Хелпикс

Главная

Контакты

Случайная статья





PUTA 14 страница



Segъn el dispositivo de vigilancia montado frente al inmueble desde el amanecer, cinco personas identificadas como colaboradores de la Secciуn entraron en ese portal a lo largo de la maсana. En cuestiуn de segundos, los cinco fueron detenidos y esposados.

Monica Figuerola llevaba chaleco antibalas. Recorriу el piso del que fuera cuartel general de la Secciуn desde los aсos sesenta y, una por una, abriу todas las puertas. Constatу que necesitarнa la ayuda de un arqueуlogo para catalogar la gran cantidad de papeles que atestaba las habitaciones.

No habнan pasado mбs que unos segundos desde que entrу cuando abriу la puerta de un pequeсo espacio situado muy al fondo del piso y descubriу que se trataba de un dormitorio. De repente, se encontrу cara a cara con Joсas Sandberg. El habнa sido uno de los interrogantes que se plantearon en el reparto de tareas de esa maсana. Durante la noche anterior, el policнa que lo estuvo vigilando le perdiу la pista: su coche seguнa aparcado en Kungsholmen y por la noche no se dejу caer por casa. Por la maсana no habнan sabido cуmo localizarlo y detenerlo.

Tienen vigilancia nocturna en el piso por razones de seguridad. Claro. Y Sandberg estб descansando porque le ha tocado el turno de noche.

Joсas Sandberg sуlo llevaba puestos unos calzoncillos y parecнa que acababa de despertarse. Alargу la mano para coger su arma reglamentaria, que estaba encima de la mesilla de noche. Monica Figuerola se inclinу hacia delante y tirу el arma al suelo, lejos de Sandberg.

—Joсas Sandberg, queda usted detenido como sospechoso de complicidad en el asesinato de Gunnar Bjцrck y Alexander Zalachenko, asн como en el intento de asesinato de Mikael Blomkvist y Erika Berger. Pуngase los pantalones.

Joсas Sandberg le dirigiу un puсetazo a Monica Figuerola. Ella lo parу sin inmutarse. —Estбs de coсa, їno? —dijo.

Ella agarrу el brazo de Sandberg y le girу la muсeca con tanta fuerza que lo hizo caer al suelo de espaldas. Lo puso boca abajo y apoyу una rodilla en su regiуn lumbar.

Lo esposу. Era la primera vez desde que empezу a trabajar en la DGP/Seg que usaba las esposas estando de servicio.

Entregу a Sandberg a uno de los agentes uniformados y siguiу su camino. Para acabar, abriу la ъltima puerta, situada al final del pasillo. Segъn los planos de la oficina de urbanismo, se trataba de un cuartucho que daba al patio. Se detuvo en el umbral y se quedу mirando al espantapбjaros mбs demacrado que habнa visto en su vida. Ni por un segundo dudу de que se hallaba frente a un enfermo terminal.

—Fredrik Clinton, queda usted detenido por complicidad en asesinato, intento de asesinato y una larga serie de diferentes delitos —dijo Monica—. Quйdese quieto en la cama. Hemos llamado a una ambulancia para trasladarlo a Kunsgholmen.

Christer Malm se habнa colocado justo delante de la entrada de Artillerigatan. A diferencia de Henry Cortez, sabнa utilizar su Nikon digital. Usу un teleobjetivo corto, por lo que las fotos fueron muy profesionales.

Mostraban cуmo, uno tras otro, los miembros de la Secciуn salнan por la puerta acompaсados de la policнa, eran introducidos en los coches y, por ъltimo, cуmo una ambulancia venнa a buscar a Fredrik Clinton. Sus ojos miraron al objetivo de la cбmara justo en el momento en el que Christer pulsу el disparador. Habнa en ellos preocupaciуn y desconcierto.

Algъn tiempo despuйs, esa imagen ganу el premio de «La Fotografнa del Aсo».


Capнtulo 27

Viernes, 15 de julio

 

A las doce y media el juez iversen golpeу la mesa con la maza, dando asн por reanudada la vista oral. No pudo evitar advertir la presencia de una tercera persona en la mesa de Annika Giannini. Holger Palmgren estaba sentado en una silla de ruedas.

—Hola, Holger —dijo el juez Iversen—. Hacнa mucho tiempo que no te veнa en una sala de tribunal.

—Buenos dнas, juez Iversen. Bueno, es que algunos casos son tan complicados que los jъniors necesitan un poco de ayuda.

—Pensaba que habнas dejado de ejercer.

—He estado de baja. Pero la abogada Giannini me ha contratado para este caso como su asesor.

—Entiendo.

Annika Giannini se aclarу la voz.

-—Tambiйn cabe aсadir que Holger Palmgren representу durante muchos aсos a Lisbeth Salander.

—No tengo nada que objetar —contestу el juez Iversen.

Le hizo un movimiento de cabeza a Annika Giannini para que empezara. Ella se levantу. Siempre la habнa disgustado esa pйsima costumbre sueca de realizar una vista oral con todos sentados alrededor de una mesa manteniendo un tono informal, casi como si se tratara de una cena. Se sentнa mucho mejor cuando hablaba de pie.

—Creo que tal vez debamos empezar con los ъltimos comentarios de esta maсana. Seсor Teleborian, їpor quй desestima usted sistemбticamente todas las afirmaciones que provienen de Lisbeth Salander?

—Porque es obvio que son falsas —contestу Peter Teleborian.

Estaba tranquilo y relajado. Annika Giannini asintiу y se dirigiу al juez Iversen.

—Seсor juez: el seсor Peter Teleborian afirma que Lisbeth Salander miente y se imagina cosas. Ahora la defensa va a probar que todas y cada una de las palabras que se encuentran en la autobiografнa de Lisbeth Salander son verdaderas. Vamos a aportar documentaciуn que demuestra que asн es: tanto grбfica y escrita como con la ayuda de algunos testimonios. Hemos llegado ya a ese punto del juicio en el que el fiscal ha expuesto las lнneas principales de su demanda. Las hemos escuchado y ahora conocemos exactamente la naturaleza de las acusaciones realizadas contra Lisbeth Salander.

De repente, Annika Giannini notу que tenнa la boca seca y que le temblaba la mano. Inspirу profundamente y bebiу un poco de Ramlуsa. Luego se agarrу con firmeza al respaldo de la silla para no revelar sus nervios.

—De la exposiciуn del fiscal podemos extraer la conclusiуn de que le sobran opiniones, pero que, para su desgracia, le faltan pruebas. Cree que Lisbeth Salander disparу a Carl-Magnus Lundin en Stallarholmen. Afirma que ella fue a Gosseberga con la intenciуn de matar a su padre. Supone que mi dienta es una esquizofrйnica paranoica y que sufre todo tipo de enfermedades psнquicas. Y esa suposiciуn se basa en una sola fuente: el doctor Peter Teleborian.

Hizo una pausa y recuperу el aliento. Se obligу a hablar despacio.

—A dнa de hoy las pruebas se apoyan, ъnica y exclusivamente, en Peter Teleborian. Si йl tuviera razуn, todo serнa perfecto: en tal caso, lo que mбs le convendrнa a mi dienta serнa recibir esos especializados cuidados mйdicos de los que hablan tanto йl como el fiscal. Pausa.

—Pero si el doctor Teleborian se equivoca, el asunto toma un cariz completamente distinto. Y si, ademбs, miente conscientemente, entonces estamos hablando de que ahora mismo mi dienta estб siendo objeto de una violaciуn de sus derechos que se ha venido cometiendo durante muchos aсos.

Se dirigiу a Ekstrцm.

—Lo que esta tarde haremos serб demostrar que su testigo se equivoca y que a usted, como fiscal, le han engaсado vendiйndole todas esas falsas conclusiones.

Peter Teleborian mostrу una complacida sonrisa. Hizo un gesto con las manos y moviу la cabeza invitando a Annika Giannini a continuar. Ella se dirigiу al juez Iversen.

—Seсor juez: voy a demostrar que la llamada evaluaciуn psiquiбtrica forense de Peter Teleborian es falsa de principio a fin. Voy a demostrar que miente conscientemente sobre Lisbeth Salander. Voy a demostrar que mi dienta ha sido objeto de una grave vulneraciуn de sus derechos constitucionales. Y voy a demostrar que es tan inteligente y estб tan cuerda como cualquier otra persona de esta sala.

—Perdone, pero... —replicу Ekstrцm.

—Un momento —se apresurу a decir Annika, levantando un dedo—; durante dos dнas le he dejado hablar sin interrumpirlo. Ahora me toca a mн.

Volviу a dirigirse al juez Iversen.

—No pronunciarнa una acusaciуn tan grave ante un tribunal si no tuviera una sуlida base de pruebas.

—Descuide... Continъe —dijo Iversen—, pero no quiero saber nada de grandes teorнas conspirativas. Recuerde que la pueden procesar por difamaciуn, incluso por afirmaciones hechas ante el tribunal.

—Gracias. Lo tendrй en cuenta.

Se volviу hacia Teleborian, que daba la impresiуn de seguir disfrutando con la situaciуn.

—En repetidas ocasiones esta defensa ha solicitado que se le permitiera consultar el historial mйdico de Lisbeth Salander correspondiente a la йpoca en la que estuvo ingresada en su clнnica de Sankt Stefan, durante sus primeros aсos de adolescencia. їPor quй no nos ha sido entregado?

—Porque un tribunal de primera instancia decidiу clasificarlo y eso se hizo pensando en el bien de Lisbeth Salander, pero si una instancia superior anula esa decisiуn, por supuesto que lo entregarй.

—Gracias. Durante los dos aсos que Lisbeth Salander pasу en Sankt Stefan, їcuбntas noches estuvo inmovilizada con correas en una camilla?

—Asн, a bote pronto, no sabrнa decirlo.

—Ella afirma que fueron trescientas ochenta de las setecientas ochenta y seis que pasу en Sankt Stefan.

—No podrнa decir un nъmero exacto, pero eso es una exageraciуn desmesurada. їDe dуnde sale esa cifra?

—De su autobiografнa.

—їMe quiere usted decir que despuйs de tanto tiempo todavнa recuerda el nъmero de noches exactas que pasу amarrada a la camilla? Eso es absurdo.

—їLo es? їDe cuбntas se acuerda usted?

—Lisbeth Salander era una paciente muy agresiva y muy inclinada a la violencia, de modo que en mбs de una ocasiуn hubo que encerrarla en una habitaciуn libre de estнmulos. Quizб sea conveniente que explique el objetivo de la habitaciуn libre de estнmulos...

—Gracias, no serб necesario. En teorнa es una habitaciуn en la que un paciente no debe recibir ningъn estнmulo sensorial que le pueda causar inquietud. їCuбntos dнas y cuбntas noches pasу Lisbeth Salander, con trece aсos de edad, inmovilizada en un sitio asн?

—Unos... grosso modo quizб una treintena de ocasiones mientras permaneciу ingresada en la clнnica.

—Treinta. Eso es tan sуlo una нnfima parte de las trescientas ochenta que afirma ella.

—Indudablemente.

—Menos del diez por ciento de la cifra que ella da. —Sн.

—їNos ofrecerнa su historial mйdico una informaciуn mбs exacta del tema? —Es posible.

—Estupendo —dijo Annika Giannini antes de sacar un considerable montуn de papeles de su maletнn—. Me gustarнa entonces proceder a entregarle al tribunal una copia del historial de Lisbeth Salander de Sankt Stefan. He sumado el nъmero de veces que pasу inmovilizada en la camilla y me sale un total de trescientas ochenta y una, es decir, una cifra incluso superior a la que ha indicado mi dienta.

Los ojos de Peter Teleborian se abrieron de par en par.

—Oiga, un momento... eso es informaciуn confidencial. їDe dуnde la ha sacado?

—Me la ha dado un reportero de la revista Millennium. Asн que muy confidencial no creo que sea, cuando se encuentra tirada por ahн en la mesa de cualquier redacciуn cogiendo polvo. Quizб deba aсadir que hoy mismo la revista Millennium va a publicar algunos fragmentos de ese historial. De modo que considero que tambiйn habrнa que brindarle a este tribunal la oportunidad de que lo leyera.

—Eso es ilegal...

—No. Lisbeth Salander ha autorizado su publicaciуn. El caso es que mi dienta no tiene nada que ocultar...

—Su dienta fue declarada incapacitada y no tiene derecho, por sн misma, a tomar ninguna decisiуn al respecto.

—Ya volveremos luego a ese punto. Analicemos primero lo que ocurriу en Sankt Stefan.

El juez Iversen frunciу el ceсo y cogiу el historial que Annika Giannini le entregу.

—Para el fiscal no he hecho ninguna copia; harб ya cosa de un mes que йl recibiу estos documentos en los que se demuestra cуmo se vulnerу la integridad de mi dienta.

—їCуmo? —preguntу Iversen.

—El fiscal Ekstrцm ya recibiу, de mano de Teleborian, una copia de este historial clasificado en una reuniуn mantenida en su despacho a las 17.00 horas del sбbado 4 de junio de este mismo aсo.

—їEs eso cierto? —preguntу Iversen.

El primer impulso de Richard Ekstrцm fue negarlo todo. Luego se dio cuenta de que tal vez Annika Giannini dispusiera de alguna documentaciуn que lo probara.

—Solicitй consultar algunas partes del historial bajo secreto profesional —reconociу Ekstrцm—. Tuve que asegurarme de que Salander tenнa realmente el pasado que se decнa.

—Gracias —dijo Annika Giannini—. Eso nos confirma que el doctor Teleborian no sуlo ha mentido, sino que tambiйn, al entregar un historial que estб clasificado, cуmo йl mismo afirma, ha cometido un delito.

—Tomamos nota de eso —dijo Iversen.

De repente, se vio al juez Iversen muy despierto. De una manera muy poco habitual, Annika Giannini acababa de realizar un duro ataque a un testigo y ya habнa destrozado una parte importante de su testimonio. Y afirma que puede documentar todo lo que dice. Iversen se ajustу las gafas.

—Doctor Teleborian, partiendo de este historial que usted mismo ha redactado, їpuede decirme ahora cuбntos dнas y cuбntas noches pasу Lisbeth Salander inmovilizada con correas?

—No recordaba que hubiesen sido tantos, pero si eso es lo que dice el historial, no me queda mбs remedio que creйrmelo.

—Trescientos ochenta y un dнas con sus respectivas noches. їNo es un nъmero excepcionalmente alto?

—Es mucho mбs de lo normal, sн.

—Si usted tuviera trece aсos y alguien lo amarrara con un correaje de cuero a una camilla con estructura de acero durante mбs de un aсo, їcуmo se sentirнa? їLo vivirнa como una tortura?

—Debe usted entender que la paciente resultaba peligrosa no sуlo para sн misma sino tambiйn para los demбs...

—Vale, vamos a ver... Peligrosa para sн misma: їalguna vez Lisbeth Salander se ha hecho daсo a sн misma? —Temнamos que...

—Repito la pregunta: їalguna vez Lisbeth Salander se ha hecho daсo a sн misma? їSн o no?

—Un psiquiatra tiene que aprender a interpretar cada caso de forma global. Por lo que respecta a Lisbeth Salander podemos apreciar, por ejemplo, que tiene el cuerpo lleno de una gran cantidad de tatuajes y piercings, algo que tambiйn es una muestra de un comportamiento autodestructivo y una forma de infligir daсo a su cuerpo. Eso podemos interpretarlo como una manifestaciуn de odio hacia sн misma.

Annika Giannini se volviу hacia Lisbeth Salander.

—їSon tus tatuajes una manifestaciуn de odio hacia ti misma? —preguntу.

—No —contestу Lisbeth Salander.

Annika Giannini se volviу a dirigir a Teleborian.

—їMe estб usted diciendo que yo, que llevo pendientes y que, de hecho, tengo un tatuaje en un sitio bastante нntimo, represento un peligro para mн misma?

Holger Palmgren no pudo reprimir una risita que acabу convirtiendo en carraspeo.

—No, no es eso... Los tatuajes tambiйn pueden formar parte de un ritual social.

—їQuiere decir que los tatuajes de Lisbeth Salander no se incluyen en este ritual social?

—Usted misma puede observar que sus tatuajes son grotescos y que cubren una parte considerable de su cuerpo. No se trata del tнpico fetichismo estйtico ni de una forma normal de decorar su cuerpo.

—їCuбl es el tanto por ciento?

—їPerdуn?

-—їA partir de quй porcentaje de superficie corporal tatuada deja de ser un fetichismo estйtico y se convierte en una enfermedad mental?

—Estб usted tergiversando mis palabras.

—їAh, sн? Entonces, їpor quй, segъn su opiniуn, es un ritual social completamente aceptable si se trata de mн u otros jуvenes, pero cuando se trata de mi dienta juega en su contra a la hora de evaluar su estado psнquico?

—Como ya he dicho, un psiquiatra debe intentar adquirir una visiуn global. Los tatuajes son sуlo un indicio, uno de los muchos que debo considerar a la hora de evaluar su estado.

Annika Giannini guardу silencio unos segundos y le clavу la mirada a Peter Teleborian. Empezу a hablar muy despacio.

—Pero, doctor Teleborian, usted empezу a amarrar a mi dienta cuando tenнa doce aсos y estaba a punto de cumplir trece. En esa йpoca no llevaba ningъn tatuaje, їa que no?

Peter Teleborian dudу unos segundos. Annika retomу la palabra.

—Supongo que no la amarrу usted a la camilla porque pronosticara que en el futuro ella tendrнa la intenciуn de hacerse tatuajes.

—No, claro que no. Sus tatuajes no tienen nada que ver con el estado en que se encontraba en 1991.

—Y con eso volvemos a la pregunta que le formulй al principio: їalguna vez Lisbeth Salander se hizo daсo a sн misma para que usted se viera obligado a mantenerla amarrada a una camilla durante un aсo? їSe cortу, por ejemplo, con una navaja, una cuchilla de afeitar o algo parecido?

Por un momento, Peter Teleborian pareciу inseguro.

—No, pero tenнamos motivos para creer que constituнa un peligro para sн misma.

—Motivos para creer... їQuiere decir que la amarrу por una simple conjetura?...

—Realizamos nuestras evaluaciones.

—Llevo ya cinco minutos haciendo la misma pregunta. Usted afirma que el comportamiento autodestructivo de mi dienta fue lo que provocу que, de los dos aсos que la atendiу, usted la tuviera inmovilizada mбs de uno. їSerнa tan amable de darme, de una vez por todas, algъn ejemplo de ese supuesto comportamiento autodestructivo del que ella dio muestras con tan sуlo doce aсos?

—Bueno, la chica estaba, por ejemplo, extremadamente malnutrida. Eso se debнa, entre otras cosas, a que se negaba a comer. Sospechamos que era anorйxica. Tuvimos que alimentarla a la fuerza en varias ocasiones.

—їPor quй?

—Porque se negaba a comer, naturalmente. Annika Giannini se dirigiу a su dienta. —Lisbeth, їes correcto que te negaste a comer en Sankt Stefan? —Sн.

—їPor quй?

—Porque ese cabrуn me ponнa psicofбrmacos en la comida.

—Aja. Asн que el doctor Teleborian te querнa dar una medicaciуn... їY por quй no querнas tomarla?

—No me gustaban los medicamentos que me daba. Me producнan cansancio y me dejaban sin fuerzas. No podнa pensar y estaba como atontada la mayor parte del tiempo. Resultaba desagradable. Y ese cabrуn se negу a informarme de lo que contenнa ese medicamento.

—De modo que te negaste a tomarla...

—Sн. Entonces empezу a meterme esa mierda en la comida. Y dejй de comer. Cada vez que me ponнa algo en la comida me negaba a comer durante cinco dнas.

—Entonces, їpasaste hambre?

—No siempre. A veces, algunos cuidadores me pasaban a escondidas algъn que otro bocadillo. Recuerdo en especial a uno que me daba de comer por las noches. Lo hizo en varias ocasiones.

—їQuieres decir que el personal de Sankt Stefan, al ver que estabas hambrienta, te dio de comer para que no pasaras hambre?

—Fue sуlo cuando estuve en guerra con ese cabrуn por lo de la medicaciуn.

—їAsн que existнa una razуn completamente lуgica para que te negaras a comer?

—Sн.

—Entonces, їno se debнa a que no quisieras comida? —No. A menudo pasй hambre. —їEs correcto afirmar que estallу un conflicto entre tъ y el doctor Teleborian?

—Sн, podrнamos llamarlo asн...

—Acabaste en Sankt Stefan porque rociaste gasolina sobre tu padre para luego prenderle fuego. —Sн.

—їPor quй lo hiciste?

—Porque maltrataba a mi madre.

—їAlguna vez se lo contaste a alguien?

—Sн.

—їA quiйn?

—Se lo contй a los policнas que me interrogaron, a la comisiуn de asuntos sociales, a la comisiуn tutelar de menores, a varios mйdicos, a un pastor y a ese cabrуn.

—їCuбndo dices «ese cabrуn» te refieres a...?

—Ese de ahн.

Seсalу al doctor Peter Teleborian. —їPor quй lo llamas cabrуn?

—Cuando lleguй a Sankt Stefan intentй explicarle lo ocurrido.

—їY quй te dijo el doctor Teleborian?

—No quiso escucharme. Me dijo que eran fantasнas. Y que como castigo me iba a amarrar a la camilla hasta que dejara de fantasear. Y luego me intentу meter los psicofбrmacos.

—ЎTonterнas! —dijo Peter Teleborian.

—їPor eso no hablas con йl?

—No le dirijo la palabra desde el dнa en que cumplн trece aсos; йse fue el regalo de cumpleaсos que me hice a mн misma. Esa noche tambiйn estuve amarrada.

Annika Giannini se volviу a dirigir a Peter Teleborian.

—Doctor Teleborian, parece ser que la razуn por la que mi dienta se negaba a comer era que ella no aceptaba que usted le administrara aquellos psicofбrmacos.

—Es posible que ella lo vea asн.

—їY usted cуmo lo ve?

—Tenнa una paciente extraordinariamente difнcil. Sigo manteniendo que su comportamiento indicaba que era peligrosa para sн misma, pero es posible que se trate de una cuestiуn de interpretaciуn. En cambio, sн que era violenta y mostraba una conducta psicуtica. No cabнa duda de que resultaba peligrosa para los demбs. De hecho, llegу a Sankt Stefan porque habнa intentado matar a su padre.

—Ya llegaremos a ese punto. Durante dos aсos usted fue el responsable de su tratamiento. Lisbeth permaneciу trescientos ochenta y un dнas, con sus respectivas noches, inmovilizada en una camilla. їPodrнamos decir que йsa fue su forma de castigarla cada vez que mi dienta no hacнa lo que usted le decнa?

—Eso es un autйntico disparate.

—їAh, sн? Veo que, segъn su historial, casi todas las inmovilizaciones tuvieron lugar durante el primer aсo... trescientas veinte de un total de trescientas ochenta y una ocasiones. їPor quй dejу de amarrarla?

—La paciente evolucionу y se volviу mбs equilibrada.

—їNo se debiу a que sus mйtodos fueron tachados de excesivamente brutales por el resto del personal? —їQuй quiere usted decir?

—їAcaso el personal no presentу quejas contra, entre otras cosas, la alimentaciуn forzosa de Lisbeth Salander?

—Como es lуgico, siempre existen diferentes opiniones. Eso no tiene nada de extraсo. Pero alimentarla a la fuerza se convirtiу en una carga porque ella se resistнa con mucha violencia...

—Porque se negaba a tomar psicofбrmacos que le producнan cansancio y apatнa. No tenнa ningъn problema con la comida cuando no contenнa drogas. їNo habrнa sido un mйtodo de tratamiento mбs razonable esperar un poco antes de recurrir a esas medidas de fuerza?

—Con todos mis respetos, seсora Giannini: yo soy mйdico. Imagino que mi competencia en ese campo resulta algo mayor que la suya. Mi trabajo es juzgar quй tratamientos son los mбs adecuados.

—Es verdad que no soy mйdica, doctor Teleborian. Aunque lo cierto es que lo que se dice competencia no me falta del todo, pues, ademбs de abogada, soy licenciada en psicologнa por la Universidad de Estocolmo. Es algo mбs que necesario para mi profesiуn.

Un silencio total invadiу la sala. Tanto Ekstrцm como Teleborian miraron atуnitos a Annika Giannini. Ella continuу, implacable.

—їNo es cierto que su forma de tratar a mi dienta provocу a un fuerte conflicto entre usted y su superior, el mйdico jefe por aquel entonces, Johannes Caldin?

—No... No es cierto.

—Johannes Caldin falleciу hace varios aсos, asн que no podrб prestar declaraciуn. Pero tenemos en la sala a una persona que se reuniу con el mйdico jefe Caldin en varias ocasiones. Se trata de mi asesor, Holger Palmgren.

Se volviу hacia йl.

—їNos puedes contar por quй?

Holger Palmgren se aclarу la voz. Seguнa sufriendo las secuelas de su derrame cerebral y tuvo que concentrarse para formular las palabras sin ponerse a balbucir.

—Fui nombrado tutor de Lisbeth cuando su madre fue tan gravemente maltratada por el padre que se quedу minusvбlida y no pudo cuidar de su hija. La madre sufriу irreparables daсos cerebrales y repetidos derrames.

—їEstбs hablando de Alexander Zalachenko?

El fiscal Ekstrцm se inclinу hacia delante en seсal de atenciуn.

—Correcto —dijo Palmgren.

Ekstrцm carraspeу.

—-Querrнa seсalar que acabamos de entrar en un tema en el que existe un alto grado de confidencialidad.

—Es difнcil que sea un secreto el hecho de que Alexander Zalachenko maltratara durante una larga serie de aсos a la madre de Lisbeth Salander —replicу Annika Giannini.

Peter Teleborian levantу la mano.

—Me temo que el asunto no estб tan claro como pretende hacernos creer la seсora Giannini.

—їQuй quiere decir?

—Es indudable que Lisbeth Salander fue testigo de una tragedia familiar y que en 1991 algo desencadenу un grave maltrato. Pero lo cierto es que no hay ningъn documento que confirme que esa situaciуn se prolongara durante muchos aсos, tal y como la seсora Giannini sostiene. Aquello podrнa haber sido un hecho aislado o una simple discusiуn que se le fue de las manos. La verdad es que no existe ninguna documentaciуn que demuestre que, en efecto, fue el seсor Zalachenko el que maltratу a la madre. Segъn la informaciуn que obra en nuestro poder, ella ejercнa la prostituciуn, asн que no serнa difнcil pensar en la existencia de otros posibles autores.

Annika Giannini mirу asombrada a Peter Teleborian. Por un segundo pareciу haberse quedado muda. Luego intensificу la mirada.

—їPuede explicarnos eso? —pidiу.

—Lo que quiero decir es que, en la prбctica, sуlo disponemos de las afirmaciones de Lisbeth Salander.

-їY?

—Para empezar eran dos hermanas. La hermana de Lisbeth, Camilla Salander, nunca ha hecho acusaciones de ese tipo. Ella negу que hubiera malos tratos. Luego, no lo olvidemos, si en realidad hubiesen existido malos tratos de la envergadura que su dienta sostiene, habrнan sido reflejados, como es lуgico, en los informes de los servicios sociales.

—їExiste alguna declaraciуn de Camilla Salander a la que podamos tener acceso?

—ї Declaraciуn ?

—їDispone usted de alguna documentaciуn que demuestre que, efectivamente, se interrogу a Camilla Salander sobre lo ocurrido en su casa?

Lisbeth Salander se rebullу inquieta en su silla al oнr el nombre de su hermana. Mirу a Annika Giannini por el rabillo del ojo.

—Supongo que los servicios sociales investigaron el caso...

—Hace un momento usted ha afirmado que Camilla Salander nunca dijo que Alexander Zalachenko maltratara a su madre; es mбs: ha afirmado que ella lo negу. їDe dуnde ha sacado usted ese dato?

De repente, Peter Teleborian se quedу callado unos cuantos segundos. Annika Giannini vio que se le transformу la mirada al darse cuenta de que habнa cometido un error. Comprendiу adonde querнa ir a parar ella, pero ya no habнa manera de evadir la pregunta.

—Creo recordar que quedу claro en el informe policial —acabу diciendo.

—їCree recordar?... Yo, en cambio, he buscado con todas mis ganas el informe de una investigaciуn policial que hable de los acontecimientos ocurridos en Lundagatan cuando Alexander Zalachenko sufriу aquellas severas quemaduras. Lo ъnico que he logrado encontrar han sido los escuetos partes redactados por los agentes allн presentes.

—Es posible...

—Asн que me gustarнa saber cуmo se explica que usted haya leнdo un informe policial al que esta defensa no ha conseguido acceder.

—No puedo contestar a esa pregunta —dijo Teleborian—. Yo consultй el informe de la investigaciуn cuando hice la evaluaciуn psiquiбtrica forense de Lisbeth Salander, inmediatamente despuйs del intento de asesinato de su padre.

—їY el fiscal Ekstrцm tambiйn ha podido ver ese informe?

Ekstrцm se rebullу en su silla y se tirу de la perilla. Ya se habнa dado cuenta de que habнa subestimado a Annika Giannini. Sin embargo, no tenнa ninguna razуn para mentir.

—Sн, lo he visto.

—їPor quй la defensa no ha tenido acceso a ese material?

—No pensй que fuera relevante para el caso.

—їSerнa tan amable de decirme cуmo ha conseguido ver el informe? Cuando me dirigн a la policнa me dijeron, simplemente, que ese informe no existe.

—Fue realizado por la policнa de seguridad. Estб clasificado.

—їAsн que la Sдpo ha investigado un caso de grave maltrato a una mujer y luego ha decidido clasificar el informe?

—Eso se debiу al autor... a Alexander Zalachenko. Era un refugiado polнtico. —їQuiйn hizo el informe? Silencio.

—No he oнdo nada. їQuiйn figuraba como autor del informe?

—Fue redactado por Gunnar Bjцrck, del Departamento de extranjerнa de la DGP/Seg.

—Gracias. їEs el mismo Bjцrck del que mi dienta afirma que colaborу con Peter Teleborian para falsificar la evaluaciуn psiquiбtrica que le efectuaron en 1991 ?

—Supongo que sн.

Annika Giannini se dirigiу de nuevo a Peter Teleborian.

—En 1991 el tribunal decidiу encerrar a Lisbeth Salander en una clнnica psiquiбtrica. їA quй fue debida esa decisiуn?

—El tribunal hizo una meticulosa evaluaciуn de los actos cometidos por su dienta y de su estado psнquico; no olvidemos que habнa intentado matar a su padre con una bomba incendiaria. No se trata de una actividad a la que se dediquen los adolescentes normales, al margen de que lleven tatuajes o no.

Peter Teleborian sonriу educadamente.

—їY en quй se basу el tribunal? Si lo he entendido bien, tenнan una sola evaluaciуn psiquiбtrica en la que basarse. Habнa sido redactada por usted y un policнa llamado Gunnar Bjцrck.

—Seсora Giannini: eso trata sobre las teorнas conspirativas de la seсorita Salander. Aquн tengo que...



  

© helpiks.su При использовании или копировании материалов прямая ссылка на сайт обязательна.