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Capнtulo 18 Martes, 29 de marzo - Miйrcoles, 30 de marzo



Capнtulo 18 Martes, 29 de marzo - Miйrcoles, 30 de marzo

Las tres investigaciones de los asesinatos de Enskede siguieron su curso. La investigaciуn del agente Burbuja contaba con las ventajas de la administraciуn estatal. Visto superficialmente, la resoluciуn parecнa inminente: habнa una sospechosa y un arma homicida que la relacionaba con el crimen. En el caso de la primera vнctima poseнan una prueba irrefutable; en el de las otras dos, un posible vнnculo, vнa Mikael Blomkvist. Para Bublanski no se trataba mбs que de encontrar a Lisbeth Salander y encerrarla en la prisiуn preventiva de Kronoberg.

La investigaciуn de Dragan Armanskij estaba subordinada a la investigaciуn policial oficial, pero a la par seguнa su propia agenda. Su intenciуn personal era defender, de alguna manera, los intereses de Lisbeth Salander: encontrar la verdad; preferentemente una verdad con alguna circunstancia atenuante.

La investigaciуn de Millennium era la mбs complicada. La revista carecнa de los recursos con los que contaban tanto las fuerzas del orden como la organizaciуn de Armanskij. Sin embargo, a diferencia de la policнa, Mikael Blomkvist no estaba concentrado en determinar el motivo por el que Lisbeth Salander fue a Enskede y matу a dos de sus amigos. En un momento dado, durante las vacaciones de Pascua, decidiу, sin mбs, no creer en esa historia. Si Lisbeth Salander estuviese involucrada en los asesinatos de alguna manera, no le cabнa duda de que las causas serнan completamente diferentes a las barajadas en la investigaciуn oficial; o bien otra persona empuсaba el arma o bien ocurriу algo que se hallaba fuera del control de Lisbeth Salander.

 

 

Durante el trayecto en taxi desde Slussen hasta Kungsholmen, Niklas Eriksson permaneciу en silencio. El hecho de que, y sin previo aviso, hubiera ido a parar a una investigaciуn policial de verdad lo habнa dejado aturdido. Mirу de reojo a Sonny Bohman, que estaba leyendo el informe de Armanskij una vez mбs. De pronto, una sonrisa se dibujу en los labios de Niklas Eriksson.

La misiуn le brindaba la inesperada posibilidad de materializar una ambiciуn que ni Armanskij ni Sonny Bohman conocнan y que ni siquiera imaginaban: de repente se le presentaba la ocasiуn de vengarse de Lisbeth Salander. Esperaba poder contribuir a que la detuvieran. Esperaba que la condenaran a cadena perpetua.

Todo el mundo sabнa que Lisbeth Salander no era una persona popular en Milton Security; casi todos los colaboradores que alguna vez habнan tenido que trabajar con ella la consideraban una peste. Pero ni Bohman ni Armanskij podнan figurarse cuan profundo era el odio que Niklas Eriksson sentнa hacia Lisbeth Salander.

La vida habнa sido injusta con Niklas Eriksson. Era un hombre atractivo. Estaba en la flor de la vida y ademбs, era inteligente. Aun asн, el destino le habнa negado la posibilidad de convertirse en lo que siempre habнa querido ser: policнa. Su problema fue un microscуpico orificio en el pericardio que le causaba un soplo y que conllevaba el debilitamiento de la pared de un ventrнculo. Le operaron y el problema quedу subsanado, pero la existencia de una lesiуn cardнaca congйnita le convirtiу para siempre en un excluido, un ser humano de segunda clase.

Cuando se le presentу la oportunidad de empezar a trabajar en Milton Security, aceptу. Lo hizo, no obstante, sin el menor entusiasmo. A sus ojos, la empresa era un vertedero de viejas glorias: policнas demasiado mayores que ya no daban la talla. Y ahora йl habнa pasado a formar parte de esos desechos. Pero no era culpa suya.

Uno de sus primeros cometidos en Milton fue analizar para la unidad operativa la seguridad de la protecciуn personal de una cantante, internacionalmente conocida y de cierta edad, que habнa sido objeto de amenazas por parte de un ferviente admirador que, para mбs inri, resultу ser un interno que se habнa fugado del manicomio. El trabajo constituyу parte de su formaciуn inicial en Milton Security. La cantante vivнa sola en un chalй de Sцdertцrn donde Milton instalу equipos de vigilancia y alarmas; durante algъn tiempo, incluso contу con un guardaespaldas las veinticuatro horas del dнa. Una noche, el exacerbado admirador intentу entrar. El guardaespaldas redujo en el acto al intruso, al que, tras ser condenado por amenazas ilegales y allanamiento de morada, volvieron a internar en el manicomio.

A lo largo de dos semanas, Niklas Eriksson, acompaсado de otros empleados de Milton, visitу el chalй de Sцdertцrn en numerosas ocasiones. La vieja cantante se le antojу una bruja altiva que sуlo se dignу a mirarlo cuando йl sacу a relucir sus encantos, para asombro de la mujer. Deberнa alegrarse de que hubiera admiradores que todavнa se acordaban de ella.

Despreciaba el modo en que el personal de Milton le hacнa la pelota a la vieja. Pero, claro estб, no dejу trascender sus sentimientos.

Una tarde, poco antes de que fuese detenido el admirador, la cantante y dos empleados de Milton se encontraban junto a una pequeсa piscina ubicada en la parte posterior del chalй mientras йl deambulaba por la casa haciendo fotos de puertas y ventanas que tal vez debieran reforzar. Habнa repasado habitaciуn tras habitaciуn, y al llegar al dormitorio de la cantante no pudo resistir la repentina tentaciуn de abrir el cajуn de una cуmoda. Hallу una docena de бlbumes de los aсos setenta y ochenta, su йpoca gloriosa, cuando ella y su grupo estaban de gira por el mundo. Tambiйn descubriу una caja de cartуn con fotografнas extremadamente нntimas de la cantante. Las instantбneas le parecieron mбs o menos inocentes pero, con un poco de imaginaciуn, podrнan considerarse «estudios erуticos». «Dios mнo, quй imbйcil es.» Eriksson sustrajo cinco de las fotos mбs atrevidas que debнan de haber sido sacadas por algъn amante y guardadas por razones sentimentales.

Hizo copias y luego devolviу los originales. Esperу unos cuantos meses antes de vendйrselas a un tabloide inglйs. Obtuvo nueve mil libras a cambio. Ocasionaron titulares sensacionales.

Todavнa ignoraba cуmo se enterу Lisbeth Salander. Poco despuйs de la publicaciуn de las fotos, ella lo visitу; sabнa que habнa sido йl quien las vendiу. Lo amenazу con delatarlo ante Dragan Armanskij si volvнa a ocurrir algo similar. Ya se lo habrнa dicho si hubiera podido documentar sus afirmaciones; algo que, por lo visto, no era capaz de hacer. Pero desde ese dнa, йl se sintiу vigilado. En cuanto se daba la vuelta, allн estaba Salander escuadrбndolo con sus ojos de cerda.

Estaba estresado, frustrado. La ъnica manera de devolverle el golpe consistнa en minar su credibilidad poniйndola a parir ante los demбs mientras tomaban cafй en los ratos de descanso. La estratagema no tuvo mucho йxito. No se atrevнa a hacerse notar demasiado, ya que ella, por alguna inexplicable razуn, contaba con la protecciуn de Armanskij. Se preguntaba por dуnde tendrнa agarrado Lisbeth al director ejecutivo de Milton, o si tal vez todo se reducнa a que el viejo verde se la estaba tirando en secreto. Pero si bien en Milton nadie le tenнa mucho aprecio a Lisbeth Salander, el respeto que mostraban por Armanskij era considerable. De modo que no les quedaba mбs remedio que aceptar la incуmoda presencia de la joven. Cuando desapareciу de escena y dejу de trabajar en Milton, Niklas Eriksson sintiу un alivio monumental.

Ahora tenнa la oportunidad de pagarle con la misma moneda. Ya no corrнa riesgos. Ella podrнa esgrimir las acusaciones contra йl que quisiera: nadie la creerнa. Ni siquiera Armanskij aceptarнa la palabra de una asesina psicуpata.

 

 

El inspector Bublanski vio a Hans Faste salir del ascensor acompaсado de Bohman y Eriksson, de Milton Security. Faste se habнa acercado a recoger a los nuevos colaboradores. A Bublanski no le entusiasmaba la idea de involucrar a gente de fuera en la investigaciуn de un asesinato, pero la decisiуn venнa de arriba... Al menos Bohman era un verdadero policнa con muchas horas de vuelo. Y Eriksson habнa salido de la Academia, asн que no debнa de ser tan idiota. Bublanski seсalу en direcciуn a la sala de conferencias.

Corrнa el sexto dнa de la caza de Lisbeth Salander y habнa llegado la hora de hacer un balance general. El fiscal Ekstrцm no participaba en la reuniуn. El equipo estaba compuesto por los inspectores Sonja Modig, Hans Faste, Curt Svensson y Jerker Holmberg, y contaban con el refuerzo de cuatro colegas de la unidad de investigaciуn de la policнa criminal nacional. Bublanski empezу presentando a los nuevos colaboradores de Milton Security y preguntу si alguno de ellos deseaba aсadir algo. Bohman carraspeу.

—Bueno, llevo ya bastante tiempo sin pisar este edificio, pero algunos de vosotros me conocйis y sabйis que fui policнa durante muchos aсos antes de pasar al sector privado. Nuestra presencia se debe a que Lisbeth Salander trabajу para nosotros durante una йpoca y a que, de alguna manera, nos sentimos responsables. Nuestro propуsito es intentar contribuir, por todos los medios posibles, a que se detenga a Salander cuanto antes. Podemos aportar cierto conocimiento personal sobre ella. Asн que no estamos aquн para complicar las cosas ni para entorpecer vuestro trabajo.

—їCуmo es trabajar con ella? —preguntу Faste.

—No es precisamente de las personas a las que les coges cariсo —contestу Niklas Eriksson para, acto seguido, callarse al levantar Bublanski una mano.

—Tendremos ocasiуn de hablar mбs en detalle durante la reuniуn. Pero vayamos por orden para formarnos una idea de nuestra situaciуn. Nada mбs acabar, vosotros dos tendrйis que ir a ver al fiscal Ekstrцm para firmar un documento jurado de secreto profesional. Empecemos por Sonja.

—Resulta frustrante. Hicimos un avance a las pocas horas del asesinato, cuando conseguimos identificar a Salander. Dimos con su domicilio (o, al menos, lo que creнamos que era su domicilio). Despuйs de eso, ni rastro. Hemos recibido una treintena de llamadas de avistamientos pero hasta ahora todos han resultado ser falsos. Es como si se la hubiera tragado la tierra.

—Cuesta creerlo —comentу Curt Svensson—. Con su llamativo aspecto y sus tatuajes no deberнa ser difнcil encontrarla.

—Ayer la policнa de Uppsala acudiу a un aviso pistola en mano. Le dieron un susto de muerte a un chico de catorce aсos que se parecнa a Salander. Los padres estaban muy indignados.

—Supongo que perseguir a alguien que parece tener catorce aсos no nos favorece mucho. Puede pasar perfectamente desapercibida entre los adolescentes.

—Pero con la atenciуn que ha recibido en los medios de comunicaciуn, alguien deberнa haber visto algo —objetу Svensson—. Esta semana van a sacarla en el programa «Se busca», asн que a ver si eso nos conduce a algo nuevo.

—No creo, teniendo en cuenta que ya ha salido en la portada de todos los periуdicos de Suecia —dijo Hans Faste.

—Lo cual significa que tal vez debamos replanteбrnoslo todo —dijo Bublanski—. Quizб haya conseguido salir del paнs, pero lo mбs probable es que estй escondida en algъn sitio.

Bohman levantу una mano. Bublanski le hizo una seсa con la cabeza.

—Por lo que sabemos, nada sugiere que sea una persona autodestructiva. Es una buena estratega; planifica cada uno de sus movimientos. No hace nada sin analizar las consecuencias. Eso es, al menos, lo que piensa Dragan Armanskij.

—Coincide con la evaluaciуn que hace su anterior psiquiatra. Pero dejemos su perfil para mбs adelante —pidiу Bublanski—. Tarde o temprano tendrб que moverse. Jerker, їcon quй recursos cuenta?

—Ahora os voy a dar otra cosa a la que podrйis hincarle el diente —dijo Jerker Holmberg—. Tiene una cuenta bancaria en Handelsbanken desde hace muchos aсos. Йse es el dinero que declara a Hacienda. O mejor dicho: el dinero que el abogado Bjurman declaraba. Hace un aсo en la cuenta habнa mбs de cien mil coronas. Durante el otoсo de 2003 lo sacу todo.

—Ese otoсo necesitу dinero. Segъn Armanskij, fue cuando dejу de trabajar en Milton Security —explicу Bohman.

—Es posible. La cuenta estuvo a cero durante mбs de dos semanas. Pero luego volviу a ingresar la misma cantidad.

—Tal vez pensara utilizar el dinero en algo, pero al final se arrepintiу y lo ingresу de nuevo.

—Sн, podrнa ser. En diciembre de 2003 usу la cuenta para pagar facturas; entre otras cosas, los gastos del piso de los doce meses siguientes. El saldo descendiу a setenta mil coronas. Luego la cuenta permaneciу sin movimientos durante todo un aсo, exceptuando un ingreso de mбs de nueve mil coronas.

—Vale.

—A principios de este mes sacу el dinero de la herencia: la cantidad exacta es nueve mil trescientas doce coronas. Es la ъnica vez que ha tocado la cuenta.

—Entonces, їde quй diablos vive?

—Escuchad esto: en enero de este aсo abriу una cuenta. En esta ocasiуn, en el Skandinaviska Enskilda Banken. Ingresу una suma de mбs de dos millones de coronas.

—їQuй?

—їDe dуnde sacу el dinero? —preguntу Modig.

—Recibiу una transferencia desde un banco de las islas Anglonormandas de Inglaterra.

—No entiendo nada —dijo Sonja Modig al cabo de un instante.

—O sea, їse trata de dinero que no ha declarado? —preguntу Bublanski.

—Correcto, pero tйcnicamente no tiene obligaciуn de hacerlo hasta el prуximo aсo. Lo remarcable es que la suma no figura en el informe sobre el rendimiento de cuentas que efectuaba el abogado Bjurman. Y lo hacнa mensualmente.

—Es decir, que o ignoraba su existencia o los dos estaban metidos en algъn trapicheo. Jerker, їcуmo andamos en la parte tйcnica?

—Anoche le presentй los resultados al instructor del sumario. Esto es lo que sabemos: uno, podemos vincular a Salander con los dos lugares del crimen. En Enskede encontramos sus huellas dactilares en el arma homicida y en los fragmentos de una taza de cafй que se hizo aсicos. Estamos esperando el resultado de las pruebas de ADN que recogimos... pero no creo que quepa duda de que ella estuvo en la casa.

—De acuerdo.

—Dos, tenemos sus huellas dactilares en la caja del arma del piso de Bjurman. —Vale.

—Tres, por fin tenemos un testigo que la sitъa en el lugar del crimen de Enskede. Nos ha llamado el dueсo de un estanco y nos ha contado que la noche en la que se cometiу el asesinato, Lisbeth Salander entrу en su establecimiento y comprу un paquete de Marlboro Light.

—їY lo suelta ahora? їDespuйs de habernos pasado un dнa sн y otro tambiйn solicitando la colaboraciуn ciudadana?

—Ha estado fuera durante los dнas de fiesta, como todos los demбs. En fin —Jerker Holmberg seсalу un plano—, la tienda estб situada en esta esquina, a unos doscientos metros del lugar del crimen. Ella entrу justo cuando йl se disponнa a cerrar, a las diez de la noche. La ha descrito con todo detalle.

—їY el tatuaje del cuello tambiйn? —preguntу Curt Svensson.

—Ahн ha vacilado; cree haberlo visto. Sн estб seguro, en cambio, de que llevaba un piercing en una ceja.

—їQuй mбs?

—Por lo que respecta a los datos puramente tйcnicos, no mucho mбs. Pero no estб nada mal.

—Faste, їy el piso de Lundagatan?

—Tenemos sus huellas pero no creo que viva allн. Lo hemos puesto todo patas arriba; al parecer pertenece a Miriam Wu. Fue incluida en el contrato recientemente, en febrero de este mismo aсo.

—їQuй sabemos de ella?

—No tiene antecedentes penales. Una lesbiana penosamente cйlebre. Suele actuar en performances y cosas asн en el Festival del Orgullo Gay. Dice que estudia sociologнa y es copropietaria de una tienda porno en Tegnйrgatan, Domino Fashion.

—їUna tienda porno? —preguntу Sonja Modig, arqueando las cejas.

En una ocasiуn, para gran deleite de su marido, ella se habнa comprado un conjunto de ropa interior muy sexy en Domino Fashion. Algo que bajo ninguna circunstancia iba a revelar a los hombres presentes en esa sala.

—Bueno, venden esposas, ropa de puta y cosas asн. їNecesitas un lбtigo?

—O sea, que no es una tienda porno sino un establecimiento para la gente a la que le gusta la ropa interior algo sofisticada —precisу ella.

—їQuй mбs da?

—Continъa —dijo Bublanski, irritado—. їNo tenemos ninguna pista de Miriam Wu?

—Ni rastro.

—Puede que se haya ido fuera durante las fiestas —sugiriу Sonja Modig.

—O que Salander tambiйn se la haya cargado —apuntу Faste—. Tal vez quiera acabar con todos sus conocidos.

—Entonces, si Miriam Wu es lesbiana, їdebemos deducir que ella y Salander son pareja?

—Creo que podemos concluir con bastante seguridad que existe una relaciуn sexual —dijo Curt Svensson—. Baso esa afirmaciуn en varias cosas. En primer lugar, en que hemos encontrado las huellas dactilares de Salander en la cama y alrededor de йsta. Tambiйn las hemos hallado en unas esposas que, a todas luces, han sido empleadas como juguete sexual.

—Entonces, seguro que le gustarбn las esposas que tengo preparadas para ella —dijo Hans Faste.

Sonja Modig soltу un quejumbroso suspiro.

—Sigue —pidiу Bublanski.

—Una persona nos ha llamado y nos ha dicho que vio a Miriam Wu morreбndose en el Kvarnen con una tнa cuya descripciуn se correspondнa con la de Salander. Por lo visto eso sucediу hace mбs de dos semanas. El informante afirma saber quiйn es Salander y dice que se la ha encontrado allн en otras ocasiones, aunque durante el ъltimo aсo ella no se ha dejado ver. No me ha dado tiempo a hablar con el personal del local. Lo harй esta tarde.

—En el informe de los servicios sociales no consta que sea lesbiana. En sus aсos de adolescencia se escapaba con frecuencia de las familias de acogida e iba por ahн ligбndose a tнos en bares y clubes de Estocolmo. Ha sido detenida en mбs de una ocasiуn porque la hallaron en compaснa de hombres mayores.

—Ya, pero si suponemos que hacнa la calle, eso no nos dice una mierda —dijo Hans Faste.

—Curt, їquй hay de su cнrculo de amistades?

—Casi nada. No ha sido detenida por la policнa desde que tenнa dieciocho aсos. Conoce a Dragan Armanskij y a Mikael Blomkvist; es todo cuanto sabemos. Por supuesto, tambiйn a Miriam Wu. La misma fuente que nos ha informado de que Wu y ella habнan sido vistas en el Kvarnen dice que antes solнa reunirse allн con unas chicas, las Evil Fingers.

—їLas Evil Fingers? їY eso quй es? —preguntу Bublanski.

—Parece ser algo esotйrico. Un grupo de tнas que solнan irse de juerga y armarla.

—No me digas que Salander es tambiйn una especie de adoradora de Satбn —dijo Bublanski—. Los medios de comunicaciуn se van a poner las botas.

—Una panda de lesbianas satбnicas —sugiriу Faste solнcito.

—Mi querido Hans, tienes una visiуn de las mujeres que data de la Edad Media —le dijo Sonja Modig—. Hasta yo he oнdo hablar de las Evil Fingers.

—їSн? —dijo Bublanski, sorprendido.

—Era un grupo femenino de rock de finales de los aсos noventa. No eran superestrellas, pero durante una йpoca fueron bastante conocidas.

—O sea, un grupo de lesbianas satбnicas heavies —dijo Hans Faste.

—Venga, dejad de lanzaros pullas —dijo Bublanski—. Hans, tъ y Curt averiguad quiйnes eran las integrantes de las Evil Fingers y hablad con ellas. їTiene Salander mбs amigos?

—Aparte de su anterior administrador, Holger Palmgren, no muchos mбs. Este ъltimo estб ingresado en una clнnica, en la unidad de enfermos crуnicos y, por lo visto, su estado es reservado. Para ser sincero, no puedo decir que haya encontrado un cнrculo de amigos. Es cierto que no hemos dado con su vivienda habitual ni con ninguna agenda de direcciones, pero no parece tener amigos нntimos.

—Ya, pero nadie puede vivir como un fantasma sin dejar huellas en su entorno. їQuй me decнs de Mikael Blomkvist?

—No lo hemos vigilado directamente, aunque durante las fiestas contactamos esporбdicamente con йl —dijo Faste—. Por si acaso apareciera Salander. Volviу a casa despuйs del trabajo y no parece haber salido de allн desde entonces.

—Me cuesta pensar que estй relacionado con el asesinato —dijo Sonja Modig—. Su coartada se sostiene y es capaz de dar cuenta de todo lo que hizo aquella noche.

—Pero conoce a Salander. Es el vнnculo existente entre ella y la pareja de Enskede. Ademбs, segъn йl, dos hombres atacaron a Salander una semana antes de los asesinatos. їQuй debemos pensar sobre eso? —preguntу Bublanski.

—A excepciуn de Blomkvist no hay ni un solo testigo de esa agresiуn... si es que ocurriу —puntualizу Faste.

—їCrees que Blomkvist se la imaginу? їO que miente?

—No lo sй. Pero toda la historia suena a cuento chino. їInsinъas que un tнo hecho y derecho no puede con una tнa que pesa aproximadamente cuarenta kilos?

—їPor quй iba a mentir Blomkvist?

—Quizб para desviar la atenciуn de Salander.

—No me cuadra. Como ya sabйis, Blomkvist tiene la teorнa de que la pareja de Enskede fue asesinada debido al libro que Dag Svensson estaba escribiendo.

—ЎChorradas! —exclamу Faste—. Es Salander. їPor quй iba alguien a matar a su administrador para taparle la boca a Dag Svensson? їY quiйn...? їUn policнa?

—Si Blomkvist hace pъblica su teorнa, nos espera un infierno de teorнas conspirativas con pistas que implican a la policнa a diestro y siniestro —comentу Curt Svensson.

Todos asintieron con la cabeza.

—De acuerdo —dijo Sonja Modig—. їPor quй matу a Bjurman?

—їY quй significa el tatuaje? —preguntу Bublanski mientras seсalaba la fotografнa del vientre de Bjurman.

«SOY UN SБDICO CERDO, UN HIJO DE PUTA Y UN VIOLADOR.»

Se hizo un breve silencio.

—їQuй dicen los forenses? —quiso saber Bohman.

—El tatuaje tiene entre uno y tres aсos. Al parecer, se puede determinar gracias al grado de hemorragia de la piel —dijo Sonja Modig.

—Suponemos que no se trata de un tatuaje que Bjurman se hizo voluntariamente, їno?

—Tarados los hay en todas partes, pero no creo que sea un motivo muy habitual entre los aficionados al tatuaje.

Sonja Modig levantу un dedo.

—El forense dice que el tatuaje es de una calidad pйsima, algo que incluso yo podrнa dictaminar. En otras palabras, es obra de un aficionado. Las incisiones de las agujas irregulares, y se trata de un tatuaje enorme para una parte del cuerpo tan sensible como йsa. Debiу de ser un proceso muy doloroso que bien podrнa definirse como una agresiуn grave.

—Salvo que Bjurman nunca lo denunciу a la policнa —dijo Faste.

—Yo creo que si alguien me tatuara un mensaje asн en la barriga, tampoco lo denunciarнa —razonу Curt Svensson.

—Tengo otra cosa —dijo Sonja Modig—. Tal vez confirme el mensaje del tatuaje de que Bjurman era un sбdico cerdo.

Abriу una carpeta con fotos y las hizo circular por la mesa.

—Las encontrй en el disco duro de Bjurman. Sуlo he impreso unas cuantas, pero allн habнa mбs de dos mil de caracterнsticas similares. Se las habнa bajado de Internet.

Faste silbу y levantу la foto de una mujer que estaba atada en una postura brutal y antinatural.

—Tal vez les interese a Domino Fashion o a las Evil Fingers —dijo.

Irritado, Bublanski le hizo un gesto cortante con la mano instбndole a que se callara.

—їCуmo debemos interpretar esto? —se preguntу Bohman.

—El tatuaje tiene poco mбs de dos aсos —dijo Bublanski—. Fue por esa йpoca cuando Bjurman cayу repentinamente enfermo. Ni el forense ni su historial mйdico dan a entender que tuviera ninguna enfermedad importante, exceptuando la tensiуn alta. Por lo tanto, cabe suponer que existe una conexiуn.

—Salander cambiу durante ese aсo —dijo Bohman—. De pronto dejу de trabajar para Milton Security y se fue al extranjero.

—їDebemos suponer que ambos hechos estбn vinculados? Si el mensaje del tatuaje es cierto, Bjurman violу a alguien. Indudablemente, Salander es una buena candidata. Y eso serнa un mуvil incontestable para cometer un asesinato.

—Bueno, tambiйn hay otras maneras de verlo —dijo Hans Faste—. No es muy difнcil imaginarse a Salander y a la chinita regentando una agencia de chicas de compaснa de la lнnea BDSM[1]. Bjurman podrнa haber sido uno de esos tarados a los que les pone recibir latigazos de nenitas. Quizб acabу metido en algъn tipo de relaciуn de dependencia con Salander y algo se le fue de las manos.

—Pero eso no explica por quй Lisbeth fue a Enskede.

—Si Dag Svensson y Mia Bergman estaban a punto de publicar un libro incendiario sobre el comercio sexual, no serнa extraсo que se hubieran topado con Salander y Wu. Puede que Salander tuviera verdaderos motivos para matar.

—No tenemos mбs que especulaciones —constatу Sonja Modig.

Continuaron con la reuniуn durante una hora mбs y abordaron tambiйn la desapariciуn del portбtil de Dag Svensson. Cuando hicieron una pausa para comer, todo el mundo se sentнa frustrado. La investigaciуn albergaba mбs interrogantes que nunca.

 

 

En cuanto llegу a la redacciуn el lunes por la maсana, Erika Berger llamу a Magnus Borgsjц, presidente de la junta directiva del Svenska Morgon-Posten.

—Me interesa —dijo.

—Ya me lo imaginaba.

—Habнa pensado comunicбrtelo inmediatamente despuйs de las fiestas. Pero, como imaginarбs, aquн en la redacciуn se ha desatado el caos.

—El asesinato de Dag Svensson. Lo lamento. Una historia terrible.

—Comprenderбs que no es un buen momento para contarles que voy a abandonar el barco precisamente ahora.

Йl permaneciу callado un instante.

—Tenemos un problema —dijo Borgsjц.

—їCuбl?

—Cuando hablamos la ъltima vez, quedamos en que entrarнas el 1 de agosto. Sin embargo, el redactor jefe, Hakan Morander, a quien vas a suceder, no estб bien de salud. Tiene problemas cardнacos y debe reducir su ritmo de trabajo. Hace un par de dнas hablу con su mйdico y este mismo fin de semana me ha comunicado que piensa abandonar su puesto el 1 de julio. El plan era que se quedara hasta otoсo para que tъ pudieras trabajar con йl durante agosto y septiembre. Por lo tanto, nos enfrentamos a una situaciуn crнtica. Erika, te necesitamos el 1 de mayo, como muy tarde el 15.

—Dios mнo. Sуlo faltan unas semanas.

—їSigues interesada?

—Sн... pero eso quiere decir que cuento con apenas un mes para dejar todo organizado en Millennium.

—Lo sй. Y lo siento, Erika, pero me veo en la obligaciуn de presionarte. No obstante, un mes deberнa ser tiempo suficiente para organizar las cosas en una revista con media docena de empleados.

—Pero los abandonarй en medio de todo el caos.

—Los vas a abandonar de todas maneras. Lo ъnico que hacemos es adelantar el momento unas semanas.

—Tengo una serie de condiciones.

—Te escucho.

—Seguirй formando parte de la junta directiva de Millennium.

—Tal vez eso no resulte muy apropiado. Es cierto que Millennium es una publicaciуn bastante mбs pequeсa y que, ademбs, es una revista mensual, pero tйcnicamente somos competidores.

—Da igual. Me desvincularй de la redacciуn de Millennium, pero no pienso vender mi parte. De modo que permanecerй en la junta.

—Vale. Ya encontraremos una soluciуn.

Acordaron reunirse con la junta directiva durante la primera semana de abril para ultimar detalles y firmar el contrato.

 

 

Mikael Blomkvist tuvo una sensaciуn de dйjа vu cuando estudiу la lista de sospechosos que Malin y йl habнan estado preparando. La nуmina ascendнa a treinta y siete personas a las que Dag Svensson denunciaba sin piedad en su libro. Veintiuna de ellas eran puteros identificados con nombre y apellido.

De pronto, Mikael recordу cуmo, dos aсos atrбs, se habнa sumergido en la investigaciуn y persecuciуn del asesino de Hedestad, y cуmo se enfrentу a una galerнa de sospechosos de cerca de cincuenta personas. Todas aquellas especulaciones para determinar quiйn era el culpable habнan resultado inъtiles y desesperantes.

Alrededor de las diez de la maсana del martes, Malin Eriksson se presentу en el despacho de Mikael. Йste cerrу la puerta y le pidiу que se sentara.

Permanecieron callados unos momentos mientras tomaban cafй. Al final, le pasу la lista de los treinta y siete nombres.

—їQuй vamos a hacer? —preguntу Malin.

—En primer lugar, dentro de diez minutos le presentaremos a Erika este listado. Luego intentaremos estudiar cada caso por separado. Es posible que alguien de la lista estй relacionado con los asesinatos.

—їY cуmo lo haremos?

—Yo me centrarй en los veintiъn puteros del libro. Tienen mбs que perder que los demбs. Mi plan es seguir los pasos de Dag y hacerle una visita a cada uno.

—De acuerdo.

—Tengo dos trabajos para ti. Aquн hay siete nombres que no han sido identificados, dos puteros y cinco aprovechados. Tu primer cometido durante los prуximos dнas consistirб en rastrearlos. Algunos de los nombres aparecen en la tesis de Mia; es probable que haya referencias que nos lleven a averiguar quiйnes son realmente.

—Vale.

—Por otro lado, sabemos muy poco de Nils Bjurman, el administrador de Lisbeth. Los periуdicos han publicado una versiуn resumida de su curriculum, pero me imagino que la mitad es falsa.

—Asн que quieres que me ponga a escarbar en su historia.

—Exacto. En todo lo que encuentres.

 

 

Harriet Vanger llamу a Mikael Blomkvist hacia las cinco de la tarde.

—їPuedes hablar?

—Tengo un momento.

—Esa chica a la que buscan... es la misma que te ayudу a dar conmigo, їverdad?

Harriet Vanger y Lisbeth Salander no llegaron a conocerse.

—Sн —contestу Mikael—. Lo siento, no he tenido tiempo de llamarte para ponerte al dнa. Pero sн, es ella.

—їY eso quй significa?

—Por lo que a ti respecta... nada; espero.

—Pero lo sabe todo sobre mн y lo que sucediу hace dos aсos.

—Sн, absolutamente todo.

Harriet Vanger guardу silencio al otro lado de la lнnea.

—Harriet, no creo que sea culpable. Tengo que presuponer que es inocente. Confнo en Lisbeth Salander.

—Si uno creyera todo lo que dicen los periуdicos...

—No hay que hacer caso a todo lo que dicen los periуdicos. Asн de sencillo. Ella dio su palabra de que no te traicionarнa. Estoy seguro de que la mantendrб el resto de su vida. La conozco y sй que es una persona de principios.

—їY si no lo hace?

—No lo sй, Harriet. Estoy haciendo cuanto estб en mi mano para intentar averiguar quй es lo que realmente ha ocurrido.

—De acuerdo.

—No te preocupes.

—No me preocupo. Pero quiero estar preparada para lo peor. Y tъ, їcуmo estбs, Mikael?

—No muy bien. No hemos parado desde los asesinatos.

Harriet Vanger enmudeciу durante un momento.

—Mikael... Estoy en Estocolmo. Tengo un vuelo para Australia maсana por la maсana y me quedarй allн un mes.

—Bien.

—Me alojo en el mismo hotel.

—No sй. Estoy hecho un lнo. Tengo que trabajar esta noche y no serнa muy buena compaснa.

—No hace falta que seas buena compaснa. Pбsate y relбjate un rato.

 

 

Mikael llegу a casa a la una de la madrugada. Estaba cansado y barajaba la posibilidad de pasar de todo y acostarse. En cambio, encendiу su iBook y consultу el correo. No habнa recibido nada de interйs.

Abriу la carpeta «Lisbeth Salander» y descubriу un documento completamente nuevo. Se titulaba «Para MikBlom»; estaba al lado del de «Para Sally».

El corazуn le dio un vuelco al verlo en su ordenador. «Ella estб aquн. Lisbeth Salander ha entrado en mi ordenador. Tal vez incluso estй conectada ahora mismo.» Hizo doble clic.

No sabнa con quй se iba a encontrar. їUna carta?їUna respuesta? їUna declaraciуn de inocencia? їUna explicaciуn? La respuesta de Lisbeth Salander a Mikael Blomkvist era frustrante y breve. El mensaje consistнa en una sola palabra. Cuatro letras.

Zala

Mikael se quedу mirando fijamente el nombre.

Dag Svensson habнa hablado de Zala durante su ъltima conversaciуn telefуnica, dos horas antes de ser asesinado.

«їQuй trata de decirme Lisbeth? їAcaso Zala es la conexiуn que hay entre Bjurman y Dag y Mia? їCуmo? їPor quй? їQuiйn es? їY cуmo sabe Lisbeth Salander eso? їDe quй manera estб involucrada?»

Abriу las propiedades del documento y constatу que el texto habнa sido creado hacнa apenas quince minutos. Luego sonriу repentinamente. El autor era Mikael Blomkvist. Ella habнa creado el documento en su ordenador y con su propia licencia. Era mejor que un correo electrуnico y no dejaba ningъn nъmero IP susceptible de ser rastreado, aunque, de todos modos, Mikael estaba convencido de que serнa casi imposible rastrear a Lisbeth Salander a travйs de la red. Y sin lugar a dudas eso demostraba que Lisbeth Salander habнa realizado un hostile takeover —la expresiуn que ella utilizaba— de su ordenador.

Se acercу a la ventana y dirigiу la mirada al Ayuntamiento. No podнa librarse de la sensaciуn de que en ese preciso instante Lisbeth Salander le observaba; era como si ella se encontrara en la habitaciуn contemplбndolo a travйs de la pantalla de su iBook. En realidad, podrнa hallarse en cualquier parte del mundo, pero йl sospechaba que estaba bastante mбs cerca. En algъn sitio de Sцdermalm. En un kilуmetro a la redonda.

Reflexionу unos segundos, se sentу, creу un nuevo documento Word que bautizу como «Sally-2» y lo colocу en el escritorio. Escribiу un mensaje conciso y enйrgico.

Lisbeth:

ЎJoder, tнa! ЎQuй complicada eres! їQuiйn diablos es Zala? їEs йl el vнnculo? їSabes quiйn matу a Dag y Mia? En ese caso, dimelo de una vez para que podamos resolver esta mierda e irnos todos a casa a descansar.

Mikael.

Ella estaba dentro del iBook de Mikael Blomkvist. La respuesta no se hizo esperar ni un minuto. Un nuevo documento apareciу en la carpeta de su escritorio, esta vez con el nombre de «Kalle Blomkvist».

El periodista eres tъ. Averigъalo.

Mikael frunciу el ceсo. Lisbeth le acababa de hacer un corte de mangas sirviйndose del apodo que ella sabнa que йl odiaba. Y no le daba ni la mбs mнnima pista. Escribiу el documento «Sally-3» y lo colocу en el escritorio.

Lisbeth:

Un periodista averigua cosas haciendo preguntas a gente que sabe algo. Yo te pregunto a ti: їsabes por quй Dag y Mia fueron asesinados y quiйn los asesinу? En tal caso, dimelo. Dame algo para poder avanzar.

Mikael.

Se quedу esperando una respuesta durante varias horas. A las cuatro de la madrugada se rindiу y, desanimado, se fue a la cama.



  

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