Хелпикс

Главная

Контакты

Случайная статья





Capítulo 7



 

Antes de principios de diciembre, despué s de poco má s de dos semanas de ensayos, el cielo era oscuro la noche de invierno antes de que la señ orita Garber nos dejara partir, y Jamie me preguntó si me molestarí a acompañ arla a su casa. No sé por qué querí a que lo hiciera. Beaufort no era lo que se podrí a decir la cuna de la actividad delictiva entonces. El ú nico homicidio del que alguna vez se habí a hablado habí a ocurrido seis añ os antes cuando un tipo fue apuñ alado fuera de la taberna de Maurice, que era una guarida para personas como Lew, a propó sito. Durante una hora o má s eso causó un movimiento constante, lí neas telefó nicas timbrando por todas partes de la ciudad mientras mujeres nerviosas preguntaban sobre la posibilidad de que un vagabundo enloquecido anduviera en las calles, alimentá ndose de ví ctimas inocentes. Las puertas estaban con llave, armas de fuego fueron cargadas, los hombres se sentaron al lado de las ventanas, buscando a alguien fuera de lo normal que pudiera estarse deslizando en las calles. Pero la cosa estaba terminada antes de que la noche llegara cuando el tipo entró en la estació n de policí a para entregarse, explicando que era una pelea de cantina que terminó así. El tipo estaba acusado de homicidio en segundo grado y pasó seis añ os en la penitenciarí a estatal. Los policí as en nuestro pueblo tení an los trabajos má s aburridos en el mundo entero, pero todaví a gustaban de pavonearse con orgullo o sentarse en las cafeterí as mientras hablaban del " gran crimen", como si hubiera sido algo que debí a pasar a la historia.

Pero la casa de Jamie estaba de camino a la mí a, y no podí a decir que no sin lastimar sus sentimientos. No era que me gustara o algo, no tení a esa idea, pero cuando uno ha tenido que pasar unas horas al dí a con alguien, y va a seguir haciendo eso durante al menos otra semana, no querrí an hacer algo que podrí a hacer sentir mal a esa persona.

La obra iba a ser presentada el viernes y el sá bado, y muchas personas ya estaban hablando de eso. La señ orita Garber estaba tan impresionada por Jamie y por mí que se la pasó diciendo a todos que esta iba a ser la mejor obra que la escuela alguna vez habí a hecho. Tení a un don verdadero para promocionar, tambié n, eso lo sabí amos. Tení amos una emisora de radio en el pueblo, y la entrevistaron al aire, no una vez, má s de dos veces. " Va a ser maravillosa", Ella anunciaba, " completamente maravillosa". Tambié n habí a llamado al perió dico, y habí an aceptado escribir un artí culo sobre eso, principalmente debido a la conexió n Jamie‑ Hegbert, aunque todos en el pueblo ya estaban al tanto de eso. Pero la señ orita Garber era implacable, y solamente ese dí a ella nos habí a dicho que la Casa de Juegos iba a poner asientos extra para acomodar a la muchedumbre tan grande que se esperaba. Habí a algunos en el reparto que no encajaban tan bien, pero iba a ser un gran negocio y supongo que eso era lo que todos esperaban. Recuerden, tení amos a tipos como Eddie en la clase. Pensaba que esa serí a la ú nica vez en su vida que alguien podrí a estar interesado en é l. Era un poco triste, probablemente. Ustedes podrí an pensar que me estarí a poniendo emocionado tambié n, pero realmente no. Mis amigos todaví a estaban molestá ndome en la escuela, y no habí a tenido una sola tarde de descanso. Lo ú nico que me mantuvo en el camino era el hecho de que estaba haciendo la " cosa correcta. " Sé que no es mucho, pero francamente, no era mucho lo que harí a. De vez en cuando me sentí bien por ello, tambié n, aunque nunca lo admitiera. Casi podí a imaginar a los á ngeles en cielo, esperando y mirá ndome fijamente con nostalgia con lá grimas pequeñ as en sus ojos, hablando sobre qué estupendo eran todos mis sacrificios.

Así que la estaba acompañ ando esa noche a casa, pensando en estas cosas, cuando Jamie me hizo una pregunta.

" ¿ Es verdad que tú y tus amigos van al cementerio a veces por la noche? ".

Parte de mí estaba sorprendido de que ella estuviera interesada. Aunque no era exactamente un secreto, no parecí a la clase de cosa por la que se preocuparí a en absoluto.

" Sí ", dije, mirando al piso.

" A veces".

" Qué hacen allí, ademá s de comer cacahuates? " Supongo que estaba al tanto de eso, tambié n.

" No sé ", dije. " Hablar… bromear. Es só lo un lugar al que nos gusta ir".

" ¿ Alguna vez te has asustado? ".

" No", contesté. " ¿ Por qué? ¿ Te asustarí a? ".

" No sé ", dijo. " Podrí a".

" ¿ Por qué? "

" Porque me preocuparí a que pudiera hacer algo incorrecto".

" No hacemos nada malo allí. Quiero decir, no criticamos las lá pidas o dejamos basura", dije. No querí a decirle sobre nuestras conversaciones sobre Henry Preston porque sabí a que é sa no era el tipo de cosa de la que Jamie querrí a enterarse.

" ¿ Alguna vez han ido só lo a holgazanear y escuchar los sonidos? " Preguntó. " ¿ Como los grillos que chirrí an, o el crujir de las hojas cuando el viento sopla? ¿ O tú alguna vez has estado solo tendido sobre tu espalda y mirando fijamente las estrellas? ".

Aunque era adolescente y lo habí a sido durante cuatro añ os, Jamie no sabí a una sola cosa sobre adolescentes, y tratar de comprender a chicos adolescentes para ella era como tratar de descifrar la teorí a de la relatividad.

" No realmente", dije.

Asintió con la cabeza un poco. " Pienso que eso es lo que yo podrí a hacer si estuviera ahí, si alguna vez voy, quiero decir. Só lo mirarí a para ver el sitio realmente, o sentarme silenciosamente y escuchar".

Esa conversació n me golpeaba extrañ amente, pero no la presioné, y caminamos en silencio por algunos momentos. Y debido a que habí a preguntado un poco sobre mí, me sentí a obligado a preguntarle sobre ella tambié n. Quiero decir, no habí a sacado a colació n el plan del Señ or o algo así que fue lo menos que podí a hacer.

" Así que, ¿ qué haces tú? " Pregunté. " Ademá s de trabajar con los hué rfanos o ayudar a los animales o leer la Biblia, claro" Parecí a ridí culo, incluso para mí, admito que, solamente eso es lo que hací a.

Me sonrí o. Pienso que estaba sorprendida por mi pregunta, e incluso sorprendida ante mi interé s en ella.

" Hago muchas cosas. Estudio para mis clases, paso el tiempo con mi papá. Jugamos juegos de mesa de vez en cuando. Cosas así ".

" ¿ Alguna vez haz tan solo ido a algú n lado con amigos y vagado por ahí? ".

" No", dijo, y yo podrí a haber contestado tranquilamente en su lugar, ya que era obvio que nadie la querí a tener alrededor por mucho tiempo.

" Apuesto a que está s tan emocionada como yo por la universidad el pró ximo añ o", dije, cambiando el tema.

Y tardó un momento en responder.

" No pienso ir sabes", dijo. Su respuesta me tomó desprevenido. Jamie tení a algunas de las notas má s altas en nuestra generació n, y dependiendo de có mo le irí a en el ú ltimo semestre, podrí a hasta terminar Con Honores. Fueron tantas veces que mencionarí a el plan del Señ or en su vida. Mi cá lculo eran catorce, siendo que solamente tení a cinco minutos.

" ¿ Y el sermó n sobre Mount? Pensaba que ahí era a donde estabas planeando ir. Tú adorarí as un lugar así ", observé.

Me miró con un destello en su ojo. " Quiere decir que justo quedarí a bien ahí, ¿ no? ".

Esas bolas curvas que ella tiraba podí an pegar justo entre ceja y ceja.

" No lo quise decir así ", dije rá pidamente. " Só lo quise decir que me habí a enterado de tu emoció n por ir allí el pró ximo añ o".

Se encogió de hombros sin responderme realmente, y para ser sincero, no supe qué hacer. Para aquel entonces habí amos llegado al frente de su casa, y paramos sobre la acera de enfrente. Desde donde estaba parado, podí a ver la sombra de Hegbert en la sala a travé s de las cortinas. La lá mpara estaba encendida, y se estaba sentando sobre el sofá junto a la ventana. Inclinaba su cabeza, como si estuviera leyendo algo. Supuse que era la Biblia.

" Gracias por acompañ arme a casa, Landon", dijo, y me echó un vistazo a la cara por un momento antes de empezar la caminata definitiva.

Cuando la observé marcharse, no podí a dejar de pensar en todas las é pocas en que alguna vez habí a hablado con ella, é sa era la conversació n má s extrañ a que alguna vez habí amos tenido. A pesar de la singularidad de algunas de sus respuestas, parecí a prá cticamente normal.

La noche siguiente, cuando la estaba acompañ ando a casa, me preguntó sobre mi padre.

" É l es bueno, lo reconozco", dije. " Pero no está mucho por aquí ".

" ¿ Extrañ as eso? ¿ No crecer con é l por aquí? ".

" A veces".

" Extrañ o a mi mami tambié n", dijo, " aunque nunca la conocí ".

Fue la primera vez en que habí a considerado eso de Jamie, que podrí amos tener algo en comú n. Dejé eso penetrar durante un tiempo.

" Debe ser difí cil para ti", dije sinceramente. " Aunque mi padre me es un desconocido, por lo menos todaví a está por aquí ".

Me miró cuando caminamos, miramos hacia adelante otra vez. Tiró de su pelo suavemente. Estaba empezando a notar que hizo eso siempre que estaba nerviosa o no sabí a qué decir.

" Lo es, a veces. No me malentiendas – quiero a mi padre con todo mi corazó n – pero hay veces cuando me pregunto como podrí a haber sido tener una madre por aquí. Pienso que ella y yo no habrí amos sido capaces de hablar de ciertas cosas que no puedo hablar con mi padre".

Supuse que estaba hablando de chicos. Fue hasta má s tarde que aprenderí a lo equivocado que estaba.

" ¿ Có mo es, la vida con tu padre? ¿ Es có mo estar en la iglesia? ".

" No. É l en realidad tiene muy buen sentido del humor".

" ¿ Hegbert? " Humorista. No podí a si quiera imaginarlo.

Pienso que hubiera entrado en shock al escucharme llamarlo por su nombre, pero me dejó quieto y no respondió a mi comentario. En vez dijo, " No te sorprendas tanto. Te caerá bien, una vez que logres conocerlo".

" Dudo si alguna vez conseguiré conocerlo".

" Nunca lo sabes, Landon", dijo, sonriendo, " lo que está en el plan del Señ or simplemente sucede".

Odiaba cuando decí a cosas así. Con ella, uno só lo sabí a lo que hablaba el Señ or todos los dí as, y uno nunca supo lo que el " Tipo grande de arriba" le habí a dicho. Podrí a tener un boleto directo al cielo, ustedes saben a lo que me refiero, siendo tan buena persona como lo era.

" ¿ Có mo conseguirí a conocerlo? " Pregunté.

No respondió, pero sonrí o, como si supiera un pequeñ o secreto que estaba guardando de mí. Como dije, la odiaba cuando hací a eso.

La noche siguiente hablamos de su Biblia.

" ¿ Por qué la llevas contigo siempre? " Pregunté.

Ahora, yo asumí a que ella llevó la Biblia simplemente con ella porque era la hija del ministro. No era un gran descubrimiento, considerando lo que Hegbert sentí a sobre las Escritura y todo eso. Pero la Biblia que ella llevaba era vieja y la cubierta no era agradable a la vista, y me figure que serí a la clase de persona que comprarí a una nueva cada añ o para mostrar su dedicació n renovada al Señ or o eso.

Ella dio unos pasos antes de contestar.

" Era de mi madre", dijo ella simplemente.

" Ah…" Lo dije como si hubiera pisado la tortuga favorita de alguien, aplastá ndola bajo mi zapato.

Ella me miró. " Está bien, Landon. ¿ Có mo podrí as haberlo sabido? ".

" Siento haber preguntado…".

" No te preocupes. No pasa nada por eso". Ella hizo una pausa. " Les dieron a mi madre y padre esta Biblia para su boda, pero mi mamá fue quien se la quedó. Ella la leí a todo el tiempo, sobre todo siempre que estaba pasando un tiempo difí cil en su vida". Pensé en los abortos. Jamie continuó.

" A ella le gustaba leerla de noche, antes de dormir, y la tení a con ella en el hospital cuando nací. Cuando mi padre averiguó que ella habí a muerto, é l se llevó la Biblia y a mí del hospital al mismo tiempo".

" Lo siento", dije otra vez. Siempre que alguien dice algo triste, esa es la ú nica cosa que uno puede pensar en decir, incluso si ya lo ha dicho antes.

" Este es mi camino a seguir… para ser una parte de ella. ¿ Puedes entender esto? " Ella no lo decí a tristemente, solamente me dejaba saber la respuesta a mi pregunta. De algú n modo eso lo hizo peor.

Despué s de que me contó la historia, pensé en su crecer con Hegbert otra vez, y no supe qué decir realmente. Cuando estaba pensando en mi respuesta, sin embargo, escuché un automó vil sonar estrepitosamente su claxon desde atrá s de nosotros, y tanto Jamie como yo paramos y dimos media vuelta al mismo tiempo que lo escuchá bamos parar a un lado.

Eric y Margaret estaban en el auto, Eric sobre el lado del conductor, y Margaret en la ventana má s cercana a nosotros.

" Bien, miren a quien tenemos aquí ", dijo Eric cuando se inclinó sobre el volante con el propó sito de que pudiera ver su cara. No le habí a dicho que habí a estado acompañ ando a Jamie a su casa, y en la manera curiosa que las mentes adolescentes trabajan, este nuevo asunto tomó la prioridad sobre lo que sentí con la historia de Jamie.

" Hola, Eric. Hola, Margaret", saludó Jamie alegremente.

" ¿ La acompañ as a su casa, Landon? " Podí a ver al diablillo detrá s de la sonrisa de Eric.

" Hey, Eric", dije, deseando que nunca me hubiera visto.

" Es una noche hermosa para dar un paseo, ¿ no? " dijo Eric. Pienso que porque Margaret estaba entre é l y Jamie, se sentí a un poco má s audaz que cuando estaba solo frente a Jamie. Y no habí a ninguna manera en que podrí a dejar pasar esa oportunidad sin burlarse.

Jamie miró y sonrí o. " Sí ".

Eric miró tambié n, con esa triste mirada en sus ojos antes de tomar una respiració n honda. Podí a distinguir que lo estaba falsificando. " ¡ Vaya!, es bonito realmente ahí ". Suspiró y echó un vistazo hacia nosotros cuando se encogió de hombros. " Les ofrecerí a un paseo, pero no serí a la mitad de bonito que caminar en realidad bajo las estrellas, y no querrí a que ustedes dos se lo perdieran". Dijo eso como si nos estuviera haciendo un favor.

" ¡ OH!, estamos cerca de mi casa de todos modos", respondió Jamie. " Voy a ofrecer un vaso de sidra a Landon. ¿ Les gustarí a vernos allí? Tenemos espacio".

¿ Una taza de sidra? ¿ En su casa? No habí a mencionado eso…

Puse mis manos en mi bolsillo, preguntá ndome si la cosa podí a ponerse peor.

" OH, no… está muy bien. Só lo que está bamos en camino a la cafeterí a de Cecil".

" ¿ En una noche de escuela? " Preguntó inocentemente.

" ¡ OH!, no estaremos fuera demasiado tarde, " Prometió ", pero creo que debemos irnos. Disfruten su sidra, los dos".

" Gracias por parar para saludar", agradeció Jamie, saludando con la mano.

Eric siguió el andar del automó vil otra vez, pero despacio. Jamie pensaba que era un conductor seguro probablemente. No lo era, aunque era bueno para salir del problema cuando se habí a estrellado con algo. Recuerdo una vez cuando le dijo a su madre que una vaca habí a saltado en frente del automó vil y era por eso que la parrilla y el guardafango estaban dañ ados. " Ocurrió tan rá pido, mamá, la vaca vino de la nada. Só lo salió como una flecha en frente de mí, y no pude parar a tiempo". Ahora, todos saben que las vacas no se precipitan a cualquier lugar, pero su madre lo creyó.

En cuanto habí an salido de nuestra vista, Jamie me miró y sonrí o.

" Tiene amigos agradables, Landon".

" Sí los tengo". Note la manera cuidadosa en que redacté mi respuesta.

Despué s le dirí a a Jamie que no me quedarí a para lo de la sidra y empecé mi regreso a casa, quejá ndome todo el rato. Para aquel entonces la historia de Jamie se me habí a olvidado completamente, y podí a escuchar a mis amigos a las risas prá cticamente sobre mí, todo el camino hasta la cafeterí a de Cecil.

¿ Ven lo que pasa cuando uno se convierte en una buena persona?

Antes de la mañ ana siguiente todos en la escuela sabí an que estaba acompañ ando a Jaime a casa, y eso empezó uno nuevo round de la especulació n sobre lo de nosotros. Esta vez era peor que antes. Era tan malo que tuve que pasar mi descanso almorzando en la biblioteca fuera de todo eso.

Esa noche, el ensayo era en la Casa de Juegos. Era el ú ltimo antes de que la funció n empezara, y tení amos mucho por hacer. Justo despué s de la escuela, los chicos en la clase de drama tuvimos que cargar todos los objetos de utilerí a en un camió n alquilado para llevarlos a la Casa de Juegos. El ú nico problema era que Eddie y yo é ramos los ú nicos dos chicos, y é l no era lo que se puede decir la persona má s coordinada del mundo. Estarí amos cruzando una entrada, llevando uno de los artí culos má s pesados, y su cuerpo obrarí a en su contra. A cada momento crí tico cuando necesitaba de su ayuda para que se balanceara la carga, tropezarí a con un poco de polvo o un insecto sobre el piso, y el peso del puntal vendrí a a chocar con mis dedos, pellizcá ndolos en la manera má s dolorosa posible.

" L – l – lo siento", dirí a. " ¿ E – e – eso… D – d – dolió? ".

Suprimirí a las maldiciones crecientes en mi garganta y daba un mordisco a mis labios. " Só lo no lo hagas otra vez".

Pero no podí a parar de tambalearse para nada como no se puede parar a la lluvia cuando cae. Antes de que hubié ramos terminado de cargar y descargar todo, mis dedos parecí an los de Toby, el inspirado decorador. Y la peor cosa fue, que no tuve oportunidad de comer antes de que el ensayo empezara. Cambiar de lugar los objetos de utilerí a tomó casi tres horas, y no terminamos de ponerlos hasta algunos minutos antes de que todos los demá s llegaran para empezar. Con todo lo demá s que habí a ocurrido ese dí a, era suficiente para decir que estaba de un humor muy malo.

Pasé por mis lí neas sin pensar en ellas ni siquiera, y la señ orita Garber no dijo la palabra maravilloso en toda la noche. Tení a esa expresió n preocupada en sus ojos despué s, pero Jamie só lo sonrí o y le dijo que no se preocupase, que todo iba a estar bien. Sabí a que Jamie só lo estaba tratando de hacer las cosas má s fá ciles para mí, pero cuando me pidió que la acompañ ara a casa, dije que no. La Casa de Juegos estaba en medio del pueblo, y para acompañ arla hasta su casa, tendrí a que recorrer una buena distancia fuera de mi camino. Ademá s, no querí a ser visto otra vez hacié ndolo. Pero la señ orita Garber habí a oí do por casualidad el pedido de Jamie y dijo, muy firmemente, que me alegrarí a hacerlo. " Usted dos pueden hablar de la obra", dijo. " Tal vez puedes repasar bien tus lí neas". Me comentó.

Así que otra vez terminé por acompañ ar a Jamie, pero podí a distinguir que no estaba realmente con humor de hablar porque caminé un poquito en frente de ella, mis manos en mis bolsillos, sin voltear ni siquiera para ver si me estaba siguiendo. Fue así durante los primeros minutos, y no habí a dicho una palabra para ella.

" No está s de muy buen humor, ¿ o sí? " Preguntó al fin. " Ni siquiera lo intentaste esta noche".

" No me extrañ aste, ¿ o sí? " Dije sarcá sticamente sin mirarla.

" Tal vez puedo ayudarte", observó. Lo dijo con un poco de felicidad, que me hizo incluso ponerme un poco má s enfadado.

" Lo dudo", contesté.

" Puede que sí si me dijeras qué está mal" No la dejé terminar.

" Mira", dije, parando, y volteando para mirar hacia ella. " Acabo de pasar todo el dí a llevando porquerí as, y no he comido desde el almuerzo, y ahora tengo que caminar má s de 1 kiló metro fuera de mi camino para asegurarme de que llegues a casa, cuando sabemos que no necesitas que yo lo haga".

Fue la primera vez que habí a alzado mi voz hacia ella. A decir verdad, me sentí un poco bien. Habí a estado guardá ndolo por mucho tiempo. Jamie estaba demasiado sorprendida para responder, y continué.

" Y la ú nica razó n por la que estoy haciendo esto es debido a tu padre, que ni siquiera me agrada. Esta es una cosa estú pida, y desearí a que nunca hubiera aceptado hacerlo".

" Tú só lo lo dices porque está s nervioso por la obra" La corté con una sacudida de mi cabeza.

En cuanto empezaba una discusió n, era difí cil que yo parara. Yo podrí a tomar su optimismo y alegrí a otras veces, y ese no era el dí a para tomarlo de buena forma.

" ¿ No lo entiendes? " Dije, exasperado. " No estoy nervioso por la obra, só lo no quiero estar aquí. No quiero acompañ arte a casa, no quiero que mis amigos hablen de mí, y no quiero pasar el tiempo contigo. Tú actú as como si fué ramos amigos, pero no lo somos. No somos nada. Só lo quiero que esta cosa termine y así yo podré seguir con mi vida normal".

Parecí a lastimada por mi arrebato, y para ser sincero, no podí a criticarla.

" Ya veo", fue todo lo que dijo. Esperé que ella alzara su voz, para defenderse, hacer sus argumentos otra vez, pero no lo hizo. Todo lo que hizo fue mirar hacia el suelo. Pienso que parte de ella querí a llorar, pero no lo hizo, y por fin me iba de ahí, dejá ndola sola. Un momento despué s, sin embargo, la escuché empezar a moverse tambié n. A aproximadamente unos 10 metros detrá s de mí por el resto del camino a su casa, y no trató de hablarme otra vez hasta que empecé mi camino a casa. Ya me estaba moviendo hacia abajo por la acera cuando escuché su voz.

" Gracias por acompañ arme a casa, Landon", gritó.

Hice una mueca de dolor tan pronto como lo dijo. Incluso cuando fui tan malo ante ella y dije las cosas má s rencorosas que pude, ella pudo encontrar una pequeñ a razó n para agradecerme. Era ú nica en su clase esa niñ a, y pienso que la odiaba en realidad por eso.

O má s bien, pienso, que me odiaba a mí mismo.

 



  

© helpiks.su При использовании или копировании материалов прямая ссылка на сайт обязательна.