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CUARTA PARTE 28 страница



Los hombres cuyas vidas habнa salvado Rhett intentaron, por decoro y sentido de la gratitud, hacer callar a sus mujeres, pero sin conseguirlo. Antes del anuncio de la prуxima boda, los dos prometidos habнan sido muy poco populares, pero la gente aъn podнa ser fina con ellos por puro cumplido. Pero ahora ni esa frнa cortesнa era ya posible. La noticia del noviazgo estallу como una bomba y escandalizу a toda la ciudad. Y hasta las mujeres mбs comedidas se apasionaron comentбndola. ЎCasarse escasamente un aсo despuйs de la muerte de Frank, ella que lo habнa matado! ЎY casarse con ese hombre, ese Butler, dueсo de un lupanar y que se aliaba con los yanquis en todos sus rapaces proyectos! A cada uno de ellos, por separado, podнa tolerбrsele, pero la espantosa combinaciуn Scarlett Rhett era demasiado. ЎQuй ordinarios y perversos eran los dos! Habнa que expulsarlos de la ciudad.

Tal vez Atlanta hubiera sido mбs tolerante con los dos si la noticia del noviazgo no hubiese llegado en los momentos en que los antecedentes de Rhett como partidario de los yanquis y carpetbaggers resultaban mбs odiosos para los respetables ciudadanos de lo que lo habнan sido hasta entonces. El odio pъblico contra los yanquis y todos sus aliados habнa llegado al mбximo cuando la ciudad se enterу del proyectado enlace, porque el ъltimo reducto de la resistencia de Georgia a los yanquis acababa de caer. La larga campaсa empezada cuando Sherman, cuatro aсos antes, se corriу desde mбs arriba de Dalton hacia el sur, llegaba a su momento culminante, y la humillaciуn del Estado era completa.

Habнan transcurrido tres aсos de reconstrucciуn, que fueron tres aсos de terrorismo. Todo el mundo habнa creнdo que las condiciones nunca podrнan ser peores. Pero ahora Georgia se daba cuenta de que la fase peor de la reconstrucciуn estaba empezando.

Durante tres aсos, el Gobierno federal habнa estado intentando imponer en Georgia unas ideas y una ley ajenas, y, con un ejйrcito para reforzar su imposiciуn, lo habнa conseguido ampliamente. Pero sуlo el poder militar sostenнa el nuevo rйgimen. El Estado estaba bajo la ley yanqui, pero no por consentimiento propio. Los dirigentes de Georgia habнan continuado luchando por el derecho del Estado a gobernarse a sн mismo de acuerdo con sus propias ideas. Habнan continuado resistiendo todos los esfuerzos de Washington para obligarlos a inclinarse ante sus dictados como ante la ley del Estado.

Oficialmente, el Gobierno de Georgia no habнa capitulado. Aunque fue aquйlla una lucha inъtil, una batalla perdida desde el principio y que nunca podrнa ganarse, habнa, al menos, retrasado lo inevitable. Ya otros Estados del Sur tenнan negros ignorantes ocupando importantes destinos en oficinas pъblicas, y legislaturas gobernadas por negros y por зarpetbaggers. Pero Georgia, por su obstinada resistencia, se habнa librado hasta entonces de esta degradaciуn. Durante casi tres aсos, el gobierno del Estado habнa permanecido bajo el control de los blancos y de los demуcratas. Con soldados yanquis por todas partes, las autoridades del Estado poco podнan hacer mбs que protestar y resistir. Su poder era nominal, pero por lo menos habнan sido capaces de conservar el gobierno del Estado en manos de los georgianos natos. Ahora, hasta ese poder nominal habнa terminado.

Exactamente lo mismo que Jonhston y sus hombres habнan sido expulsados, paso a paso, hacнa cuatro aсos, desde Dalton hasta Atlanta, asн desde 1865 los demуcratas de Georgia habнan sido expulsados poco a poco. Tambiйn el poder del Gobierno federal sobre los asuntos del Estado y la vida de los ciudadanos habнa ido aumentando invariablemente. La fuerza se habнa superpuesto a la fuerza, los edictos militares en nъmero cada vez mayor habнan reducido la autoridad civil cada vez a mayor impotencia. Por fin, en Georgia, con los estatutos de una provincia militar se habнa concedido a los negros la libertad electoral, permitiйndolo o no las leyes del Estado.

Una semana antes de que Scarlett y Rhett hiciesen pъblicas sus relaciones, habнan tenido lugar elecciones de gobernador. Los demуcratas del Sur presentaron como candidato al general Juan B. Gordon, uno de los mбs honrados y mбs apreciados ciudadanos de Georgia. El candidato de la oposiciуn era un republicano llamado Bullock. La elecciуn habнa durado tres dнas en lugar de uno. Trenes cargados de negros se habнan precipitado de ciudad en ciudad, votando en cada colegio a lo largo de la lнnea. Naturalmente, Bullock habнa ganado.

Si la conquista de Georgia por Sherman habнa causado amargura, la conquista final del Gobierno del Estado por зarpetbaggers, yanquis y negros produjo una amargura tan intensa como el Estado no la habнa sentido jamбs. Atlanta y Georgia hervнan de ira.

Y Rhett era amigo del odiado Bullock.

Scarlett, con su acostumbrada despreocupaciуn por todos los asuntos que no caнan directamente bajo sus ojos, no se habнa enterado apenas de que se habнa efectuado la elecciуn. Rhett no habнa tomado parte en ella y sus relaciones con los yanquis no habнan variado. Pero persistнa el hecho de que Butler era partidario de los yanquis y amigo de Bullock. Y si el matrimonio se efectuaba, Scarlett se convertirнa tambiйn en partidaria de los yanquis. Atlanta no estaba en disposiciуn de ser tolerante o caritativa con nadie que perteneciese al campo enemigo, y la noticia de las relaciones, por llegar cuando llegу, hizo a la ciudad recordar todo lo malo que tenнa contra la pareja y nada de lo bueno. Scarlett se enterу de que la ciudad estaba indignada, pero no se dio cuenta de lo exaltado de esta indignaciуn hasta que la seсora Merriwether, impelida por sus amigas de la parroquia, se encargу de hablarle por su propio bien.

—Ya que su querida madre ha muerto, y la excelente seсorita Pitty, por no ser seсora casada, no estб calificada para..., bueno, para hablar de semejante asunto, creo que soy yo quien debo prevenirla, Scarlett. El capitбn Butler no es la clase de hombre apropiado para que una mujer de buena familia se case con йl. Es un...

—Йl consiguiу salvar la cabeza del abuelo Merriwether y tambiйn la de su sobrino, seсora.

La seсora Merriwether tragу saliva. Escasamente una hora antes habнa tenido una cuestiуn con el abuelo. El anciano le habнa dicho que no debнa estimar en mucho su pellejo cuando no sentнa ninguna gratitud hacia Rhett Butler, aunque el hombre fuera un bandido.

—Cнnicamente inventу ese ignominoso truco contra todos nosotros para humillarnos frente a los yanquis —repuso la seсora Merriwether—. Sabe usted tan bien como nosotros que ese hombre es un cнnico. Siempre lo ha sido y ahora su descaro no tiene nombre. En una palabra, no es una clase de hombre como para ser recibido por las personas decentes...

—їNo? ЎQuй raro, seсora Merriwether! Estaba muy a menudo en el salуn de usted durante la guerra. Y le regalу a Maribella su traje blanco de boda. їNo es verdad? їO estoy yo equivocada?

—Las cosas eran muy distintas durante la guerra, y mucha gente distinguida se asociaba con personas que no lo eran completamente... Se hacнa por la Causa y estaba muy bien hecho. Estoy segura de que no puede usted pensar en casarse con un hombre que no ha estado en el Ejйrcito, que se reнa de los que se alistaban.

—Estuvo tambiйn en el Ejйrcito durante ocho meses, tomу parte en la ъltima campaсa, peleу con Franklin y estaba con el general Johnston cuando se rindiу.

—No lo habнa sabido hasta ahora —dijo la seсora Merriwether, con aire incrйdulo—. Pero no fue herido.

—Muchos hombres no lo fueron.

—Todo el que era alguien lo fue. Yo no conozco ningъn hombre que no recibiera alguna herida —aсadiу triunfalmente.

Scarlett estaba picada ya.

—Entonces me figuro que todos los hombres que usted conoce eran tan tontos que no sabнan resguardarse de un chaparrуn ni de una lluvia de balas. Y ahora dйjeme usted decirle una cosa, seсora Merriwether, y puede usted repetнrselo a sus amigas: me voy a casar con el capitбn Butler, y no me importarнa mucho que hubiese luchado al lado de los yanquis.

 

Cuando la digna matrona saliу de la casa, con la boca torcida por la rabia, Scarlett comprendiу que, en lugar de una amiga que censurase sus actos, tenнa una enemiga declarada. Pero le importaba poco; nada de lo que la seсora Merriwether pudiera hacer o decir le interesaba, ni lo que dijese e hiciese ningъn otro..., ningъn otro que no fuese Mamita.

Scarlett habнa soportado el desmayo de tнa Pitty al enterarse de la noticia, se habнa hecho fuerte para ver a Ashley, que pareciу envejecido sъbitamente y que desviу la mirada al desearle felicidades. Se habнa divertido e incomodado a un tiempo con las cartas de tнa Eulalie y de tнa Pauline de Charleston, que escribнan horrorizadas por la noticia, prohibiendo el matrimonio, diciйndole que no sуlo arruinarнa su posiciуn social, sino que tambiйn pondrнa en peligro la de ellas. Casi se habнa reнdo cuando Melanie, con un ligero fruncimiento de cejas, le habнa dicho lealmente: «Desde luego, el capitбn Butler vale mucho mбs de lo que la gente piensa, y fue muy bueno, y se mostrу muy inteligente cuando salvу a Ashley... Y, ademбs, despuйs de todo luchу por la Confederaciуn. Pero, Scarlett, їno te parece que no debнas decidir tan de prisa? ».

No, no le importaba lo que dijese nadie, excepto Mamita. Las palabras de Mamita fueron las ъnicas que la enfadaron grandemente y le hicieron mucho daсo.

—La he visto a usted hacer un montуn de cosas que hubieran disgustado a la seсorita Ellen, si lo hubiera sabido, y me ha dado mucha pena. Pero йsta es la peor de todas. ЎCasarse con ese mamarracho! No, no me diga que es de buena familia. Eso no significa nada. La gentuza puede salir de una buena familia igual que de una mala. Ese hombre es un mamarracho. Sн, seсorita Scarlett. La he visto a usted como quitaba el novio, el seсorito Charles, a la seсorita Honey, no importбndole a usted ni un comino por йl. Y la he visto a usted robarle el novio, el seсorito Frank, a su propia hermana. Y no he dicho ni una palabra a un montуn de cosas que la he visto hacer, como, por ejemplo, vender madera vieja por nueva y mentir en las ventas, y salir a caballo sola, exponiйndose a los insultos de los negros, y causando la muerte del seсorito Frank, y no dando de comer a los presidiarios ni casi para sostenerles el alma en el cuerpo. Pero no me callarнa aunque la seсorita Ellen desde la tierra prometida me gritase: «ЎMamita, Mamita, no sabes velar por el bien de mi hija! ». Sн, seсor, he aguantado todo eso, pero no voy a aguantar mбs, seсorita Scarlett. No puede usted casarse con ese miserable. No, mientras yo tenga el alma en el cuerpo. No, mientras yo...

—Me casarй con quien quiera —dijo Scarlett frнamente parece que te estбs olvidando de quien eres, Mamita.

—Y, si yo no le dijese a usted estas cosas, їquiйn se las iba a decir?

—He estado pensбndolo mucho, Mamita, y he decidido que lo mejor que puedes hacer es volverte a Tara. Te darй algъn dinero, y...

Mamita se puso en pie con toda dignidad.

—Yo soy libre, seсorita Scarlett; no puede usted enviarme a donde yo no quiera ir, y yo volverй a Tara cuando usted vuelva conmigo. Yo no puedo abandonar a la hija de la seсorita Ellen; no hay nada en el mundo que me obligue a marchar. Aquн estoy y aquн me quedo.

—No te tendrй viviendo en mi casa y portбndote groseramente con el capitбn Butler. Me voy a casar con йl y no hay mбs que hablar.

—Hay muchнsimo mбs que hablar —replicу Mamita y en sus empaсados ojos apareciу un fulgor de lucha—. Nunca pensй en tener que decir esto a nadie de la sangre de la seсorita Ellen. Pero, seсorita Scarlett, escъcheme: no es usted mбs que una mula con arneses de caballo; puede usted limpiar las patas de una mula, enlucir sus ancas, y ponerle arneses de cobre brillante, y engancharla a un esplйndido carruaje. Pero siempre serб una mula, no engaсarб a nadie. Y a usted le pasa lo mismo. Usted tiene vestidos de seda, y las serrerнas, y el almacйn, y el dinero, y presume usted como un caballo de raza, pero sigue usted siendo una mula a pesar de todo. No engaсa usted a nadie. Y ese Butler viene de buena familia y estб enlucido y compuesto como un caballo de raza, pero es una mula con arneses de caballo exactamente igual que usted.

Mamita lanzу una penetrante mirada a su ama. Scarlett habнa perdido el habla y temblaba de pies a cabeza al oнr el insulto.

—Si dice usted que se va a casar con йl, lo harб usted, porque tiene usted la cabeza tan dura como la tenнa su padre. Pero acuйrdese, seсorita Scarlett; yo no pienso abandonarla, yo me quedarй aquн y presenciarй eso.

Sin esperar una rйplica, Mamita saliу dejando a Scarlett; y si hubiera dicho: «ЎYa me verбs en Filipos! »[27], su tono no hubiera sido mбs despectivo.

Mientras pasaban su luna de miel en Nueva Orleбns, Scarlett repitiу a Rhett el discurso de Mamita. Con gran sorpresa e indignaciуn vio que Rhett se reнa mucho de la ocurrencia de Mamita sobre las muнas con arneses de caballo.

—Nunca he oнdo tan profunda verdad expresada mбs sucintamente —dijo—. Mamita es una vieja admirable y una de las pocas personas que conozco cuyo respeto y aprecio desearнa ganar. Pero, como soy una mula, me figuro que nunca conseguirй ninguno de los dos. Ni siquiera aceptу la moneda de oro de diez dуlares que yo quise regalarle despuйs de la boda. ЎHe visto tan poca gente que no se humanice a la vista del dinero! Pero me mirу a los ojos y dбndome las gracias me dijo que era una negra libre y no necesitaba mi dinero.

—Pero їpor quй lo ha tomado asн? їPor quй estб todo el mundo picoteando en mis asuntos como gallinas en un gallinero? Creo que es cosa mнa con quiйn me he de casar y las veces que lo haga. Yo siempre me he ocupado de mis asuntos. їPor quй no han de ocuparse los demбs de los suyos?

—Cariсo, el mundo puede perdonarlo todo, excepto a la gente que se soluciona sola sus asuntos. Pero їpor quй chillas como un gato escaldado? Has dicho bastante a menudo que no te importaba lo que los demбs pudiesen decir de ti. їPor quй no lo demuestras? Sabes que te has expuesto a la crнtica tantas veces en las cosas pequeсas, que no puedes esperar escapar de las habladurнas en este asunto tan importante. Sabнas que habrнa muchos comentarios si te casabas con un villano como yo. Si yo fuera un villano de baja extracciуn y muerto de hambre, la gente se quedarнa muy tranquila. Pero un villano rico y floreciente... es imperdonable.

—Me gustarнa que hablases seriamente alguna vez.

—Hablo seriamente; siempre es desagradable para los buenos ver a los malos florecer como el verde laurel. Anнmate, Scarlett. їNo me decнas una vez que la principal razуn por la que deseabas tener mucho dinero era porque asн podrнas mandar a todo el mundo a freнr espбrragos? Ahora te ha llegado la ocasiуn.

—Pero a ti era al primero a quien deseaba mandar a freнr espбrragos.

—їLo deseas todavнa?

—Sн, aunque no tan a menudo como antes.

—Mбndame cuando te parezca, si eso te hace feliz.

—No me hace extraordinariamente feliz —dijo Scarlett; e inclinбndose lo besу indiferentemente. Los oscuros ojos de Rhett parpadearon y la mirу buscando en los de ella algo que no encontrу. Se riу brevemente.

—Olvнdate de Atlanta. Olvida a aquellas arpнas. Te he traнdo a Nueva Orleбns para que te diviertas, y me propongo conseguirlo.


 



  

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