedida, recordando siempre a Stuart Tarleton.

—Yo siempre he creнdo que entre ella y ese Butler habнa ya antes de la muerte de Kennedy mucho mбs de lo que la gente sospechaba. Antes de que las seсoras se hubieran recobrado de su escandalizado asombro ante semejante declaraciуn, y mucho mбs de oнr a una muchacha soltera mencionar ese tema, Melanie estaba de pie en el umbral. Tan enfrascadas habнan estado en su comadreo, que no habнan oнdo su ligero paso, y ahora, al enfrentarse con su anfitriona, parecнan niсas habladoras sorprendidas por la maestra. La alarma se aсadiу a la consternaciуn al ver el cambio que se habнa operado en el rostro de Melanie. Estaba roja de justa indignaciуn, sus dulces ojos despedнan chispas, las aletas de la nariz le temblaban. Nadie habнa visto nunca a Melanie enfadada; ni una seсora de las presentes la habrнa creнdo capaz de irritarse. Todas la querнan, y pensaban que era la mбs dulce y manejable de las mujeres, deferente con las personas mayores y sin opiniones propias.

—їCуmo te atreves, India...? —preguntу con voz baja y estremecida—. їAdonde te va a llevar la envidia? ЎQuй vergьenza! El rostro de India se puso pбlido. No obstante, levantу la cabeza.

—No me retracto de nada —dijo con brevedad, aunque su mente ardнa.

«їEstoy celosa? », se preguntaba. Con el recuerdo de Stuart Tarleton, y Honey, y Charles, їno tenнa motivos mбs que sobrados para estar celosa de Scarlett? їNo tenнa razones para odiarla, ahora que tenнa la sospecha de que tambiйn a Ashley lo habнa envuelto en sus redes? Y pensу: «ЎSi yo te dijera todo lo que sй de Ashley y tu preciosa Scarlett! ». India se sentнa vacilante entre el deseo de proteger a Ashley con su silencio y el de desenmascararlo contando a Melanie y al mundo entero todas sus sospechas. Eso obligarнa a Scarlett a dejar en paz a Ashley. Pero no era el momento oportuno. No sabнa nada definido; sуlo sospechaba.

—No me retracto de nada —repitiу.

—Entonces es una suerte que ya no vivas bajo mi techo —dijo Melanie con frнo tono.

India se puso en pie de un sao y toda la sangre afluyу a su rostro.

—Melanie, tъ que eres mi cuсada, їvas a pelearte conmigo por esa mala pieza?

—Scarlett tambiйn es cuсada mнa —dijo Melanie, mirando a India a los ojos como si se tratara de una extraсa— y mбs querida para mн que una hermana de sangre pudiera serlo. Si tъ olvidas tan fбcilmente los favores que me ha hecho, yo no los puedo olvidar. Se quedу conmigo durante el sitio, cuando todo el mundo se habнa ido, cuando hasta tнa Pitty habнa huido a Macуn. Llevу a mi hijito en mi lugar cuando los yanquis estaban casi en Atlanta y arrostrу conmigo y con Beau todo aquel espantoso viaje a Tara cuando podнa haberme dejado aquн en el hospital expuesta a que los yanquis me capturasen. Me dio de comer aunque ella pasara hambre y me cuidу aunque ella estuviera cansada. Como yo estaba enferma y dйbil, tenнa el mejor colchуn de Tara. Cuando pude andar, tuve el ъnico par de zapatos que habнa usable. Tъ, India, puedes olvidar todas estas cosas que Scarlett hizo por mн; pero yo no puedo. Y cuando Ashley llegу a casa enfermo, desanimado, sin un hogar, sin un cйntimo en el bolsillo, ella lo recibiу como una hermana. Y, cuando creнmos que tendrнamos que marchar al Norte y nos destrozaba el corazуn abandonar Georgia, llegу Scarlett y le dio la direcciуn de las serrerнas. Y el capitбn Butler salvу la vida a Ashley por pura bondad de corazуn. Indudablemente no tenнa por quй hacer nada por Ashley. Y yo estoy agradecida, agradecidнsima a Scarlett y al capitбn Butler. Pero tъ, India, їcуmo puedes olvidar los favores que Scarlett nos ha hecho a mн y a Ashley? їCуmo puedes apreciar la vida de tu hermano en tan poco como para levantar calumnias al hombre que la salvу? Si te presentaras de rodillas ante el capitбn Butler y Scarlett no serнa bastante.

—Vamos, Melanie —dijo la seсora Merriwether, que ya habнa recobrado la serenidad—. Йsa no es una manera muy correcta de hablar a India.

—Ya oн lo que dijo usted tambiйn de Scarlett —exclamу Melanie lanzбndose contra la obesa seсora con el ademбn de un duelista, habiendo arrancado el acero del cuerpo de un antagonista vencido, se revuelve, furioso, contra otro—. Y usted tambiйn, seсora Elsing. Lo que piensen de ella en sus mezquinas mentes me importa poco; pero lo que digan de ella en mi propia casa y al alcance de mi oнdo, eso es asunto mнo. їCуmo pueden siquiera pensar cosas tan terribles, y mucho menos decirlas? їLes son sus maridos tan poco queridos que lo mismo les da verlos muertos o vivos? їTan poca gratitud sienten hacia el hombre que los salvу, y que los salvу con riesgo de su propia vida? Los yanquis lo habrнan creнdo fбcilmente miembro del Klan, si hubiera llegado a saberse la verdad. Lo hubieran ahorcado. Pero йl se arriesgу por los maridos de todas. Por su padre polнtico, seсora Merriwether, y por su hijo polнtico y sus dos sobrinos tambiйn. Y por su hermano, seсora Bonnel; y por su hijo polнtico, seсora Elsing. ЎIngratas, eso es lo que son ustedes! Exijo una retractaciуn de todas.

La seсora Elsing estaba en pie, guardando su labor en la cestita.

—Si alguien me hubiera dicho que podнas ser tan mal educada, Melanie... No, no me retractarй. India tiene razуn. Scarlett es una desahogada, una mala pйcora. No puedo olvidar cуmo se portу durante la guerra. Y no puedo olvidar lo impertinente que se puso en cuanto tuvo un poco de dinero.

—Lo que no puede usted olvidar —dijo Melanie, poniйndose en jarras— es que despidiese a Hugh porque no le pareciу a propуsito para dirigir las serrerнas.

—ЎMelanie! —gimiу un coro de voces.

La seсora Elsing irguiу la cabeza, precipitбndose hacia la puerta. Con la mano en el picaporte, se detuvo y, volviйndose:

—Melanie —dijo con voz emocionada—, esto me destroza el corazуn, cariсo. He sido la mejor amiga de tu madre. Yo ayudй al doctor Meade a traerte a este mundo y te quiero como si fueras mi hija. Si fuera por algo que valiera la pena, no me serнa tan duro oнrte hablar asн. Pero por una mujer como Scarlett O'Hara, que no tendrнa el menor reparo en hacerte una mala pasada, lo mismo a ti que a cualquiera de nosotras...

A las primeras palabras, los ojos de Melanie se llenaron de lбgrimas; pero volvieron a adquirir la expresiуn de ira al terminar de hablar.

—Que todas lo tengan por bien entendido —dijo—. Aquella de ustedes que no vaya a visitar a Scarlett, no tiene por quй volver a visitarme a mн jamбs.

Hubo grandes murmullos de voces y confusiуn al levantarse las seсoras. La seсora Elsing dejу caer al suelo su cesta de labor y volviу a entrar en la habitaciуn con su moсo postizo todo torcido.

—ЎNo puedo admitirlo, no puedo admitirlo! —gritу—. Estбs fuera de tino, Melanie, y no te considero responsable de tus palabras. Serбs siempre mi amiga y yo lo serй tuya. Me niego a dejar que esto se interponga entre nosotras.

Estaba llorando y, sin saber cуmo, Melanie se encontrу en sus brazos, llorando tambiйn, pero declarando entre sollozos que mantenнa absolutamente todo cuanto habнa dicho. Varias otras seсoras se echaron a llorar, y la seсora Merriwether, sonбndose estruendosamente, estrechу en un mismo abrazo a Melanie y a la seсora Elsing. Tнa Pitty, que habнa contemplado aterrada toda la escena, cayу de pronto al suelo, en uno de los pocos desmayos autйnticos que habнa sufrido jamбs. Entre tanta lбgrima, confusiуn, besos, tanto precipitarse a buscar sales y el frasco de brandy, sуlo un rostro permaneciу tranquilo y unos ojos secos. India Wilkes se marchу sin que nadie se diera cuenta.

El abuelo Merriwether, que se encontrу unas horas despuйs en el cafй «La Hermosa de Hoy», a tнo Henry Hamilton, le relatу los acontecimientos, que йl conocнa por la seсora Merriwether. Se lo contу con delicia, pues estaba entusiasmado de que alguien hubiera tenido el valor de hacer ceder a su terrible nuera. Desde luego, йl se sentнa incapaz.

—Bien, y їquй decidiу por fin ese montуn de locas? —preguntу, irritado, tнo Henry.

—No estoy muy seguro —dijo el abuelo—. Pero creo que Melanie ganу totalmente este primer encuentro. Apostarнa a que todas esas seсoras irбn a ver a Scarlett al menos una vez. La gente harнa cualquier cosa por esa sobrina suya, Henry.

—Melanie es una loca, y esas seсoras tenнan razуn. Scarlett es una buena pieza y nunca he comprendido cуmo Charles se casу con ella —dijo bruscamente tнo Henry—. Pero, por otra parte, Melanie tiene razуn tambiйn. Es de rigor que las familias de los hombres a quienes el capitбn Butler salvу la vida vayan a visitarlos. Mirбndolo bien, a mн no me resulta tan mal el capitбn Butler. Demostrу ser un hombre inteligente el dнa que nos salvу la cabeza. Es a Scarlett a la que no puedo tragar. De todos modos, irй a visitarlos. Scarlett es sobrina mнa por alianza, despuйs de todo. Estoy tentado de ir esta misma tarde.

—Irй con usted, Henry. Dolly se va a poner como para que la aten cuando se entere de que ya he ido. Espere que beba otra copa.

—Vamos a brindar por el capitбn Butler. Hay que decir en honor suyo que siempre ha sido un buen catador.

Rhett habнa dicho que la Vieja Guardia no se rendirнa nunca, y tenнa razуn. Conocнa el escaso valor de las pocas visitas que les habнan hecho. Las familias de los hombres que habнan tomado parte en la desgraciada salida del Klan les hicieron la primera visita, pero volvieron con poca frecuencia. Y desde luego no invitaron a los Butler a sus casas.

Rhett decнa que no hubieran ido ni una sola vez a no ser por miedo a la cуlera de Melanie. Scarlett no podнa imaginar de dуnde йl habнa sacado semejante idea, pero la rechazу con el desprecio que merecнa. їQuй influencia iba a tener Melanie sobre gente como la seсora Elsing y la Merriwether? El que no volviesen la molestу muy poco; en realidad no notу demasiado su ausencia, pues sus salones estaban desbordantes de invitados de otra categorнa. «Gente nueva» los llamaban los verdaderos atlantinos, cuando no les aplicaban nombres menos corteses.

Habнa en el Hotel Nacional mucha gente nueva que, como Scarlett y Rhett, estaban esperando que sus casas quedasen terminadas. Eran personas alegres, adineradas, muy por el estilo de los amigos que Rhett tenнa en Nueva Orleбns: bien vestidos, gastadores, de antecedentes desconocidos. Todos eran republicanos y estaban en Atlanta por asuntos del Gobierno de los Estados. Lo que fuesen estos asuntos, Scarlett ni lo sabнa ni la preocupaba.

Rhett hubiera podido decirle exactamente de lo que se trataba: eran los mismos asuntos que tienen los cuervos con los animales muertos. Olнan la muerte desde lejos y acudнan infaliblemente para saciarse en los cadбveres. El Gobierno de Georgia habнa muerto, el Estado estaba desamparado y los aventureros se precipitaban sobre йl.

Las mujeres de los amigos de Rhett llegaban a visitarla en tropel, y lo mismo ocurrнa con la «gente nueva» que Scarlett habнa conocido cuando les vendiу el maderaje para su casas. Rhett decнa que habiendo tenido negocios con ellos debнa recibirlos, y habiйndolos recibido los encontrу muy agradable compaснa. Llevaban encantadores vestidos y nunca hablaban de la guerra, ni de los tiempos difнciles. Limitaban su conversaciуn a modas, escбndalos y whist. Scarlett nunca habнa jugado a los naipes y se entusiasmу con el whist, haciйndose en poco tiempo una excelente jugadora.

En cualquier sitio del hotel donde ella estuviera, la seguнa una multitud de jugadores de whist. Pero no podнan seguirla muy a menudo porque estaba demasiado ocupada con la construcciуn de su casa para dejarse agobiar por los visitantes. Preferнa aplazar sus actividades sociales para cuando йsta estuviese terminada y pudiese presentarse como la dueсa de la mansiуn mбs lujosa y la que mбs esplйndidas fiestas organizaba.

Durante los dнas largos y calurosos contemplу cуmo se elevaba su casa, de piedra roja y guijo gris, hasta llegar a dominar todas las demбs de Peachtree Street. Olvidados almacйn y serrerнas, pasaba el tiempo en el solar discutiendo con los carpinteros, rifiendo a los albaсiles, metiendo prisa al contratista. Viendo levantarse los muros pensaba con satisfacciуn que una vez terminada iba a resultar la casa mбs grande y hermosa de la ciudad. Serнa aъn mбs importante que el edificio inmediato que habнa sido adquirido por el Gobierno para residencia oficial del gobernador Bullock.

La residencia del gobernador era muy aparatosa, con maderas labradas en aleros y barandillas, pero la complicada labor de volutas de la casa de Scarlett dejaba chiquita a la residencia. Йsta tenнa salуn de baile, pero parecнa una mesa de billar al lado de la enorme habitaciуn que ocupaba todo el tercer piso de la casa de Scarlett. Para decirlo de una vez, la casa tenнa de todo mбs que la residencia y mбs que cualquier otro edificio de la ciudad; mбs cъpulas, y torrecillas, y torres, y balcones y tragaluces, y muchas mбs ventanas con vidrios de colores.

Una galerнa daba vuelta a toda la casa, y cuatro tramos de escalones en las cuatro fachadas del edificio conducнan a йl. El parque era amplio y lleno de verdor, y habнa esparcidos por йl bancos de hierro rъsticos, un cenador de armadura metбlica, cuya estructura, segъn habнan asegurado a Scarlett, era del mбs puro estilo gуtico; y dos grandes estatuas de hierro, un ciervo y un mastнn tan grandes como una jaca de Shetland. Estos dos animales de metal eran para Wade y Ella, un tanto asombrados del esplendor y de la sombrнa elegancia de su nuevo hogar, las dos ъnicas notas alegres y simpбticas.

El interior de la casa estaba decorado a gusto de Scarlett: alfombras grandes y gruesas que no dejaban desnudo ni un dedo de entarimado, cortinas de terciopelo rojo, y un moblaje de nogal de lo mбs moderno y lujoso, tallado donde hubiera una pulgada que tallar, y tapizado con una crin tan suave que las seсoras tendrнan seguramente que apoyarse en йl con sumo cuidado por temor a deslizarse y resbalar. Por todas partes habнa en las paredes grandes espejos de cuerpo entero y otros, mбs pequeсos, de marco dorado; tantos, decнa Rhett burlуn, como en el establecimiento de Bella Watling. Acб y allб se veнan grabados al acero con pesados marcos que Scarlett habнa encargado expresamente a Nueva York, de los cuales algunos medнan dos metros y medio de largo. Las paredes estaban cubiertas con lujoso papel oscuro, los techos eran altos y la casa siempre estaba sombrнa, pues las ventanas se hallaban materialmente escondidas tras colgaduras de terciopelo color ciruela que impedнan penetrar el sol.

En todo y por todo era una casa como para quedar mudo de asombro, y Scarlett, pisando las gruesas alfombras y hundiйndose en el abrazo de los suaves colchones de pluma, recordaba los suelos frнos, los duros catres de Tara, y se sentнa satisfecha. Ella estaba convencida de que era la casa mбs bonita y mбs elegantemente puesta que habнa visto; pero Rhett decнa que era una verdadera pesadilla; sin embargo, si eso la hacнa feliz que lo fuese enhorabuena.

—Un extraсo, sin necesidad de que nadie le dijese ni una palabra de nosotros, se darнa cuenta de que la casa ha sido edificada con dinero mal adquirido —dijo—. Porque mira, Scarlett, el dinero mal ganado nunca lleva a buen fin y esta casa no puede ser prueba mбs clara de la verdad del axioma. Es precisamente el estilo de casa que ha de edificar un especulador.

Pero Scarlett, desbordante de orgullo y felicidad y llena de planes de las diversiones que iba a organizar cuando estuviesen definitivamente instalados en la casa, se limitу a tirarle, juguetona, de una oreja, diciendo:

—ЎVamos, hombre!

Scarlett sabнa que a Rhett le gustaba provocarla con cualquier motivo. Y que si tomaba en serio sus burlas pasarнan la vida peleбndose. Y, como no le gustaban esas luchas de palabras porque siempre era ella la que llevaba las de perder, habнa decidido no atender nunca lo que йl decнa, y, cuando no tenнa mбs remedio que oнrle, entonces lo tomaba a broma, o por lo menos eso intentaba hacer.

Durante la luna de miel y la mayor parte de su estancia en el Hotel Nacional, habнan vivido juntos en buena armonнa; pero apenas se trasladaron a la nueva casa y Scarlett reuniу a su alrededor sus nuevas amistades empezaron a surgir entre ellos amargas peleas. Eran peleas breves, muy cortas, porque era imposible estar mucho tiempo peleбndose con Rhett, que parmanecнa frнamente indiferente ante sus exaltadas palabras y esperaba su oportunidad para acorralarla en un lugar sin defensa. Scarlett se peleaba; Rhett no. Se limitaba a exponer su inequнvoca opiniуn sobre ella, sus amigos, sus actos y su casa. Y algunas de estas opiniones eran de tal naturaleza que Scarlett no podнa desoнrlas por mбs tiempo ni tomarlas como bromas.

Por ejemplo: cuando decidiу cambiar el nombre de «Almacenes Generales de Kennedy» por otro mбs eufуnico y le pidiу que discurriese un tнtulo en el que entrase la palabra emporio, Rhett sugiriу: «Caveat Emporium»[29] asegurбndole que serнa un nombre mбs en consonancia con el gйnero de mercancнas que se vendнan en el almacйn. A Scarlett le parecнa que sonaba bien y hasta habнa llegado a hacer pintar la muestra, cuando Ashley Wilkes, bastante turbado, le tradujo su verdadero sentido. Y Rhett habнase reнdo locamente de la rabia de Scarlett.

Luego su modo de tratar a Mamita... Mamita no habнa cedido nunca ni una pulgada en su punto de vista de que Rhett era una mula con arneses de caballo; era cortйs con йl, pero frнa. Siempre le llamaba «capitбn Butler»; nunca «seсorito Rhett». No le hizo la menor reverencia cuando le regalу las enaguas encarnadas, y desde luego no se las puso nunca. Procuraba mantener a Wade y a Ella lo mбs distantes posible de йl, pese al hecho de que Wade adoraba al tнo Rhett y de que Rhett, indudablemente, tenнa mucho cariсo al chiquillo. Pero, en lugar de despedir a Mamita o ser seco o severo con ella, Rhett la trataba siempre con la mayor deferencia, con mucha mбs cortesнa que a ninguna de las seсoras amigas recientes de Scarlett.

Verdaderamente, con mucha mбs cortesнa que a la misma Scarlett. Siempre pedнa permiso a Mamita para llevar a Wade a pasear a caballo, y la consultaba antes de comprar muсecas para Ella. Y Mamita a duras penas se mostraba cortйs con йl.

Scarlett opinaba que Rhett debнa ser enйrgico con Mamita, como corresponde al jefe de la casa, pero Rhett se reнa, y decнa que Mamita era el verdadero jefe de la casa.

Puso furiosa a Scarlett diciйndole que se disponнa a sufrir mucho por ella, de allн a unos aсos, cuando el Gobierno republicano hubiera desaparecido de Georgia y los demуcratas estuvieran de nuevo en el poder.

—Cuando los demуcratas tengan un gobernador y una legislaciуn propia, todos tus nuevos amigos republicanos serбn barridos de la escena y los enviarбn a servir a un bar, o a despachar en un bazar de ropa vieja, que es de donde proceden, y tъ te encontrarбs abandonada. Sin un solo amigo, ni aristуcrata ni republicano. En fin, no hay que preocuparse del maсana.

Scarlett se riу y no sin razуn, pues por aquel entonces Bullock estaba bien firme en su sillуn de gobernador, veintisiete negros formaban parte del Parlamento y millares de los votantes demуcratas de Georgia estaban desterrados.

—Los demуcratas no volverбn nunca. Lo ъnico que hacen es excitar a los yanquis y alejar hasta lo infinito el dнa en que pudieran volver. Lo ъnico que hacen es hablar fuerte y reunirse en mнtines nocturnos.

—Sн, volverбn. Conozco a la gente del Sur. Conozco a los georgianos; son tercos y de cabeza muy dura. Si necesitan hacer otra guerra para volver, harбn otra guerra. Si tienen que comprar los votos de los negros como han hecho los yanquis, comprarбn los votos de los negros. Si tienen que hacer votar a diez mil muertos como hicieron los yanquis, todos los cadбveres de todos los cementerios de Georgia estarбn en las urnas. Las cosas se van a poner tan mal bajo la suave fйrula de nuestro buen amigo Rufus Bullock, que Georgia llegarб a arrojarlo al fin.

—Rhett, no digas vulgaridades —gritу Scarlett—. Hablas como si yo no me hubiera de sentir muy contenta de ver volver a los demуcratas. Y sabes que eso no es verdad. Me alegrarй muchнsimo de verlos volver. їCrees que me gusta ver a estos soldados por todas partes, recordбndome...? No puedes creer que me guste. Yo soy georgiana tambiйn. Me alegrarнa mucho de ver volver a los demуcratas, pero no ocurrirб asн; Ўnunca! Y, aunque volviesen, їen quй podrнa afectar eso a mis amigos? Seguirнan teniendo su dinero, їno es asн?

—Si saben guardarlo... Pero dudo de la habilidad de ninguno de ellos para conservar el dinero cinco aсos siquiera, dada la prisa que se dan en gastarlo. Son los dineros del sacristбn, que cantando se vienen y cantando se van. Su dinero no les harб ningъn provecho. Lo mismo que el mнo no te lo ha hecho a ti. Seguramente todavнa no ha hecho de ti un caballo. їNo es asн, mi linda mula?

La riсa que surgiу de esta ъltima observaciуn durу varios dнas. Despuйs del cuarto dнa de enfado de Scarlett y de sus silenciosas peticiones de una reparaciуn, Rhett se marchу a Nueva Orleбns llevбndose a Wade, a pesar de las protestas de Mamita, y estuvo allн hasta que a Scarlett se le pasу el berrinche. Pero la herida de que йl no hubiese querido humillarse a ella no se habнa cerrado.

Cuando Rhett volviу de Nueva Orleбns, frнo e inexpresivo, Scarlett devorу su indignaciуn lo mejor que pudo, relegбndola en su mente para volver a ocuparse de ella en otra ocasiуn. No querнa en aquellos momentos preocuparse con nada desagradable. Querнa ser feliz, pues su imaginaciуn estaba llena de los planes para la primera fiesta que pensaba dar en su nueva casa. Serнa un sarao monumental, con adornos de palmeras, una orquesta y todos los porches cubiertos de tapices, y una cena tal que de antemano se le hacнa la boca agua. A esta fiesta se proponнa invitar a toda la gente que conocнa en Atlanta, todos los antiguos amigos y todos los nuevos y encantadores que habнa conocido despuйs de volver de su viaje de novios. La emociуn de la fiesta le hizo olvidar el disgusto por la aspereza de Rhett, y se sentнa feliz mientras planeaba su fiesta, tan feliz como no se habнa sentido desde hacнa muchos aсos.

ЎQuй agradable era ser rica! Dar fiestas sin preocuparse del precio, comprar los muebles, los trajes, la comida mбs cara sin pensar nunca en la cuenta. Era maravilloso poder mandar unos billetitos de invitaciуn a tнa Eulalie y a tнa Pauline en Charleston y a Will en Tara. ЎOh, los locos envidiosos que decнan que el dinero no lo era todo! ЎQuй absurdo era Rhett al decir que el dinero no le habнa servido de nada!

Scarlett enviу invitaciones a todos sus amigos y conocidos, viejos y nuevos, aun a aquellos que no le eran gratos. No exceptuу ni siquiera a la seсora Merriwether, que habнa estado tan seca con ella cuando fue a visitarla al Hotel Nacional, ni a la seсora Elsing, que habнa estado frнa como el hielo. Invitу a la seсora Meade y a la seсora Whiting, que sabнa que no la apreciaban y que se verнan en un apuro por no tener vestido para asistir a una reuniуn tan elegante. La inauguraciуn de los salones de Scarlett, o «apretujadero», como se habнa puesto de moda llamar a tales reuniones, mitad baile, mitad recepciones, fue el asunto mбs discutido que se habнa visto en Atlanta.

Aquella noche la casa y los porches cubiertos de tapices se vieron invadidos de gente que bebiу su ponche de champaсa y comiу sus dulces y sus ostras a la crema; que bailу al son de la orquesta, cuidadosamente oculta tras un bosque de palmeras y plantas espinosas. Pero ninguno de aquellos que Rhett habнa dado en llamar la vieja guardia, excepto Melanie y Ashley, tнa Pittypat y tнo Henry, el seсor y la seсora Meade y el viejo Merriwether, estuvieron presentes.

Algunos de la vieja guardia habнan decidido sin gran entusiasmo asistir a la fiesta. Unos aceptaban en consideraciуn a la actitud de Melanie, otros porque sabнan que tenнan con Rhett una deuda por haber salvado sus vidas y las de sus familiares. Pero dos dнas antes de la recepciуn se corriу por Atlanta el rumor de que el gobernador Bullock habнa sido invitado. La vieja guardia significу su desaprobaciуn con un montуn de tarjetas, lamentando su imposibilidad de aceptar la amable invitaciуn de Scarlett. Y el pequeсo grupo de antiguos amigos que asistieron, violentos pero enйrgicos, se retiraron en el momento en que el gobernador entrу en casa de Scarlett. Йsta estaba tan asombrada y ofendida ante tales desaires que la fiesta perdiу para ella todo el encanto. ЎSu elegante «apretujadero»! ЎElla que lo habнa planeado tan brillante! ЎY sуlo acudнan unos pocos viejos amigos y ningъn viejo enemigo para admirarla! Despuйs que se hubo despedido el ъltimo invitado, hubiera llorado y gritado de despecho, si no hubiera sido por el miedo a que Rhett se riese de ella, el miedo a leer el «ya te lo habнa dicho» en sus burlones ojos negros. Asн, devorу su rabia de mala gana y se fingiу indiferente.

Hasta la maсana siguiente no se desahogу con Melanie.

—Me has insultado, Melanie " Wilkes, e hiciste que Ashley y los demбs me insultasen. Sabes de sobra que no se hubieran marchado de casa tan pronto si tъ no los hubieras arrastrado. Sн, te vi. En el mismo momento que yo me acerquй para presentarte al gobernador Bullock, echaste a correr como un conejo.

—Yo no creн, no podнa creer que йl hubiese de estar presente —repuso Melanie entristecida—. Aunque todo el mundo decнa...

—ЎTodo el mundo! De modo que todo el mundo estб comentando y cotilleando a costa mнa, їno es eso? —gritу Scarlett furiosa—. їEs que me vas a decir que si hubieses sabido que iba a estar presente no hubieras asistido a la fiesta?

—No —dijo Melanie en voz baja con ojos fijos en el suelo—. Querida, no hubiera podido ir.

—Dios me libre de las mosquitas muertas. їDe modo que me hubieras insultado como todos los demбs?

—ЎPor Dios! —exclamу Melanie, verdaderamente desolada—. Tъ eres mi hermana, querida mнa, la viuda de Charles, y yo...

Puso una mano temblorosa en el brazo de Scarlett, pero йsta se sacudiу, lamentando profundamente no poder empezar a lanzar juramentos tan fuertes como acostumbraba a lanzarlos su padre cuando se enfadaba. Mas Melanie hizo frente a su ira. Y, mientras valientemente clavaba su mirada en los enfurecidos ojos verdes de Scarlett, sus dйbiles hombros parecнan robustecerse y un manto de dignidad, que chocaba extraсamente con su rostro y su figura infantiles, se extendiу sobre ella.

—Siento muchнsimo ofenderte, Scarlett, pero no puedo saludar al gobernador Bullock, ni a ningъn republicano, ni a ningъn scallawag. No les saludarй ni en tu casa, ni en ninguna otra. No, ni aunque tuviera que..., aunque tuviera que... —Melanie rebuscу en su imaginaciуn lo peor que se le pudiera ocurrir—, aunque tuviera que mostrarme grosera.

—їEstбs criticando a mis amigos?

—No, querida, pero son tus amigos, no los mнos.

—їMe criticas por recibir al gobernador en mi casa?

Melanie, acorralada, aъn mirу valiente a Scarlett.

—Querida, lo que tъ haces, lo haces siempre con alguna buena razуn, y yo te quiero, y tengo confianza en ti, y no soy quien para criticarte. Ni permitirй nunca que nadie te critique delante de mн. Pero, Ўoh, Scarlett! —De repente sus palabras empezaron a precipitarse, rбpidas, ardientes, con un odio inflexible en su voz queda—. їPuedes olvidar lo que esta gente nos ha hecho? їPuedes olvidar, querida, la muerte de Charles y la salud de Ashley arruinada y Doce Robles reducido a cenizas? ЎOh, Scarlett! Es imposible que olvides a aquel hombre que tъ misma mataste con la cesta de labor de tu madre en las manos. No puedes olvidar a los hombres de Sherman y lo que robaron y profanaron, a los que intentaron quemar todo el lugar y ahora empuсan la espada de mi padre. ЎOh, Scarlett! Fue esa misma gente que nos robу y nos torturу y nos dejу a punto de morir de inaniciуn, la que invitaste a tu fiesta. La misma gente que ha colocado a los negros por encima de nosotros para que nos gobiernen, que nos estб robando e impidiendo votar a nuestros hombres. Yo no puedo olvidar. No quiero olvidar. No le dejarй a mi Beau olvidar, y enseсarй a mis nietos a odiar a esa gente. Y a los nietos de mis nietos, si Dios me diera una vida tan larga. ЎOh, Scarlett! їCуmo puedes olvidar tъ?



  

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