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QUINTA PARTE 15 страница



Entonces, ante sus ojos, brillу una luz, una hilera de luces, empaсadas y vacilantes, pero completamente reales. En su pesadilla nunca habнa habido luces, Ўsуlo niebla gris! Su mente se asiу a estas luces. Las luces significaban salvaciуn, gente, realidad. De pronto detuvo su carrera con las manos crispadas, luchando por salir de su terror, mirando con intensidad la hilera de faroles que habнan indicado a su cerebro que aquello era Peachtree Street, en Atlanta, y no un mundo gris de espнritus y sueсos.

Se dejу caer, jadeante, en un guardacantуn, esforzбndose en dominar sus nervios como si fuesen cuerdas que se escapasen rбpidamente de sus manos.

«Estaba corriendo, corriendo como una persona trastornada», pensу, con el cuerpo tembloroso aъn por el miedo que iba disminuyendo, con los locos latidos del corazуn haciйndole daсo. Pero їhacia dуnde corrнa?

Su respiraciуn se hizo mбs sosegada, mientras descansaba oprimiйndose el pecho con las manos. Y mirу Peachtree Street arriba.

Allн, en la cima de la colina, estaba su casa. Le pareciу como si todas las ventanas estuvieran iluminadas, iluminadas desafiando a la niebla a empaсar su brillo. ЎSu hogar! ЎEra verdad! Mirу la lejana mole de la casa con agradecimiento, deseбndola, y una gran tranquilidad invadiу su espнritu.

ЎEl hogar! Allн era adonde deseaba ir. Allн era donde corrнa. ЎAl hogar, con Rhett!

Al darse cuenta de esto fue como si alrededor de ella cayesen las cadenas que la habнan tenido prisionera y, con las cadenas, el miedo que habнa poblado sus sueсos desde la noche que en Tara habнa creнdo que el mundo se acababa. Al final de su camino a Tara habнa sentido que se acaba la seguridad, la fuerza, la prudencia, la ternura, la comprensiуn, todas aquellas cosas que, encarnadas en Ellen, habнan sido la salvaguardia de su infancia. Y, aunque desde aquella noche habнa alcanzado la seguridad material, en sus sueсos, era todavнa la chiquilla asustada que buscaba la seguridad perdida de aquel perdido mundo.

Ahora sabнa que el puerto que habнa buscado en sueсos, el lugar de refugio que la niebla le habнa ocultado siempre, no era Ashley... ЎOh, nunca Ashley! No habнa mбs calor en йl que en un fuego fatuo, no mбs seguridad que en unas arenas movedizas. Era Rhett... Rhett, que tenнa brazos fuertes para sostenerla, un ancho pecho para reclinar su cansada cabeza, risas burlonas que daban a los asuntos las proporciones debidas y comprensiуn absoluta, porque йl, como ella, veнa la verdad como verdad, sin oscurecerla con sublimes nociones de honor, sacrificio y grandes ilusiones puestas en la naturaleza humana. Йl la querнa. їCуmo no se habнa dado cuenta de que Rhett la querнa a pesar de todos sus desprecios y su alardear de lo contrario? Melanie lo habнa visto y con su ъltimo suspiro le habнa dicho: «ЎSй buena para йl! ».

«ЎOh! —pensу—. Ashley no es la ъnica persona estъpidamente ciega; yo tambiйn debнa haber visto... »

Durante muchos aсos habнa apoyado su espalda contra el muro de piedra del amor de Rhett y lo habнa tomado como algo debido y natural, igual que habнa tomado el amor de Melanie, enorgulleciйndose con la idea de que la fuerza que estos amores le comunicaban era exclusivamente suya. Y lo mismo que habнa comprendido, hacнa unas horas, que Melanie habнa estado a su lado en las amargas luchas contra la vida, comprendнa ahora que Rhett habнa estado, silencioso, en el fondo, amбndola, comprendiйndola y dispuesto a ayudarla. Rhett en la rifa, leyendo la impaciencia en sus ojos y llevбndola a la realidad; Rhett ayudбndola a salir del cautiverio de la aflicciуn; Rhett conduciйndola a travйs del fuego y de las explosiones la noche de la caнda de Atlanta; Rhett prestбndole el dinero para empezar su lucha por la vida; Rhett que la tranquilizaba cuando se despertaba por las noches, llorando por miedo a sus sueсos... No, ningъn hombre hace esas cosas por una mujer a la que no quiere hasta la locura.

Los бrboles goteaban sobre ella, pero Scarlett ni siquiera se habнa dado cuenta. La llovizna formaba remolinos a su alrededor, pero no los sentнa. Porque, cuando pensу en Rhett con su rostro bronceado, sus dientes brillantes, sus oscuros ojos vivos, un temblor se apoderу de lia.

«ЎYo lo amo! », pensу. Y, como siempre, aceptу la verdad sin asombro, como una niсa acepta un regalo. «No sй cuбnto tiempo hace que lo quiero, pero es verdad. Y, si no hubiera sido por Ashley, me hubiera dado cuenta hace mucho. Nunca he sido capaz de ver el mundo, porque Ashley se interponнa. »

Lo amaba tal como era: despreocupado, bribуn, sin escrъpulos, sin honor, al menos el honor tal como lo admitнa Ashley. «ЎCondenado honor de Ashley! —pensу—. El honor de Ashley me ha dejado a mн siempre malparada. Sн, ya desde el principio, cuando empezу a acompaсarme aunque sabнa que su familia tenнa proyectado su matrimonio con Melanie; Rhett nunca me ha dejado malparada, ni siquiera aquella espantosa noche de la recepciуn de Melanie, cuando debнa haberme retorcido el pescuezo. Aun cuando me dejу en mitad del camino la noche de la caнda de Atlanta, sabнa que estaba segura, sabнa que saldrнa de aquello de algъn modo. Estaba, sencillamente, probбndome. ЎMe ha amado siempre, y yo he sido tan ruin con йl! Una y otra vez le he herido, y йl era demasiado orgulloso para dejarlo ver. Y cuando Bonnie muriу... ЎOh! їCуmo he podido? »

Se puso en pie y mirу la casa de la colina. Habнa pensado hacнa media hora que lo habнa perdido todo en el mundo, excepto el dinero, todo lo que hacнa la vida digna de ser vivida: Ellen, Gerald, Bonnie, Mamita, Melanie y Ashley. Tenнa que perderlos a todos para darse cuenta de que amaba a Rhett. Lo amaba porque era fuerte y no tenнa escrъpulos; y apasionado y humano como ella misma.

«Voy a decнrselo todo —pensу—. Comprenderб. Siempre comprende. Le dirй cuбnto lo quiero y lo loca que he sido, y yo le compensarй de todo. »

De repente se sintiу fuerte y feliz. Ya no sentнa miedo a la oscuridad ni a la niebla y sentнa, con el corazуn lleno de alegrнa, que nunca mбs le volverнan a infundir miedo. Poco importaba que las nieblas la ciсesen en el futuro. Ya conocнa su refugio. Echу a andar alegremente calle arriba hacia el hogar, y el camino le pareciу muy largo. Muy lejano. Se recogiу las faldas hasta las rodillas y echу a correr. Pero esta vez no le hacнa correr el miedo. Corrнa porque los brazos de Rhett estaban al final de la calle.

La puerta principal estaba ligeramente entreabierta, y Scarlett entrу sin aliento y se detuvo un instante bajo los irisados colgantes de la lбmpara. A pesar de tanta iluminaciуn, la casa estaba muy tranquila, no con la serena tranquilidad del sueсo, sino con un silencio cansado y vigilante, que tenнa algo de presagio. Scarlett vio, con una mirada, que Rhett no estaba en el salуn ni en la biblioteca y su corazуn se estremeciу. їY si no estuviera en casa? їSi estuviera con Bella? їO en cualquiera de los otros sitios en que pasaba las noches cuando no volvнa a cenar? No habнa contado con eso.

Empezaba a subir las escaleras para ir en su busca, cuando vio que la puerta del comedor se hallaba cerrada. Su corazуn se contrajo de vergьenza, a la vista de la puerta cerrada, recordando cuбntas noches, en aquel ъltimo verano, йl habнa estado allн solo, sentado, bebiendo, hasta emborracharse de tal modo, que tenнa que venir Pork para llevarlo a la cama. Habнa sido suya la culpa, pero ahora cambiarнa. ЎTodo iba a ser distinto de ahora en adelante!... «ЎPero, Dios mнo, no dejes que estй demasiado embriagado esta noche! Si estб demasiado embriagado, no me creerб y se reirб de mн, y eso me destrozarб el corazуn».

Quedamente abriу una rendija en la puerta del comedor y atisbo por ella. Rhett estaba sentado delante de la mesa, hundido en su silla, con una botella llena delante, de йl, con el tapуn puesto, los vasos limpios. ЎGracias a Dios, no habнa bebido! Scarlett empujу la puerta, conteniйndose para no correr hacia йl. Pero, cuando Rhett levantу la vista y la mirу, algo en su mirada la paralizу en el umbral, y detuvo las palabras que iban a salir de sus labios.

La miraba imperturbable, con los ojos negros fatigados y sin brillo alguno. Aunque Scarlett traнa el cabello deshecho y colgando sobre los hombros, y su pecho se levantaba agitadamente, y las faldas tenнan salpicaduras de barro hasta las rodiEas, el rostro de Rhett no reflejу el menor asombro ni interrogaciуn, ni sus labios hicieron la menor mueca de burla. Estaba hundido en la silla, con el traje arrugado y desaliсado. Todos sus rasgos proclamaban la ruina de una gran figura y el abotagamiento de un hermoso rostro. La bebida y la disipaciуn habнan hecho su obra en aquel perfil de medalla, y ahora no era ya la cabeza de un joven prнncipe pagano en oro reciйn acuсado, sino la de un Cйsar de cobre, cansado, y decadente y gastado por el prolongado uso. Йl la mirу, tal como estaba allн, con la mano en el corazуn; la mirу tranquila, casi amistosamente, y esto la asustу.

—Ven y siйntate —dijo—. їHa muerto?

Scarlett asintiу con la cabeza y avanzу hacia йl, vacilante, llena de inseguridad ante esta nueva expresiуn de su rostro. Sin levantarse, Rhett empujу una silla con el pie y Scarlett se dejу caer en ella. Hubiera querido que no hablase tan pronto de Melanie. No querнa hablar de ella ahora, revivir la agonнa de la ъltima hora. Tenнan todo el resto de la vida para hablar de Melanie. Y, en cambio, a ella le pareciу, poseнda ahora del deseo de gritarle: «ЎTe quiero! », que no habнa mбs que aquella noche, aquella hora, para decirle a Rhett lo que bullнa en su mente. Pero vio algo en el rostro de Rhett que la contuvo, y de repente sintiу vergьenza de hablar de amor cuando el cuerpo de Melanie aъn no habнa acabado de enfriarse.

—ЎDios le dй su eterno descanso! —dijo йl, sombrнo—. Era la ъnica persona verdaderamente buena que he conocido.

—ЎOh, Rhett! —exclamу Scarlett llorando, pues sus palabras le hacнan recordar con demasiada viveza todas las cosas buenas que Melanie habнa hecho por ella—. їPor quй no fuiste conmigo? Fue terrible... Ўy te he necesitado tanto!

—No hubiera podido soportarlo —dijo Rhett sencillamente, casi en un susurro.

Y permaneciу un momento en silencio. Luego hablу haciendo un esfuerzo, y dijo lentamente:

—Una verdadera gran seсora.

Su sombrнa mirada mirу mбs allб de ella. En sus ojos habнa la misma expresiуn que viera Scarlett la noche de la caнda de Atlanta, cuando йl le anunciу que se marchaba con las tropas. La sorpresa de un hombre que ya no espera de sн mismo nada bueno y de repente se descubre lealtades y emociones insospechadas y se siente en ridнculo ante el descubrimiento.

Su mirada melancуlica se fijу por encima del hombro de Scarlett, como si pudiese ver a Melanie atravesar silenciosamente la habitaciуn dirigiйndose hacia la puerta. En la mirada de despedida de sus ojos no habнa pena ni dolor; sуlo sorpresa de sн mismo, sуlo un conmovedor revivir de emociones muertas desde la infancia. Y dijo de nuevo:

—ЎUna verdadera gran seсora!

Scarlett se estremeciу y la esperanza abandonу su corazуn. Y tambiйn el suave calor, la luz que la habнa traнdo a casa como con alas en los pies. Comprendнa a medias lo que pasaba en la mente de Rhett al decir adiуs a la ъnica persona del mundo a quien respetaba, y se desolу de nuevo, con una espantosa sensaciуn de vacнo que no era tan sуlo personal. No podнa comprender ni analizar por completo lo que йl experimentaba, pero le parecнa como si ella tambiйn hubiese oнdo el susurro de unas faldas sedosas que la rozaban en una ъltima caricia. A travйs de los ojos de Rhett veнa pasar no una mujer, sino un sнmbolo, la mujer suave, borrosa, pero firme como el acero, con quien el Sur habнa construido su hogar durante la guerra y a cuyos orgullosos y amantes brazos habнa vuelto en la derrota.

Los ojos de Rhett miraron a Scarlett y su voz cambiу. Ahora era indiferente y frнa.

—De modo que ha muerto... Una suerte para ti, їverdad?

—ЎOh! їCуmo puedes decir esas cosas? —gritу ella, dolorida, con los ojos llenos de lбgrimas—. Bien sabes cuбnto la querнa yo.

—No, no puedo decir que lo supiese. ЎCompletamente inesperado! Y te hace honor, considerando tu pasiуn por la gentuza, que al fin la apreciases.

—їCуmo puedes hablar asн? ЎYa lo creo que la apreciaba! Tъ no. Tъ no la conocнas como yo. No eras tъ el que tenнa por quй conocerla. .. Lo buena que era...

—їDe veras? Tal vez no.

—Pensaba en todo el mundo, excepto en sн misma... ЎPero si sus ъltimas palabras se refirieron a ti!

Los ojos de Rhett relampaguearon. Se volviу hacia Scarlett.

—їQuй dijo?

—ЎOh, no! ЎAhora no, Rhett!

—Di melу.

Su voz era frнa; la mano que le puso en la muсeca le hizo daсo. Ella no querнa decнrselo. No era asн como habнa pensado iniciar la conversaciуn sobre su amor. Pero la mano de йl era imperiosa.

—Dijo... Dijo... «Sй buena para el capitбn Butler. ЎTe quiere tanto! »

Йl la mirу y soltу su muсeca. Bajу los pбrpados y su cara se tornу totalmente inexpresiva. De repente se levantу, se dirigiу a la ventana, levantу las cortinas y mirу hacia afuera con atenciуn, como si hubiera algo mбs que ver que la niebla cegadora.

—їDijo algo mбs? —preguntу sin volver la cabeza.

—Me pidiу que velase por el pequeсo Beau, y yo le dije que lo harнa como si se tratase de mi mismo hijo.

—їQuй mбs?

—Dijo... Ashley... Me encargу que velara tambiйn por Ashley.

Йl quedу unos momentos en silencio y luego riу quedamente.

—Es conveniente tener la autorizaciуn de la primera mujer, їverdad?

—їQuй quieres decir?

Rhett se volviу y, aun en su desconcierto, Scarlett se sorprendiу al ver que no habнa burla en la expresiуn de su marido. Su rostro no reflejaba el menor interйs; parecнa el rostro de un hombre que estб viendo representar el ъltimo acto de una comedia poco entretenida.

—Creo que estoy hablando bastante claro. Melanie ha muerto. Tъ, desde luego, tienes toda la evidencia que puedas desear para divorciarte de mн y no te queda la buena fama suficiente para que un divorcio pueda perjudicarte. Y no tienes en absoluto ninguna religiуn; asн que la Iglesia importa poco. De modo que... Ashley y los sueсos se convierten en realidad con las bendiciones de Melanie. Sн, eso es.

—їDivorciarme? —gritу ella—. ЎNo, no!

Sin darse cuenta de lo que decнa, se levantу de un salto y, corriendo hacia йl, lo cogiу del brazo.

—ЎOh, estбs equivocado, terriblemente equivocado! Yo no me quiero divorciar... Yo...

Se detuvo porque no podнa encontrar otras palabras.

Йl la cogiу por la barbilla, le volviу la cara hacia la luz y la mirу intensamente a los ojos. Ella le devolviу la mirada con el corazуn en los ojos, con los labios temblorosos al intentar hablar. Pero no podнa reunir las palabras porque estaba procurando encontrar en el rostro de йl alguna respuesta, algъn destello de esperanza, de alegrнa. Seguramente ahora habнa comprendido. Pero lo ъnico que encontrу fue la mirada blanda e inexpresiva que la habнa defraudado tantas veces. Rhett le soltу la barbilla y, volviйndose, se dirigiу de nuevo a su silla y se dejу caer en ella con el mentуn hundido en el pecho y los ojos dirigidos a Scarlett con una mirada indiferente.

Scarlett lo siguiу, entrelazando las manos, nerviosa, y permaneciу de pie ante йl.

—Estбs equivocado —dijo por fin encontrando las palabras—. Rhett, hoy, cuando lo supe, volvн a casa corriendo desolada todo el camino, para decirte... Vida mнa, yo...

—Estбs cansada —klijo йl, sin dejar de mirarla—. Es mejor que te vayas a la cama.

—Pero tengo que decirte...

—Scarlett —repuso Rhett lentamente—, no deseo oнr nada.

—Pero no sabes lo que voy a decir.

—Querida mнa, estб claramente escrito en tu cara. Alguien o algo te ha hecho comprender que no es digno que te cases con el viudo de la que ha sido tu mejor amiga. Y esto mismo ha hecho aparecer ante ti mis encantos a una luz nueva y atractiva —suspirу ligeramente—. Y no vale la pena hablar de eso.

Scarlett lo mirу con asombro. Desde luego, siempre habнa leнdo en ella con suma facilidad. Antes, esto le molestaba; pero ahora, despuйs del primer momento de asombro al comprobar su transparencia, su corazуn se llenу de jъbilo y alivio. Rhett sabнa, Rhett comprendнa, y ello simplificaba su labor. No habнa necesidad de hablar. Era natural que estuviera amargado por su prolongado abandono, era natural que desconfiase de su repentino cambio. Tendrнa que convencerlo a fuerza de cariсo, de demostraciones de amor, y Ўquй agradable resultarнa!

—Querido, voy a decнrtelo todo contestу, poniendo las manos en el brazo de su butaca e inclinбndose hacia йl—. ЎHe estado tan equivocada, he sido tan loca!

—Scarlett, no sigas de ese modo. No te humilles ante mн. No puedo soportarlo. Dйjanos alguna dignidad, deja algo a salvo de nuestro matrimonio. Evнtanos esto ъltimo.

Scarlett se enderezу bruscamente. їEvнtanos esto ъltimo? їQuй querнa decir con «esto ъltimo»? їЪltimo? ЎEso era lo primero! ЎSu principio!

—Pero tengo que decirte —empezу rбpidamente, como si temiera que le tapase la boca con la mano imponiйndole silencio—. ЎOh, Rhett! ЎTe quiero tanto, amor mнo! Debo de quererte desde hace muchos aсos, y he sido tan idiota que no lo he sabido. Rhett, tienes que creerme.

Rhett, en pie ante ella, la mirу con una mirada que le atravesу el cerebro. Scarlett vio en sus ojos que la creнa, pero vio tambiйn que aquello le interesaba muy poco. ЎOh! їIrнa a mostrarse ruin? їIrнa a atormentarla? їIrнa a pagarle con su misma moneda?

ЎOh, te creo! —dijo Rhett por fin—. Pero їquй hay de Ashley Wilkes?

—Ashley —contestу Scarlett, con un gesto de impaciencia—. Yo... yo creo que hace ya siglos que no me importa un ardite. Era... Bueno, era un traje que yo habнa hecho y se lo habнa colocado cuando yo era una chiquilla. Yo creo que nunca me habrнa preocupado por йl si hubiera sabido cуmo era en realidad. Es una criatura tan floja, de tan poco espнritu, a pesar de toda su charlatanerнa sobre la verdad y el honor y...

—No —dijo Rhett—. Si quieres verlo como realmente es, debes verlo rectamente. Es simplemente un caballero caнdo en un mundo al que no pertenece, procurando hacer algo bueno en йl con las leyes del mundo al que йl pertenecнa.

—ЎOh, Rhett! No perdamos el tiempo hablando de йl. їQuй nos importa Ashley ahora? їNo te alegras de saber... Quiero decir, ahora que yo...

Al encontrarse sus ojos con los cansados de Rhett, Scarlett empezу a tartamudear, azorada, como una jovencita con su primer pretendiente. Si йl la ayudase un poco... Si le tendiese los brazos para poder llorar agradecida en ellos y reclinar la cabeza contra su pecho... Con sus labios contra los de йl podrнa decirle mucho mбs que con todos aquellos balbuceos. Pero al mirarlo se dio cuenta de que Rhett no lo hacнa por venganza. Estaba impбvido, como si nada de lo que ella habнa dicho tuviera la menor importancia. —їSi me alegro? —dijo—. Habrнa yo dado gracias a Dios de rodillas por oнr antes esto que me estбs diciendo. Pero ahora no tiene importancia.

—їNo tiene importancia? їQuй estбs diciendo? ЎYa lo creo que tiene importancia! Rhett, a ti te importa, їverdad? Tiene que importarte. Melanie dijo que te importaba.

—Sн, y tenнa razуn, con arreglo a lo que ella supo. Pero, Scarlett, їno se te ha ocurrido nunca pensar que el amor mбs infinito puede disiparse?

Ella lo mirу atуnita, con la boca abierta.

—El mнo se ha disipado —continuу Rhett—. Contra Ashley Wilkes y tu loca obstinaciуn, que te hacнa aferrarte como un perro a cualquier cosa que creнas desear... Mi amor se disipу, te lo repito.

—Pero el amor no puede acabarse asн.

—їY el tuyo por Ashley?

—Yo nunca amй realmente a Ashley.

—Pues entonces lo fingнas muy bien... hasta esta noche, Scarlett. No te lo estoy echando en cara, acusбndote, reprochбndote. Ese tiempo pasу. Asн, evнtame tus disculpas y tus explicaciones. Si eres capaz de escucharme durante un minuto sin interrumpirme, puedo explicarte lo que quiero decir. Aunque Dios sabe que no veo la necesidad de las explicaciones. ЎLa verdad estб tan clara!

Scarlett se sentу. La cruda luz del gas caнa sobre su rostro, pбlido y asombrado. Miraba a los ojos que conocнa tan bien y que tan poco conocнa, escuchaba aquella voz tranquila pronunciando palabras que al principio no tenнan ningъn significado. Era la primera vez que le hablaba de aquel modo, como un ser humano a otro, como hablaban las demбs personas: sin petulancias, burlas o enigmas.

—їSe te ocurriу alguna vez pensar que yo te amaba todo lo que un hombre puede amar a una mujer? їQue te amaba desde muchos aсos antes de conseguirte? Durante la guerra me marchй para intentar olvidarte, pero no pude y tuve que volver. Despuйs de la guerra me arriesguй a ir a la prisiуn sencillamente por volver a verte. Te querнa tanto, que creo que hubiera matado a Frank Kennedy si no se hubiera muerto oportunamente. Te querнa, pero no podнa dejбrtelo saber. ЎEres tan cruel con los que te quieren, Scarlett! Coges su amor y lo sostienes sobre sus cabezas como un lбtigo.

De todo esto, sуlo el hecho de que йl la querнa tenнa algъn significado para ella. Ante el dйbil eco de pasiуn que sonaba en la voz de Rhett, el placer y la alegrнa se apoderaron de ella. Scarlett sentada, sin respirar apenas, escuchando, esperando.

—Sabнa que no me querнas cuando me casй contigo. Sabнa lo de Ashley. Pero estaba tan loco, que creн que conseguirнa hacer que me quisieras. Rнete si te parece, pero deseaba cuidarte, mimarte, darte todo cuanto desearas. Deseaba casarme contigo y protegerte y concederte todo lo que pudiera hacerte feliz, lo mismo que hacнa con Bonnie. ЎHabнas tenido que luchar tanto, Scarlett! Nadie sabнa mejor que yo todo lo que habнas pasado, y deseaba que cesaras de luchar y me dejaras a mн luchar por ti. Querнa que jugases como una niсa, una niсa valiente, asustada, terca. Creo que aъn eres una niсa. Nadie mбs que una niсa podrнa ser tan tenaz y tan insensible.

Su voz era cansada y tranquila, pero habнa un no sй quй en ella que le hacнa recordar algo. Habнa oнdo una voz como йsta en alguna otra crisis de su vida. їDуnde habнa sido? La voz de un hombre que se enfrentaba con el mundo, sin sentimiento, sin titubeos, sin esperanza.

Pero їcуmo?... ЎHabнa sido Ashley, en la huerta de Tara, hablando de la vida y de sus trabajos, con un cansancio tranquilo que revelaba en su timbre mбs decisiуn que desesperada amargura! Entonces la voz de Ashley la habнa hecho estremecerse temerosa, oyendo cosas que no podнa comprender; pero ahora la voz de Rhett hacнa latir su corazуn. Su voz, sus gestos mбs que sus palabras, la perturbaron, le hicieron comprender que su alegrнa de un momento antes habнa sido prematura. Algo iba mal, terriblemente mal. Lo que fuese, no podнa saberlo; pero escuchaba desesperada, con los ojos clavados en el bronceado rostro de Rhett, esperando oнr palabras que disiparasen sus temores.

—ЎEra tan evidente que estбbamos hechos el uno para el otro! Tan evidente que yo era el ъnico hombre entre tus conocidos que podнa amarte despuйs de saber cуmo eras realmente, dura y бvida y sin escrъpulos, pomo yo. Te querнa y corrнa la suerte. Creн que Ashley se borrarнa de tu imaginaciуn. Pero —Rhett se encogiу de hombros— probй todo lo que se me ocurriу y nada hizo efecto. ЎY te amaba tanto, Scarlett! Sуlo con que me hubieses dejado, te habrнa querido tan dulce y tan tiernamente como nunca amу un hombre a una mujer. Pero no podнa dejar que lo averiguases porque sabнa que me creerнas dйbil y tratarнas de usar mi amor contra mн. Y siempre, siempre, Ashley estaba allн. Me volvнa loco. No podнa sentarme todas las noches frente a ti a la mesa sabiendo que hubieras querido que Ashley estuviera allн en mi sitio. Y no podнa estrecharte en mis brazos por la noche y saber... Bueno, todo esto ya no tiene ninguna importancia. Ahora me pregunto por quй me dolнa aquello tanto. Eso fue lo que me llevу a Bella. Hay un grosero placer en estar con una mujer que lo ama a uno con todo el corazуn y que lo respeta por ser un caballero, aun cuando esa mujer sea una prostituta ignorante. Nunca has sido un sedante para mн, querida mнa.

—ЎOh, Rhett! —empezу Scarlett, entristecida al oнr el nombre de Bella. Pero йl le impuso silencio y continuу:

—Y luego, aquella noche, cuando te subн en brazos, pensй, esperй..., esperй tanto, que tenнa miedo de verte a la maсana siguiente, por temor a haberme equivocado y que no me quisieras. Tenнa tanto miedo a que te rieras de mн, que salн y me embriaguй. Y cuando volvн me temblaban las piernas, y, si tъ hubieras dado un solo paso a mi encuentro o me hubieras demostrado cariсo de algъn modo, creo que te hubiera besado los pies; pero no lo hiciste.

—ЎOh, Rhett! Yo ya te querнa entonces, pero te mostrabas tan odioso... Yo ya te querнa. Yo creo que..., sн, entonces debiу ser la primera vez que me di cuenta de que te querнa. Nunca volvн a ser feliz pensando en Ashley despuйs de aquello; pero te mostrabas tan odioso, que yo...

—Es verdad —dijo йl—. Parece que hayamos estado jugando al escondite. Pero ahora ya no tiene importancia. Sуlo te lo cuento para que no hagas cabalas sobre todo esto. Cuando estuviste enferma y yo tenнa la culpa, yo no me separй de la puerta, esperando que me llamases. Pero no me llamaste. Comprendн lo loco que habнa sido y que todo habнa terminado.

Se detuvo y mirу por encima de ella a lo lejos, lo mismo que Ashley solнa hacer, viendo algo que ella no podнa divisar. Ella sуlo podнa contemplar, en silencio, su rostro atormentado.

—Pero entonces estaba Bonnie, y comprendн que, al fin y al cabo, no se habнa acabado todo. Me gustaba pensar que Bonnie eras tъ, hecha otra vez niсa, antes de que la guerra y la miseria te hubiesen marcado. ЎSe parecнa tanto a ti, tan voluntariosa, tan valiente, tan alegre y tan llena de ingenio! Y a ella podнa mimarla y educarla mal, lo mismo que hubiera querido mimarte a ti. Pero no era como tъ... Ella me querнa. Podнa recoger el amor que tъ rechazabas y dбrselo a ella, y esto era una bendiciуn para mн... Cuando se marchу, se lo llevу todo.

De repente Scarlett sintiу compasiуn de Rhett, una compasiуn tan grande que borraba su propio dolor y su temor de lo que aquellas palabras pudiesen significar. Era la primera vez en su vida que sentнa compasiуn por alguien sin experimentar desprecio al mismo tiempo, porque era la primera vez que habнa estado prуxima a comprender a otro ser humano. Y podнa comprender, sн, su desolaciуn, y su orgullo, tan obstinado como el de ella, que le habнa impelido confesar su amor, por miedo a una repulsa.

—ЎVida mнa! —dijo acercбndose a йl con la esperanza de que йl alargase los brazos y la sentase sobre sus rodillas—. Vida mнa, lo siento mucho; pero yo te compensarй de todo. Podemos ser muy felices, ahora que sabemos la verdad, y ЎRhett..., mнrame, Rhett! Pueden venir otros hijos, no como Bonnie..., pero... —Gracias; no —dijo Rhett, como si rehusase un pedazo de pan—. No quiero exponer mi corazуn por tercera vez.

—Rhett, no digas esas cosas. ЎOh! їQuй podrнa yo decir para hacerte comprender? Ya te he dicho lo muchнsimo que lo siento.

—Querida, eres tan chiquilla... Crees que con decir: «Lo siento», todos los errores y las heridas de aсos pasados pueden remediarse, borrarse de la imaginaciуn todo el veneno de las viejas heridas... Toma mi paсuelo, Scarlett. Nunca, en ningъn disgusto de tu vida, he visto que usaras paсuelo.

Scarlett cogiу el paсuelo, se sonу y volviу a sentarse. Era evidente que Rhett no la iba a tomar en sus brazos. Empezaba a ser de toda evidencia que todo su discurso sobre el hecho de haberla querido no significaba nada. Era una historia de tiempos antiguos que Rhett consideraba como si no le hubiese ocurrido a йl. Y esto era terrible. Rhett la mirу casi amablemente, un tanto acusativo.

—їCuбntos aсos tienes, querida? Nunca me lo has dicho.

—Veintiocho —contestу Scarlett, con voz apagada por el paсuelo.

—No son muchos. Eres muy joven para haber ganado todo el mundo y perdido tu alma, їverdad? No te asustes. No me refiero al fuego eterno que te espera por tu asunto con Ashley. Estoy hablando en sentido figurado. Siempre, desde que te conozco, has deseado dos cosas: a Ashley y ser lo suficientemente rica para mandar a todo el mundo a freнr espбrragos. Bueno, pues ya eres bastante rica, y le has dicho al mundo lo que has querido, y has conseguido a Ashley, si lo deseas. Pero todo eso no parece ser bastante todavнa.

Scarlett estaba asustada, aunque no por temor al fuego del infierno. Estaba pensando: «Rhett es mi alma y lo estoy perdiendo. Y, si lo pierdo nada mбs me importa. No; ni amigos, ni dinero, ni nada. Si lo tuviese a йl, ya no me importarнa volver a ser pobre. Ya no me importarнa volver a tener frнo, ni siquiera hambre. Pero esto no puede significar... ЎOh, no puede! ».

Se secу los ojos y dijo, desesperada:

—Rhett, si alguna vez me has querido tanto, debe de quedar en tu alma algo para mн.

—De todo ello sуlo encuentro que quedan dos cosas, y son las dos que tъ mбs odias: compasiуn y un extraсo sentimiento de benevolencia.

ЎCompasiуn, benevolencia! «ЎOh, Dios mнo! », pensу ella con desaliento. Cualquier cosa menos piedad y benevolencia. Siempre que habнa sentido esas dos emociones por alguien, iban mano a mano con el desprecio. Йl la despreciaba tambiйn, por lo tanto. Cualquier cosa serнa preferible a eso. Aun la cнnica frialdad de los dнas de la guerra, la locura de embriaguez que se habнa apoderado de йl la noche en que la habнa subido en brazos por las escaleras haciйndole daсo con sus fuertes dedos, o las бsperas palabras que ahora comprendнa habнan encubierto un amargo amor. ЎCualquier cosa antes que la indiferente benevolencia que se leнa en su rostro!



  

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