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Tu eres la hacker. ЎAverigualo! Kalle B. 2 страница



Erika Berger tenнa veintitrйs correos cuando llegу al SMP a las seis y media de la maсana del miйrcoles.

Uno de ellos procedнa de redaktionsr@sverigesra dio.com. El texto era corto. Contenнa una sola palabra:

PUTA

Suspirу y levantу el dedo нndice para borrarlo. En el ъltimo momento cambiу de opiniуn. Mirу la lista de correos recibidos y abriу uno que habнa llegado hacнa dos dнas. El remitente era centralred@smpost.se. Mmm. Dos correos con la palabra puta y remitentes falsos del mundo mediбtico. Creу una carpeta nueva que bautizу como [ChaladoMediбtico] y los guardу ambos allн. Luego se puso con la agenda de la maсana.

Gуran Mбrtensson abandonу la vivienda a las 07.40 de la maсana. Se metiу en su Volvo, condujo en direcciуn al centro de la ciudad y luego girу y pasу por Stora Essingen y Grуndal hasta llegar a Sуdermalm. Enfilу Hornsgatan y llegу a Bellmansgatan por Brбnnkyrkagatan. Torciу a la izquierda entrando en Tavastgatan a la altura del pub Bishop's Arms y aparcу en la misma esquina.

Monica Figuerola tuvo una suerte loca. Justo cuando se encontraba delante de Bishop's Arms, una furgoneta saliу y le dejу un sitio en plena Bellmansgatan. Aparcу con el morro del coche mirando al cruce de Bellmansgatan con Tavastgatan. Desde allн, en lo alto de la calle, ante la misma puerta del Bishop's Arms, poseнa unas estupendas vistas del escenario. Pudo ver un trozo de la luna trasera del Volvo de Mбrtensson, que estaba aparcado en Tavastgatan. Bellmansgatan 1 quedaba justo enfrente, en la terriblemente empinada cuesta que descendнa hasta Pryssgrбnd. Monica Figuerola divisaba un lado de la fachada, pero no el portal; aunque si alguien saliera a la calle, lo verнa. No le cabнa la menor duda de que йsa era la casa que habнa provocado la visita de Gуran Mбrtensson al barrio: se trataba del portal de Mikael Blomkvist.

Monica Figuerola constatу que las inmediaciones de Bellmansgatan i resultaban una pesadilla a la hora de vigilarlas. Los ъnicos lugares desde los cuales se observaba directamente el portal, situado allн abajo, en la hondonada de Bellmansgatan, eran el paseo y la pasarela que se hallaban en lo alto de la calle, junto a Mariahissen y el edificio de Laurinska huset. Allн no habнa ningъn sitio para aparcar, y un observador en esa pasarela quedarнa tan desprotegido como una golondrina en un viejo cable telefуnico. El cruce de Bellmansgatan con Tavastgatan donde Monica Figuerola habнa conseguido aparcar era, en principio, el ъnico lugar desde donde podнa controlar toda la zona sentada en el coche. Pero tambiйn era un sitio malo, ya que resultaba fбcil que una persona atenta se fijara en ella.

Volviу la cabeza. No querнa abandonar el coche y ponerse a deambular por la zona; era consciente de que su presencia no pasaba desapercibida. En lo que a su trabajo policial se referнa, su fнsico obraba en su contra.

Mikael Blomkvist saliу del portal a las nueve y diez. Monica Figuerola apuntу la hora. Lo vio barrer con la mirada la pasarela de la parte alta de Bellmansgatan. Luego йl echу a andar subiendo la cuesta directo hacia ella.

Monica Figuerola sacу de la guantera un plano de Estocolmo que desplegу sobre el asiento de copiloto. Luego abriу un cuaderno, cogiу un bolнgrafo del bolsillo de la cazadora, se llevу el mуvil a la oreja y fingiу hablar por telйfono. Mantuvo la cabeza inclinada, de modo que entre la mano y el telйfono pudo ocultar una parte de su cara.

Se percatу de que Mikael Blomkvist le echу un rбpido vistazo a Tavastgatan. Sabнa que lo estaban vigilando y sin duda advirdу el coche de Gуran Mбrtensson, pero continuу andando tranquilamente sin prestarle la mбs mнnima atenciуn. Actъa con calma y mantiene la cabeza frнa. Otros habrнan abierto la puerta del coche y le hubieran dado una paliza a su ocupante.

Un instante despuйs pasу por delante de ella. Monica Figuerola estaba muy ocupada buscando alguna calle en el plano de Estocolmo mientras hablaba por el mуvil, pero se dio cuenta de que Mikael Blomkvist la mirу. Desconfiado con todo lo que le rodea. El continuу andando hacia Hornsgatan y ella lo siguiу por el retrovisor del copiloto. Lo habнa visto en la tele un par de veces, pero йsta era la primera que lo veнa en persona. Vestнa vaqueros, camiseta y una americana gris, y llevaba al hombro una cartera. Caminaba dando largos y despreocupados pasos. Un hombre bastante atractivo.

Gуran Mбrtensson apareciу en la esquina del Bishop's Arms y siguiу a Mikael Blomkvist con la mirada. Le colgaba del hombro una bolsa de deporte bastante grande y acababa de hablar por el mуvil. Monica esperaba que echara a andar tras Mikael Blomkvist pero, para su gran asombro, cruzу la calle justo delante de su coche y girу a la izquierda para, a continuaciуn, bajar hacia la casa de Blomkvist. Un segundo despuйs, un hombre con un mono azul pasу por delante del coche de Monica Figuerola y se uniу a Mбrtensson. Pero, bueno, їy tъ de dуnde has salido?

Se detuvieron ante el portal de Bellmansgatan i. Mбrtensson marcу el cуdigo y entraron. Piensan entrar en la casa. Menudo espectбculo estбn dando estos aficionados. їQuйdiablos creen que estбn haciendo?

Monica Figuerola mirу por el retrovisor y se sobresaltу cuando, de repente, descubriу a Mikael Blomkvist de nuevo. Habнa vuelto y se encontraba a unos diez metros de ella, justo a una distancia y a una altura que le permitнa seguir con la vista —mirando por encima de lo mбs alto de la empinada cuesta que bajaba luego hacia Bellmansgatan i— a Mбrtensson y su cуmplice. Ella contemplу el rostro de Blomkvist. El no la mirу. En cambio, habнa visto a Gуran Mбrtensson entrando en el portal. Un instante despuйs, Blomkvist dio media vuelta y continuу caminando hacia Hornsgatan.

Monica Figuerola se quedу quieta durante treinta segundos. Sabe que lo estбn vigilando. Controla su entorno. Pero їpor quй no actъa? Otro, en su lugar, removerнa cielo y tierra... Pista tramando algo.

Mikael Blomkvist colgу el telйfono y contemplу pensativo el cuaderno que se hallaba sobre la mesa. Desde el registro de vehнculos le acababan de informar de que el coche, cuya presencia habнa advertido en lo mбs alto de la cuesta de Bellmansgatan, con una mujer rubia en su interior, pertenecнa a una tal Monica Figuerola, nacida en 1969 y residente en Pontonjбrgatan, Kungsholmen. Resultando ser una mujer la que se encontraba en el automуvil, Mikael supuso que se podнa tratar de la propia Figuerola.

La vio hablar por el mуvil y consultar un plano que estaba desplegado en el asiento del copiloto. Mikael carecнa de razones para sospechar que tuviera algo que ver con el club de Zalachenko, pero lo cierto era que ahora se fijaba en cualquier detalle de su alrededor que se saliera de lo normal, sobre todo en las inmediaciones de su casa.

Alzу la voz y llamу a Lottie Karim.

—їQuiйn es esta chica? Busca una foto suya en el registro de pasaportes, averigua dуnde trabaja y todo lo que puedas sobre su pasado.

—Vale —dijo Lottie, y volviу a su mesa.

El jefe de asuntos econуmicos del SMP, Christer Sellberg, parecнa mбs bien sorprendido. Dejу de lado esa hoja con nueve puntos breves que Erika Berger habнa presentado en la reuniуn semanal de la comisiуn presupuestaria. El jefe de presupuesto, Ulf Flodin, daba la impresiуn de estar preocupado. El presidente de la junta, Borgsjу, presentaba como siempre un aspecto neutro.

—Esto es imposible —constatу Sellberg con una educada sonrisa.

—їPor quй? —preguntу Erika Berger.

—La junta nunca lo aprobarб. No tiene ni pies ni cabeza.

—Volvamos al principio —propuso Erika Berger—. A mн me han contratado para que el SMP vuelva a reportar beneficios. Pero para conseguirlo, necesito algo con lo que trabajar, їno?

—Sн, pero...

—No puedo sacarme de la manga el contenido del periуdico como por arte de magia, formulando deseos desde mi jaula.

-—Me temo que no has entendido cuбl es nuestra realidad econуmica.

—Es posible. Pero sй cуmo hacer un periуdico. Y la realidad es que durante los ъltimos quince aсos la plantilla del SMP se ha visto reducida en ciento dieciocho personas. Es cierto que la mitad eran grafistas que han sido sustituidos por las nuevas tecnologнas etcйtera, pero durante ese mismo tiempo el nъmero de reporteros despedidos ha sido de cuarenta y ocho.

—Esos recortes fueron necesarios. Si no los hubiйsemos realizado, harнa ya mucho tiempo que el periуdico habrнa cerrado.

—Dejemos por un momento lo que es necesario y lo que no. Durante los ъltimos tres aсos han desaparecido dieciocho puestos de reportero. Encima, la situaciуn actual es que nueve puestos del SMP se encuentran vacantes y han sido sуlo parcialmente cubiertos por suplentes temporales. La redacciуn de deportes necesita con urgencia mбs personal. Se supone que deben ser nueve empleados, pero hace mбs de un aсo que estбn con dos puestos sin cubrir.

—Se trata de ahorrar dinero. Es asi de sencillo.

—La secciуn de cultura tiene tres puestos vacantes. En la de economнa falta una persona. En la prбctica, la redacciуn de asuntos jurнdicos no existe: allн lo que hay es un jefe de redacciуn que va cogiendo reporteros de la redacciуn general para cada trabajo. Etcйtera. El SMP lleva al menos ocho aсos sin efectuar una cobertura seria ni de las instituciones ni de las autoridades oficiales. Ahн dependemos totalmente de los freelance y del material que produce la agencia TT... y, como ya sabes, hace aсos que la TT cerrу la redacciуn especializada en esos temas. En otras palabras, no hay ni una sola redacciуn en toda Suecia que se ocupe de las autoridades y de las instituciones del Estado.

—La prensa escrita se encuentra en una situaciуn delicada.. .

—-La realidad es йsta: o se cierra inmediatamente el SMP o la junta se decanta por una soluciуn ofensiva. Cada vez tenemos menos empleados, y los que quedan se ven obligados a producir cada vez mбs textos. Los artнculos son pйsimos, superficiales y sin ninguna credibilidad. Por lo tanto, la gente deja de leer el SMP.

—No lo entiendes...

—-Ya me he cansado de oнr que no lo entiendo. No soy una becaria que ha venido aquн para que la entretengan. —Pero tu propuesta es una locura. —їPor quй?

—Estбs proponiendo que el periуdico deje de ser una empresa que obtenga beneficios.

—Oye, Sellberg, durante este aсo les vas a entregar unos enormes dividendos a los veintitrйs accionistas del diario. A eso hay que sumarle unas bonificaciones completamente absurdas que van a recibir nueve personas de la junta directiva y que le costarбn al periуdico cerca de diez millones de coronas. Te has asignado a ti mismo una bonificaciуn de cuatrocientas mil coronas como premio por haber administrado los recortes del SMP. Es cierto que no es nada en comparaciуn con las bonificaciones que han rapiсado algunos directores de Skandia, pero para mн no vales ni un solo cйntimo. Las bonificaciones deben entregarse cuando alguien hace algo que fortalece al SMP. En realidad tus recortes han debilitado al periуdico y han incrementado la crisis.

-—Eso es muy injusto. La junta ha aprobado cada una de las medidas que he tomado.

—La junta ha aprobado tus medidas porque le garantizas un reparto de dividendos cada aсo. Eso tiene que acabar ya. Ahora mismo.

—їHablas en serio cuando propones que la junta elimine todos los dividendos de las acciones y todas las bonificaciones? їY crees que los accionistas van a aceptarlo?

—Lo que propongo es que este aсo se adopte un sistema de cero beneficios. Supondrнa un ahorro de casi veintiъn millones y la posibilidad de reforzar la plantilla y la economнa del SMP. Tambiйn propongo una reducciуn del salario de los jefes. Yo cobro al mes ochenta y ocho mil coronas, algo que es un autйntico disparate para un periуdico que ni siquiera se pueda permitir cubrir las vacantes de la redacciуn de deportes.

—O sea, їque quieres bajarte el sueldo? їEstбs abogando por una especie de comunismo salarial?

—No digas chorradas. Incluyendo tus bonificaciones anuales, tu sueldo es de ciento doce mil coronas al mes. Es demencial. Si el periуdico tuviera estabilidad y reportara unos tremendos beneficios no me importarнa que entregaras los dividendos que quisieras. Pero este aсo no es precisamente el mejor momento para que te aumentes la bonificaciуn. Mi sugerencia es que se reduzcan a la mitad todos los salarios de la direcciуn.

—Creo que no entiendes que si nuestros accionistas son accionistas, es porque quieren ganar dinero. Se llama capitalismo. Si tu idea es que pierdan dinero, ya no querrбn ser accionistas.

—Mi idea no es que pierdan dinero, aunque tambiйn se podrнa llegar a esa situaciуn. La propiedad conlleva una responsabilidad. Como bien seсalas, estamos hablando de capitalismo. Los propietarios del SMP quieren obtener beneficios. Pero son las leyes del mercado las que dictan si habrб beneficios o pйrdidas. Con tu razonamiento lo que consigues es que las reglas del capitalismo se apliquen de modo selectivo a los empleados del SMP, pero no a los accionistas ni a ti mismo.

Sellberg suspirу y, elevando la vista, puso los ojos en blanco. Desamparado, buscу a Borgsjу con la mirada. Este estudiaba pensativamente el programa con los nueve puntos de Erika Berger.

Monica Figuerola esperу durante cuarenta y nueve minutos a que Gуran Mбrtensson y esa persona desconocida que lo acompaсaba salieran del portal de Bellmansgatan i. Cuando echaron a andar cuesta arriba, en direcciуn a ella, Monica levantу su Nikon con teleobjetivo de 300 milнmetros e hizo dos fotos. Dejу la cбmara en la guantera y, al ponerse a mirar el mapa de nuevo, alzу casualmente la vista. Abriу los ojos de par en par. En lo alto de Bellmansgatan, justo al lado de la puerta de Mariahissen, habнa una mujer morena grabando a Mбrtensson y a su cуmplice con una cбmara digital. їQuйcono es esto... ? їSe estб celebrando algъn congreso de espнas en Bellmansgatan?

Mбrtensson y el hombre desconocido se separaron en lo alto de la cuesta sin intercambiar ni una sola palabra. Mбrtensson se dirigiу hacia Tavastgatan para coger su coche. Arrancу, se incorporу al trбfico y desapareciу del campo de visiуn de Monica Figuerola.

Monika mirу por el retrovisor y se encontrу con la espalda del hombre del mono azul. Levantу la mirada y vio que la mujer de la cбmara habнa dejado de filmar y que venнa hacia ella pasando por delante de Launnska huset.

їCara o cruz? Ya sabнa quiйn era Gуran Mбrtensson y a quй se dedicaba. Tanto el hombre del mono azul como la mujer de la cбmara eran caras desconocidas. Pero si salнa del coche corrнa el riesgo de ser descubierta por la mujer.

Se quedу quieta. Por el retrovisor vio al hombre del mono azul girar a la izquierda y adentrarse en Brбnnkyrkagatan. Esperу a que la mujer de la cбmara llegara al cruce, pero йsta, en vez de seguir al hombre del mono, girу 180 grados y empezу a caminar cuesta abajo en direcciуn a Bellmansgatan i. Mуnica Figuerola le echу unos treinta y cinco aсos. Tenнa el pelo moreno y corto y vestнa vaqueros oscuros y cazadora negra. En cuanto bajу la cuesta un poco, Monica Figuerola abriу de golpe la puerta del coche y saliу corriendo hacia Brбnnkyrkagatan. No pudo ver al hombre del mono. Un segundo despuйs, una furgoneta Toyota, que estaba aparcada junto a la acera, arrancу y se incorporу al trбfico. Monica Figuerola vio a un hombre de medio perfil y memorizу la matrнcula. De todos modos, aunque perdiera la matrнcula no serнa difнcil rastrearlo. En los laterales del vehнculo se podнa leer «Cerrajerнa Lars Faulsson» y habнa un nъmero de telйfono.

No hizo ningъn intento de volver a su coche para seguir a la Toyota. En su lugar, volviу andando a paso lento. Llegу a lo alto de la cuesta justo a tiempo para ver a la mujer de la cбmara entrando en el portal del edificio donde se hallaba el apartamento de Mikael Blomkvist.

Se sentу en el coche y apuntу tanto la matrнcula como el nъmero de telйfono de la cerrajerнa de Lars Faulsson. Luego se rascу la cabeza: quй trбfico mбs misterioso habнa en torno al domicilio de Mikael Blomkvist. Acto seguido, levantу la mirada hacia el tejado del inmueble de Bellmansgatan i. Sabнa que Mikael Blomkvist vivнa en un бtico, pero segъn los planos de la oficina municipal de urbanismo estaba ubicado en la parte trasera del inmueble y tenнa unas ventanas abuhardilladas que daban a la bahнa de Riddarfjбrden y a Gamla Stan. Una vivienda exclusiva en un barrio histуrico. Se preguntу si Blomkvist serнa uno de esos arrogantes nuevos ricos.

Tras nueve minutos de espera, la mujer de la cбmara saliу del portal. En lugar de subir la cuesta hasta Tavastgatan, siguiу bajando y girу a la derecha doblando la esquina del Pryssgrбnd. «Mmm.» Como tuviera un coche aparcado en Pryssgrбnd, Monica Figuerola ya estaba perdida. Pero si se fuera andando, sуlo podrнa salir de aquel fregado de un ъnico modo: subiendo a Brбnnkyrkagatan por Pustegrбnd, cerca de Slussen.

Monica Figuerola saliу del vehнculo y girу a la izquierda entrando por Brбnnkyrkagatan con direcciуn a Slussen. Casi habнa llegado a Pustegrбnd cuando la mujer de la cбmara apareciу ante ella. Bingo. La siguiу. Pasу el Hilton y fue a salir a Sуdermalmstorg, frente al museo de la ciudad, en Slussen. La mujer caminaba apresurada y decididamente sin mirar a su alrededor. Monica Figuerola le dio unos treinta metros. Desapareciу por la entrada del metro de Slussen y Monica Figuerola aligerу el paso, pero se detuvo al ver que la mujer se dirigнa al quiosco de Pressbyrеn en vez de pasar por los torniquetes.

Monica Figuerola contemplу a la mujer mientras йsta esperaba su turno. Medнa poco mбs de un metro y setenta centнmetros y parecнa estar en relativa buena forma. Llevaba zapatillas de hacer footing. Cuando la vio plantada allн de pie, frente a la ventanilla del quiosco, a Monica Figuerola se le ocurriу de repente que se trataba de una policнa. La mujer comprу una cajita de snus Catch Dry, volviу a salir a Sуdermalmstorg y girу a la derecha por Katarinavбgen.

Monica Figuerola la siguiу. Estaba bastante segura de que la mujer no habнa reparado en su presencia. A la altura de McDonald's, йsta desapareciу de su campo de visiуn al doblar la esquina y Monica fue tras ella a toda prisa, aunque manteniendo una distancia de unos cuarenta metros.

Al volver la esquina, la mujer se habнa esfumado sin dejar rastro. Monica Figuerola se detuvo asombrada. Mierda. Paseу despacio examinando los portales. Luego sus ojos se fijaron en un letrero: Milton Security.

Monica Figuerola asintiу para sн misma y regresу caminando a Bellmansgatan.

Cogiу el coche, subiу hasta Gуtgatan, donde se encontraba la redacciуn de Millennium, y se pasу la siguiente media hora dando vueltas por las calles aledaсas a la redacciуn. Fue incapaz de encontrar el coche de Mбrtensson. A la hora de comer, volviу a la jefatura de Kungsholmen y estuvo una hora haciendo pesas en el gimnasio.

—Tenemos un problema —dijo Henry Cortez.

Malin Eriksson y Mikael Blomkvist levantaron la vista del manuscrito del libro sobre el caso Zalachenko. Era la una y media de la tarde.

—Siйntate —dijo Malin.

—Se trata de Vitavara AB, la empresa que fabrica inodoros en Vietnam para venderlos luego a mil setecientas coronas la unidad.

—Vale. їY en quй consiste el problema? —preguntу Mikael.

—Vitavara AB es una filial de SveaBygg AB.

—Ya. Es una empresa bastante grande.

—Sн. El presidente de la junta directiva se llama Magnus Borgsjу y es un profesional de las juntas directivas. Entre otras, preside la del Svenska Morgуn-Posten, de la cual posee mбs del diez por ciento.

Mikael le echу una incisiva mirada a Henry Cortez. —їEstбs seguro?

—Sн. El jefe de Erika Berger es un puto delincuente que utiliza mano de obra infantil en Vietnam. —ЎUfff! —soltу Malin Eriksson.

El secretario de redacciуn, Peter Fredriksson, parecнa sentirse incуmodo cuando, con toda prudencia, llamу a la puerta de Erika Berger sobre las dos de la tarde. —Sн.

—Bueno, verбs, me da un poco de vergьenza. Pero hay alguien de la redacciуn que ha recibido un correo tuyo.

—їMнo?

—Sн. Me temo que sн. —їY de quй trata?

Le dio unos folios que contenнan unos cuantos correos dirigidos a una tal Eva Carlsson, una suplente de veintisйis aсos de la secciуn de cultura. En la casilla del remitente se podнa leer erika.berger@smpost.se.

Eva, amor mнo: Quiero acariciarte y besarte los pechos. Ardo en deseos y no me puedo controlar. Te pido que correspondas a mis sentimientos. їPodrнamos vernos? Erika.

Eva Carlsson no habнa contestado a esta primera propuesta, lo cual provocу otros dos correos durante los siguientes dнas:

Eva, mi amor: Te pido que no me rechaces. Estoy loca de deseo. Te quiero desnuda. Tengo que poseerte. Harй que lo pases muy bien. Nunca te arrepentirбs. Voy a besar cada centнmetro de tu desnuda piel, tus hermosos pechos y tu deliciosa cueva. Erika.

Eva: їPor quй no contestas? No tengas miedo. No me rechaces. Tъ ya no eres virgen; ya sabes de quй va esto. Quiero acostarme contigo, te recompensarй de sobra. Si tъ eres buena conmigo, yo lo serй contigo. Has pedido que se te prolongue la suplencia. En mi mano estб prolongarla e incluso convertirla en un puesto fijo. Te espero esta noche a las 21.00 en el aparcamiento, junto a mi coche. Tu Erika.

—Vale —dijo Erika Berger—. Y ahora ella se estб preguntando si soy yo la que le estб enviando esas cochinas proposiciones.

—No exactamente... Quiero decir... Bah...

—Peter, habla claro.

-—Puede que lo medio pensara en un primer momento, cuando recibiу el primer correo, o, por lo menos, que se sorprendiera bastante. Pero luego se dio cuenta de que era absurdo y de que йse no era precisamente tu estilo. Y...

—їY quй?

—Bueno, pues que le da corte y no sabe quй hacer. Hay que mencionar tambiйn que te admira mucho y que le gustas mucho... como jefa, quiero decir. Asн que ha venido a verme y me ha pedido consejo.

—-Entiendo. їY tъ quй le has dicho?

—Le he dicho que esto es obra de alguien que ha falsificado tu direcciуn de correo y que la estб acosando. O que os estб acosando a las dos. Y me he ofrecido a hablar contigo sobre el asunto.

—Gracias. їPuedes hacerme el favor de decirle que venga a verme dentro de diez minutos?

Erika empleу ese tiempo en escribir un correo cien por cien suyo:

Debido a los hechos acontecidos debo informar de que una colaboradora del SMP ha recibido una serie de correos electrуnicos que dan la impresiуn de haber sido enviados por mн y que contienen groseras insinuaciones sexuales. Yo misma he recibido unos cuantos correos de contenido vulgar de una presunta «redacciуn central» del SMP. Como ya sabйis, no existe tal direcciуn en el periуdico.

He consultado con el jefe tйcnico y me ha dicho que es muy fбcil falsificar una direcciуn de correo electrуnico. No sй muy bien cуmo se hace pero, al parecer, hay pбginas web en Internet donde se pueden conseguir cosas asн. Por desgracia, debo llegar a la conclusiуn de que hay alguna persona enferma que se estб dedicando a esto.

Quiero saber si hay mбs colaboradores que hayan recibido correos electrуnicos raros. En tal caso, quiero que se pongan inmediatamente en contacto con el secretario de redacciуn, Peter Fredriksson. Si esta ignominia continъa, tendremos que considerar la posibilidad de denunciarlo a la policнa.

Erika Berger, redactora jefe.

Lo imprimiу y luego le dio a «enviar» para que les llegara a todos los empleados del SMP. En el mismo instante, Eva Carlsson llamу a la puerta.

—Hola. Siйntate —le pidiу Erika—. Me han dicho que has recibido correos mнos.

—Bah, no creo que sean tuyos.

—Pues hace treinta segundos sн has recibido uno mнo. Lo he redactado yo misma y se lo he enviado a todos los empleados.

Le dio a Eva Carlsson la hoja impresa.

—De acuerdo. Muy bien —dijo Eva Carlsson.

—Lamento que alguien te haya elegido como blanco para esta desagradable campaсa.

—No tienes que pedir perdуn por algo que es obra de algъn chalado.

—Sуlo querнa asegurarme de que no te quedaba ninguna sospecha en cuanto a mi relaciуn con esos correos.

—Nunca he pensado que los hayas mandado tъ. —Vale, gracias —respondiу Erika sonriendo.

Monica Figuerola dedicу la tarde a recabar informaciуn. Empezу solicitando al registro de pasaportes una foto de Lars Faulsson para verificar que se trataba de la persona a la que habнa visto en compaснa de Gуran Mбrtensson. Luego efectuу una bъsqueda en el registro criminal y obtuvo un rбpido resultado.

Lars Faulsson, de cuarenta y siete aсos de edad y conocido con el apodo de Falъn, iniciу su carrera con el robo de un coche cuando contaba diecisiete. En los aсos setenta y ochenta fue detenido en dos ocasiones y procesado por robo, hurto grave y receptaciуn. La primera vez lo condenaron a una pena de cбrcel no muy dura y la segunda a tres aсos de reclusiуn. Por aquel entonces era considerado como up and coming en los cнrculos delictivos. Lo interrogaron como sospechoso de al menos otros tres robos, uno de los cuales fue un golpe relativamente complicado que recibiу mucha atenciуn mediбtica y en el que abrieron la caja fuerte de unos grandes almacenes de Vбsterбs. A partir de 1984, una vez cumplida la condena se mantuvo a raya, o como mнnimo no participу en ningъn golpe que acabara en arresto o condena. Se reeducу como cerrajero (Ўmenuda casualidad!) y en 1987 fundу su propia empresa: Cerrajerнa Lars Faulsson, con domicilio fiscal en Norrtull.

Identificar a la desconocida mujer que habнa filmado a Mбrtensson y Faulsson resultу ser mбs sencillo de lo que Monica se habнa imaginado. Simplemente, llamу a Milton Security y explicу que buscaba a una empleada que conociу hacнa ya tiempo y de cuyo nombre se habнa olvidado. Sin embargo, podнa dar una buena descripciуn de ella. La recepciуn le informу de que parecнa tratarse de Susanne Linder y le pasу la llamada. Cuando Susanne Linder se puso al telйfono, Monica Figuerola pidiу perdуn y dijo que se habнa confundido de nъmero.

Entrу en los registros del padrуn y constatу que en la regiуn de Estocolmo habнa dieciocho Susanne Linder. Tres de ellas rondaban los treinta y cinco aсos. Una vivнa en Norrtбlje, otra en Estocolmo y la ъltima en Nacka. Solicitу sus fotos de pasaporte y enseguida pudo identificar a la mujer a la que habнa seguido desde Bellmansgatan como la Susanne Linder que residнa en Nacka.

Redactу un informe en el que resumiу el trabajo del dнa y fue a ver a Torsten Edklinth a su despacho.

A eso de las cinco, Mikael Blomkvist cerrу la carpeta del material de investigaciуn de Henry Cortez y la apartу con desprecio. Christer Malm dejу el texto impreso de Henry Cortez que habнa leнdo ya cuatro veces. Henry Cortez estaba sentado en el sofб del despacho de Malin Eriksson con cara de culpable.

—їUn cafй? —preguntу Malin, levantбndose. Volviу con una cafetera y cuatro tazas.

Mikael suspirу.

—Es un reportaje cojonudo —dijo—. Una investigaciуn de primera. Todo documentado. Una dramaturgia perfecta con un badguy que estafa a los suecos valiйndose del sistema, algo que es cien por cien legal, pero que es tan jodidamente avaro y estъpido que se aprovecha de una empresa de Vietnam que utiliza mano de obra infantil.

—Ademбs, estб muy bien escrito —dijo Christer Malm—. En cuanto esto se publique, Borgsjу se convertirб en persona non grata para toda la industria sueca. La televisiуn va a morder el anzuelo. Acabarб junto a los directores de Skandia y otros timadores. Un autйntico scoop de Millennium. Buen trabajo, Henry.

Mikael asintiу.

—Pero lo ele Erika nos ha aguado la fiesta —dijo. Christer Malm asintiу.

—Pero їpor quй es eso un problema? —preguntу Malin—. No es ella la que ha cometido el delito. Se supone que podemos investigar al presidente de cualquier junta directiva, aunque dй la casualidad de que se trate del jefe de Erika.

—Es un problema gordo —dijo Mikael.

—Erika Berger no ha dejado de trabajar aquн —comentу Christer Malm—. Es propietaria de un treinta por ciento de Millennium y estб en nuestra junta. Es incluso presidenta de la junta hasta que podamos elegir a Harriet Vanger en la prуxima reuniуn, que no se celebrarб hasta agosto. Y Erika trabaja para el SMP, de cuya junta directiva tambiйn forma parte y a cuyo presidente vamos a denunciar nosotros.

Silencio sepulcral.

—Entonces, їquй diablos hacemos? —preguntу Henry Cortez—. їCancelamos el reportaje?

Mikael mirу a Henry Cortez a los ojos.

—No, Henry. No vamos a cancelar ningъn reportaje. En Millennium no trabajamos asн. Pero eso va a exigir un poco de esfuerzo por nuestra parte. No podemos echбrselo a Erika asн como asн, publicбndolo sin hablar antes con ella.

Christer Malm asintiу y levantу un dedo al aire.

—Vamos a poner a Erika en un aprieto que no veas. Ahora tendrб que elegir entre vender su parte y dimitir de inmediato de la junta de Millennium o, en el peor de los casos, ser despedida del SMP. Pase lo que pase acabarб viйndose envuelta en un terrible conflicto de intereses. Sinceramente, Henry: estoy con Mikael en que hay que publicar la historia, pero quizб tengamos que aplazarlo un mes.



  

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