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Tu eres la hacker. ЎAverigualo! Kalle B. 1 страница



Lisbeth se riу por primera vez en varias semanas: Blomkvist le estaba pagando con la misma moneda. Reflexionу unos segundos. Luego cogiу el boli digital y escribiу la combinaciуn 9277, que se correspondнa en el teclado con las letras de WASP. Ese era el cуdigo que a Kalle Blomkvist de los Cojones no le quedу mбs remedio que deducir cuando entrу en su piso de Fiskargatan, en Mosebacke, e hizo saltar la alarma antirrobo.

No funcionу.

Lo intentу con 52553, que equivalнa a las letras de KALLE.

Tampoco funcionу. Como ese Kalle Blomkvist de los Cojones querнa, sin duda, que ella usara el ordenador, lo mбs probable es que hubiera elegido alguna contraseсa sencilla. Habнa firmado como Kalle, nombre que йl odiaba. Ella reflexionу un instante e hizo sus cabalas: tenнa que ser algo para pincharla. Luego marcу 63663, que componнan la palabra PIPPI.

El ordenador se puso en marcha sin el menor problema.

Le saliу un smiley en la pantalla con un bocadillo:

їHas visto? їA que no era tan difнcil? Te sugiero que hagas clic en «documentos guardados».

Enseguida encontrу el documento «Hola Sally» al principio de la lista. Ella lo abriу y lo leyу:

En primer lugar: esto es algo entre tъ y yo. Tu abogada, o sea, mi hermana Annika, no sabe que tienes acceso a este ordenador. Y asн debe seguir siendo.

Ignoro hasta quй punto estбs enterada de lo que estб sucediendo fuera de tu habitaciуn, pero, por raro que pueda resultar, hay (a pesar de tu carбcter) unas cuantas personas tontas de remate y llenas de lealtad que estбn trabajando para ti. Cuando todo esto haya pasado voy a fundar una asociaciуn, sin бnimo de lucro, a la que bautizarй como «Los Caballeros de la Mesa Chalada». Su ъnico objetivo serб organizar una cena anual durante la cual nos dedicaremos a hablar mal de ti. (No, no estбs invitada.)

Bueno, al grano. Annika anda en plena preparaciуn del juicio. Un problema en cuanto a ese tema es, por supuesto, que ella trabaja para ti e insiste en esas malditas chorradas de la integridad. Asн que ni siquiera a mн me cuenta nada de lo que hablбis, lo cual me supone un cierto handicap. Por suerte, acepta recibir informaciуn.

Tъ y yo tenemos que coordinarnos.

No uses mi correo electrуnico.

Puede que me haya vuelto paranoico, pero sospecho —y tengo mis buenas razones— que no soy la ъnica persona que lo estб leyendo. Si me quieres mandar algo, entra en el foro de Yahoo [La_ Mesa_Chalada]. Usuario: Pippi, y contraseсa: p9i2p7p7i. Mikael.

Lisbeth leyу dos veces la carta de Mikael y mirу desconcertada el ordenador de mano. Tras un perнodo de total celibato informбtico, acusaba una inmensa abstinencia cibernйtica. Se preguntу con quй dedo del pie habrнa estado pensando Kalle Blomkvist de los Cojones para meterle a escondidas un ordenador y no tener en cuenta que necesitaba su mуvil para poder conectarse a la red.

Se quedу pensando hasta que, de pronto, percibiу unos pasos en el pasillo. Apagу enseguida el ordenador y lo guardу debajo de la almohada. Cuando oyу la llave introducirse en la cerradura de la puerta se dio cuenta de que la bolsa de tela y el cargador continuaban sobre la mesilla. Alargу la mano y, de un tirуn, metiу la bolsa y el cargador debajo del edredуn y se subiу el lнo de cables hasta la entrepierna. Permaneciу sin moverse mirando al techo cuando la enfermera de noche entrу, la saludу amablemente y le preguntу cуmo se encontraba y si necesitaba algo.

Lisbeth le contestу que estaba bien y que querнa un paquete de cigarrillos. Su peticiуn fue rechazada de modo amable pero firme. Le dio un paquete de chicles de nicotina. Cuando la enfermera saliу por la puerta, Lisbeth divisу al vigilante jurado de Securitas apostado en una silla en el pasillo. Lisbeth esperу a que los pasos se hubieran alejado para volver a sacar el ordenador.

Lo encendiу e intentу conectarse a la red.

Casi sufre un shocl{ cuando, de repente, el ordenador de mano indicу que habнa encontrado una conexiуn y se conectу automбticamente. ЎConectada a la red! ЎImposible!

Saltу de la cama con tanta rapidez que un dolor le recorriу la cadera lesionada. Asombrada, escudriсу la habitaciуn. їCуmo? Muy despacio, dio una vuelta examinando cada бngulo y cada rincуn... No, allн no habнa ningъn mуvil. Aun asн, estaba conectada a la red. Luego se dibujу una torcida sonrisa en su cara. Era una conexiуn inalбmbrica realizada a travйs de un mуvil por medio de un Bluetooth que tenнa un alcance de diez a doce metros. Dirigiу la mirada hacia la rejilla situada cerca del techo.

Kalle Blomkvist de los Cojones le habнa puesto un telйfono allн mismo. Era la ъnica explicaciуn.

Pero їpor quй no le pasу tambiйn a escondidas el telйfono. .. ? Ah, claro. La baterнa.

El Palm sуlo hacнa falta cargarlo mбs o menos cada tres dнas. Un mуvil enchufado y por el que iba a navegar mucho por la red quemarнa la baterнa rбpidamente. Blomkvist, o mбs bien alguien al que habrнa contratado y que estaba allн fuera, debнa de estar cambiбndola con cierta frecuencia.

En cambio, naturalmente, le habнa pasado el cargador del Palm. Resultaba imprescindible. Pero era mбs fбcil esconder un objeto que dos. Puede que, a pesar de todo, no sea tan tonto.

Lisbeth empezу por buscar un sitio donde guardar el ordenador. Tenнa que encontrar un escondite. Habнa enchufes al lado de la puerta y en el panel de la pared de detrбs de la cama; de ahн salнa la corriente de la lбmpara de la mesilla y del reloj digital. Y entonces descubriу el hueco dejado por una radio que alguien habнa sacado de allн. Sonriу. Cabнan perfectamente tanto el cargador como el ordenador. Podrнa utilizar el enchufe de la mesilla de noche para cargar el ordenador durante el dнa.

Lisbeth Salander se sentнa feliz. El corazуn le palpitу con intensidad cuando, por primera vez en dos meses, encendiу su ordenador de mano y se metiу en Internet.

Navegar en un Palm con una pantalla pequeснsima y un boli digital no era lo mismo que navegar en un PowerBook con una pantalla de diecisiete pulgadas. Pero estoy conectada. Desde su cama de Sahlgrenska podнa llegar a todo el mundo.

Empezу entrando en una pбgina web personal que hacнa publicidad de fotografнas de bastante poco interйs realizadas por un desconocido y no muy competente fotуgrafo aficionado llamado Gilн Bates, de Jobsville, Pensilvania. En una ocasiуn, a Lisbeth se le ocurriу comprobarlo y constatу que la localidad de Jobsville no existнa. A pesar de eso, Bates habнa hecho mбs de doscientas fotografнas de la poblaciуn que habнa colgado en su pбgina en una galerнa de imбgenes en formato thumbnails. Bajу hasta la nъmero 167 e hizo clic en ella para ampliarla. La foto representaba la iglesia de Jobsville. Llevу el puntero hasta la punta de la aguja de la torre e hizo nuevamente clic. Apareciу al instante una ventana que le pidiу el nombre del usuario y la contraseсa. Sacу el boli digital y escribiу la palabra Remarcable en la casilla del usuario y A (8g)Cx#magnolia como contraseсa.

Le saliу una ventana con el texto [ERROR — You have the wrongpassword] y un botуn con [OK — Try again]. Lisbeth sabнa que si hacнa clic encima de [OK — Try again] y probaba con una nueva contraseсa, le volverнa a saltar, aсo tras aсo, la misma ventanilla hasta la eternidad, con independencia de cuбntas veces lo intentara. Asн que, en su lugar, hizo clic sobre la letra O de la palabra ERROR.

La pantalla se volviу negra. Luego se abriу una puerta animada y se asomу alguien parecido a Lara Croft. Surgiу un bocadillo con el texto [WHO GOES THERE?]

Hizo clic en йl y escribiу la palabra WASP. Recibiу casi en el acto la respuesta [PROVE IT-OR ELSE... ] mientras la Lara Croft animada le quitaba el seguro a una pistola. Lisbeth sabнa que no se trataba de una amenaza ficticia. Si escribнa mal la contraseсa tres veces seguidas, la pбgina se apagarнa y el nombre de WASP se borrarнa de la lista de miembros. Escribiу con mucho cuidado la contraseсa Monfyey Business.

La pantalla volviу a cambiar de forma una vez mбs y apareciу un fondo azul con el texto:

Welcome to Hacker Republic, citizen Wasp. It is 56 days since your last visit. There are 10 citizens online. Do you want to (a) Browse the Forum (b) Send a Message (c) Search the Archive (d) Tal\ (e) Getlaid?

Hizo clic sobre la casilla (d) [Talf(] y luego fue al [Who's online?] del menъ, donde le saliу una lista de los nombres Andy, Bambi, Dakota, Jabba, BuckRogers, Mandrake, Pred, Slip, Sisterjen, SixOfOne y Trinity.

—Hi gang—escribiу Wasp.

—Wasp. That really U? —escribiу SixOfOne de inmediato—. Loof^ who's home.

—їDуnde has estado metida? —preguntу Trinity.

—Plague nos dijo que te habнas metido en un lнo —escribiу Dakota.

Aunque Lisbeth no estaba segura, sospechaba que Dakota era una mujer. Los demбs ciudadanos online, incluido el que se hacнa llamar Sisterjen, eran chicos. La ъltima vez que se conectу, Hacfyer Republic contaba con un total de sesenta y dos ciudadanos, cuatro de los cuales eran chicas.

—Hola, Trinity —escribiу Lisbeth—. Hola a todos.

—їPor quй saludas sуlo a Trin? їEstбis tramando algo, o te pasa algo con nosotros? —escribiу Dakota.

—Estamos saliendo —escribiу Trinity—. Wasp sуlo se relaciona con gente inteligente.

Enseguida le llovieron abuse de cinco sitios.

De los sesenta y dos ciudadanos, Wasp sуlo habнa visto frente a frente a dos personas. Plague, que, por una vez, no estaba conectado, era uno. El otro era Trinity. Era inglйs y vivнa en Londres. Estuvo con йl unas cuantas horas cuando, dos aсos antes, les ayudу a ella y a Mikael Blomkvist a dar con Harriet Vanger pinchando un telйfono privado del elegante barrio de Saint Albans. Lisbeth moviу torpemente el boli digital deseando haber tenido un teclado.

—їSigues ahн? —preguntу Mandrake. Ella escribнa letra a letra. —Sorry. Sуlo tengo un Palm. Va lento. —їQuй le ha pasado a tu ordenador? —preguntу Pred.

—No le ha pasado nada. Es a mн a quien le estбn pasando cosas.

—Cuйntaselo a tu hermano mayor —escribiу Slip. —El Estado me tiene encerrada. —їQuй? їPor quй? —apareciу rбpidamente de tres chateadores.

Lisbeth resumiу su situaciуn en cinco lнneas, las cuales fueron recibidas con lo que parecнa ser un murmullo de preocupaciуn.

—їY cуmo estбs? —preguntу Trinity.

—Tengo un agujero en la cabeza.

—Pues no te noto nada raro, yo te veo igual —constatу Bambi.

—Wasp siempre ha tenido aire en el coco —dijo Sister Jen; comentario que fue seguido por una serie de invectivas peyorativas que hacнan referencia a las dotes intelectuales de Wasp. Lisbeth sonriу. La conversaciуn se retomу con la intervenciуn de Dakota.

—Espera. Esto es un ataque contra un ciudadano de Hacker Republic. їCуmo respondemos a esto?

—їAtaque nuclear contra Estocolmo? —propuso SixOfOne.

—No, serнa exagerado —dijo Wasp.

—їUna bomba muy pequeсa?

—Vete a la mierda, SixOO.

—Podrнamos organizar un apagуn en Estocolmo —propuso Mandrake.

—їUn virus que cause un apagуn en la sede del gobierno?

Por regla general, los ciudadanos de Hacker Republic no solнan propagar virus informбticos. Todo lo contrario: eran hackers y, por lo tanto, enemigos irreconciliables de los idiotas que enviaban virus con el solo propуsito de sabotear la red y averiar los ordenadores. Eran adictos a la informaciуn y querнan una red que funcionara para poder piratearla.

Sin embargo, la idea de organizar un apagуn en el gobierno sueco no era una amenaza vacнa. Hacker Republic constituнa un club muy exclusivo, integrado por lo mejor de lo mejor, un comando de йlite al que cualquier ejйrcito estarнa dispuesto a pagar una fortuna para poderlo utilizar con objetivos cibermilitares, siempre y cuando fueran capaces de incitar a the citizens a que sintieran ese tipo de lealtad por un Estado. Algo que no resultaba muy probable.

Pero todos eran Computer Wizards, y no precisamente ignorantes en el arte de crear virus informбticos. Tampoco eran reacios a llevar a cabo campaсas especiales si la situaciуn lo requerнa. Unos aсos antes, a un citizen de Hacker Rep que en la vida civil era creador de programas en California, una nueva empresa puntocom le robу una patente y encima tuvo la desfachatez de llevarlo a juicio. Eso indujo a todos los ciudadanos de Hacker Rep a dedicar, durante seis meses, una enorme energнa a piratear y destruir todos los ordenadores de la empresa en cuestiуn. Con gran deleite, colgaron en la red cada secreto profesional de la empresa y cada correo electrуnico —asн como algunos documentos falsificados que podнan ser interpretados como que el director ejecutivo de la empresa defraudaba al fisco—, junto a informaciуn sobre la amante secreta de йste y fotos de una fiesta de Hollywood en la que se lo veнa esnifando cocaнna. La empresa quebrу al cabo de seis meses, pero todavнa, varios aсos despuйs, habнa miembros rencorosos de la milicia popular de Hacker Rep que se dedicaban de vez en cuando a acosar al ex ejecutivo.

Si una cincuentena de los mejores hackers del mundo se decidiera a realizar un ataque coordinado contra un Estado, lo mбs seguro es que el Estado en cuestiуn sobreviviera, aunque no sin haber sufrido importantes daсos. Es muy probable que los costes ascendieran a miles de millones de coronas si Lisbeth diese su visto bueno para una acciуn asн. Ella lo meditу un instante.

—Ahora no. Pero si las cosas no salen como yo quiero, quizб os pida ayuda.

—No tienes mбs que decнrnoslo —se ofreciу Dakota.

—Hace mucho que no nos metemos con un gobierno —dijo Mandrake.

—Tengo una propuesta; la idea serнa invertir el sistema fiscal. Un programa que serнa perfecto para un pequeсo paнs como Noruega —escribiу Bambi.

—Bien, pero Estocolmo estб en Suecia —escribiу Trinity.

—їQuй mбs da? Se puede hacer de la siguiente manera ...

Lisbeth Salander se apoyу contra la almohada y siguiу la conversaciуn con una sonrisa torcida. Se preguntу por quй ella, a la que le costaba tanto hablar de sн misma con gente a la que veнa cara a cara, podнa confiarle, sin la menor preocupaciуn, sus secretos mбs нntimos a una pandilla de chalados completamente desconocidos de Internet. Pero la verdad era que si Lisbeth Salander tenнa una familia y se sentнa parte integrante de un grupo, era junto a esos locos. En realidad, ninguno de ellos tenнa posibilidades de ayudarla con sus problemas con el Estado sueco. Pero ella sabнa que si hiciera falta, dedicarнan un tiempo y una energнa considerables a unas apropiadas manifestaciones de fuerza. A travйs de esta red de contactos tambiйn podнa conseguir escondites en el extranjero. Fue gracias a los contactos de Plague en la red como logrу hacerse con un pasaporte a nombre de Irene Nesser.

Lisbeth ignoraba por completo el aspecto de los ciudadanos de Hacker Rep y no tenнa mбs que una vaga idea de a lo que se dedicaban fuera de la red: su imprecisiуn a la hora de referirse a sus identidades era notoria. Por ejemplo, SixOfOne afirmaba que era un ciudadano americano negro de origen catуlico y residente en Toronto, Canadб. Pero igual podrнa ser una mujer blanca luterana residente en Skуvde.

Al que mejor conocнa era a Plague: fue йl quien la introdujo en la familia, y nadie podнa ser miembro de este exclusivo grupo sin una buena recomendaciуn. Ademбs, todo aquel que entrara debнa conocer en persona a otro ciudadano: en el caso de Lisbeth, Plague.

En la red, Plague era un ciudadano inteligente y con buenas aptitudes sociales. En la realidad, se trataba de un asocial y extremadamente obeso treintaсero de Sundbyberg que cobraba una pensiуn de invalidez. No se lavaba lo suficiente —ni de lejos—, y su piso olнa a tigre. Lisbeth no solнa visitarlo muy a menudo que digamos. Ya tenнa bastante con relacionarse con йl en la red.

Mientras seguнan chateando, Wasp fue descargando los archivos de los correos electrуnicos que habнan llegado a su buzуn particular de Hacker Rep. Uno de ellos procedнa de un miembro llamado Poison y contenнa una versiуn mejorada de su programa Asphyxia I.3, que Lisbeth habнa colocado en el Archivo para que fuera accesible a todos los ciudadanos de la repъblica. Asphyxia era un programa con el cual se podнan controlar los ordenadores de otras personas en Internet. Poison le comentaba que lo habнa usado con йxito y que su versiуn actualizada incluнa las ъltimas versiones de Unix, Apple y Windows. Lisbeth le respondiу dбndole las gracias por la nueva versiуn.

Durante la siguiente hora, mientras empezaba a hacerse de noche en Estados Unidos, otra media docena de citizens entraron online, le dieron la bienvenida a Wasp e intervinieron en el debate. Cuando Lisbeth finalmente se dispuso a salir, la discusiуn versaba sobre si se podrнa manipular el ordenador del primer ministro sueco de modo que enviara correos educados pero completamente disparatados a otros jefes de gobierno del mundo. Para abordar la cuestiуn se creу un grupo de trabajo. Lisbeth se despidiу con una breve intervenciуn:

—Seguid hablando, pero no hagбis nada sin mi visto bueno. Volverй cuando pueda.

Todos le mandaron besos y abrazos y la instaron a que se cuidara el agujero de la cabeza.

Cuando Lisbeth abandonу Hacker Republic entrу en www.yahoo.com para luego ir hasta el foro privado [La_Mesa_Chalada]. Descubriу que sуlo tenнa dos miembros: ella y Mikael Blomkvist. El buzуn contenнa un solo mensaje que habнa sido enviado dos dнas antes. Llevaba el tнtulo de [Lee esto primero].

Hola, Sally. La situaciуn es la siguiente:

• La policнa no ha dado aъn con tu casa y no dispone del DVD con la violaciуn de Bjurman. El disco constituye una prueba muy contundente pero no quiero dбrselo a Annika sin tu consentimiento. Tambiйn tengo las llaves de tu casa y el pasaporte a nombre de Irene Nesser.

• En cambio, la policнa tiene la mochila que te llevaste a Gosseberga. No sй si contiene algo inapropiado.

Lisbeth reflexionу un instante. Bueno, pues no mucho: un termo de cafй medio vacнo, unas manzanas y una muda. Nada por lo que preocuparse.

Te van a procesar por un delito de lesiones graves y por el intento de homicidio de Zalachenko, asн como por otro delito de lesiones graves contra Carl-Magnus Lundin, de Svavelsjц MC, en Stallarholmen. Es decir: por pegarle un tiro en el pie y partirle la mandнbula de una patada. Sin embargo, una fuente fiable de la policнa afirma que, en ambos casos, las pruebas resultan algo vagas. Lo siguiente es importante:

(1) Antes de que mataran a Zalachenko, йl lo negу todo y dijo que tenнa que haber sido Niedermann el que te disparу y te enterrу en el bosque. Te denunciу por intento de homicidio. El fiscal va a insistir en que es la segunda vez que intentas matar a Zalachenko.

(2) Ni Magge Lundin ni Sonny Nieminen han dicho una sola palabra de lo ocurrido en Stallarholmen. Lundin estб detenido por el secuestro de Miriam Wu. Nieminen estб libre.

Lisbeth sopesу las palabras de Mikael y se encogiу de hombros. Todo eso ya lo habнa hablado con Annika Giannini. Era una situaciуn pйsima, pero nada novedosa. Ya habнa dado cuenta con toda franqueza de lo sucedido en Gosseberga, aunque se habнa abstenido de entrar en detalles sobre Bjurman.

Durante quince aсos estuvieron protegiendo a Zalб sin importarles prбcticamente lo que hiciera. Muchas carreras se forjaron aprovechбndose de la importancia de Zalachenko. En numerosas ocasiones fueron detrбs de йl limpiando sus fechorнas. Todo eso constituye una actividad delictiva. Las autoridades suecas, por consiguiente, han contribuido a ocultar delitos cometidos contra algunos individuos.

Si esto sale a la luz, se armarб un escбndalo polнtico que salpicarб tanto a gobiernos socialdemуcratas como a gobiernos no socialistas. Pero lo mбs importante es que unas cuantas personas de la Sдpo serбn denunciadas por haber apoyado actividades delictivas e inmorales. Aunque los delitos ya han prescrito, el escбndalo va a ser inevitable: se trata de pesos pesados que ya se han jubilado o que estбn a punto de hacerlo.

Harбn todo lo posible para reducir daсos y ahн es donde tъ te vas a convertir, una vez mбs, en una pieza de la partida. En esta ocasiуn, sin embargo, no sacrificarбn a ningъn peуn; ahora estбn obligados a actuar para poder limitar los daсos y salvar el pellejo. De modo que te tienen que neutralizar.

Pensativa, Lisbeth se mordiу el labio inferior.

Lo que pasa es lo siguiente: saben que no van a poder guardar el secreto sobre Zalachenko mucho mбs tiempo. Yo conozco la historia y soy periodista. Saben que, tarde o temprano, la publicarй. Ya no tiene tanta importancia, porque estб muerto. Pero ahora luchan por su propia supervivencia. Por eso, los siguientes puntos ocupan un puesto destacado en su orden de dнa:

(1) Tienen que convencer al tribunal de primera instancia (o sea, a la opiniуn pъblica) de que la decisiуn de encerrarte en Sankt Stefan en 1991 fue una decisiуn justificada: que estabas realmente enferma psнquicamente.

(2) Tienen que separar «el asunto Lisbeth Salander» del «asunto Zalachenko». Intentan hacerse con una posiciуn desde la que poder decir «Sн, claro que Zalachenko era un hijo de puta, pero eso no tiene nada que ver con la decisiуn de encerrar a su hija. Ella fue recluida porque era una enferma mental; cualquier otra afirmaciуn son imaginaciones morbosas de periodistas amargados. No, no hemos ayudado a Zalachenko a ocultar ningъn delito: eso son sуlo tonterнas y fantasнas de una adolescente psнquicamente enferma».

(3) El problema es, por supuesto, que si te absuelven en el juicio, el tribunal estarб diciendo que no estбs loca, lo que, en consecuencia, constituirнa una prueba de que en tu internamiento de 1991 hubo algo raro. Asн que, cueste lo que cueste, harбn lo que sea para que te condenen a reclusiуn forzosa en el psiquiбtrico. Si el tribunal determina que eres una enferma mental, el interйs de los medios de comunicaciуn por seguir hurgando en el asunto Salander disminuirб. Los medios funcionan asн. їMe sigues?

Lisbeth asintiу para sн misma. Todo eso ya lo habнa educido ella. El problema era que no sabнa muy bien uй hacer.

Lisbeth, en serio, este combate se decidirб en los medios de comunicaciуn y no en la sala del tribunal. Desgraciadamente, el juicio, «por razones de integridad», se celebrarб a puerta cerrada.

El mismo dнa en que asesinaron a Zalachenko entraron a robar en mi casa. No hay ninguna marca en la puerta que indique que la forzaran, y no tocaron ni movieron nada, a excepciуn de una sola cosa: se llevaron la carpeta que estaba en la casa de campo de Bjurman y que contenнa el informe de Gunnar Bjцrck de 1991. Mientras eso ocurrнa, alguien atracу a mi hermana y le robу su copia. Esa carpeta constituye tu prueba mбs importante.

Yo he actuado como si hubiese perdido los papeles de Zalachenko. En realidad, me quedaba una tercera copia que le iba a dar a Armanskij. He hecho mбs y las he ido colocando aquн y allб.

Nuestros adversarios, esto es, algunos representantes de las autoridades y ciertos psiquiatras, tambiйn se dedican, claro estб, a preparar el juicio con la ayuda del fiscal Richard Ekstrцm. Tengo una fuente que me proporciona informaciуn sobre lo que estбn tramando, pero sospecho que tъ tendrбs mejores formas de encontrar informaciуn relevante... En el caso de que asн sea, urge.

El fiscal va a intentar hacer que te condenen a reclusiуn psiquiбtrica forzosa. Para ayudarle estб tu viejo amigo, Peter Teleborian.

Annika no va a poder llevar una campaсa mediбtica de la misma manera que el fiscal, que filtrarб la informaciуn que le convenga. Asн que las manos de Annika estбn atadas.

En cambio, a mн no se me han impuesto ese tipo de restricciones. Puedo escribir exactamente lo que quiera; ademбs, tengo una revista entera a mi disposiciуn.

Me faltan dos detalles importantes:

1. En primer lugar, quiero algo que demuestre que, en la actualidad, el fiscal Ekstrцm estб colaborando ilнcitamente con Teleborian con el objetivo de meterte de nuevo en el manicomio. Quiero aparecer en el mejor programa de la tele y presentar documentos que echen por tierra los argumentos del fiscal.

2. Para poder llevar una guerra mediбtica contra la Sдpo necesito hablar en pъblico de cosas que es probable que tъ consideres asuntos privados tuyos. A estas alturas ya es tarde para el anonimato, teniendo en cuenta todo lo que se ha escrito de ti desde Pascua. Tengo que construirte una imagen mediбtica completamente nueva —por mucho que pienses que eso vulnera tu integridad— y me gustarнa contar con tu visto bueno. їEntiendes lo que quiero decir?

Lisbeth abriу el archivo de [La_Mesa_Chalada]. Contenнa veintisйis documentos de diverso tamaсo.


Capнtulo 14

Miйrcoles, 18 de mayo

 

Monica Figuerola se levantу a las cinco de la maсana del miйrcoles y saliу a correr dando una vuelta inusualmente corta. Luego se duchу y se vistiу con unos vaqueros negros, camiseta blanca de tirantes y una fina americana gris de lino. Preparу cafй, lo metiу en un termo e hizo unos bocadillos. Tambiйn se puso la funda para la pistola y fue a buscar su Sig Sauer al armario de las armas. Poco despuйs de las seis arrancу su Saab 9-5 blanco y se fue a Vittangigatan, en Vallingby.

Gуran Mбrtensson vivнa en un apartamento de la ъltima planta de un edificio de tres niveles situado en un barrio de la periferia de Estocolmo. Monica se habнa pasado la jornada del martes sacando de los archivos pъblicos todo lo que pudo encontrar sobre йl. Era soltero, lo que, sin embargo, no impedнa que pudiera vivir con alguien. No tenнa ninguna deuda pendiente con Hacienda; no poseнa ninguna fortuna importante y tampoco parecнa llevar una vida especialmente disoluta. Raramente estaba de baja.

Lo ъnico llamativo era que tenнa licencia para no menos de diecisйis armas de fuego: tres escopetas de caza y trece armas de fuego ligeras de diverso tipo. Lo cierto era que, mientras tuviera licencia, no estaba cometiendo ningъn delito, pero Monica Figuerola albergaba un escepticismo bien fundado hacia la gente que coleccionaba grandes cantidades de armas.

El Volvo con la matrнcula que empezaba por KAB se hallaba en el aparcamiento que estaba a unos cuarenta metros del lugar donde Monica Figuerola habнa aparcado. Cogiу un vaso de papel, lo llenу hasta la mitad de cafй solo y se comiу una baguette con queso y lechuga.

Cuando pasaron los mйdicos por la maсana, Lisbeth Salander se encontraba mal y sufrнa un intenso dolor de cabeza. Pidiу un Alvedon y se lo dieron sin discusiуn.

Una hora despuйs, el dolor de cabeza se habнa agravado. Llamу a la enfermera y pidiу otro Alvedon. Tampoco esa pastilla remediу el dolor. A la hora de comer, a Lisbeth le dolнa tanto la cabeza que la enfermera llamу a la doctora Endrin, quien, tras un breve examen, le recetу unos analgйsicos mбs fuertes.

Lisbeth se los puso bajo la lengua y los escupiу en cuanto la dejaron sola.

Alrededor de las dos de la tarde empezу a vomitar. Eso se repitiу hacia las tres.

En torno a las cuatro, el doctor Anders Jonasson subiу a la planta, poco antes de que la doctora Helena Endrin se dispusiera a marcharse a casa. Intercambiaron opiniones durante un momento.

—Estб mareada y sufre un fuerte dolor de cabeza. Le he dado Dexofen. No entiendo muy bien quй le estб pasando... ъltimamente estaba teniendo una evoluciуn muy positiva. Puede ser algъn tipo de gripe...

—їTiene fiebre? —preguntу el doctor Jonasson.

—No, hace una hora tenнa sуlo 37.2. Y el anбlisis de sangre estб bien.

—De acuerdo. Le echarй un vistazo esta noche.

—El caso es que me voy de vacaciones tres semanas —dijo la doctora Endrin—. Tendrйis que ser tъ o el doctor Svantesson los que os ocupйis de ella. Pero, claro, Svantesson no la ha tratado antes...

—Vale, no te preocupes. Yo me encargarй de ella mientras tъ estбs fuera.

—Muy bien. Si se produce alguna crisis y necesitas ayuda, no dudes en llamarme.

Le hicieron una breve visita a Lisbeth. Ella se hallaba en la cama tapada con el edredуn hasta la punta de la nariz y tenнa una pinta que daba pena. Anders Jonasson le puso una mano en la frente y constatу que estaba algo sudorosa.

—Creo que vamos a tener que hacer un pequeсo examen.

Le dio las gracias a la doctora Endrin y se despidiу de ella.

Hacia las cinco, el doctor Jonasson descubriу que la temperatura de Lisbeth habнa subido rбpidamente hasta 37,8 grados, dato que fue introducido en su historial. A lo largo de la tarde le hizo tres visitas mбs y anotу que la temperatura seguнa rondando los 38 grados: demasiado alta para ser normal, pero tampoco tanto para que constituyera un verdadero problema. Hacia las ocho mandу que le hicieran un escбner de la cabeza.

Cuando le dieron el resultado lo estudiу con detenimiento. No podнa observar nada llamativo, pero constatу que habнa una zona mбs oscura apenas perceptible en las inmediaciones del orificio de la bala. Escribiу en su historial una observaciуn meticulosamente pensada, pero nada comprometedora:

«Los datos que proporciona el escбner no son suficientes para extraer conclusiones definitivas, pero el estado general de la paciente ha empeorado de forma rбpida y manifiesta a lo largo del dнa de hoy. No se puede excluir la posibilidad de que exista una pequeсa hemorragia que no se aprecia en la imagen. La paciente debe mantenerse en reposo y bajo la mбs estricta observaciуn durante los prуximos dнas.»



  

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