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Capнtulo 12 Jueves de Pascua, 24 de marzo



Capнtulo 12 Jueves de Pascua, 24 de marzo

Obviamente, Annika Giannini tambiйn estaba cansada y Mikael consiguiу convencerla para que renunciara a llevarlo hasta casa de Erika y lo dejara en Nacka Centrum. Si no, debнa dar un enorme rodeo por los estrechos de Lдnnersta, cosa que le llevarнa mбs de una hora. Mikael la besу en la mejilla, le agradeciу toda la ayuda prestada durante la noche y, antes de llamar a un taxi, se quedу esperando hasta que ella girу y desapareciу rumbo a su casa.

Hacнa mбs de dos aсos que Mikael no iba a Saltsjцbaden. Sуlo visitaba a Erika y su marido en muy contadas ocasiones. Se le antojу un sнntoma de inmadurez.

Mikael ignoraba por completo cуmo funcionaba exactamente el matrimonio de Erika y Greger. Conocнa a Erika desde principios de los ochenta. Pensaba seguir manteniendo su relaciуn con ella hasta que fuese demasiado viejo y no pudiese levantarse de la silla de ruedas. La historia sуlo se habнa visto interrumpida durante un breve perнodo a finales de la dйcada, cuando ambos, cada uno con su respectiva pareja, contrajeron matrimonio. La interrupciуn durу mбs de un aсo, hasta que les fueron infieles a sus cуnyuges.

Para Mikael aquello terminу en divorcio. Para Erika significу la constataciуn por parte de Greger Backman de que una pasiуn sexual asн, despuйs de tantos aсos, probablemente fuera tan fuerte que serнa absurdo pretender que las convenciones o la moral vigente lograran que cada uno de ellos se mantuviera alejado de la cama del otro. Greger tambiйn le explicу que no querнa arriesgarse a perderla de la misma manera que Mikael habнa perdido a su mujer.

Cuando Erika confesу su infidelidad, Greger Backman llamу a la puerta de la casa de Blomkvist, quien habнa estado esperando y temiendo esa visita. Mikael se sentнa como una mierda. Pero en vez de romperle la cara, Greger Backman le propuso ir a tomar algo. Cerraron tres pubs de Sцdermalm antes de ir lo suficientemente cargados como para entablar una conversaciуn seria, cosa que tuvo lugar en un banco de Mariatorget, mбs o menos al amanecer.

A Mikael le costу creer a Greger Backman cuando йste le comentу con franqueza que, si intentaba sabotear su matrimonio con Erika, volverнa a visitarlo, sobrio y con un garrote, pero que si sуlo se trataba de deseo carnal y de la incapacidad que tiene el alma de moderarse y templarse, entonces lo aceptaba.

Mikael y Erika continuaron su relaciуn con el visto bueno de Greger Backman y sin intentar ocultarle nada. Por lo que Mikael sabнa, Greger y Erika seguнan siendo felices en su matrimonio. Mikael aceptaba que Greger consintiera su relaciуn sin protestas, incluso hasta el punto de que Erika, si le apetecнa —algo que ocurrнa con cierta regularidad—, no tenнa mбs que coger el telйfono y comunicarle que pensaba pasar la noche con Mikael.

Greger Backman nunca criticу a Mikael. Ni una sola palabra. Al contrario, parecнa creer que la relaciуn entre Erika y Mikael era positiva, y que el amor que Greger sentнa por ella se hacнa mбs profundo al no poder dar por descontado que Erika siempre estarнa con йl.

En cambio, Mikael nunca se sintiу cуmodo en compaснa de Greger, lo cual constituнa un sombrнo recordatorio de que, por liberales que fuesen las relaciones, tambiйn tenнan un precio. Por consiguiente, sуlo habнa visitado Saltsjцbaden en contadas ocasiones, cuando Erika daba grandes fiestas y su ausencia lo hubiera puesto en evidencia.

Se detuvo delante de su chalй de doscientos cincuenta metros cuadrados. Resuelto, a pesar de lo desagradable que resultaba llegar con malas noticias, puso el dedo en el timbre y lo mantuvo allн unos cuarenta segundos, hasta que oyу pasos. Greger Backman abriу con una toalla rodeбndole la cintura y una cara de somnolienta rabia que, al encontrarse con el amante de su mujer en la escalera, se convirtiу en asombro.

—Hola, Greger —dijo Mikael.

—Buenos dнas, Blomkvist. їQuй coсo de horas son йstas?

Greger Backman era rubio y delgaducho. Tenнa abundante pelo en el pecho y casi nada en la cabeza. Lucнa una barba de una semana y una cicatriz sobre la ceja derecha provocada por un grave accidente de navegaciуn ocurrido varios aсos atrбs.

—Las cinco y pico —dijo Mikael—. їPuedes despertar a Erika? He de hablar con ella.

Greger Backman suponнa que si Mikael Blomkvist habнa superado su aversiуn a visitar Saltsjцbaden y a verlo a йl, algo fuera de lo normal debнa de haber sucedido. Ademбs, Mikael parecнa necesitar un trago o, por lo menos, una cama donde descansar. Por lo tanto, abriу la puerta y lo dejу entrar.

—їQuй ha pasado? —preguntу.

Antes de que a Mikael le diera tiempo a contestar, Erika Berger apareciу por la escalera de la planta superior, atбndose el cinturуn de una bata blanca de felpa. Al ver a Mikael en el vestнbulo se detuvo en seco, a medio camino.

—їQuй pasa?

—Dag Svensson y Mia Bergman —dijo Mikael. Su rostro revelу inmediatamente el tipo de noticia que le traнa.

—No... —dijo Erika, tapбndose la cara con la mano.

—Acabo de salir de la comisarнa. Dag y Mia han sido asesinados esta noche.

—їAsesinados? —preguntaron al unнsono tanto Erika como Greger.

Erika contemplу a Mikael con una escйptica mirada.

—їEn serio?

Mikael asintiу tristemente con la cabeza.

—Alguien ha entrado en su casa de Enskede y los ha matado a tiros. He sido yo el que los ha encontrado.

Erika se sentу en la escalera.

—No querнa que te enteraras por los informativos —dijo Mikael.

 

 

Eran las siete menos un minuto de la maсana del jueves de Pascua cuando Mikael y Erika entraron en la redacciуn de Millennium. Erika habнa llamado y despertado a Christer Malm y a la secretaria de redacciуn, Malin Eriksson, con la noticia de que Dag y Mia habнan sido asesinados esa misma noche. Vivнan mucho mбs cerca, de modo que ya habнan llegado para la reuniуn y encendido la cafetera elйctrica de la pequeсa cocina.

—їQuй coсo estб pasando? —preguntу Christer Malm.

Malin Eriksson le chistу y subiу el volumen del informativo de las siete:

Dos personas, un hombre y una mujer, fueron muertos a tiros anoche en un apartamento de Enskede. La policнa ha informado de que se trata de un doble asesinato. A ninguna de las vнctimas se le conocen antecedentes. Se ignoran los motivos del crimen. Nuestra reportera Hanna Olofsson se encuentra en el lugar de los hechos:

«Poco antes de la medianoche, cuando la policнa recibiу el aviso de que se habнan producido disparos en un edificio de Bjцrneborgsvдgen, aquн, en Enskede. Segъn un vecino, en la casa se oyeron varios tiros. Se desconoce el mуvil y hasta el momento no se ha detenido a nadie. Se ha acordonado el piso, donde en estos momentos estб trabajando la policнa forense».

—Eso es concisiуn —dijo Malin bajando el volumen de la radio.

Luego se puso a llorar. Erika se acercу a ella y le pasу el brazo por los hombros.

—ЎJoder! —exclamу Christer Malm sin dirigirse a nadie en particular.

—Sentaos —ordenу Erika Berger con voz firme—. Mikael...

Este volviу a contar una vez mбs lo ocurrido durante la noche. Hablу con voz monуtona, empleando un estilo periodнstico, neutro y objetivo, al describir cуmo encontrу a Dag y Mia.

—ЎJoder! —volviу a decir Christer Malm—. Esto es una locura.

Los sentimientos pudieron de nuevo con Malin. Se echу a llorar otra vez sin ningъn disimulo.

—Perdуn —dijo.

—Yo me siento igual —reconociу Christen

Mikael se preguntу por quй no era capaz de llorar. Sуlo sentнa un gran vacнo, casi como si estuviese anestesiado.

—A ver, lo que sabemos hasta el momento no es mucho —dijo Erika Berger—. Tenemos que hablar de dos cosas. Primera: nos encontramos a tres semanas de llevar a la imprenta el material de Dag Svensson. їSeguimos adelante con la publicaciуn? їPodemos publicar? Йsa es una. La segunda es algo que Mikael y yo hemos estado comentando mientras venнamos.

—No sabemos por quй se han producido los asesinatos —dijo Mikael—. Puede ser por alguna historia personal de la vida de Dag y Mia o simplemente tratarse de la obra de un loco. Pero no podemos descartar que tenga algo que ver con su trabajo.

Un silencio se instalу alrededor de la mesa. Hasta que Mikael carraspeу y dijo:

—Como ya sabйis, estamos a punto de publicar un material muy fuerte en el que identificamos con nombre y apellido a determinados tipos que lo que menos desean en este mundo es verse implicados en el tema. Hace dos semanas Dag empezу a confrontar el material con ellos. Lo que intentaba decir antes era que si alguno de esos...

—Espera —dijo Malin Eriksson—. Revelamos el nombre de tres policнas, uno de los cuales trabaja en la policнa de seguridad y otro en la brigada antivicio, varios abogados, un fiscal y un par de guarros que van de periodistas. їEstбs diciendo que uno de ellos habrнa cometido un doble asesinato para impedir la publicaciуn?

—Bueno, no sй —contestу Mikael, pensativo—. Tienen bastante que perder, pero no deben de ser muy listos que digamos si creen que pueden acallar una historia asн matando a un periodista. Pero tambiйn denunciamos a unos cuantos chulos y, aunque utilizamos nombres falsos, no resulta muy difнcil deducir quiйnes son. Algunos de ellos han sido condenados con anterioridad por delitos violentos.

—De acuerdo —dijo Christer—. Pero describes los asesinatos como ejecuciones. Si he entendido la idea del libro de Dag Svensson, no se trata de unos tipos muy listos. їSon capaces de cometer un doble asesinato y salirse con la suya?

—їQuй inteligencia se necesita para pegar dos tiros? —preguntу Malin.

—Ahora estamos especulando sobre algo de lo que no sabemos nada —interrumpiу Erika Berger—. Pero la verdad es que tenemos que hacernos esa pregunta. Si los artнculos de Dag, o incluso la tesis de Mia, fueron el mуvil de los crнmenes, habrнa que aumentar la seguridad en la redacciуn.

—Y una tercera cuestiуn —dijo Malin—. їDebemos facilitar los nombres a la policнa? їQuй les dijiste anoche a los agentes?

—Contestй a todas las preguntas que me hicieron. Les comentй el carбcter de la historia con la que estaba trabajando Dag, pero no me preguntaron por los detalles ni les di ningъn nombre.

—Es algo que, sin duda, deberнamos hacer —sentenciу Erika Berger.

—Tampoco estб tan claro —contestу Mikael—. Podrнamos darles una lista, pero їquй hacemos si la policнa empieza a hacernos preguntas sobre cуmo hemos averiguado los nombres? No podemos revelar las fuentes que quieren permanecer anуnimas. Afecta a varias de las chicas con las que hablу Mia.

—ЎJoder, quй lнo! —dijo Erika—. Volvemos a la primera pregunta: їpublicamos?

Mikael levantу una mano.

—Espera. Si querйis lo votamos, pero el editor responsable soy yo y por primera vez en mi vida pienso tomar una decisiуn sin la ayuda de nadie. La respuesta es «no». No podemos publicarlo en el prуximo nъmero. Es absurdo que sigamos adelante sin mбs.

El silencio volviу a invadir la mesa.

—Tengo muchas ganas de publicar pero, sin duda, nos veremos obligados a reformular bastantes cosas. Dag y Mia tenнan la documentaciуn, y la historia tambiйn se basaba en que Mia pensaba poner una denuncia policial contra las personas identificadas. Ella era experta en la materia. їLo somos nosotros?

Se oyу un portazo y, acto seguido, Henry Cortez apareciу en la puerta.

—їSe trata de Dag y Mia? —preguntу, jadeando.

Todos asintieron.

—ЎJoder! ЎQuй locura!

—їCуmo te has enterado? —preguntу Mikael.

—Habнa salido con mi novia y estбbamos de camino a casa cuando nos enteramos por la emisora interna del taxi. La policнa buscaba informaciуn y preguntaba a los taxistas si habнan llevado a alguien a esa direcciуn. La reconocн. Tenнa que venir.

Henry Cortez parecнa tan conmocionado que Erika se levantу y le dio un abrazo antes de invitarlo a sentarse. Retomу el hilo de la discusiуn.

—Yo creo que a Dag le gustarнa que publicбramos su material.

—Y eso es lo que vamos a hacer. El libro saldrб, por descontado. Pero la situaciуn actual nos obliga a retrasar su publicaciуn.

—їY ahora quй? —preguntу Malin—. No se trata tan sуlo de sustituir un artнculo; es un nъmero temбtico y tenemos que rehacer toda la revista.

Erika permaneciу callada un rato. Luego esbozу la primera y fatigada sonrisa del dнa.

—їHabнas pensado tener libre estas fiestas, Malin? —preguntу—. Olvнdalo. Lo vamos a hacer asн... Malin, Christer, tъ y yo vamos a sentarnos a planificar un nъmero completamente nuevo, sin Dag Svensson. A ver si podemos sacar algunos de los artнculos que tenнamos pensados para el nъmero de junio. Mikael, їcuбnto material te habнa dado ya Dag Svensson?

—Tengo la versiуn final de nueve de los doce capнtulos y la penъltima del diez y del once. Dag iba a mandarme por correo la versiуn definitiva (voy a mirarlo), pero no tengo casi nada del ъltimo, el doce. Es donde iba a recapitular y sacar conclusiones.

—Pero їDag y tъ habнais hablado de todos los capнtulos?

—Sй lo que pensaba escribir, si te refieres a eso.

—De acuerdo, tъ ponte con los textos, tanto con los del libro como con los de los artнculos. Quiero saber lo que falta y si podemos reconstruir cosas que a Dag no le hubiera dado tiempo a entregar. їPodrнas hacer una estimaciуn para hoy mismo?

Mikael le indicу que sн con la cabeza.

—Tambiйn quiero que reflexiones sobre lo que vamos a decirle a la policнa. Quй resulta inofensivo y dуnde empezamos a arriesgarnos a violar la confidencialidad de las fuentes. Nadie de la revista dirб nada sin que tъ lo hayas aprobado.

—Muy bien —dijo Mikael.

—їCrees en serio que la historia de Dag es el mуvil de los asesinatos?

—O la tesis de Mia... no sй. Pero no podemos descartar esa posibilidad.

Erika Berger reflexionу un instante.

—No, tienes razуn. Encбrgate tъ de eso.

—їQue me encargue de quй?

—De la investigaciуn.

—їQuй investigaciуn?

—Nuestra investigaciуn, Ўjoder! —Erika Berger alzу repentinamente la voz—. Dag Svensson era periodista y trabajaba para Millennium. Si fue asesinado a causa de su trabajo, quiero saberlo. Por lo tanto, vamos a indagar en lo que pasу. Tъ te ocuparбs de eso. Empieza repasando todo el material que Dag Svensson nos dio y reflexiona si йse puede ser el mуvil.

Mirу de reojo a Malin Eriksson.

—Malin, si me ayudas hoy a esbozar las lнneas generales de un nъmero completamente nuevo, Christer y yo nos encargaremos luego del trabajo duro. Como tъ has colaborado muchнsimo con Dag Svensson y en otros textos del nъmero temбtico quiero que, junto a Mikael, sigas de cerca el desarrollo de la investigaciуn policial.

Malin Eriksson asintiу.

—Henry... їpuedes trabajar hoy?

—Claro.

—Empieza llamando a todos los demбs colaboradores de Millennium y ponlos al corriente. Luego telefonea a la policнa para averiguar quй estб pasando. Entйrate de si va a haber una rueda de prensa o algo. Tenemos que estar al dнa.

—De acuerdo. Primero llamarй a los colaboradores y luego volverй a casa a ducharme y desayunar. Regresarй en cuarenta y cinco minutos, si no voy directamente a Kungsholmen.

—Estaremos en contacto a lo largo del dнa.

Un breve silencio se hizo en torno a la mesa.

—De acuerdo —dijo Mikael finalmente—. їEstamos?

—Supongo —respondiу Erika—. їTienes prisa?

—Sн. Debo hacer una llamada.

 

 

Harriet Vanger estaba tomando un desayuno compuesto por cafй y tostadas con queso y mermelada de naranja en el porche acristalado de la casa de Henrik Vanger, en Hedeby, cuando sonу su mуvil. Contestу sin mirar la pantalla.

—Buenos dнas, Harriet —la saludу Mikael Blomkvist.

—Pero bueno, Ўquй sorpresa! Yo creнa que tъ nunca te levantabas antes de las ocho.

—Asн es, siempre y cuando me haya acostado antes. Algo que no he hecho todavнa.

—їHa ocurrido algo?

—їNo has oнdo las noticias?

Mikael le contу brevemente lo sucedido durante la noche.

—ЎQuй horror! —dijo Harriet Vanger—. їCуmo estбs?

—Gracias por preguntar. Bueno, he tenido dнas mejores. Pero te llamo porque tъ formas parte de la junta directiva de Millennium y debes estar al tanto de esto. Sin duda, algъn periodista descubrirб que fui yo quien encontrу a Dag y Mia, cosa que darб pбbulo a ciertas especulaciones. Y cuando se filtre que Dag estaba trabajando para nosotros en lo que iba a ser una sensacional revelaciуn empezarбn a hacer preguntas.

—O sea, que he de estar preparada. De acuerdo. їY quй les digo?

—Diles la verdad. Que estбs informada de lo que ha ocurrido. Naturalmente, te encuentras en estado de shock debido a los brutales asesinatos, pero no conoces en detalle el trabajo de la redacciуn y, por lo tanto, no puedes comentar ninguna de las especulaciones. Investigar los asesinatos es cosa de la policнa, no de Millennium.

—Gracias por avisarme. їHay algo que pueda hacer?

—Ahora mismo no. Pero si se me ocurre algo, te llamarй.

—Bien. Y Mikael... mantenme informada, please.



  

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