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MILLENNIUM 3 18 страница



—їY tъ crees que Millennium va a publicar algo remarcable sobre Salander?

—No es que lo crea; lo sй. Millennium estб preparando un scoop que le darб la vuelta a la historia de Salander y me saca de quicio no poder hacerlo yo. Pero, simplemente, resulta imposible.

—Pero acabas de decir que suprimes mi artнculo porque sabes que es falso... Con lo cual has dado a entender que hay algo en esta historia que todos los periodistas han pasado por alto.

—Exacto.

—Perdуname, pero me cuesta creer que todos los medios de comunicaciуn de Suecia hayan caнdo en la misma trampa...

—Lisbeth Salander ha sido objeto de una persecuciуn mediбtica. En esos casos las normas establecidas dejan de tener vigencia y cualquier sinsentido va a parar a primera pбgina.

—їMe quieres decir que Lisbeth Salander no es lo que parece?

—Empieza por imaginarte que es inocente de los cargos de los que se la acusa, que la imagen que se ha dado de ella en las portadas de los periуdicos es una tonterнa y que hay en movimiento otras fuerzas muy diferentes a las que han salido a la luz hasta ahora.

—їEso es lo que piensas?

Erika Berger asintiу con la cabeza. —Entonces eso significa que lo que acabo de escribir es parte de una continua campaсa contra ella. —Exacto.

—Pero їno me puedes decir de quй va la historia?

—No.

Pensativo, Johannes Frisk se rascу un instante la cabeza. Erika Berger esperу.

—De acuerdo... їQuй quieres que haga?

—Vuelve a tu mesa y ponte a pensar en otro reportaje. No te estreses, pero poco antes del juicio me gustarнa poder publicar un largo texto, tal vez de dos pбginas enteras, que analice el grado de veracidad de todas las afirmaciones que se han hecho hasta ahora sobre Lisbeth Salander. Empieza por los recortes de prensa: haz una lista de todas las cosas que se han dicho sobre ella y luego las vas repasando una por una.

—Vale...

—Piensa como un periodista. Averigua quiйn difunde la historia, por quй lo hace y a quiйn beneficia.

—Pero no estarй en el SMP cuando empiece el juicio. Como ya te he dicho, йsta es mi ъltima semana de suplencia.

Erika abriу una funda de plбstico que sacу de un cajуn de su mesa y le dio un papel a Johannes Frisk.

—He prolongado tu suplencia tres meses mбs. Continъa esta semana con tu trabajo y el lunes vienes a verme.

—Vale...

—Bueno, si es que quieres que prolonguemos tu contrato. ..

—Claro que sн.

—Se te contratarб para hacer una investigaciуn al margen del habitual trabajo de redacciуn. Estarбs bajo mis уrdenes directas. Cubrirбs de modo especial el juicio de Salander por encargo del SMP.

—Me parece que el jefe de Noticias tendrб algo que objetar...

—No te preocupes por Holm. He hablado con el jefe de la redacciуn de temas jurнdicos para que no surja ningъn conflicto. Pero vas a investigar el fondo, no a cubrir las noticias. їTe parece bien?

—Me parece fenomenal.

—Bueno, pues... venga, ya estб. Nos vemos el lunes.

Le hizo seсas para que se fuera del cubo de cristal. Al levantar la vista sorprendiу a Anders Holm observбndola desde el otro lado del mostrador central. El bajу la mirada y fingiу no haberla visto.


Capнtulo 11

Viernes, 13 de mayo — Sбbado, 14 de mayo

 

Mikael Blomkvist tuvo mucho cuidado en asegurarse de que no lo vigilaban cuando el viernes por la maсana, muy temprano, fue andando desde la redacciуn de Millennium hasta la antigua casa de Lisbeth Salander en Lundagatan. Debнa ir a Gotemburgo para ver a Idris Ghidi. El problema era dar con un medio de transporte seguro con el que no corriera el riesgo de ser observado ni de dejar huellas. Tras pensarlo bien, decidiу rechazar la opciуn del tren, ya que no querнa usar ninguna tarjeta de crйdito. Por lo general, solнa coger el coche de Erika Berger, algo que, sin embargo, ya no era posible. Pensу en pedirle a Henry Cortez, o a quien fuera, que le alquilara uno, pero siempre aparecнa el inconveniente de que todo ese papeleo dejarнa una huella.

Al final, se le ocurriу la soluciуn mбs obvia. Tras sacar una considerable suma de dinero de un cajero automбtico de Gуtgatan, utilizу las llaves de Lisbeth Salander para abrir la puerta de su Honda color burdeos, que llevaba abandonado en la calle, delante de su antigua casa, desde el mes de marzo. Ajustу el asiento y advirtiу que el depуsito de gasolina estaba medio lleno. Por ъltimo, dio marcha atrбs, se incorporу al trбfico y se dirigiу hacia la E4 por el puente de Liljeholmen.

Al llegar a Gotemburgo aparcу en una calle perpendicular a Avenyn a las 14.50. Se tomу un almuerzo tardнo en el primer cafй que encontrу. A las 16.10, cogiу el tranvнa que iba a Angered y se bajу en el centro. Tardу veinte minutos en encontrar la direcciуn donde vivнa Idris Ghidi. Llegу a su cita con йl con un retraso de poco mбs de diez minutos.

Idris Ghidi cojeaba. Le abriу la puerta, estrechу la mano de Mikael y lo invitу a pasar a un salуn amueblado de forma espartana. En una cуmoda que estaba junto a la mesa ante la cual Idris lo invitу a sentarse habнa una docena de fotografнas enmarcadas que Mikael estudiу.

—Mi familia —dijo Idris Ghidi.

Hablaba con un fuerte acento. Mikael sospechaba que no sobrevivirнa al examen de lengua sueca que proponнa el Partido Liberal.

—їSon tus hermanos?

—Los dos de la izquierda fueron asesinados por Sadam en los aсos ochenta, al igual que mi padre, el del centro. Y mis dos tнos tambiйn fueron asesinados por Sadam, pero en los aсos noventa. Mi madre muriу en el aсo 2000. Mis tres hermanas viven. Residen en el extranjero: dos en Siria, y la otra, la menor, en Madrid.

Mikael moviу afirmativamente la cabeza. Idris Ghidi sirviу cafй turco.

—Kurdo Baksi te manda saludos.

Idris Ghidi asintiу.

—їTe explicу lo que yo querнa?

—Kurdo me comentу que querнas contratarme para un trabajo, pero no de quй se trataba. Dйjame que te diga, ya desde el principio, que no lo voy a aceptar si es algo ilegal. No me puedo permitir implicarme en una cosa asн.

Mikael volviу a asentir.

—No hay nada ilegal en lo que te quiero pedir, pero es raro. El encargo que te voy a hacer durarб un par de semanas y tendrбs que realizarlo todos los dнas. Pero sуlo te llevarб poco mбs de un minuto y estoy dispuesto a pagarte mil coronas a la semana. El dinero te lo darй en mano de mi propio bolsillo y no lo declararй a Hacienda.

—Entiendo. їQuй quieres que haga?

—Tъ trabajas como limpiador en el hospital de Sahlgrenska.

Idris Ghidi hizo de nuevo un gesto afirmativo con la cabeza.

—Una de tus tareas consiste en limpiar todos los dнas, o seis dнas a la semana si lo he entendido bien, el pasillo iiC, que es donde estб la unidad de cuidados intensivos.

Idris Ghidi asintiу.

—Esto es lo que quiero que hagas.

Mikael Blomkvist se inclinу hacia delante y se lo explicу.

El fiscal Richard Ekstrцm contemplу pensativo a su visita: un rostro arrugado enmarcado en un pelo corto y canoso. Era la tercera vez que se encontraba con el comisario Georg Nystrуm. Йste lo visitу por primera vez durante los dнas que siguieron al asesinato de Zalachenko. Le mostrу una placa que confirmaba que trabajaba para la DGP/Seg. Y mantuvieron una larga y discreta conversaciуn.

—Es importante que comprendas que yo no intento influir en absoluto en tu manera de actuar o de hacer tu trabajo —le aclarу Nystrуm.

Ekstrцm asintiу.

—Tambiйn debo subrayar que, bajo ninguna circunstancia, puedes hacer pъblica la informaciуn que te voy dar. —Entiendo —dijo Ekstrцm.

A decir verdad, Ekstrцm debнa reconocer que no lo entendнa muy bien, pero no querнa parecer un idiota haciendo demasiadas preguntas. Lo que sн le habнa quedado claro era que el tema de Zalachenko debнa ser tratado con la mбxima discreciуn. Y tambiйn que las visitas de Nystrуm eran totalmente informales, aunque con el beneplбcito de las mбs altas autoridades de la policнa de seguridad.

—Estamos hablando de vidas humanas —le explicу Nystrуm ya en la primera reuniуn—. Por lo que a la policнa de seguridad respecta, todo lo que concierne a la verdad del caso Zalachenko estб clasificado. Te puedo confirmar que es un antiguo agente que desertу del espionaje militar ruso y una de las personas clave en la ofensiva rusa contra la Europa occidental de los aсos setenta.

—Vale... Eso es, por lo visto, lo que Mikael Blomkvist sostiene.

—Y en este caso tiene toda la razуn. Es periodista y se ha tropezado con uno de los asuntos mбs secretos de toda la historia de la defensa sueca.

—Va a publicarlo.

—Por descontado. El representa a los medios de comunicaciуn con todas sus ventajas y desventajas. Vivimos en una democracia y, naturalmente, no podemos influir en lo que escribe la prensa. La desventaja en este caso es, por supuesto, que Blomkvist sуlo conoce una pequeсa parte de la verdad sobre Zalachenko y que gran parte de lo que sabe es mentira.

—Entiendo.

—Pero lo que Blomkvist no entiende es que si la verdad sobre Zalachenko sale a la luz, los rusos podrбn identificar a los informadores y a las fuentes que tenemos en Rusia. Eso quiere decir que ciertas personas que se juegan la vida luchando por la democracia corren el riesgo de morir.

—Pero їno es Rusia hoy en dнa una democracia? Quiero decir que si esto hubiese ocurrido durante la йpoca comunista.. .

—Eso son ilusiones. Se trata de gente que es culpable de espionaje contra Rusia y no hay rйgimen en el mundo que acepte eso, aunque haya pasado mucho tiempo. Y varias de esas fuentes siguen en activo...

Ya no existнan agentes asн, pero eso no lo podнa saber el fiscal Ekstrцm. Tenнa que fiarse de la palabra de Nystrуm. Y tampoco podнa remediar sentirse halagado por compartir, de manera informal, informaciуn sobre uno de los secretos mejor guardados de toda Suecia. Le sorprendнa un poco que la defensa sueca hubiera conseguido infiltrarse en la defensa rusa del modo que insinuaba Nystrуm, y entendнa que, naturalmente, se trataba de informaciуn que no debнa difundirse bajo ningъn concepto.

—Cuando me encargaron que contactara contigo ya habнamos hecho una completa evaluaciуn de tu persona —dijo Nystrуm.

El arte de la seducciуn siempre consiste en dar con los puntos dйbiles de los seres humanos. La debilidad del fiscal Ekstrцm radicaba en lo convencido que estaba de su propia importancia y en el hecho de que йl, como cualquier persona, apreciara los halagos. Se trataba de conseguir que se sintiera elegido.

—Y hemos podido constatar que cuentas con una gran confianza dentro de la policнa... y, por supuesto, en los cнrculos gubernamentales —aсadiу Nystrуm.

Ekstrцm parecнa contento. Que personas anуnimas de los cнrculos gubernamentales tuvieran confianza en йl era una informaciуn que, de forma tбcita, insinuaba que podнa contar con cierta gratitud en el caso de que jugara bien sus cartas. Era un buen presagio para el futuro de su carrera profesional.

—Entiendo... ї Y quй es lo que en realidad quieres?

—Mi misiуn es, dicho en pocas palabras, ayudarte de la manera mбs discreta posible con mis conocimientos. Ya sabes lo increнblemente complicada que se ha vuelto esta historia. Por una parte, se estб realizando, como es debido, la instrucciуn de un sumario del que tъ eres el mбximo responsable. Nadie, ni el gobierno ni la policнa de seguridad ni ningъn otro, puede entrometerse en cуmo la estбs llevando a cabo. Tu trabajo consiste en encontrar la verdad y procesar a los culpables. Es una de las funciones mбs importantes de un Estado de derecho.

Ekstrцm asintiу.

—Por otra parte, serнa una catбstrofe nacional de proporciones mбs bien incomprensibles que toda la verdad sobre el caso Zalachenko saliera a la luz.

—Entonces, їxuбl es el objetivo de tu visita?

—Primero, concienciarte de lo delicado del asunto. Creo que Suecia no se ha encontrado en una situaciуn tan delicada desde la segunda guerra mundial. Podrнamos decir que el destino de nuestro paнs estб, en cierta medida, en tus manos.

—їQuiйn es tu jefe?

—Lo siento, pero no se me permite revelar el nombre de las personas que estбn trabajando en este tema. Dйjame decirte tan sуlo que mis instrucciones proceden de la mбxima autoridad imaginable.

ЎDios mнo! Actъa por orden del gobierno. Pero no lo puede decir porque provocarнa una catбstrofe polнtica.

Nystrуm vio que Ekstrцm mordнa el anzuelo.

—Lo que sн puedo hacer, en cambio, es proporcionarte alguna informaciуn. Tengo amplios poderes para, siguiendo mi propio criterio, iniciarte en el conocimiento de cierto material que se cuenta entre lo mбs secreto de este paнs.

—De acuerdo.

—Eso significa que cuando tengas dudas sobre algo, sea lo que sea, es a mн a quien debes dirigirte. No hablarбs con nadie mбs dentro de la policнa de seguridad; sуlo conmigo. Mi misiуn consiste en guiarte por este laberinto y, si se produce un choque de diferentes intereses, nos ayudaremos mutuamente a encontrar soluciones.

—Entiendo. En ese caso es mi deber comunicarte que agradezco que tъ y tus colegas estйis dispuestos a facilitarme la labor de esa manera.

—Queremos que el proceso judicial siga su curso, aunque la situaciуn es difнcil.

—Bien. Te aseguro que voy a ser muy discreto; no es la primera vez que manejo informaciуn clasificada...

—No, ya lo sabemos.

En ese primer encuentro Ekstrцm le habнa hecho docenas de preguntas que Nystrуm apuntу con total meticulosidad y que luego intentу contestar en la medida de lo posible. En esta tercera visita le responderнa a varias de ellas. La mбs importante de todas se referнa al grado de veracidad del informe de Bjцrck de 1991.

—Eso es un problema —dijo Nystrуm.

Parecнa preocupado.

—Tal vez deba empezar por explicarte que, desde que ese informe saliу a flote, hemos tenido un grupo de anбlisis trabajando prбcticamente dнa y noche con la ъnica misiуn de averiguar lo que en realidad sucediу. Y estamos llegando a un punto en el que ya podemos empezar a sacar conclusiones. Y son conclusiones muy desagradables.

—Eso lo puedo entender, pues ese informe afirma que la policнa de seguridad y el psiquiatra Peter Teleborian conspiraron para meter a Lisbeth Salander en una clнnica psiquiбtrica.

—ЎOjalб no fuera mбs que eso! —dijo Nystrуm con una ligera sonrisa.

—їOjalб?

—Sн. Porque, si fuera asн, la cosa serнa muy sencilla. Entonces se habrнa cometido un delito que llevarнa a un proceso. El problema es que el informe no concuerda con los que se encuentran en nuestros archivos.

—їQuй quieres decir?

Nystrуm sacу una carpeta azul y la abriу.

—Este es el verdadero informe que Gunnar Bjцrck redactу en 1991. Aquн tambiйn estбn los documentos originales de la correspondencia que mantuvo con Teleborian y que guardamos en nuestro archivo. El problema es que las versiones no se corresponden. —Aclбrame eso.

—Lo peor de la historia es que Bjцrck se ahorcara. Suponemos que no pudo hacer frente al hecho de que se descubrieran sus deslices sexuales. Millennium pensaba ponerlo en evidencia. Aquello lo condujo a una desesperaciуn tan profunda que optу por quitarse la vida.

—Sн...

—El informe original es una investigaciуn sobre los intentos de Lisbeth Salander de matar a su padre, Alexander Zalachenko, con una bomba incendiaria. Las primeras treinta pбginas del informe que Blomkvist encontrу concuerdan con el original. En ellas no hay nada raro. Es a partir de la pбgina treinta y tres, cuando Bjцrck extrae sus conclusiones y hace una serie de recomendaciones, donde surge la discrepancia.

—їCуmo?

—En la versiуn original, Bjцrck recomienda claramente cinco cosas. No tenemos por quй ocultar que lo que se pretendнa era suavizar el asunto Zalachenko en los medios de comunicaciуn. Bjцrck propone que la rehabilitaciуn de Zalachenko, pues sufrнa graves quemaduras, se efectuara en el extranjero. Y cuestiones por el estilo. Tambiйn propone que se le ofrezcan a Lisbeth Salander los mejores cuidados psiquiбtricos imaginables.

—Vale...

—El problema es que se han modificado, muy sutilmente, unas cuantas frases. En la pбgina treinta y cuatro hay un pasaje donde Bjцrck parece sugerir que Salander sea tachada de psicуtica con el fin de echar por tierra su credibilidad en el caso de que alguien empezara a hacer preguntas sobre Zalachenko.

—їY ese pasaje no figura en el informe original?

—Eso es. Gunnar Bjцrck nunca escribiу nada semejante. Ademбs, habrнa constituido una vulneraciуn de la ley. Lo que йl propuso fue que ella tuviera la asistencia que en realidad necesitaba. En la copia de Blomkvist eso se ha convertido en una conspiraciуn.

—їPuedo leer el original?

—Toma. Pero tengo que llevбrmelo cuando me vaya. Y antes de que lo leas, dйjame que llame tu atenciуn sobre el anexo con la correspondencia que a continuaciуn mantuvieron Bjцrck y Teleborian. Casi toda ella es una clara falsificaciуn. Ya no se trata de cambios sutiles sino de graves falsificaciones.

—їFalsificaciones?

—Creo que, en este caso, es la palabra mбs adecuada. El original da fe de que Peter Teleborian recibiу el encargo que le hizo el tribunal para que le realizara un examen psiquiбtrico forense a Lisbeth Salander. Hasta ahн todo resulta de lo mбs normal: Lisbeth Salander tenнa doce aсos y habнa intentado matar a su padre con una bomba incendiaria; lo llamativo habrнa sido que no se le hubiera hecho un estudio psiquiбtrico.

—Es verdad.

—Si tъ hubieses sido el fiscal, supongo que tambiйn habrнas pedido un informe pericial tanto social como psiquiбtrico.

—Por supuesto.

—Por aquel entonces, Teleborian ya era un conocido y respetado psiquiatra infantil y ademбs tenнa experiencia en psiquiatrнa forense. Le encargaron la tarea, efectuу la pertinente evaluaciуn y llegу a la conclusiуn de que Lisbeth Salander estaba psнquicamente enferma... No creo que sea necesario que entre en los detalles tйcnicos.

—Bien...

—Teleborian dejу constancia de eso en un informe que enviу a Bjцrck y que luego fue presentado ante el tribunal, que decidiу que Salander ingresara en Sankt Stefan.

—Entiendo.

—En la versiуn de Blomkvist, el informe de Teleborian brilla por su ausencia. En su lugar, hay una correspondencia entre Bjцrck y Teleborian que insinъa que Bjцrck le insta a simular una evaluaciуn psiquiбtrica.

—Y eso es lo que tъ dices que es una falsificaciуn...

—Sin duda.

—Pero їa quiйn le interesarнa falsificar eso? Nystrуm dejу el informe y frunciу el ceсo. —Estбs llegando al mismнsimo quid de la cuestiуn. —Y la respuesta es...

—No la sabemos. Esa es la pregunta en la que anda trabajando sin parar nuestro grupo de anбlisis.

—їPodrнa ser que Blomkvist se hubiera inventado todo eso?

Nystrуm se riу.

—Bueno... la verdad es que йsa fue una de nuestras primeras ideas. Pero creemos que no. Lo que pensamos es que la falsificaciуn se realizу hace muchos aсos, con toda probabilidad al mismo tiempo que se redactу el informe original.

—їAh, sн?

—Lo cual nos lleva a una desagradable conclusiуn: el que hizo la falsificaciуn estaba muy al tanto del asunto. Y, por si fuera poco, tuvo acceso a la misma mбquina de escribir que usу Gunnar Bjцrck.

—їQuieres decir que...?

—No sabemos dуnde redactу Bjцrck el informe. Es posible que lo hiciera en una mбquina de escribir de su casa, de su lugar de trabajo o de algъn otro sitio. Podemos imaginar dos cosas: o que el que hizo la falsificaciуn era alguien del mundo de la psiquiatrнa o de la medicina forense que, por la razуn que fuera, querнa armarle un escбndalo a Teleborian, o que la falsificaciуn fue realizada por algъn miembro de la policнa de seguridad y estuvo motivada por objetivos completamente distintos.

—їPor quй?

—Estamos hablando del aсo 1991. Tal vez fuese un agente ruso infiltrado en la DGP/Seg que le estuviera siguiendo el rastro a Zalachenko. Esa posibilidad es la que nos ha llevado a que en estos momentos nos encontremos estudiando una gran cantidad de antiguos expedientes personales.

—Pero si la KGB se hubiese enterado de... ya hace aсos que esto habrнa salido a la luz.

—Bien pensado. Pero no olvides que fue justo en esa йpoca cuando cayу la Uniуn Soviйtica y se disolviу la KGB. No sabemos quй saliу mal. Quizб se tratara de una operaciуn planificada de antemano que luego se abortу. La KGB dominaba con verdadera maestrнa el arte de falsificar documentos y el de la desinformaciуn.

—Pero їquй objetivo podrнa tener la KGB falsificando eso?...

—Tampoco lo sabemos. Pero un objetivo obvio serнa, por supuesto, el de desacreditar al gobierno sueco.

Ekstrцm se pellizcу el labio inferior.

—їDe modo que la evaluaciуn mйdica de Salander es correcta?

—Pues, sн. Sin duda. Salander estб loca de atar, si me perdonas la expresiуn. Que no te quepa la menor duda. La medida de ingresarla en aquella unidad cerrada del psiquiбtrico fue completamente acertada.

-—їInodoros? —preguntу la redactora jefe en funciones Malin Eriksson con un deje de duda en la voz, como si pensara que Henry Cortez le estaba tomando el pelo.

—Inodoros —repitiу Henry Cortez con un gesto de asentimiento.

—їQuieres escribir un reportaje sobre inodoros? їEn Millennium ?

Monica Nilsson soltу una repentina e inapropiada carcajada. Ella habнa visto su mal disimulado entusiasmo en cuanto йl entrу con su despreocupado y lento andar a la reuniуn del viernes; reconociу todos los sнntomas que presenta un periodista que tiene un artнculo cociйndose en el horno.

—Vale, cuйntamelo.

—Es muy sencillo —dijo Henry Cortez—. La industria mбs grande de Suecia, con diferencia, es la construcciуn. Se trata de una industria que, en la prбctica, no puede mudarse al extranjero por mucho que Skanska finja tener una oficina en Londres y cosas por el estilo. Las casas, en cualquier caso, hay que construirlas en Suecia.

—Ya, pero eso no es nada nuevo.

—No. Pero lo que sн podrнa decirse que es mбs o menos nuevo es que, cuando se trata de crear empresas competentes y eficaces, el negocio de la construcciуn estб a aсos luz de todas las demбs industrias de Suecia. Si Volvo construyera coches de la misma manera, el ъltimo modelo valdrнa alrededor de uno o dos millones de coronas. Para cualquier industria normal el objetivo es reducir los precios. Con la industria de la construcciуn sucede lo contrario: pasan olнmpicamente de reducir costes, lo cual hace que el precio del metro cuadrado aumente y que el Estado realice una serie de subvenciones con dinero pъblico para que el precio final no resulte absurdo.

—їY ahн hay un artнculo?

—Espera. Es complicado. Pongamos, por ejemplo, que si desde los aсos setenta la evoluciуn de los precios hubiera sido la misma para una hamburguesa, un Big Mac valdrнa hoy algo mбs de ciento cincuenta coronas como mнnimo. Lo que costarнa con patatas fritas y Coca-Cola no me lo quiero ni imaginar, pero con lo que cobro en Millennium seguro que no me lo podrнa permitir. їCuбntos de los que os encontrбis aquн sentados estarнais dispuestos a pagar mбs de cien coronas por una hamburguesa de McDonald's? Nadie dijo nada.

—Muy bien hecho. Pero cuando NCC levanta en un pispas y con cuatro ladrillos unos cuantos bloques en Lidingу (en Gбshaga, para ser mбs exactos), y cobra unas diez o doce mil coronas de alquiler por un piso de dos dormitorios, їcuбntos de vosotros las pagarнais?

—Yo no me lo podrнa permitir —dijo Monica Nilsson.

—No. Pero vives en un piso de Danvikstull que te comprу tu padre hace veinte aсos y por el que te darнan, si lo vendieras, digamos que un kilo y medio. Pero їquй hace un joven de veinte aсos que se quiere ir de la casa de sus padres? No se lo puede permitir. De modo que, o vive de alquiler, o subarrendado, o se queda con su vieja hasta que se jubila.

—їY quй pintan los inodoros en toda esta historia? —preguntу Christer Malm.

—A eso voy. La pregunta es: їpor quй son tan endiabladamente caras las casas? Pues porque el que las manda construir no sabe cуmo hacerlo. Os pondrй un ejemplo: una promotora municipal llama a una empresa de construcciуn tipo Skanska, le dice que quiere encargar cien pisos y le pregunta que cuбnto le costarнa. Skanska hace sus cбlculos y pongamos que le contesta que quinientos millones. Eso tiene como consecuencia que el precio por metro cuadrado se sitъe en X coronas y que tъ tengas que desembolsar diez mil coronas al mes si quieres vivir allн. Porque, a diferencia de lo que pasa con McDonald's, no puedes renunciar a vivir en algъn sitio. O sea, que no te queda mбs remedio que pagar lo que te digan.

—Por favor, Henry... al grano.

—Ese es el grano. їPor quй cuesta un pastуn trasladarse a esos malditos cajones de mierda del puerto de Hammarby? Pues porque las constructoras pasan de bajar los precios. Y porque al cliente no le queda mбs remedio que pagar. Una de las cosas que mбs encarece la vivienda es el material de construcciуn. El negocio de este material estб en manos de empresas mayoristas, que son las que ponen los precios. Como ahн no hay una verdadera competencia, una baсera puede costar en Suecia cinco mil coronas. La misma baсera hecha por el mismo fabricante cuesta en Alemania el equivalente a dos mil coronas. Y no existe ningъn coste adicional en Suecia que pueda explicar la diferencia. —Vale.

—Casi todo esto se puede leer en un informe de la Delegaciуn para el anбlisis de los costes de construcciуn que fue designada por el gobierno y que estudiу este tema a finales de los aсos noventa. Desde entonces, no ha pasado gran cosa. Nadie negocia con las empresas de construcciуn denunciando lo disparatado de sus precios. Los que encargan los edificios pagan sin rechistar lo que cuesta, y, al final, el precio lo asumen los inquilinos y los contribuyentes.

—Henry: їy los inodoros?

—Lo poco que ha ocurrido desde aquel informe de la Delegaciуn ha tenido lugar a nivel local, en especial fuera de Estocolmo. Hay clientes que se han cansado de los altos costes. Un buen ejemplo lo constituye Karlskronahem, la empresa municipal de vivienda de Karlskrona, que construye edificios mбs baratos que ninguna otra, simplemente porque compra el material sin intermediarios. Y la Federaciуn sueca de comercio tambiйn se ha metido por medio. Ellos piensan que los precios del material de construcciуn son del todo absurdos, razуn por la cual intentan facilitarle la vida al cliente importando productos equivalentes a un precio mбs bajo. Y eso motivу un pequeсo enfrentamiento en la Feria de la Construcciуn de Бlvsjу de hace un aсo. La Federaciуn sueca de comercio trajo a un tнo de Tailandia que vendнa inodoros a quinientas coronas la unidad.

—Vale. їY?

—Su competidor mбs cercano era una empresa mayorista sueca que se llama Vitavara AB y que vende inodoros autйnticamente suecos a mil setecientas coronas cada uno. Asн que los compradores inteligentes de las empresas municipales de construcciуn empezaron a rascarse la cabeza y a preguntarse por quй estaban pagando mil setecientas coronas por un inodoro cuando por quinientas podнan traerles de Tailandia uno igual.

—їTal vez porque era de mejor calidad? —preguntу Lottie Karim.

—No. La misma.

—Tailandia —dijo Christer Malm—. Eso huele a trabajo infantil y cosas por el estilo. Lo que explicarнa el bajo precio.

—No —contestу Henry Cortez—. En Tailandia el trabajo infantil existe sobre todo en la industria textil y en la de los souvenirs. Y en el comercio sexual de los pedуfilos, por supuesto. Esto es una industria seria. La ONU controla el trabajo infantil y yo he controlado a la empresa. Se han portado bien. Es una empresa grande, moderna y muy respetada en el ramo de los sanitarios.

—Vale... pero estamos hablando de paнses con bajos salarios, lo cual significa que corres el riesgo de escribir un artнculo que abogue por que la industria sueca sea aniquilada por la industria tailandesa. Despide a los trabajadores suecos, cierra las fбbricas de aquн y empieza a importar de Tailandia. Me temo que los sindicatos no te van a dar ninguna medalla...

Una sonrisa se dibujу en los labios de Henry Cortez. Se echу hacia atrбs y puso una cara de desvergonzada chulerнa.

—Pues no —contestу—. Adivina dуnde fabrica Vitavara AB esos inodoros por los que pagas mil setecientas coronas.

Se hizo el silencio en la redacciуn.

—En Vietnam —dijo Henry Cortez. —No puede ser —respondiу la redactora jefe Malin Eriksson.

—Sн, querida —terciу Henry—. Llevan por lo menos diez aсos haciendo inodoros en rйgimen de subcontrataciуn. A los trabajadores suecos los despidieron en los aсos noventa.

—Joder.

-—Pero ahora viene lo mejor. Si los importбramos directamente de la fбbrica de Vietnam, el precio rondarнa las trescientas noventa coronas. Adivina cуmo se explica la diferencia de precio entre Tailandia y Vietnam.

—No me digas que...

Henry Cortez asintiу. Su sonrisa ya era mбs ancha que su cara.

—Vitavara AB le encarga el trabajo a algo que se llama Fong Soo Industries. Figura en la lista de la ONU sobre las empresas que emplean mano de obra infantil; o eso es, al menos, lo que dice una investigaciуn que se realizу en el aсo 2001. Pero la gran mayorнa de los trabajadores son prisioneros.



  

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