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CUARTA PARTE 26 страница—Ya lo sй —y en la oscuridad la seсora Meade sonriу y deslizу su fina mano en la de su marido—. Pero casi preferirнa que todo fuese verdad antes que ver en peligro un solo cabello de tu cabeza. —Mujer, їsabes lo que estбs diciendo? —gritу el doctor, estupefacto, ante el insospechado realismo de su mujer. —Sн, lo sй. He perdido a Darcy y he perdido a Phil, y tъ eres lo ъnico que tengo; y, antes que perderte a ti, preferirнa verte como parroquiano permanente de ese lugar. —Estбs delirando. No puedes saber lo que dices. —ЎQuerido mнo! —dijo la seсora de Meade tiernamente, apoyando la cabeza en el brazo de su esposo. El doctor resoplу en silencio, le dio unas palmaditas en la mejilla y continuу: —ЎY deberle el favor a ese Butler! La horca serнa agradable comparada con eso. No, ni siquiera porque le debiera la vida podrнa ser amable con йl. Su insolencia es enorme y su desvergьenza me hace saltar de ira. ЎDeber mi vida a un hombre que nunca sirviу en el Ejйrcito! —Melanie dice que se alistу despuйs de la caнda de Atlanta. —Es mentira. Melanie es capaz de dar crйdito a cualquier bandida, Y lo que no puedo comprender es por quй estб haciendo todo esto, metiйndose en semejante jaleo. Siento decirlo, pero, vaya, siempre se ha hablado de йl y de la seсora de Kennedy. Los he visto, demasiado a menudo este aсo pasado, volviendo de pasear a caballo. Debe de haberlo hecho por ella. —Si hubiera sido por Scarlett no hubiera movido una mano. Hubiera estado encantado de ver colgar a Frank Kennedy. Yo creo que ha sido por Melanie. —Por Dios, їno querrбs insinuar que haya habido nunca la menor cosa entre los dos? —ЎOh, no seas tonto! Pero siempre le ha estimado mucho; sobre todo desde que procurу que canjearan a Ashley durante la guerra. Y debo decir en honor suyo que nunca se sonrнe de ese modo tan desagradable cuando ella estб delante. Es todo lo agradable y atento que puede... Sencillamente, un hombre distinto. Se podrнa decir, al ver cуmo se porta con Melanie, que serнa una persona decente si quisiera. Y ahora mi opiniуn sobre el porquй de lo que estб haciendo es... Hizo una pausa. —Doctor, no te va a gustar mi idea. —No me gusta nada de todo este asunto. —Bien, pues yo creo que lo hace, en parte por Melanie, y en parte porque le parece una burla estupenda de todos nosotros. ЎLe hemos odiado tanto y se lo hemos demostrado tan a las claras! Y ahora os ha puesto en el dilema a todos vosotros: o bien decнs que habйis estado en casa de esa mujer, avergonzбndoos vosotros y vuestras mujeres delante de los yanquis, o decнs la verdad y os cuelgan a todos. Y sabe muy bien que tendremos que quedarle agradecidos, a йl y a su querida, y que casi preferirнamos que nos colgasen a deberles nada a ellos. ЎOh, apostarнa a que se estб divirtiendo horrores! El doctor refunfuсу: —No parecнa muy divertido cuando nos subiу a esa casa, se lo aseguro. —Doctor —la seсora Meade vacilу—. їQuй aspecto tenнa? —їQuй quieres decir? —La casa de esa mujer. їQuй aspecto tiene? їHay grandes candelabros de cristal? їCortinas de terciopelo rojo y lunas de cuerpo entero biseladas y doradas por docenas? Y їdуnde se... dуnde se desnudan las muchachas? —ЎSanto Dios! —exclamу el doctor, que no podнa dar crйdito a sus oнdos, pues nunca se habнa imaginado que la curiosidad de una mujer decente en lo que a sus hermanas menos virtuosas se referнa fuera tan devoradora—. їCуmo puedes hacer unas preguntas tan indecorosas? No estбs en tus cabales. Te voy a preparar un calmante. —No quiero un calmante. Quiero saber. ЎOh, querido, es la ъnica ocasiуn que tengo de conocer quй aspecto tiene una casa de placer, y eres lo bastante mezquino para no decнrmelo! —No me fijй en nada. Estaba demasiado azorado al encontrarme en semejante lugar para darme cuenta de lo que me rodeaba —dijo el doctor muy serio, mбs desconcertado ante aquel nuevo aspecto del carбcter de su mujer que lo habнa estado ante ninguno de los acontecimientos de la velada—. Y ahora perdуname. Voy a ver si duermo un poco. —Bien, duйrmete entonces —contestу ella con acento de desilusiуn. Y, al inclinarse el doctor para quitarse las botas, hablу desde la oscuridad con renovada animaciуn—: Espero que Dolly se lo haya sacado todo al viejo Merriwether, y ya me lo contarб. —ЎSanto cielos, mujer! їQuieres hacerme creer que las mujeres honestas hablan de esas cosas entre ellas? —Anda, acuйstate —dijo la seсora de Meade. Al dнa siguiente granizaba, pero el viento del anochecer invernal barriу las partнculas heladas y detuvo su caнda. Empezу a soplar viento frнo. Envuelta en su abrigo, Melanie caminaba aturdida siguiendo a un extraсo cochero que la habнa llamado misteriosamente, ante un coche cerrado parado delante de la casa. Al acercarse al coche se abriу la puerta y pudo ver a una mujer en su oscuro interior. Inclinбndose para mirar dentro, Melanie preguntу: —їQuiйn es? їNo quiere entrar en casa? Hace tanto frнo... —Por favor, entre y siйntese conmigo un minuto —dijo desde las profundidades una voz apagada, нntima y azorada. —ЎOh!, їes usted, seсora Watling? —exclamу Melanie—. Deseaba tanto verla... Tiene usted que entrar en casa. —No puedo hacer eso, seсora Wilkes. La voz de Bella Watling sonaba escandalizada. —Entre usted aquн y siйntese un minuto conmigo. Melanie entrу en el coche, y el cochero cerrу la puerta tras ella. Se sentу al lado de Bella y le tendiу la mano. —їCуmo podrй agradecerle nunca bastante lo que ha hecho hoy? їCуmo podrб ninguno de nosotros agradecйrselo? —Seсora Wilkes, no ha debido usted mandarme esa nota esta maсana. No es que no me sienta orgullosa de haber recibido esa nota de usted, pero los yanquis podнan haberla cogido. Y en cuanto a decir que iba usted a ir a verme para darme las gracias... Seсora Wilkes, їse ha vuelto usted loca? ЎQuй ocurrencia! Vine, tan pronto como empezу a oscurecer, para decirle que no debe pensar en semejante cosa. Pero, їcуmo usted.,.? їCуmo yo...? No estarнa nada bien, en absoluto. —їNo estarнa bien en mн el ir a visitar y a dar las gracias a una taujer caritativa que ha salvado la vida de mi marido? —Cбllese, seсora Wilkes; ya sabe usted lo que quiero decir. Melanie permaneciу un momento callada, molesta por la complicaciуn. Sin embargo, la hermosa mujer, discretamente vestida, sentada en la oscuridad del coche, no hablaba ni parecнa ser como ella se imaginaba que una mujer mala —la dueсa de una casa de placer— debнa hablar y debнa parecer. Algo vulgar y amanerada, sн, pero amable y de buen corazуn. i; —Estuvo usted magnнfica ante el preboste de la gendarmerнa, seсora Watling. Usted y las otras (sus... muchachas) salvaron sin duda la vida de nuestros hombres. —El seсor Wilkes es el que estuvo magnнfico. Yo no comprendo cуmo pudo tenerse en pie y contar su historia, y tan frнamente como lo hizo. ЎSi sangraba como un cerdo cuando yo lo vi la otra noche! їEstб ya mejor, seсora Wilkes? —Sн, muchas gracias. El doctor dice que la herida sуlo ha interesado la carne y que ъnicamente ha perdido una gran cantidad de sangre. Esta maсana estaba muy aliviado a fuerza de brandy, sin lo cual no habrнa tenido fuerza para soportarlo todo tan bien. Pero fue usted, seсora Watling, la que los salvу. Cuando se puso como loca y hablу de los espejos rotos, Ўsonaba su voz de un modo tan convincente! —Gracias, seсora, pero yo creo que el capitбn Butler lo hizo tambiйn estupendamente —dijo Bella con una nota de tнmido orgullo en su voz. —ЎOh, estuvo esplйndido! —exclamу Melanie con calor—. Los yanquis no tuvieron mбs remedio que creer en su testimonio. ЎEstuvo tan admirablemente en todo! Nunca podrй demostrarle bastante mi agradecimiento... Ni a ustedes tampoco. ЎQuй buenos son ustedes! —Muchas gracias, seсora Wilkes; era un placer para mн el hacerlo. Yo espero que no la molestarнa mucho que yo dijese que el seсor Wilkes era asiduo de mi casa. El nunca... їsabe usted? —Sн, ya sй. No, no me molestу nada. ЎLe estoy tan agradecida! —Apostarнa que las otras seсoras no me estбn agradecidas —dijo Bella con repentina amargura—. Y apostarнa que tampoco lo estбn al capitбn Butler. Apostarнa que lo odian por esto mбs aъn. Apostarнa que serб usted la ъnica seсora que me ha de dar las gracias. Apostarнa que ni siquiera me mirarбn si me encuentran en la calle. Pero no me importa. No me hubiera importado que colgasen a los maridos de todas ellas. Pero me importaba por el seсor Wilkes. No se me ha olvidado lo delicada que estuvo usted conmigo, durante la guerra, en lo del dinero para el hospital. Ni una sola seсora en toda la ciudad fue conmigo tan delicada como usted entonces. Yo nunca olvido una atenciуn que me hacen. Y pensй que usted pudiera quedarse viuda con un niсo, si ahorcaban al seсor Wilkes... Y es tan mono su niсo, seсora Wilkes. Yo tambiйn he tenido un hijo y... —ЎOh! їDe veras? їY vive en...? —ЎOh, no! No estб en Atlanta. No ha estado nunca aquн. Estб fuera, en un colegio. No lo he visto desde que era pequeснn. Yo... Bueno, hablando de otra cosa, cuando el capitбn Butler me pidiу que mintiese para salvar a aquellos hombres, yo quise saber quiйnes eran, y cuando oн que el seсor Wilkes era uno de ellos, no vacilй. Les dije a las muchachas: «ЎOs zurrarй hasta mataros a todas si no ponйis un cuidado especial en asegurar que estuvisteis con el seсor Wilkes todo el tiempo! » —ЎOh! —dijo Melanie, aъn mбs azorada al enterarse de la amenaza de Bella a sus muchachas—. ЎEso es muy amable en usted y en ellas tambiйn! —No mбs de lo que usted merece —repuso Bella con entusiasmo—. Pero no lo hubiera hecho por nadie mбs. Si hubiera sido por la seсora Kennedy, no habrнa movido un dedo, aunque el capitбn Butler dijese lo que quisiese. —їPor quй? —Bien, seсora Wilkes, la gente de nuestra profesiуn se entera de un montуn de cosas. ЎBuen susto se llevarнan muchas de vuestras encopetadas damas si tuviesen idea de todo lo que sabemos de ellas! Y esa seсora no es buena, seсora Wilkes. Matу a su marido, y a ese pobre chico Wellburn, lo mismo que si les hubiera disparado un tiro. Hizo que todo el mundo en Atlanta tuviera que hablar de ella, excitando a los negros y a la gentuza. Vamos, si ni una sola de mis muchachas... —No debe usted decir esas cosas de mi cuсada —dijo Melanie con frialdad. Bella puso una mano ansiosa en el brazo de Melanie, pero la retirу en seguida. —Por favor, no me hable asн, seсora Wilkes. No podrнa sufrirlo, despuйs de lo buena y cariсosa que ha sido conmigo. Se me olvidу que usted la quiere mucho; siento lo que he dicho. Tambiйn siento mucho la muerte del pobre seсor Kennedy. Era muy buena persona. Yo acostumbraba a comprarle algъn gйnero para mi casa y siempre me tratу amablemente. Pero la seсora Kennedy, sencillamente, no es de la misma categorнa que usted, seсora Wilkes. Es una mujer sumamente frнa, y cuando lo pienso no puedo impedir que... Bueno: їcuбndo serб el entierro del seсor Kennedy? —Maсana por la maсana. Pero estб usted equivocada en lo que piensa de la seсora Kennedy. En estos mismos momentos estб postrada por el dolor. —Tal vez —dijo Bella con evidente incredulidad—. Ea, tengo quй marcharme. Tengo miedo de que alguien pueda reconocer este Йoche si estoy aquн mбs tiempo. Y si alguna vez me encuentra usted en la calle no necesita usted hablarme, seсora Wilkes. Yo me hago cargo. —Me sentirй orgullosa de hablar con usted, orgullosa de deberle un favor. Y espero que nos volveremos a ver. —No —repuso Bella—, no estarнa bien. Buenas noches. Scarlett estaba sentada en su alcoba, picando de la bandeja que Mamita le habнa llevado y escuchando el viento que rugнa fuera. La casa estaba aterradoramente tranquila, mбs tranquila aъn que unas horas antes, cuando Frank yacнa en el salуn. Entonces se oнan pasos de puntillas, voces apagadas, cuchicheos compasivos de los vecinos y, de vez en cuando, los sollozos de la hermana de Frank, que habнa llegado de Jonesboro para el funeral. Pero ahora la casa estaba envuelta en silencio. Aunque su puerta estaba abierta, no se podнa oнr ningъn ruido en el piso de abajo. Wade y la pequeсina estaban en casa de Melanie desde que el cuerpo de Frank fue llevado a la casa, y Scarlett echaba de menos el ruido de los pasos del niсo y el ronroneo de Ella. Habнa una tregua en la cocina y no llegaba a Scarlett el ruido de las disputas de Peter, Mamita y Cookie. Y tнa Pitty, en la biblioteca, se mecнa en la chirriante mecedora en consideraciуn al dolor de Scarlett. Nadie habнa ido a sus habitaciones, creyendo que querнa que la dejasen a solas con su pena; pero estar a solas con su pena era lo ъltimo que Scarlett deseaba. Si sуlo hubiera sido pena lo que la abrumaba, la hubiera soportado como habнa soportado otras. Pero, ademбs de su aturdimiento por el golpe de la muerte de Frank, habнa en ella temor y remordimiento y el tormento de una conciencia reciйn despierta. Por primera vez en su vida lamentaba alguno de sus actos, y lo lamentaba con un temor supersticioso que parecнa envolverla y que la hacнa lanzar largas miradas de reojo al lecho en el cual habнa reposado con Frank. Habнa matado a Frank, lo habнa matado lo mismo que si hubiese sido suyo el dedo que oprimiу el gatillo. Йl le habнa suplicado que no saliera sola, pero ella no le habнa hecho caso. Y ahora estaba muerto por culpa de su terquedad. Dios la castigarнa por eso. Pero habнa sobre su conciencia otro delito mбs terrible aъn y mбs abrumador que haber causado su muerte, un delito que no la habнa turbado nunca hasta que contemplу su rostro inmуvil en el ataъd. Habнa algo desesperado y patйtico en aquel rнgido rostro que la acusaba. Dios la castigarнa por haberse casado con йl, cuando a quien йl amaba realmente era a Suellen. Tendrнa que inclinarse ante el juicio de Dios y responder por aquella mentira que le habнa dicho cuando йl volvнa del campamento yanqui en su calesa. Era inъtil que se dijese ahora que el fin justifica los medios, que las circunstancias la habнan impelido a engaсarle, que dependнa de ella el destino de demasiada gente para haberse parado a considerar los derechos que a la felicidad tenнa Suellen ni los que tenнa йl. La verdad se irguiу, poderosa, y tuvo que inclinarse ante ella. Se habнa casado con йl frнamente, y. frнamente se habнa valido de йl. Y le habнa hecho desgraciado durante los ъltimos seis meses cuando podнa haberle hecho muy feliz. Dios la castigarнa por no haber sido mejor para йl, la castigarнa por todas sus bravatas, y sus pullas, y sus riсas tempestuosas, y sus indirectas malintencionadas para enajenarle amistades y avergonzarlo con la construcciуn del salуn, el manejo de las serrerнas y el contrato de los presidiarios. Ella lo habнa hecho muy desgraciado y lo sabнa; pero йl lo habнa soportado todo como un caballero. La ъnica cosa que ella hiciera que le procurу una verdadera felicidad habнa sido obsequiarle con Ella. Y Scarlett sabнa que, si hubiera podido evitarlo, Ella nunca hubiera nacido. Se estremeciу asustada, deseando que Frank hubiera estado vivo para poder ser cariсosa con йl; tan cariсosa con йl que se hiciera perdonar todo. ЎOh, si por lo menos Dios no se le representase tan furioso y vengador! ЎOh, si los minutos no se deslizaran tan lentos y la casa no estuviera tan silente! ЎSi por lo menos ella no estuviera tan sola! Si Melanie estuviera con ella, podrнa calmar sus temores. Pero Melanie estaba en su casa cuidando a Ashley. Por un momento, Scarlett pensу en llamar a Pittypat para que estuviera entre ella y su conciencia, pero vacilу. Pitty seguramente empeorarнa las cosas, porque evidentemente lloraba mucho a Frank. Habнa sido mбs de su tiempo que Scarlett y le habнa sido muy adicta. Йl habнa colmado a maravilla los deseos de Pitty de tener un hombre y le contaba inofensivas habladurнas, bromas e historias, le leнa los periуdicos por las noches y le exponнa los tуpicos de actualidad mientras ella le zurcнa los calcetines. Ella se desvivнa por йl, inventaba para йl platos especiales, lo cuidaba con mimo en sus frecuentes constipados. Ahora le echaba enormemente de menos y repetнa una y otra vez, mientras frotaba sus enrojecidos e hinchados ojos: —Ў Ay, si no hubiera salido con el Klan! Si hubiera al menos una persona que pudiera confortarla, calmar sus temores, explicarle quй eran aquellos confusos temores que agobiaban su corazуn con tan frнa angustia. Si Ashley... Pero se estremeciу al pensarlo. Ella habнa estado a punto de matar a Ashley, igual que habнa matado a Frank. Y si Ashley se enterase algъn dнa de la verdad, de cуmo habнa mentido a Frank para conseguirlo, si supiera lo mala que habнa sido con Frank, nunca mбs volverнa a amarla. ЎAshley era tan honrado, tan leal, tan bueno, tenнa una visiуn tan recta y tan clara! Si supiera toda la verdad comprenderнa. ЎOh, sн, comprenderнa demasiado bien! Pero nunca mбs volverнa a amarla. Asн, pues, nunca deberнa conocer la verdad, porque tenнa que continuar amбndola. їCуmo le serнa posible vivir si este manantial secreto de su fuerza, el amor de Ashley, le fuera arrebatado? Pero Ўquй consuelo serнa poner la cabeza en su hombro y llorar descubriendo su culpable corazуn! La tranquilidad de la casa, con la sensaciуn de la muerte pesando sobre ella, aumentaba su soledad en tal forma, que comprendiу que no podrнa soportarla sin ayuda por mбs tiempo. Se levantу sin ruido, empujу la puerta entornada y rebuscу en el cajуn del fondo de la cуmoda debajo de su ropa interior. Sacу el frasco de brandy que tнa Pitty habнa escondido allн y lo alzу hasta la lбmpara. Estaba casi mediado. Seguramente se habнa bebido todo lo que faltaba desde la noche antes. Se sirviу una respetable cantidad en su vaso de agua y lo bebiу de un trago. Tendrнa que volver a poner el frasco en la despensa, lleno con agua hasta los bordes, antes de la maсana. Mamita lo habнa estado buscando antes de los funerales, cuando los mozos de la funeraria querнan tomar unas copas y la atmуsfera en la cocina estaba cargada de sospechas mutuas entre Mamita, Cookie y Peter. El brandy le produjo agradable ardor. No hay nada como йl cuando se le necesita. Realmente el brandy era bueno siempre, mucho mejor que el vino insнpido. їPor quй, Seсor, habнa de ser decente en una mujer el beber vino y no habнa de serlo el beber brandy? La seсora de Merriwether y la del doctor Meade le habнan olido el aliento descaradamente en los funerales, y ella habнa podido ver la mirada de triunfo que habнan cambiado. ЎViejas pйcoras! Se escanciу otro trago. No importaba marearse un poco esta noche, porque se iba a acostar temprano y harнa gбrgaras con colonia antes de que Mamita subiese a desnudarla. Deseaba llegar a estar tan completamente bebida y tan inconsciente como Gerald acostumbraba a estarlo en los dнas de recepciуn. Entonces acaso pudiese olvidar el sepultado rostro de Frank, que la acusaba de haber arruinado su vida y de haberlo matado. Se preguntaba si todo el mundo en la ciudad pensarнa que ella lo habнa matado. Desde luego, la gente en los funerales habнa estado frнa con ella. Las ъnicas personas que habнan puesto algo de calor en sus expresiones de simpatнa eran las mujeres de los oficiales yanquis con las que tenнa trato. Bueno, no le importaba lo que la ciudad dijese de ella. ЎQuй poco valor tenнa al lado de aquello de lo que tendrнa que responder ante Dios! Tomу un trago mбs para desechar este pensamiento, estremeciйndose al sentir pasar por su garganta el ardiente brandy. Se encontraba muy animada ahora, pero aъn no conseguнa desterrar de su mente la idea de Frank. ЎQuй locos eran los hombres cuando decнan que la bebida hace a la gente olvidar! A no ser que bebiese hasta perder los sentidos, seguirнa viendo el rostro de Frank como lo habнa visto la ъltima vez que le suplicу que no saliese sola a caballo: tнmido, lleno de reproche, suplicante. , El aldabуn de la puerta (principal golpeу con ruido sordo que resonу en la silenciosa casa. Sintiу los torpes pasos de Mamita cruzar el vestнbulo y abrirse la puerta. Se oyу el ruido del saludo y un murmullo confuso. Algъn vecino que vendrнa a discutir el funeral, o a traer chismes y cuentos. A Pitty la entretendrнa. Experimentaba un melancуlico placer hablando con los visitantes que venнan a darles el pйsame. Scarlett se preguntaba con curiosidad quiйn serнa, y cuando una voz de hombre, vibrante y sonora, se elevу sobre el fъnebre cuchicheo de Pitty, lo supo. Una sensaciуn de alegrнa y alivio la inundу. Era Rhett. No lo habнa vuelto a ver desde que le habнa comunicado la noticia de la muerte de Frank, y ahora sentнa en lo mбs recуndito de su corazуn que йl era la ъnica persona que podrнa ayudarle aquella noche. —Creo que me recibirб —oyу que decнa. —Pero estб descansando ahora, capitбn Butler, y no quiere ver a nadie. Pobre niсa, estб completamente anonadada. Ella... —Creo que me recibirб. Haga el favor de decirle que me marcho maсana y que estarй fuera algъn tiempo. Es muy importante. —Pero... —murmurу tнa Pittypat. Scarlett corriу al vestнbulo, observando con cierto asombro que sus rodillas estaban algo inseguras, y se inclinу por encima del pasamanos. —Ahora mismo bajo, Rhett —manifestу. Vio de una ojeada la regordeta cara de tнa Pittypat, vuelta hacia arriba, con sus redondos ojos abiertos por la sorpresa y la desaprobaciуn. «Ahora serб la comidilla de toda la ciudad que el mismo dнa de la muerte de mi marido me haya conducido con tan poco decoro», pensу Scarlett mientras se precipitaba a su habitaciуn para arreglarse un poco. Se abrochу hasta la barbilla el negro corpino y se prendiу al cuello el alfiler de luto de tнa Pitty. «No estoy nada guapa —pensу inclinбndose hacia el espejo— con esta cara tan pбlida y tan asustada. » Por un momento su mano se dirigiу hacia la caja donde guardaba escondidos el carmнn y los polvos, pero no se decidiу a usarlos. A la pobre Pittypat le darнa un ataque si la viese sonrosada y recompuesta. Cogiу el frasco de colonia, se enjuagу cuidadosamente la boca y escupiу. Bajу corriendo al vestнbulo, donde la esperaban en pie, pues Pittypat se habнa quedado tan desconcertada por la salida de Scarlett que no se le ocurriу invitar a Rhett a sentarse. Йl vestнa discretamente de negro con pechera almidonada y cuello duro; sus maneras eran las que las conveniencias imponen a un buen amigo que hace una visita de duelo a la persona que acaba de sufrir una desgracia. En resumen, estaba tan sumamente correcto, que casi resultaba grotesco, aunque Pittypat no se diera cuenta de ello. Se disculpaba cortesmente por venir a molestar a Scarlett y lamentaba que en su prisa por terminar unos asuntos antes de su marcha le hubiera sido imposible asistir a los funerales. «їQuй le habrб impulsado a venir? —se preguntaba Scarlett—. No es cierta una sola palabra de lo que estб diciendo. » —Lamento venir a molestar a usted en estos momentos, pero necesito discutir con usted un asunto que no admite espera. Unas cosas que el seсor Kennedy y yo estбbamos planeando. —No sabнa que usted y el seсor Kennedy tuviesen algunos asuntos comunes —dijo tнa Pittypat, disgustada ante la idea de que algъn asunto de Frank le fuese desconocido. —El seсor Kennedy era hombre de muy diversas actividades —repuso Rhett respetuosamente—. їPodemos pasar al salуn? —ЎNo! —gritу Scarlett, mirando las cerradas puertas. Aъn podнa ver el ataъd en el centro de aquella habitaciуn; esperaba que nunca mбs tendrнa que volver a entrar allн. Pitty, por una vez en la vida, y de mala gana, se hizo cargo de la situaciуn. —Pasen ustedes a la biblioteca. Yo tengo que subir a coser unas cosas. Tengo retrasada la costura de la semana pasada. Se marchу escaleras arriba, con una mirada de reproche de la que ni Scarlett ni Rhett se dieron cuenta. Йl se hizo a un lado para dejarla pasar a la biblioteca. —їQuй negocio tenнa usted con Frank? —preguntу Scarlett de buenas a primeras. Rhett se acercу a ella y murmurу: —Ninguno. Querнa desembarazarme de la seсorita Pitty. Se detuvo y se inclinу hacia ella. —No es buena, Scarlett. —їEl quй? —La colonia. —Le aseguro que no sй lo que quiere decir. —Estoy seguro de que sн. Ha estado usted bebiendo de lo lindo. —їY quй, si he estado bebiendo? Eso no es cosa suya. —ЎSigue usted siendo la cortesнa personificada, incluso en este trance! ЎPor Dios, Scarlett, no beba usted a escondidas. La gente siempre lo nota, y asн se arruina la reputaciуn de una persona. Y, ademбs, es mala cosa el beber a solas. їQuй es lo que le pasa, encanto? La llevу al sofб de palo de rosa, y ella se sentу en silencio. —їPuedo cerrar las puertas? Ella sabнa que si Mamita veнa las puertas cerradas se escandalizarнa y pasarнa unos cuantos dнas riсйndola y refunfuсando; pero serнa muchнsimo peor que pudiera llegar a ella algo de la discusiуn a propуsito de la bebida, sobre todo despuйs de haber desaparecido la botella de brandy. Inclinу la cabeza asintiendo y Rhett corriу las puertas, dejбndolas perfectamente cerradas. Cuando volviу y se sentу a su lado, mirбndola interrogadoramente con sus ansiosos ojos, la sombra de la muerte retrocediу ante la vitalidad que йl irradiaba y la habitaciуn recobrу su aspecto agradable y acogedor, las lбmparas su luz sonrosada y cбlida. —їQuй le pasa, encanto? Nadie en el mundo era capaz de pronunciar aquella absurda palabra de cariсo tan acariciadoramente como Rhett, aun cuando bromeara. Pero en aquellos momentos no parecнa estar bromeando. Scarlett levantу su atormentada mirada hasta su rostro y se sintiу algo confortada por la impasible e inescrutable expresiуn de Butler. No comprendнa por quй sentнa esta sensaciуn; tal vez fuese porque, como йl decнa, los dos se parecнan mucho. Scarlett pensaba, algunas veces, que todas las personas que ella habнa conocido, excepto Rhett, le eran extraсas. —їNo puede decнrmelo? —le preguntу con ternura—. їEs algo mбs que la muerte del pobre Frank? їNecesita usted dinero? —їDinero? ЎOh, no! ЎPor Dios, Rhett! ЎTengo tanto miedo! —No sea tonta, Scarlett; usted no ha tenido miedo en toda su vida. —ЎOh, Rhett, tengo miedo! Las palabras fluнan mбs rбpidamente de lo que podнa pronunciarlas. Podнa decнrselo. A Rhett podнa decнrselo todo. Йl habнa sido tan malo que no podrнa juzgarla. Era maravilloso encontrar a alguien que era malo y sin conciencia y tramposo, y embustero, cuando el mundo entero estaba lleno de gente incapaz de mentir ni por salvar su alma y que preferirнa morir de inaniciуn a cometer un acto deshonroso. —Tengo miedo de morirme e ir al infierno. Si йl se reнa de ella, se morirнa allн mismo. Pero no se riу. —Estб usted llena de vida, y, despuйs de todo, tal vez no haya infierno. —ЎOh, Rhett, sн lo hay! Usted sabe que sн lo hay. —Sн sй que lo hay, pero estб aquн en la tierra. No despuйs de morir. No hay nada despuйs de la muerte, Scarlett. Usted estб pasando su infierno ahora. —ЎOh, Rhett, eso es una blasfemia! —Pero muy tranquilizadora. Vamos, diga, їpor quй va usted a ir al infierno? Ahora estaba embromбndola, pero a ella no le importaba. ЎSus manos eran tan cбlidas, tan fuertes, y Scarlett se sentнa tan tranquilizada cuando oprimнa las suyas! —Rhett, yo no debнa haberme casado con Frank. Fue un engaсo. Йl pretendнa a Suellen y la querнa a ella, no a mн. Pero yo le mentн, le dije que Suellen se iba a casar con Tony Fontaine. ЎOh! їCуmo pude hacer eso? —Ў Ah! їDe modo que fue por eso? Siempre me maravillу. —ЎY luego lo hice tan desgraciado! Le obliguй a hacer todo lo que йl no querнa; por ejemplo: exigir el pago de las cuentas a gente que no tenнa dinero para ello. ЎY le disgustу tanto que yo pusiese en marcha las serrerнas, y edificase el cafй, y alquilase presidiarios! Casi no se atrevнa a levantar la cabeza de vergьenza. Rhett, yo lo he matado. Sн, lo he matado. Yo no sabнa que йl era del Klan. Nunca soсй que fuera tan atrevido, pero debнa haberlo sabido. Y yo lo matй. —ЎOjalб pudiera toda el agua del Ocйano lavar la sangre que hay en mis manos!... [26] —їCуmo? —No haga usted caso, continъe. —їContinuar? ЎEso es todo! їNo es bastante? Me casй con йl, lo hice desgraciado y lo matй. ЎOh, Dios mнo, yo no sй cуmo pude hacer semejante cosa! Le mentн y me casй con йl. Todo esto me pareciу tan bien cuando lo hice, pero ahora comprendo lo mal que estuvo. Mire, Rhett, me parece que no fui yo quien lo hizo asн. Me portй perversamente con йl, pero yo en el fondo no soy mala. A mн no me educaron asн. Mi madre... Se detuvo y tragу saliva; durante todo el dнa habнa luchado con el recuerdo de Ellen, pero ya no podнa desechar su imagen. —A veces me pregunto cуmo serнa su madre. ЎUsted es tan igual a su padre!... —Mi madre era... ЎOh, Rhett! Por primera vez me alegro de que haya muerto; asн no puede verme. No me habнa educado para que fuese tan mala. ЎElla era tan amable para todo el mundo, tan buena! Hubiera preferido verme muerta a verme hacer esto. ЎY yo que hubiera querido parecerme a ella en todo! No me parezco en absoluto. Yo nunca lo pensй; Ўtenнa tantas otras cosas en que pensar!... Yo hubiera querido ser como ella; no querнa ser como papб. Yo a mi padre lo querнa mucho; pero era tan... tan... inconsciente. Rhett, algunas veces yo procuraba con toda mi alma ser amable con la gente y buena con Frank; pero entonces volvнa mi pesadilla y me asustaba tanto que no tenнa mбs remedio que lanzarme a la calle y arrancar dinero a la gente, fuese mнo o no lo fuese.
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