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El Secreto Del Porvenir.- El Mal Secular Base Del Bien Futuro.- La Aureola Del Poder Y Su Adoración Mística. 1 страница



La Polí tica Nada Tiene Que Ver Con La Moral. El Gobierno Que Toma Por Guí a La Moral No Es Polí tico, Y En Consecuencia Es Dé bil. El Que Quiera Dominar Debe Recurrir A La Astucia Y A La Hipocresí a. Esas Grandes Cualidades Populares, Franqueza Y Honradez, Son Vicios En Polí tica, Porque Derriban De Sus Tronos A Los Reyes Mejor Que El Má s Poderoso Enemigo. Estas Virtudes Deben Ser Atributos De Los Prí ncipes Gentiles; Pero Nunca Debemos Tomarlas Por Guí as De Nuestra Polí tica.

Nuestro Objeto Es Apoderarse De La Fuerza. La Palabra Derecho Es Un Concepto Abstracto, Al Que Nada Corresponde En El Orden Real Y Con Nada Se Justifica. Esta Palabra Simplemente Significa: Dame Esto Que Yo Quiero, Para Probar Que Yo Soy Má s Fuerte Que Tú... ¿ Dó nde Empieza Y Dó nde Acaba El Derecho?

En Un Estado En El Que El Poder Está Mal Organizado, En El Que Las Leyes Y El Gobierno Se Han Convertido En Algo Impersonal, Como Efectivamente Sucede Con Los Innumerables Derechos Que El Liberalismo Ha Creado, Yo Veo Un Nuevo Derecho: El De Echarme En Virtud De La Ley Del Má s Fuerte, Sobre El Orden, Sobre Todos Los Reglamentos Y Leyes Establecidos, Y Trastornarlos; El De Poner Mano Sobre La Ley, El De Reconstruir A Mi Antojo Todas Las Instituciones Y Constituirme Amo Y Señ or De Los Que Nos Abandonan Los Derechos Que Su Propia Fuerza Les Habí a Dado, Y A Los Que Han Renunciado Voluntariamente, Liberalmente...

Gracias A La Debilidad Actual De Todos Los Gobiernos, El Nuestro Será Má s Duradero Que Cualquier Otro, Porque Será Invencible Hasta El Ú ltimo Momento, Y Quedará Tan Profundamente Arraigado Que No Habrá Astucia Que Pueda Causar Su Ruina...

De Todos Los Males Má s O Menos Transitorios Que Hasta Hoy Nos Hemos Visto Obligados A Causar, Nacerá El Bien De Un Gobierno Inconmovible Que Restablecerá La Marcha Normal Del Mecanismo De La Existencia Nacional, Perturbada Por El Liberalismo. El É xito Justifica Los Medios. Pongamos La Atenció n En Nuestros Proyectos, Pero Fijá ndonos Menos En Lo Bueno Y Lo Moral Que En Lo Necesario Y En Lo Ú til.

Tenemos Delante De Nosotros Un Plan En El Que Está n Estraté gicamente Expuestos Los Lineamientos De Los Que No Podemos Desviarnos Sin Peligro De Ver Destruidos El Trabajo De Muchos Siglos. Para Encontrar Los Medios Que Conducen A Este Fin, Debemos Tomar En Cuenta La Cobardí a, La Volubilidad, La Inconstancia De Las Multitudes; Su Incapacidad Para Comprender Y Valorizar Las Condiciones De Su Vida Y De Su Bienestar. Es Necesario No Perder De Vista Que La Fuerza De Las Multitudes Es Ciega E Insensata; Que No Discurren, Que Oyen Lo Mismo De Un Lado Que Del Otro. Un Ciego No Puede Guiar A Otro Sin Caer Ambos Al Precipicio.

Pues De Igual Manera Los Hombres De Las Turbas, Salidos Del Pueblo, Aunque Esté n Dotados De Un Genio Singular, Les Hace Falta Comprender La Polí tica Y No Pueden Intentar Con É xito Dirigir A Los Demá s Sin Causar La Ruina De Una Nació n. Só lo Un Individuo Preparado Desde Su Niñ ez A La Autocracia Puede Conocer El Lenguaje Y La Realidad Polí ticas. Un Pueblo Abandonado A Sí Mismo, Es Decir, Puesto En Manos De Un Advenedizo, Se Arruina Por Las Discordias De Los Partidos Que Excitan La Sed Del Mando Y Por Los Desó rdenes Que De Esto Se Originan.

¿ Pueden Por Ventura Las Turbas Populares Razonar Serenamente, Sin Rivalidades Intestinas Y Dirigir Los Asuntos Del Estado, Que No Pueden Ni Deben Confundirse Con Los Intereses Personales? ¿ Pueden Defenderse Contra Los Enemigos De Fuera?. Esto Es Imposible. Cualquier Plan Dividido Entre Tantas Cabezas Como Son Las De Las Multitudes, Resulta Ininteligible E Irrealizable.

Só lo Un Autó crata Puede Elaborar Planes Vastos Y Claros; Dar A Cada Cosa El Lugar Que Le Corresponde En El Mecanismo De La Má quina Del Gobierno. Digamos, Pues, En Conclusió n, Que Para Que Un Gobierno Pueda Ser Ú til Al Pueblo Y Alcanzar El Fin Que Se Propone, Debe Estar Centralizado En Las Manos De Un Individuo Responsable. Sin El Despotismo Absoluto, La Civilizació n Es. Imposible; La Civilizació n No Es Obra De Las Masas, Sino Del Que Las Dirige, Sea É ste El Que Fuere. La Multitud Es Un Bá rbaro Que En Todas Las Ocasiones Demuestra Su Barbarie. Tan Pronto Como Las Turbas Arrebatan Su Libertad, É sta Degenera En Anarquí a, Que Es El Má s Alto Grado De Barbarie.

¡ Ved Esos Animales Ebrios De Aguardiente, Embrutecidos Por El Vino, Esos Hombres A Quienes Al Mismo Tiempo Que Se Les Ha Dado La Libertad Se Les Ha Concedido El Derecho De Beber Hasta Ahogarse! Nosotros No Podemos Permitir Que Los LosPueblos Gentiles Está n Idiotizados Por El Alcohol Y Los Licores; Su Juventud Embrutecida Por Los Estudios Clá sicos Y El Libertinaje Precoz Al Que La Han Empujado Nuestros Agentes-Maestros, Criados, Gobernantes, En Las Casas Ricas; Otros Agentes Nuestros, Nuestras Mujeres, En Los Centros De Diversió n De Los Gentiles. A Estas Ú ltimas Hay Que Sumar Las Que Se Llaman Mujeres De Mundo, Imitadoras Voluntarias Del Libertinaje De Aqué llas Y De Su Lujo.

Nuestra Palabra De Orden Es La Fuerza Y La Hipocresí a. Só lo La Fuerza Puede Triunfar En Polí tica, Principalmente Si Permanece Velada Por El Talento Y Demá s Cualidades Necesarias A Los Hombres De Estado.

La Violencia Ha De Ser Un Principio: La Hipocresí a Y La Astucia Una Regla Para Los Gobernantes Que No Quieran Dejar Caer Su Corona En Las Manos De Una Fuerza Nueva. Este Mal Es El Medio Ú nico De Llegar Al Fin: El Bien.

Por Lo Mismo, No Debemos Detenernos Como Espantados Delante De La Corrupció n, Del Engañ o, De La Traició n, Siempre Que Ellos Sean Medios Para Llegar A Nuestros Fines. En Polí tica Se Necesita Saber Echarse Sin Vacilaciones Sobre La Propiedad Ajena, Si Por Este Medio Podemos Obtener La Sumisió n De Los Pueblos Y El Poder.

Nuestro Estado, En Esta Conquista Pací fica, Tiene El Derecho De Reemplazar Y Sustituir Los Horrores De La Guerra Por Las Sentencias De Muerte, Menos Ostensibles, Pero Má s Provechosas Para Mantener Vivo Este Terror Que Hace A Los Pueblos Que Obedezcan Ciegamente. Una Severidad Justa, Pero Inflexible, Es El Principal Factor De La Fuerza De Un Estado, Y Esto Constituye No Só lo Una Ventaja Nuestra, Sino Tambié n Un Deber, El Deber Que Tenemos De Adaptarnos A Este Programa De Violencia Y De Hipocresí a, Para Alcanzar El Triunfo.

Tal Doctrina Basada Sobre El Cá lculo Es Tan Eficaz Como Los Medios De Que Se Sirve. No Es, Pues, Solamente Por Estos Medios, Sino Tambié n Por Esta Doctrina De La Severidad Como Someteremos Todos Los Gobiernos A Nuestro Super-Gobierno. Bastará Que Se Sepa Que Somos Inflexibles Para Reprimir Todo Conato De Insubordinació n.

Somos Los Primeros Que En Los Tiempos Que Se Llaman Antiguos Echamos A Volar Entre El Pueblo Las Palabras: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD; Palabras Tantas Veces Repetidas En El Correr De Los Añ os Por Cotorras Inconscientes Que, Atraí das De Todas Partes Por Este Cebo, No Han Hecho Uso De É l Sino Para Destruir La Prosperidad Del Mundo, La Verdadera Libertad Del Individuo, En Otras É pocas Tan Bien Garantizada Contra Las Violencias De Las Turbas.

Hombres Que Se Juzgan Inteligentes, No Han Sido Capaces De Desentrañ ar El Sentido Oculto De Estas Palabras, Ni Han Visto La Contradicció n Que Ellas Encierran, Ni Han Comprendido Que No Puede Haber Igualdad En La Naturaleza, Ni Puede Haber Libertad, Y Que La Naturaleza Misma Ha Establecido La Desigualdad De Espí ritus, De Caracteres, De Inteligencias Tan Estrictamente Sometidos A Sus Leyes; Tampoco Han Comprendido Que Las Turbas, Son Una Fuerza Ciega; Que Los Advenedizos Que Ellas Escogen Para Que Las Gobiernen No Son Menos Ciegos Ni Má s Entendidos En Polí tica Que Ellas Mismas; Que El Iniciado En Estos Secretos, Así Sea Un Ignorante, Será Apto Para El Gobierno, Mientras Que Las Multitudes De Los No Iniciados, Aunque Sean Grandes Talentos, Nada Entienden De Polí tica.

Todas Estas Consideraciones No Está n Al Alcance De Las Inteligencias De Los Gentiles; Sin Embargo, En Ellas Descansa El Principio De Los Gobiernos Diná sticos: El Padre Transmití a A Su Hijo Los Secretos De La Polí tica, Desconocidos A Cualquier Otro Que No Fuera De La Familia Reinante, A Fin De Que Esos Secretos No Fueran Traicionados. Má s Tarde, El Sentido De La Transmisió n Hereditaria Y De Los Verdaderos Principios De La Polí tica Se Perdió. El É xito De La Obra Fue En Aumento.

Sin Embargo, En El Mundo Las Palabras Igualdad, Libertad Y Fraternidad, Con La Intervenció n De Nuestros Agentes Incondicionales, Incorporaron A Nuestras Filas Verdaderas Legiones De Hombres Que Tremolaron Con Entusiasmo Nuestras Banderas. Pero Estas Palabras Son La Carcoma Que Roe Y Destruye La Prosperidad De Todos Los Gentiles, Destruyendo Por Completo La Paz, La Tranquilidad, La Unió n, - Minando Todos Los Fundamentos De Sus Estados.

Vosotros Veré is En Seguida Que Esto Contribuye A Vuestro Triunfo: Nos Da, Entre Otras Cosas, La Posibilidad De Obtener La Victoria Má s Importante: Es Decir, La Abolició n De Los Privilegios De La Aristocracia De Los Gentiles Y Del Ú nico Medio De Defensa Que Tení an Contra Nosotros Los Pueblos Y Las Naciones. Sobre Las Ruinas De La Aristocracia Natural Y Hereditaria, Hemos Alzado Nuestra Aristocracia De La Inteligencia Y Del Dinero. Hemos Tomado Por Criterio De Esta Aristocracia La Riqueza, Que Depende De Nosotros, Y La Ciencia Que Está Dirigida Por Nuestros Sabios.

Nuestra Victoria Ha Sido Tanto Má s Fá cil Cuanto Que Nosotros, En Las Relaciones Que Tenemos Con Los Hombres De Que Necesitamos Para Nuestro Fin, Sabemos Siempre Herir Las Fibras Má s Sensibles Del Espí ritu Humano: El Cá lculo, La Codicia, La Insaciabilidad De Las Necesidades Materiales De Los Hombres; Cada Una De Estas Debilidades Explotada Separadamente Es Capaz De Ahogar El Espí ritu De Iniciativa, Poniendo La Voluntad De Los Hombres A La Disposició n Del Que Compra Su Actividad.

El Concepto Abstracto De La Libertad Ha Hecho Posible El Persuadir A Las Multitudes De Que Un Gobierno No Es Má s Que Un Gerente Del Propietario Del Paí s, Es Decir, Del Pueblo, Y Que Se Le Puede Cambiar Como Se Cambia Un Par De Guantes Usados. La Amovilidad De Los Representantes Del Pueblo Los Pone A Nuestro Arbitrio; Ellos Dependen De Nuestra Elecció n. (FIN DEL PROTOCOLO I)

 

PROTOCOLO II:

Las guerras econó micas son base de la supremací a Judí a. - El Gobierno Visible y los Consejos Secretos. - Los é xitos de las Doctrinas Destructoras. - La asimilació n en Polí tica. - El papel de la Prensa. - El precio del oro y el valor de las ví ctimas Judí as.


Nos es de todo punto necesario que las guerras, a ser posible, no confieran ninguna ventaja territorial a los beligerantes. La guerra queda así transportada al terreno econó mico, con lo que las naciones verá n la fuerza de nuestra supremací a y esta situació n pondrá a los dos adversarios a la disposició n de nuestros agentes internacionales que tienen millares de ojos, a cuya mirada no sirve de obstá culo frontera alguna.


Entonces nuestros derechos internacionales creará n los derechos nacionales, en el verdadero sentido de la palabra, y gobernará n a los pueblos de la misma manera que el derecho civil de los Estados normaliza las relaciones de sus sú bditos entre sí.


Los gobernantes, elegidos de entre el pueblo por nosotros mismos, en razó n de sus aptitudes serviles, será n individuos no preparados para el gobierno del paí s. Así, por este camino, vendrá n a ser los peones de nuestro juego de ajedrez fá cilmente manejables por las manos de nuestros sabios y geniales consejeros, de nuestros especialistas educados y formados desde su tierna edad para el manejo de los negocios de todo el mundo. No ignorá is que estos nuestros especialistas han sacado sus conocimientos de gobierno de nuestros planes polí ticos, de las experiencias de la historia y del estudio de todos los acontecimientos notables.


Los Gentiles no se guí an en la prá ctica de observaciones imparciales sacadas de la historia sino por una rutina meramente teó rica insuficiente para poder esperar de ella un resultado prá ctico. Por eso nosotros no hemos de tomarlo en cuenta. Dejadlos que se diviertan todaví a por algú n tiempo; que vivan de esperanzas o de nuevas diversiones o del recuerdo de las que ya pasaron.

 

Dejé moslos creer en la importancia que nosotros mismos les hemos inspirado de las leyes cientí ficas y sus teorí as. Precisamente con ese designio hemos fomentado constantemente por medio de nuestra prensa su confianza ciega en esas leyes. La clase pensante de los Gentiles se ufanará orgullosa de sus conocimientos, y sin examinarlos a la luz de la ló gica pondrá en acció n todas las enseñ anzas de la ciencia acumuladas por nuestros agentes para guiar sus inteligencias en el sentido que a nosotros nos conviene.


No pensé is que carecen de fundamento nuestras afirmaciones. Fijaos solamente en el é xito que hemos obtenido creando el darwinismo o el marxismo o el nietzchismo. Para nosotros, al menos, la influencia deleté rea de esas doctrinas debe ser del todo evidente.


Es necesario que tengamos en cuenta las ideas, los caracteres, las tendencias modernas de los pueblos, para no incurrir en errores en polí tica y en el manejo de los negocios. Nuestro sistema, cuyas partes pueden estar dispuestas diferentemente, segú n son los pueblos con que tropezamos en nuestro camino, no puede tener é xito, si su aplicació n prá ctica no está fundada en los resultados obtenidos en el tiempo pasado comparado con el presente.


Los Estados modernos tienen en sus manos una gran fuerza creadora: la Prensa. Su papel es el de expresar las reivindicaciones que se dicen necesarias, indispensables; hacer conocer las quejas de los pueblos; crear el descontento y darle una voz con que expresarlo.


En la Prensa está encarnada la libertad de palabra. Pero los Estados no han sabido utilizar esta fuerza que ha caí do ya en nuestras manos. Por la Prensa hemos conquistado toda la influencia, quedando nosotros ocultos en la sombra, y gracias a ella hemos podido amasar el oro con nuestras manos como precio de los torrentes de lá grimas y de sangre, en medio de los cuales hemos podido arrebatarlo... Pero nos hemos rescatado a nosotros mismos mediante el sacrificio de muchí simos de los nuestros.

 

CADA UNO DE LOS NUESTROS QUE HA SIDO SACRIFICADO VALE DELANTE DE DIOS POR MILLARES DE GENTILES. (fin del protocolo II).

 

 

PROTOCOLO III:

 

La Serpiente Simbó lica Y Su Significació n. - La Inestabilidad Del Equilibrio Constitucional. - El Terror En Los Palacios. - El Poder Y La Ambició n. - Las Má quinas Parlamentarias De Hablar. - Los Panfletos. - Los Abusos Del Poder. - La Esclavitud Econó mica. - La Verdad Del Pueblo. - Los Acaparadores Y La Aristocracia. - El Ejé rcito Francmasó n-Judí o. - La Degeneració n De Los Gentiles. - El Hambre Y El Derecho Del Capital. - La Venida Y Coronació n Del Amo Universal -El Objeto Fundamental Del Programa De Las Escuelas Populares Del Porvenir. - El Secreto De La Ciencia Del Orden Social. - Crisis Econó mica General - Seguridad De Los Nuestros. - El Despotismo Francmasó nico Y La Revolució n Francesa O Reinado De La Razó n. -Pé rdida De Un Guí a. - El Rey Dé spota Es De La Sangre De Israel. - Causas De La Invulnerabilidad De La Francmasonerí a. - El Papel De Los Agentes Secretos De La Misma. - La Libertad.

Hoy Puedo Anunciaros Que Nos Encontramos Ya Cerca Del Fin. Nos Queda Por Recorrer Un Poco De Camino Y El Cí rculo De La Serpiente Simbó lica, Representació n De Nuestro Pueblo, Quedará Cerrado. Cuando Esto Se Verifique, Los Estados De Europa Quedará n Aprisionados Como Con Un Fuerte Tornillo. Muy Pronto Quedará Destruido El Equilibrio Constitucional, Pues Lo Hemos Falseado Para Que No Cese De Inclinarse Ya A Un Lado, Ya Al Otro Hasta Que Por Fin La Balanza Se Desgaste.

 

Los Gentiles Creí an Haber Establecido Ese Equilibrio Só lidamente Y Siempre Estaban Esperando Que Los Platillos De La Balanza Se Igualaran. Pero Los Gobernantes, Es Decir, El Fiel De La Balanza, Está n Protegidos Por Sus Representantes Que Hacen Mil Tonterí as Y Se Dejan Arrastrar Por Su Poder Sin Control Y Sin Responsabilidad. Este Poder Lo Deben Al Terror Que Reina En Los Palacios. Los Gobernantes No Pueden Siquiera Acercarse A Su Pueblo, Ni Ponerse De Acuerdo Con É l Para Defenderse Contra Los Que Aspiran Al Poder.


La Fuerza Clarividente De Los Gobernantes Y La Fuerza Ciega Del Pueblo Divididas Por Nosotros, Han Perdido Toda Su Importancia; Separadas Como Está n, Son Tan Impotentes Como El Ciego Sin Su Bastó n.


Para Azuzar A Los Ambiciosos A Abusar Del Poder, Hemos Enfrentado Todas Las Fuerzas Desarrollando Sus Tendencias Liberales Hacia La Independencia. Hemos Estimulado Todo Instinto Tendente A Este Objeto; Hemos Armado A Todos Los Partidos; Hemos Hecho Del Poder El Blanco De Todas Las Ambiciones. Hemos Transformado Todos Los Estados En Arenas En Que Se Desarrollan Todas Las Luchas. Un Poco Má s De Tiempo, Y Los Des Ó rdenes Y Las Bancarrotas Aparecerá n Por Dondequiera.

 

Charlatanes Inagotables Han Transformado Las Sesiones De Los Parlamentos Y Las Asambleas Gubernativas En Torneos Oratorios. Periodistas Audaces, Panfletistas Sin Pizca De Vergü enza, Atacan Todos Los Dí as A Los Gobernantes. Los Abusos Del Poder Preparará n Finalmente El Derrumbamiento De Todas Las Instituciones Y Todo Caerá Destruido A Los Golpes De Las Turbas Enloquecidas. Los Pueblos Está n Encadenados A Un Rudo Trabajo, Má s Fuertemente De Lo Que Podrí an Encadenarlos La Servidumbre Y La Esclavitud.


Serí a Posible Entrar En Arreglos Con Ellos; Pero De Su Miseria Nadie Puede Librarlos. Los Derechos Que Hemos Consignado En Las Constituciones Son Ficticios Para Las Masas, No Son Reales. Todos Estos Llamados Derechos Del Pueblo No Pueden Existir Sino En La Imaginació n, Pero Nunca En La Realidad. ¿ Qué Puede Significar Para El Proletario, Para El Obrero Que Vive Encorvado Sobre Su Rudo Trabajo, Agobiado Por Su Miseria, El Derecho Que Se Concede Al Charlatá n Incansable, Al Periodista Que Escribe Toda Clase De Necedades Aun De Asuntos Serios Que No Conoce, Desde El Momento Que El Proletario No Saca Otra Ventaja De La Constitució n Que Las Miserables Migajas Que Dejamos Caer De Nuestra Mesa Como Precio De Un Voto Emitido Conforme Nuestra Consigna En Favor De Nuestros Agentes E Intermediarios?.

 

Los Derechos Republicanos, Para El Pobre Diablo No Son Sino Una Amarga Ironí a; La Necesidad De Un Trabajo Diario No Le Permite Gozar; Pero En Cambio, Esos Derechos Le Privan De La Garantí a De Una Ganancia Constante Y Segura, Y Lo Entregan Atado De Pies Y Manos A Las Huelgas, A Los Patronos O A Los Compañ eros.


Bajo Nuestra Direcció n Ha Destruido El Pueblo La Aristocracia, Que Era Su Protectora, Su Bienhechora Natural, Porque Sus Intereses Estaban Inseparablemente Unidos A La Prosperidad Del Pueblo. Una Vez Destruida La Aristocracia, El Pueblo Ha Caí do Bajo El Yugo De Los Acaparadores, De Los Ladrones Enriquecidos Que Lo Oprimen De Manera Despiadada Y Cruel. Nosotros Debemos Aparecer Como Libertadores Del Obrero De Ese Yugo Que Lo Oprime, Proponié ndole Que Se Aliste En Las Filas De Ese Ejé rcito De Socialistas, Anarquistas Y Comunistas, Que Siempre Mantenemos En Pie, Con El Pretexto De Solidaridad Entre Los Miembros De Nuestra Francmasonerí a Social.

 

La Aristocracia Que Disfrutaba, Antes, Enteramente Del Derecho Al Trabajo De Los Obreros, Tení a Interé s En Que É stos Vivieran Bien Alimentados, Sanos Y Fuertes. A Nosotros, Por Lo Contrario, Lo Que Nos Interesa Es Que Los Gentiles Degeneren. Nuestra Fuerza Radica En El Hambre Cró nica, En La Debilidad Del Obrero, Porque É stas Lo Subyugan A Nuestro Capricho, Y Porque Así Carecerá En Su Impotencia De La Energí a Y La Fuerza Necesarias Para Oponerse A Ese Capricho. El Hambre Dará Al Capital Má s Derechos Sobre El Obrero Que Los Que Jamá s Otorgaron A La Aristocracia La Ley Y El Poder De Los Monarcas (!!! ).


Mediante La Miseria, El Odio Y La Envidia Que Ella Produce, Manejaremos Y Utilizaremos Sus Manos Para Aplastar A Los Que Se Oponen A Nuestros Designios (!!! ). Cuando Llegue El Tiempo De Que Nuestro Rey Universal Sea Coronado, Esas Mismas Manos Barrerá n Todo Obstá culo Que Pudiera Atravesarse En El Camino A Nuestro Soberano. Los Gentiles Han Perdido La Costumbre De Pensar Por Sí Mismos Algo Que Sea Distinto De Lo Que Nuestros Consejeros Cientí ficos Les Inspiran.

 

Esta Es La Razó n De Que No Vean La Necesidad Urgente De Hacer Ahora Lo Que Nosotros Haremos Al Advenimiento De Nuestro Reinado, Esto Es, Enseñ ar En Las Escuelas Primarias La Ú nica Ciencia Verdadera Y La Primera De Todas, La Ciencia Del Orden Social, De La Vida Humana, De La Existencia De Las Sociedades, Que Exige Imperiosamente La Divisió n Del Trabajo, Y Por Consecuencia La Distinció n De Los Hombres En Clases Y Condiciones.

 

Es Preciso Que Todos Sepan Que En Virtud De Las Diferentes Actividades A Que Cada Uno Está Destinado, La Igualdad Es Imposible, Pues No Todos Pueden Ser Igualmente Responsables Ante La Ley. No Es La Misma, Por Ejemplo, La Responsabilidad Del Que Con Sus Actos Puede Comprometer A Toda Una Clase, Que La Del Que Solamente Compromete Su Propio Honor. La Verdadera Ciencia Del Orden Social, En Cuyos Secretos No Tenemos Costumbre De Iniciar A Los Gentiles, Enseñ ará A Todos Que El Lugar Y El Trabajo De Cada Uno Deben Ser Diferentes, Como Una Consecuencia De La Necesidad De Relació n Que Hay Entre La Educació n Y El Mismo Trabajo.


Una Vez Que Los Pueblos Estudien Y Aprendan Esta Ciencia, Obedecerá n Gustosos A Los Gobiernos Y Al Orden Establecido Por Ellos En Los Estados, Y Al Contrario, En El Actual Estado De La Ciencia, Tal Como Nosotros La Hemos Hecho, El Pueblo, Creyendo Ciegamente La Palabra Impresa, Se Alimenta De Los Errores Que En Su Ignorancia, Se Le Van Insinuando Por Los Iniciados En Nuestros Secretos, Contra Las Otras Clases Sociales, Que É l Cree Superiores, Porque No Comprende La Importancia De Cada Una De Ellas.

 

Cuando El Pueblo Ve Que En Nombre De La Libertad, Se Le Hacen Tantas Concesiones, Y Se Tienen Con É l Tantas Complacencias, Se Imagina Que Es Dueñ o Y Señ or, Y Se Echa Sobre El Poder; Pero, Naturalmente, Tropieza Como Un Ciego Con Una Multitud De Obstá culos; Entonces Se Echa A Buscar Quien Lo Conduzca A Travé s De Esos Obstá culos, Y No Encontrá ndolo, Acoge La Idea De Volver A Lo Pasado Y Depone Todos Sus Poderes A Nuestros Pies.


Acordaos, Si No, De La Revolució n Francesa, A La Que Nosotros Hemos Dado El Calificativo De Grande; Los Secretos De Su Preparació n No Son Demasiado Conocidos, Porque Esa Revolució n, Tal Como Fue, Es Obra De Nuestras Manos.

Desde Entonces Vamos Llevando Al Pueblo De Un Desengañ o A Otro, Para Que, Al Fin, Abdique En Nosotros Su Poder, En Provecho Del Rey Dé spota De La Sangre De Israel, Que Venimos Preparando Al Mundo. En La Actualidad, Como Fuerza Internacional, Somos Invulnerables, Porque, Cuando Se Nos Ataca En Un Estado, En Otros Se Nos Defiende. Es La Cobardí a Inmensa De Los Pueblos Gentiles, Que Se Arrastran Ante La Fuerza, Que No Tienen Piedad Para Con La Debilidad, Ni Misericordia Para Las Faltas Ligeras, Pero Sí Indulgencia Para El Crimen; Que No Quisieran Tolerar Las Contradicciones De La Libertad, Pero Son Sufridos Hasta El Martirio, Ante La Violencia De Un Audaz Dé spota; Todo Esto, Favorece Nuestra Independencia.


Toleran Y Sufren A Los Primeros Ministros De Estos Tiempos Con Abusos, Por El Menor De Los Cuales Harí an Rodar Ensangrentadas Las Cabezas De Veinte Reyes. ¿ Có mo Explicar Este Fenó meno, Esta Inconsecuencia De Las Masas Populares En Presencia De Hechos Que Parecen De La Misma Naturaleza? Este Fenó meno Se Explica Por El Hecho De Que Estos Dictadores- Los Primeros Ministros- Hacen, Por Medio De Sus Agentes, Decir A SottoVoce Al Pueblo, Que Si Ellos Causan Tantos Males A Los Estados, Es Con El Fin Inmediato Y Ú ltimo De Alcanzar La Felicidad De Los Pueblos, La Fraternidad Internacional, La Solidaridad, La Igualdad De Derechos Para Todos.

 

Naturalmente Que No Se Les Dice Que Esta Unidad Debe Hacerse Bajo Nuestra Autoridad. Y Aquí Tené is Al Pueblo Condenando A Los Justos Y Absolviendo A Los Culpables Y Cada Vez Má s Persuadido De Que Puede Hacer Cuanto Le Plazca. En Estas Condiciones, El Pueblo Destruye Toda Cosa Estable Y Crea El Desorden A Cada Paso.


La Palabra Libertad Conduce A Las Sociedades Humanas A La Lucha Constante Contra Toda Fuerza, Contra Todo Poder, Aunque Sea El De Dios Y El De La Naturaleza. Aquí Tené is Tambié n Por Qué A Nuestro Advenimiento Será Necesario Suprimir Del Vocabulario Humano Esta Palabra, Como Principio De La Brutalidad Que Transforma A Las Multitudes En Bestias Feroces. Es Verdad Que Las Fieras Se Adormecen Cuando Se Las Harta De Sangre Y Que Así Puede Encadená rselas Fá cilmente.

 

Pero Si No Se Las Da Sangre, No Se Adormecen Y Sus Instintos De Lucha Se Despiertan. (Fin Del Protocolo III).

 

PROTOCOLO IV:

 

Las Diferentes Etapas De Una Repú blica. - La Francmasonerí a Exterior. - La Libertad Y La Fe. - La Competencia Internacional Del Comercio Y De La Industria. - El Papel De La Especulació n. - El Culto Del Oro.

Toda Repú blica Pasa Por Distintas Etapas. La Primera Comprende Los Primeros Dí as De Locura De Un Ciego Que Va Dando Tumbos A Diestra Y Siniestra. La Segunda Es La De La Demagogia Que Da Origen A La Anarquí a; Despué s Viene Infaliblemente El Despotismo; Pero No Un Despotismo Legal Y Declarado, Y Por Consiguiente, Responsable; Sino Desconocido, Invisible, Que, Sin Embargo, Se Hace Sentir; Un Despotismo Ejercido Por Una Organizació n Secreta Que Obra Con Tanto Menor Escrú pulo Cuanto Que Lo Hace Amparado Y Cubierto Por Distintos Agentes, Cuyo Cambio, Lejos De Perjudicarlo, Lo Sostiene Má s, Dispensá ndole De Gastar Sus Recursos, En Recompensar Largos Servicios.


¿ Quié n Puede Destruir Una Fuerza Invisible? Pues Tal Es La Nuestra. La Franc-Masonerí a Exterior No Sirve Má s Que Para Encubrir Nuestros Designios; El Plan De Acció n De Esta Fuerza, El Punto Mismo En Que Se Apoya, Quedará n Siempre Para El Pueblo En El Má s Absoluto Misterio. Aun La Libertad Podrí a Ser Inofensiva Y Existir En El Estado, Sin Dañ ar A La Prosperidad De Los Pueblos, Siempre Que Descansara Sobre El Principio De La Creencia De Dios, Y De La Verdadera Fraternidad Humana, Excluyendo La Idea De Igualdad, A La Que Aun Las Leyes Mismas De La Creació n Son Contrarias, Supuesto Que É stas Establecen La Subordinació n Necesaria.

 

Con Esa Fe, El Pueblo Se Dejarí a Gobernar Bajo La Tutela De Sus Pastores Espirituales, Y Caminarí a Sumiso Y Tranquilo Bajo La Mano De Su Pá rroco, Resignado Con La Distribució n Que Dios Ha Hecho De Los Bienes De La Tierra. He Aquí Por Qué Es Necesario Que Nosotros Arruinemos La Fe Y Arranquemos De Los Espí ritus Gentiles El Principio Mismo De La Divinidad Sustituyé ndolo Por Los Cá lculos Y Las Necesidades Materiales (!!! ).


Así, Pues, Para Que Los Espí ritus Gentiles No Tengan Tiempo Para Pensar Y Reflexionar, Es Necesario Distraerlos Por Medio De La Industria Y Del Comercio. De Esta Suerte Todos Los Pueblos Buscará n Su Provecho Material, Y Luchando Cada Uno Por Sus Propias Ventajas, No Dará n Ninguna Importancia Al Enemigo Comú n.



  

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