|
|||
22 de enero. 24 de enero22 de enero
Tomé un desayuno abundante, con la intenció n de saltarme el almuerzo. Pero a la una de la tarde estaba muy hambriento, así que dejé de lado el panfleto de Abt y fui a comer. Durante el camino de regreso compré varias naranjas y una tableta grande de chocolate. A las cuatro de la tarde me lo habí a comido todo. Má s tarde, en Falló n, cené muy bien. Y pocas horas despué s, en el cine, añ adí a todo esto un paquete entero de caramelos y la mayor parte de una bolsa de pastillas de menta. Ahora, a las once de la noche, todaví a tengo hambre.
24 de enero
Ayer cenamos con los Almstadt. El primo Sam no les habí a hablado de mí. Habí a preparado a Iva contá ndole nuestra conversació n, pero el asunto no salió a relucir. El viejo Almstadt llevó la voz cantante y habló de los beneficios que conseguirí a si no hubiera escasez de suministros. Estos dí as mi suegra tambié n está ocupada. La semana pasada horneó una tarta destinada a la Feria para el Socorro a los Rusos. Esta semana todas las señ oras de su club hacen donació n de sangre a la Cruz Roja. Teje una bufanda a la semana. Tambié n intentó tejer guantes, pero sin é xito. Los dedos no le salí an bien. Y las chicas, Alma y Rose, se quejaron de que el ejé rcito está absorbiendo a todos los hombres jó venes y que solo quedan los chicos del instituto. La señ ora Almstadt volvió a mencionar que le gustarí a que Iva fuese a vivir con ellos cuando me llamen a filas. Le dije que hay tiempo suficiente para tomar una decisió n. Quiero demasiado a Iva para entregá rsela a ellos. La semana pró xima vamos a casa de mi padre. Hemos declinado la invitació n de mi madrastra durante semanas, y ella se lo está tomando a mal.
|
|||
|