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NOTAS. NOTAS EXPLICATIVASNOTAS PRÓLOGO. UN INICIO [1] Canto de peregrinos coptos, citado en Kristensen (2013), p. 85. INTRODUCCIÓN. UN FINAL [2] Athanassiadi (1993), p. 4; Marino de Neápolis, Life of Proclus, 26. [3] PH, p. 124. [Siempre que ha sido posible, he recurrido a traducciones ya existentes del griego y el latín para las citas de autores en esas lenguas. En los casos en que no existieran o fueran de difícil acceso, o su sentido hiciera imposible seguir el hilo de la argumentación original en inglés, he traducido directamente de esta lengua. (N. del T.)] [4] Ibid., p. 117C; Olimpiodoro, Commentary on the First Alcibiades, citado en Cameron (1969), p. 15. [5] C. Th., 16.4.4.2, fechado el 16 de junio de 388 d.C. [6] AGT. [7] PH, p. 119. [8] Ibid., p. 42. [9] Páladas, 10.90 y 10.82. [10] Los criterios precisos para establecer el triunfo variaban; la estipulación de miles de muertos fue, durante un tiempo, uno de ellos. Decidir cuándo se había logrado el triunfo solía ser más un arte que una ciencia. Véase Beard (2007). [11] Greenblatt (2011), pp. 43-44. [12] Para el paganismo como locura, enfermedad, etc., véase C. Th., 16.10.1-21 y C. Just., 1.11.10. [13] Agustín, Sermón 24.6, citado en MacMullen (1984), p. 95. [14] AGT. [15] Agustín, Sermón 279.4, citado en Shaw (2011), p. 682. [16] Eusebio, The History of the Church from Christ to Constantine, 10.9.7. [17] Johnson, 15 de abril de 1778, citado en MacMullen (1997), p. 169 n.º 37, a quien se debe este párrafo. EL EJÉRCITO INVISIBLE [18] Chitty (1977) lo llama pocilga, aunque puede que esto no sea estrictamente preciso; la fuente griega dice que se trasladó «justo fuera de su casa», presumiblemente a algún tipo de construcción simple allí ubicada. Sin embargo, la idea de una pocilga refleja bien la idea de simplicidad, incluso de miseria, que sin duda resultaba apropiada. [19] Clemente, The Instructor, 3.5. [20] Mateo 19:21. [21] Agustín, Confessions, VIII.7-8. [22] Atanasio, Life of Antony, 5. [23] Ibidem, 5-6. [24] Ibidem, 24. [25] Cipriano de Cartago, On the Mortality, 14. [26] Dodds (1965), pp. 133-134. [27] Páladas, Palatine Anthology, 10.72, citado en Dodds (1965), p. 11. EL CAMPO DE BATALLA DE LOS DEMONIOS [28] Agustín, Confessions, 8.17. [29] Marcos 5:9. [30] Agustín, City of God, 4.27. [31] Orígenes, Homilies on Joshua, 15.5. [32] Tertuliano, Apology, 22.8. [33] Ibidem, 22.4. [34] Evagrio, Praktikos, 12; Evagrio, Eight Spirits, 13-14, citado en Brakke (2006), pp. 65-66. [35] Idem, Talking Back, 1.22. [36] Ibidem, mujeres desnudas, 2.15; monjes, 2.24; fuego, 2.63, 2.23; caminar, 2.25. [37] Juan Mosco, The Spiritual Meadow, 160. [38] Evagrio, Talking Back, 4.25. [39] Tertuliano, Apology, 22.4. [40] Agustín, Exposition on Psalm, 94. [41] Tertuliano, Apology, 22.6. [42] Ibidem, 22.10. [43] Agustín, Carta 46 de Publicola. [44] Idem, Carta 47. [45] Tertuliano, Apology, 27.3. [46] Minucio Félix, The «Octavius», XXVII. [47] Para una discusión sobre la dificultad de evaluar la cristianización de los individuos en oposición a la de su clero véase Rebillard (2012), en especial el capítulo 3, «Being Christian in the Age of Augustine». [48] Agustín, Homilía 34 sobre Juan 8:12, citada en MacMullen (1997), p. 121, a quien se debe este párrafo. [49] Para una discusión sobre la moneda y la visión, véase H. A. Drake (2014), p. 71. [50] Encíclica del papa León XIII, On the Nature of Human Liberty, 6. [51] Agustín, en Dolbeau (1996), p. 266. [52] Deuteronomio 12:3. LA SABIDURÍA ES NECEDAD [53] OAP, VIII.8. [54] Galeno, On Diagnosing and Curing the Affections and Errors of the Soul, citado en Mattern (2013), p. 64 (3, 5.70K). [55] Estas observaciones y, de hecho, este párrafo se deben a Gross (1998), passim. [56] OAP, VIII.4; OAP, VIII.5; y OAP, VIII.4. [57] Ibidem, VII.16. [58] Galeno, De Pulsuum Differentiis, iii, 3, citado en R. Walzer (1949), p. 14. [59] Ibidem, ii, 4, citado en R. Walzer (1949), p. 14. [60] Galeno, On Hippocrates’ Anatomy, citado en R. Walzer (1949), p. 11. [61] CC, I.32. [62] Ibidem, VI.60; CC, V.14. [63] Gibbon, Decline and Fall, capítulo 38, vol. IV, p. 163. [64] Ibidem, capítulo 15, vol. II, p. 38. [65] Gibbon (1796), p. 97. [66] C. Th., 16.4.1, 386. [67] Gibbon, Decline and Fall, capítulo 15, vol. II, p. 39. [68] CC, I.39. [69] Ibidem, VI.32. [70] CC, VI.49. [71] Ibidem, V.14. [72] Ibidem, VI.37. [73] Ibidem, VII.18. [74] Ibidem, IV.7. [75] Ibidem, VI.78. [76] Ibidem, IV.3. [77] Ibidem, II.70. [78] Ibidem, II.55. [79] Ibidem, II.60. [80] Ibidem, II.16. [81] Ibidem, III.62-64. [82] Ibidem, VI.60-61. [83] ONT, 1.419-421. [84] Minucio Félix, The «Octavius», V. [85] ONT, 5.855-877. [86] Minucio Félix, The «Octavius», V. [87] ONT, 1.150. [88] Plutarco, On Superstition, 2. [89] ONT, 1.151-154. [90] Ibidem, 1.146. [91] El origen de los males, Homilies on First Corinthians (Argument), «Homily 7 on First Corinthians, 9», Juan Crisóstomo. Para este y otros puntos, véase el excelente y original libro de Dirk Rohmann, Christianity, Book-Burning and Censorship in Late Antiquity, al que este párrafo y el siguiente deben mucho. Es sorprendente —e indicativo de dónde han estado las simpatías en las últimas décadas— que el libro de Rohmann sea el primero en tratar este tema en profundidad. [92] Rovelli (2016), p. 19. [93] Este párrafo está en deuda con Greenblatt (2011), pp. 11-14. Su maravilloso libro The Swerve: How the Renaissance Began cuenta esta historia a la perfección. [94] CC, III.44. [95] Ibidem, III.55. [96] Ibidem, I.9. [97] Orígenes, Homilies on Genesis, 9.2. [98] Agustín, Sermón 198, citado en Brown (1967), p. 458. [99] Ovidio, Metamorphoses, 1.1-362. [100] Génesis 1:1-6:7. [101] CC, IV.41. [102] William Buckland (1820), p. 24. [103] CC, I.50. [104] Ibidem, II.58. [105] Luciano, Passing of Peregrinus, 33. [106] Ibidem, 37. [107] Ibidem, 33. [108] Ibidem, 34. [109] Ibidem, 1. [110] Ibidem, 41. [111] Ibidem, 40. [112] Suda, según Loukianos, citado en Whitmarsh (2015), p. 221. [113] Citado en Whitmarsh (2015), p. 221, a quien se debe este párrafo. [114] CC, II.32. [115] Ibidem, I.68. [116] Observación debida a Wilken (1984), pp. 98-99. [117] Justino Mártir, Apology, 1.26. [118] Ibidem, 1.26. [119] Luciano, Life of Demonax, 27. [120] Cicerón, On the Nature of the Gods, 2.7. [121] Plinio, Natural History, 2.14. [122] Ibidem, 2.18, «deus est mortali iuvare mortalem»; estupenda traducción de Whitmarsh (2015), p. 220. Para una excelente discusión sobre el ateísmo antiguo véase Battling the Gods, de Whitmarsh. [123] Suetonio, The Twelve Caesars: Vespasian, 23. [124] The Acts of the Christian Martyrs, 3; véase Wilken (1984), p. 62ff para una discusión. [125] Tito Livio, The Early History of Rome, 5.16.11, citado en Frend (1965), p. 105. [126] Cicerón, On the Nature of the Gods, 2.7. [127] Minucio Félix, The «Octavius», VIII. [128] CC, V.34. [129] Ibidem, IV.70. [130] Ibidem, V.34. [131] Ibidem, V.34. [132] Garnsey (1984), p. 17. [133] Agustín, Carta 104.2.7. [134] Porfirio, citado en Augustín, Carta 102.30. [135] Eusebio, Preparation for the Gospel, 1.3.1, citado en Wilken (2003), p. 161. [136] Porfirio, citado en Augustín, Carta 102.8, ed. Schaff. [137] Another Epistle of Constantine, en Socrates, Ecclesiastical History, 1.9. [138] Hoffmann (1987), p. 29. [139] Agustín, Carta 93.I.2. [140] Agustín, Carta 93.II.4. [141] CC, V.34. «SOBRE EL PEQUEÑO NÚMERO DE MÁRTIRES» [142] HC, 2.25. [143] Suetonio, The Twelve Caesars: Nero, 6.1. [144] Ibidem, 28.2. [145] Ibidem, 29. [146] Plinio, Natural History, 36.108 (posiblemente exagerando). [147] Juvenal, Sátira 3, 193-196. [148] Ibidem, 200-202. [149] Suetonio, The Twelve Caesars: Nero, 38. [150] Ibidem, 31.2. [151] Tácito, Annals, 15.44. [152] Suetonio, The Twelve Caesars: Claudius, 25.4. Véase Frend (1965) para la posibilidad de que ese «Cresto» no fuese Cristo, sino otra persona con un nombre parecido. [153] Tácito, Annals, 15.44. [154] Ibidem, 15.44. [155] Ibidem, 15.44. [156] The Golden Legend, vol. III, The Life of St Alban and Amphiabel. [157] HC, 8.9. [158] Tertuliano, Apology, 50. [159] Basilio, Carta 164.1. [160] Esta observación se debe a Lane Fox (1986), p. 419. [161] De First of Martyrs, Thou Whose Name y The Son of God Goes Forth to War. Con frecuencia, estos himnos eran, de forma directa o indirecta, traducciones de versiones latinas que se remontaban siglos. [162] Sienkiewicz (1895), «Epílogo». [163] Quo Vadis, Metro-Goldwyn-Mayer (1951). [164] Hopkins, «Christian Number and Its Implications», p. 4. [165] Orígenes, Exhortation, 16. Estoy en deuda con James Corke-Webster por llamar mi atención sobre esto. [166] Gregorio Nacianceno, First Invective Against Julian, Oration, 4.58. [167] ACM, «The Martyrdom of Saints Marian and James», 14.8. [168] Prudencio, Crowns of Martyrdom, V.111-116; véase una muy interesante discusión en J. Corke-Webster (2012). [169] Acts of Paul, II.18. [170] Prudencio, Crowns of Martyrdom, X.710ff. [171] CC, III.8. [172] H. Dodwell (1684). [173] Gibbon, Decline and Fall, capítulo 16, vol. II, p. 138. [174] De Ste. Croix (2006), p. 42. ESTOS HOMBRES TRASTORNADOS [175] Este párrafo se debe a Wilken (1984), quien descubrió el drama de ese momento. [176] Plinio el Joven, Carta 10.17a y b. [177] Idem, «Mi queridísimo», Carta 10.20; enfermedad, Carta 10.18; misión especial, Carta 10.18. [178] Idem, Carta 10.42. [179] Idem, Carta 10.32. [180] Prudencio, Crowns of Martyrdom, III.90; Justino Mártir, Apology, 1.V. [181] Véanse HC,«Martirio de Policarpo», 1.17, y «Los mártires de Lyon y Viena», 5.1; ACM,«Carta de las Iglesias de Viena y Lyon», 5.7, y «Actas de Carpo, Papilo y Agatónica», 2.4. [182] Plinio el Joven, Carta 10.98. [183] Digesto de Justiniano, 1.18.13. [184] HC, 5.1. [185] Plinio el Joven, Carta 8.8. [186] Tertuliano, To Scapula. [187] Idem, The Address of Q. Sept. Tertullian to Scapula Tertullus. [188] Atanasio, Life of Antony, 46-47. [189] Pseudo-Jerónimo, Indiculus de Haeresibus, 33, citado en Drake (2011), p. 182. [190] Agustín, Carta 88.8. [191] Agustín, Liber de Haeresibus, 69.3, citado en Shaw en Drake, ed. (2006), pp. 183-184. [192] Ambrosio, Letters to his Sister, 60. [193] Agustín, Carta 185.12. [194] Filastrio, citado en Shaw en Drake, ed. (2006), pp. 181-183; comportamiento «orgiástico»: Agustín, Letter to Catholics of the Donatist Sect, 19.50; Agustín, Against the Letter of Parmenianus, 2.9.19, ambos mencionados en Shaw (2011), p. 660ff. [195] Cipriano, On the Unity of the Church, 1.20. [196] Prudencio, Crowns of Martyrdom, VI.36. [197] ACM, «Martirio de san Ireneo, obispo de Sirmio», 23.2ff. [198] Prudencio, Crowns of Martyrdom, III.104ff. [199] ACM, «Martirio de san Conón», 13.4. [200] Ibidem, recensión C, «Martirio de Justino y sus compañeros», 4.1-4. [201] Four Martyrdoms from the Pierpont Morgan Coptic Codices (1973), «S. Coluto», pp. 148-149. [202] ACM, «Martirio del veterano Julio», 19.2. [203] Prudentius, Crowns of Martyrdom, III.122-125. [204] ACM, «Martirio de san Conón», 13.4. [205] Ibidem, «Martirio del veterano Julio», 19.2. [206] Frend (1965), p. 413. [207] Four Martyrdoms from the Pierpont Morgan Coptic Codices (1973), «S. Coluto», pp. 148-149. [208] ACM, «Martirio de san Conón», 13.5.2. [209] Ibidem, «Martirio del veterano Julio», 19.2. [210] Plinio el Joven, Carta 10.96. [211] ACM, «El martirio de san Conón», 13.4. [212] Ibidem, «Martirio del veterano Julio», 19.2. [213] Marco Aurelio, Meditations, 11.3. [214] Luciano, Passing of Peregrinus, 13. [215] Véase Wilken (1984), p. 23, a quien deben mucho estos párrafos. [216] HC, 5.1.20. [217] Plinio el Joven, Carta 10.97. [218] De Ste. Croix (1963), pp. 6-7; Lane Fox (1986), p. 423ff. [219] El estatus o incluso la existencia de estas se discute. Watts (2015), p. 46ff ofrece una discusión muy interesante sobre esto. [220] LC, 2.45. [221] C. Th., 16.10.6, fechado el 20 de febrero del 356. [222] Ibidem, 16.10.22, fechado el 9 de abril del 423; véase también la discusión en Geffcken (1906), p. 224. EL EDIFICIO MÁS GLORIOSO DEL MUNDO [223] Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 22.16.12. [224] Expositio Totius Mundi et Gentium, 34, J. Rougé, ed., citado en Hahn (2008), p. 335. [225] Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 22.16.12. [226] Russell (2007), p. 69. [227] Rufino, Church History, 11.23. [228] Ibidem. [229] Eunapio, Lives of the Philosophers, 472. [230] Ibidem. [231] Canfora (1987), p. 192. [232] Gibbon, Decline and Fall, capítulo 28, vol. IV, p. 201. [233] Páladas, The Greek Anthology, IX.501. DESPRECIAR LOS TEMPLOS [234] Esta es la versión de la Vida de Constantino de Eusebio, que, según este, le contó el propio Constantino. Era, observó Eusebio, un relato «al que no sería fácil dar crédito, si fuera quizá otro el que lo contara» (LC, 1.26ff). De todos modos, a los historiadores posteriores les ha resultado difícil darle crédito. El otro relato, de Lactancio (Sobre la muerte de los perseguidores, 44.3ff), es ligeramente diferente. En él, a Constantino se le decía en un sueño que marcase el signo celestial de Dios en los escudos de su ejército, y así lo hizo, en la forma del crismón; como recogió Lactancio, «puso la marca de Cristo en los escudos». [235] Edicto de Milán, 313 d.C., procedente de Lactancio, On the Deaths of the Persecutors, 48.2-12, citado en Stevenson (1987), pp. 284-285. [236] HC, 10.9.7. [237] Ibidem, 10.9.6. [238] Zósimo (1814), Libro 2, 51. [239] Eusebio, Oration in Praise of Constantine, 5.6. [240] HC, 10.6.3. [241] Egeria, peregrina española, citado en el excelente Brown (1997), p. 38, a quien se debe este párrafo. [242] LC, 2.56; EH, 2.5; LC, 3.53.2. [243] EH, II.5 [244] Deuteronomio 12:2-3, discutido en Watts (2015), pp. 46-47. [245] LC, 3.54.6. [246] EH, II.5. [247] LC, 3.54-57. [248] Ibidem, 3.54. [249] EH, II.5. [250] Juliano, citado en Frend (1965), p. 160. [251] EH, II.5. [252] Véase el excelente «Lambs into Lions: Explaining Early Christian Intolerance», de H. A. Drake (1996) para una discusión fascinante sobre este punto. [253] Fírmico Materno, The Error of the Pagan Religions, 29.1-3. [254] Marino, Life of Proclus, 30. [255] Páladas, The Greek Anthology, IX.528. [256] Esta versión de «Los Siete Durmientes» está tomada de Santiago de la Vorágine, The Golden Legend. [257] Gibbon, Decline and Fall, capítulo 15, vol. II, p. 55. [258] Grindle (1892), p. 16. [259] Dodds (1965), pp. 132-133; Geffcken (1920), pp. 25-34. [260] Lacarrière (1961), p. 87. [261] Geffcken (1920), p. vii. [262] De Hamel (2016), p. 19. [263] Stevenson (1987), véase el capítulo 24, titulado «Constantine and the End of Persecution, 310-313», p. 282ff. [264] Para las cifras véanse Stark (1996), Kaegi (1968) y Hopkins (verano 1998). [265] G. R. Evans (2010), pp. 270-271. [266] Wilken (1984), p. 25. [267] Si bien todavía hoy quedan sombras del paganismo. Cuando en la década de 1970 el académico John Pollini excavaba en Turquía el yacimiento grecorromano de Afrodisias, escaló el Baba-Dagh («padre montaña»), la montaña más alta de esa parte de Turquía. Cerca de la cumbre, su guía turco y él se encontraron con algunos pastores, quienes, según Pollini, «llevaban ovejas para sacrificar, no a Alá, sino al dios local de la montaña, el genius loci». A la manera antigua, también ataban filetes alrededor de palos colocados en una pila de rocas. Quedaban las sombras; el sistema religioso en sí había desaparecido. CÓMO DESTRUIR A UN DEMONIO [268] Pollini (2007), p. 212ff. [269] Trombley (2008), p. 152; Kaltsas (2002), p. 510. [270] Se trata del brillante Making and Breaking the Gods: Christian Responses to Pagan Sculpture in Late Antiquity (2013) de Troels Myrup Kristensen. [271] HC, 10.4.16. [272] Fírmico Materno, The Error of the Pagan Religions, 28.1-29.1. [273] Éxodo 20:4-5; véase también Deuteronomio 12:2-3. [274] HC, 10.5.1-14; véase discusión en Garnsey (1984). [275] LC, 2.44-45; véase una excelente discusión sobre estas leyes en Watts (2015), pp. 46-47. [276] Sobre los sacrificios, C. Th., 16.10.7 y 11; pena de muerte, Ibidem, 16.10.6. [277] Locura, C. Th., 10.6.7; completamente erradicadas, Ibidem, 16.10.3; pecado, Ibidem, 16.10.4; espada vengadora, Ibidem, 16.10.4. [278] EH, V.15. [279] Libanio, Oración 30.8-9. [280] Ibidem 30.44-45. [281] Ibidem 30.43. [282] Ibidem 30.8. [283] Ibidem 30.8. [284] C. Th., 16.10.11-12. [285] Ibidem, 16.10.16 fechado en 399. [286] Constitutiones Sirmondianae, 12, citada en Fowden (1978), p. 56; véase Beard et al., (1998), p. 375, para la dificultad de saber por qué las leyes se repetían. [287] Teodoreto, Ecclesiastical History, V.21. [288] Observación debida a Hahn (2008), passim. [289] Sulpicio Severo, Life of St. Martin, 14.1-7. [290] Life and Times of Saint Benedict of Nursia, pp. 133-136, citado en Kristensen (2013), pp. 86-87, a quien se debe este capítulo. [291] On the Priesthood, 5.1: PG 48: 673, citado en Brown (2008), p. 318, a quien se debe esta observación. [292] Teodoreto, Ecclesiastical History, V.29. [293] Agustín, Carta 47, Schaff, ed. [294] Agustín, Sermón 24.6, citado en MacMullen (1984), p. 95, a quien se debe este párrafo. [295] Agustín, Sermón 24.5, citado en Shaw (2011), pp. 230-231, a quien también se debe este párrafo. [296] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 33. [297] Jacob de Batnes; Eusebio, Triennial Oration, citado en Stewart (1999), pp. 177-179. [298] En Kristensen (2013), p. 85. [299] Avodah Zarah 4:5, citado en Trombley (2008), pp. 156-157. [300] Teodoreto, Treatment of Greek Diseases, 3.79, en Kristensen (2013), p. 224. [301] C. Th., XV.1.36, fechado el 1 de noviembre de 397. [302] Chuvin (1990), p. 79. [303] Jacob de Batnes, en Stewart (1999), p. 177, a quien se deben estos párrafos. [304] Teodoreto, Ecclesiastical History, V.21, ed. Schaff. [305] Agustín, Expositions on the Psalms, 98.2 y 98.14, citado en Shaw (2011), p. 234. [306] Concilio de Elvira, canon 60, véase Stewart (1999), p. 173; Gaddis (2005), p. 176, para una discusión. [307] Marco el Diácono, The Life of Porphyry, 61. [308] Acts of John, 37-43. [309] Teodoreto, Ecclesiastical History, V.21. [310] Ibidem. [311] Sulpicio Severo, Life of St. Martin, XIV.1-2. [312] Attwater (1965), pp. 233-234. [313] Pollini (2007), pp. 212-213. [314] Brown (1997), p. 49. [315] Marco el Diácono, Life of Porphyry, 61-62. [316] Teodoreto, Ecclesiastical History, V.21. [317] Libanio, Oración 30.28-29. [318] Sobre la discutida cuestión de si esto era verdadera tolerancia religiosa, véase Garnsey (1984). [319] Temistio, Discurso 5.68b-c. [320] Agustín, City of God, 18.54. [321] Sulpicio Severo, Life of St. Martin, 14-15. [322] Para una discusión completa sobre la piedra de la base, la probable composición de la cruz que posiblemente estuviera sobre ella y la cuestión de si antes hubo allí una estatua de Artemisa, véase Kristensen (2013), pp. 9-13. [323] Libanio, Oración 18.23. [324] Cifras de sacerdotes, Harnack (1924) II.833-835; de iglesias, Optatus II.4, citado en Beard et al. (1998), p. 376; números de Kaegi (1968), p. 249. [325] Isidoro de Pelusio, Ep 1.270 PG LXXVIII.344A, citado en Brown, en The Cambridge Ancient History. Volume XIII: The Late Empire AD 337-425,Cameron, Garnsey, eds. (1997), p. 634. [326] Símaco, Memorandum 3.8-10 en Lee (2000), p. 115ff; véase Cameron (2011), p. 37, sobre la moderación de Símaco como «pagano». [327] Deuteronomio 12:2-3; véase también Pollini (2008), p. 186, y Shaw (2011), p. 229, para el hecho de que hacerlo no era incorrecto sino parte de un «proceso benéfico». [328] MacMullen (1997), p. 14. [329] Cirilo de Jerusalén, Mystagogic Catecheses 1.4-8, citado en Tsafrir (2008), p. 122. [330] C. Th., 16.10.19.2. [331] Símaco, Memorandum 3.10. LOS TEMERARIOS [332] Esta traducción supone que la ortografía correcta era «parabolano» y que, más tarde, a medida que pasaban los años, se cambió a «parabalano». [333] Procopio, History of the Wars, II.xxii. [334] Sobre la asunción de riesgos para hacer buenas obras, véase: Bowersock (2010), pp. 17-22; sobre la falta de educación: Dzielska (1995), p. 96. [335] Bowersock (2010), p. 15, quien está de acuerdo con Philipsborn (1950), p. 18. [336] Cifra: Dzielska (1995), p. 96. [337] Véase Brown (1992), p. 103, a quien se deben este párrafo y el siguiente; Ignacio de Antioquía a Policarpo, 6, citado en Hopkins (1998), p. 9; véase Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 27.3.12 para la descripción de la «“alarmante” violencia»: «y se enfrentaron entre sí con gran violencia, haciendo que también sus partidarios se enfrentaran, llegando a causar heridos y muertos»; para la admisión, véase Ambrosio, Epistles, 40.6. [338] Bowersock (2010), p. 11; C. Th., 16.2.42, fechado el 29 de septiembre de 416. [339] En marzo, según Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15. [340] Brillante, Sinesio de Cirene, Dion 9, citado en Dzielska (1995), p. 48, a quien se debe esta sección sobre Hipatia; la pintura es de Charles William Mitchell (1885); citas de Kingsley (1894), p. 12. [341] Belleza y virginidad, PH, 43; manto y virginidad, Dzielska (1995), p. 103; cita de PH, 43 A-C. [342] En Canfora (1987), p. 20. [343] Variedad, Epifanio de Salamina, De Mensuris et Ponderibus; traducción, tratado bizantino citado en Canfora (1987), p. 24. [344] Este párrafo se debe al maravilloso ensayo de Ward «Alexandria and its Medieval Legacy: The Book, the Monk and the Rose», en The Library of Alexandria: Centre of Learning in the Ancient World, MacLeod, ed., (2000), pp. 170-171. [345] Comida y vida, MacLeod, ed., (2000), p. 4; zoo, MacLeod, ed., (2000), p. 42; Timón, citado en MacLeod, ed., (2000), p. 62. [346] Vitruvio, The Architecture of Marcus Vitruvius Pollio, libro IX.9-11. [347] Las cifras precisas existen gracias a un registro de cuatro siglos realizado en cinco distritos de la ciudad, véase Hahn (2008), pp. 336-337. [348] Rufino, Historia eclesiástica 11.29; Hahn (2008), p. 356, para esto como acto de cristianización. [349] Dzielska (1995), pp. 82-83. [350] Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15. [351] Visitas, PH, 43; amistad de Orestes, Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15. [352] Distancia, Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15; naciones, Dzielska (1995), p. 44; luminosa, Sinesio de Cirene, Dion 9, en Dzielska (1995), p. 48. [353] Caballo y vida rural, Cartas de Sinesio de Cirene 133, 149 y 248 citadas en Dzielska (1995). [354] PH, 43. [355] Letter of Aristeas, 9-33. [356] Juan Crisóstomo, Discourses Against Judaizing Christians, 1.3.1. [357] Nazis: Laqueur (2006), p. 48; discurso: Juan Crisóstomo, Discourses Against Judaizing Christians, 1.3.1; presencia de parabalanos: Dzielska (1995), p. 96; final de los disturbios: Juan de Nikiu, Chronicle, LXXXIV.87. [358] Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.13. [359] Ibidem, VII.14. [360] Ibidem, VII.14. [361] Dzielska (1995), p. 87; Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.14–15. [362] Juan de Nikiu, Chronicle, LXXXIV.87. [363] Interponiéndose entre Orestes y Cirilo, Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15, que niega estos rumores; sobre la participación de los parabalanos en la difusión de estos, Dzielska (1995), p. 96; «hombres salvajes», PH, 43 E; Juan de Nikiu, Chronicle, LXXXIV.87. [364] Juan de Nikiu, Chronicle, LXXXIV.100. [365] Ibidem. [366] El relato del ataque varía; según Sócrates el Escolástico, el más fiable, la asesinaron con «baldosas», presumiblemente desollada por los afilados bordes de los fragmentos de la cerámica. Según Juan de Nikiu (Chronicle, LXXXIV.87), la arrastraron por las calles hasta que murió; según Damascio (fr. 43), le arrancaron los ojos; según Hesiquio, citado en Dzielska (1995), p. 93, su cuerpo fue esparcido por la ciudad. BEBER DE LA COPA DE LOS DEMONIOS [367] Umberto Eco (1980), p. 36. [368] Ancianos, Deferrari y McGuire (1934), p. 365. [369] Basilio, Address to Young Men on Reading Greek Literature. [370] Afrodita, Odyssey, Libro 8.256ff; Sófocles, Oedipus the King, 906-910; Dido, Aeneid, IV.129ff. [371] Basilio, Address, IV. [372] Jerónimo, Carta 22.29. [373] Catulo, 16. [374] Marcial, Epigrams, 1.90. [375] Ovidio, Amores, 1.5. [376] Basilio, Address, IV. [377] Ibidem. [378] Marco Aurelio, Meditations, 6.13. [379] Basilio, Address, IV. [380] Ibidem. [381] Tertuliano, Apology, 14.2. [382] Ibidem. [383] Basilio, Address, IV. [384] Gente temerosa de Dios: Tertuliano, Apology, 14.6; deshonrados: Tertulliano, Apology, 15.3. [385] Diógenes Laercio, 6.2.59. [386] Ibidem, 6.2.45. [387] Ibidem, 6.1.4. Para una introducción muy interesante al ateísmo antiguo, véase Battling the Gods (2015), de Tim Whitmarsh. [388] Basilio, Address, IV. [389] Estas observaciones se deben a Rohmann (2016), pp. 127 y 60-61. [390] Wilson (1975), pp. 7-9 y 13-14. [391] Deferrari (1934), pp. 371-372. [392] Ibidem, p. 370. [393] Padelford (1902), p. 33. [394] Véase, por ejemplo, la edición de 1875 de los Epigramas de Marcial de la Bohn’s Classical Library, el Epigrama IX, xxvii, «A Cresto», es un buen ejemplo; comienza así (para suerte de quien sepa italiano): «O Chresto, quantunque porti i testicoli spelati, ed una mentola simile al collo d’un Avotojo [...]» y continúa de manera similar. [395] Cornish (1904), p. 19. [396] Catulo, 16, trad. Whigham. [397] Esta observación se debe a Kendrick (1996), p. 43. Richlin, finalmente, la traduce correctamente en 1983: «Os daré por culo y me la mamaréis». [398] Crisóstomo, Homilía XV.10, Concerning the Statues. [399] Ibidem XV.10-12, Concerning the Statues. [400] Índice en Crisóstomo, ed. Parker (1842), p. 373. [401] Shaw (2001), p. 4. [402] Crisóstomo, Discourses Against Judaizing Christians, 1.4.1. [403] Protágoras, citado y traducido en Denyer, ed. (2008), p. 101. [404] Anatema citado en N. G. Wilson (1970), p. 71. [405] Corintios I, 3:19. [406] The Little Labyrinth, citado en Eusebio, The History of the Church from Christ to Constantine, 5.28.13-15. [407] Life of Antony, 1.1. [408] Agustín, Confessions, VIII.7-8. [409] Tertuliano, On the Prescription of Heretics, VII. [410] Agustín, City of God, 2.13. [411] Idem, Confessions, I.18.28-29. [412] Catulo, 84. [413] Agustín, On Christian Doctrine, 2.13. [414] Portero, Agustín, citado en Brown (1967), p. 458; muros, Agustín, Expositions of the Psalms, 54.13, citado en Shaw (2011), p. 204. [415] Jerónimo, Carta 22.30. [416] Ibidem. [417] Aunque con anterioridad estaba claramente allí, en una forma simple, en el Evangelio según Juan. Pero luego, comienza a desarrollarse más. [418] Justino Mártir, Apology, I.46. [419] CC, IV.38. [420] The Little Labyrinth, citado en HC, 5.28.15. [421] Knox y McKeown (2013), p. 7. [422] Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 14.6.18. [423] C. Th., 16.4.2. [424] Cartledge (2009), p. 125. [425] Según la opinión de académicos modernos, tuvo éxito. A juicio de A. H. M. Jones, incluso excede a Tácito en su «amplitud de miras e imparcialidad de juicio» (citado en Wallace-Hadrill (1986); Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 30.8. [426] HC, 8.2ff. [427] Dzielska (1995), p. 100. [428] Campaña de encubrimiento, Dzielska (1995), p. 100; para una crítica, véase Sócrates el Escolástico, Ecclesiastical History, VII.15: «seguramente nada puede estar más lejos del espíritu del cristianismo que permitir las masacres, peleas y transacciones de ese tipo»; destruyó los últimos restos, Nikiu, Chronicle, LXXXIV.103. [429] Chadwick (1958), passim. Este párrafo se debe al siempre excelente MacMullen, en especial MacMullen (1984), p. 6 y MacMullen (1997), pp. 3-4. PURIFICAR EL ERROR DE LOS DEMONIOS [430] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 37-38. [431] Rules of Rabbula, can. 50, citado en Rohmann (2016), p. 115. [432] Leipoldt (1908), 13.32.1-3, citado en Rohmann (2016), p. 135. [433] Pietro Bernardo, citado en Plaisance (2008), pp. 65-67. [434] Agustín, City of God, 18.37. [435] Agustín, City of God, 18.41; citado en Rohmann (2016), p. 114. [436] Crisóstomo, Homily on First Corinthians; véase Rohmann (2016), capítulo 4, para una excelente discusión en profundidad sobre las actitudes cristianas hacia la filosofía materialista, al cual este párrafo y los siguientes deben mucho. [437] The Apostolic Constitutions, 1.6.1-2, citado en Rohmann (2016), p. 114. [438] PH, 80, 85, 86. [439] Ibidem, 63. [440] Gibbon, Decline and Fall, vol. IV, capítulo 40, p. 265. [441] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 64-69. [442] The Life of Simeon Stylites the Younger, 161, citado en Rohmann (2016), p. 104. [443] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 59-62. [444] Amiano Marcelino, The Later Roman Empire, 29.1.23. [445] Ibidem, 29.1.35. [446] Ibidem, 29.2.4. [447] Ibidem, 29.1.41. [448] Ibidem, 29.1.4-29.2.1. [449] Observación y traducción debida a Rohmann (2016), p. 247. [450] Juan Crisóstomo, Homily 89 in the Acts of the Apostles (PG, 60, 274-2755), citado en Chuvin (1990), p. 52. [451] Jerónimo, Carta 70.2. [452] Reynolds y Wilson (1968), p. 70. [453] N. G. Wilson (1968), p. 72. [454] Idem (1970), p. 72. [455] Véase Idem (1975), p. 10. [456] Citado en Idem (1970), p. 72. [457] Rohmann (2016), p. 19, y discusión principal pp. 290-294. [458] Reynolds y Wilson (1968), p. 76, a quienes este párrafo y el siguiente deben mucho. [459] Ibidem, pp. 75-76. [460] Crisóstomo, Homily 2 on the Gospel of John, citado en Rohmann (2016), p. 201, a quien estos párrafos deben mucho. [461] Crisóstomo, Eiusdem in illud, si qua in Christo, citado en Rohmann (2016), p. 203. [462] Teodoreto, Treatment of Greek Diseases, 5.64-66, citado en Rohmann (2016), p. 120. [463] Agustín, Carta 118.3.21, citada en Rohmann (2016), p. 171. [464] Gerstinger (1948) y Bardon (1952-1956), citado en Rohmann (2016), p. 8. [465] La estimación es de Fuhrmann (2005), p. 17, citado, de nuevo, en Rohmann (2016), p. 8. CARPE DIEM [466] Virgilio, Aeneid, 1.279. [467] Páladas, 10.82. Aquí, cuando Páladas escribe «griegos» quiere decir adoradores de los antiguos dioses. [468] De las frases que abren el polémico capítulo 15 de The Decline and Fall of the Roman Empire (1896-1900). No todos estaban tan impresionados. Como dijo el duque de Gloucester: «¡Otro maldito libro, grueso y cuadrado! ¡Siempre garabatos, garabatos, garabatos! ¡Eh! ¿Señor Gibbon?». [469] Cipriano, Discourses Against Judaizing Christians, 56. [470] Justino Mártir, Apology, I.xii. [471] Minucio Félix, The «Octavius», X. [472] Plinio, Natural History, 2.IV. [473] «Martirio de Montano y Lucio», en ACM, 15.11. [474] Véase Hopkins (1998), passim, para una discusión sobre estas cifras y sus implicaciones. [475] Citado en Judge (2008), p. 6. [476] Ibidem. [477] Richlin (1983), p. 146. [478] Kendrick (1997), p. 7, a quien se deben estos párrafos. [479] Sanager, History of Prostitution, citado en Kendrick (1997), pp. 25-26. [480] Citado en Fisher y Langlands (2011). [481] Fanin (1871), p. vii y portada. [482] Winckelmann, citado en Fisher y Langlands (2011), p. 309. [483] Véase Fisher y Langlands (2011), p. 306ff. [484] Fanin (1871), p. xvii. [485] Winckelmann (1771), citado en Fisher y Langlands (2011), p. 309. [486] Fecha de Fisher y Langlands (2011), p. 310. [487] Fanin (1871), p. xviii. [488] Veyne (1992), p. 202. [489] Suetonio, The Twelve Caesars: Julius Caesar 1.49. [490] Ovidio, Amores, 1.5. [491] Ovidio, Tristia, 2.207. [492] Epicteto, Enchiridion, 33.8, citado en Brown (2008). [493] Galeno, On Affected Parts, 6.5; Rousselle (1988). [494] Ovidio, Amores, 1.13, 1-3. [495] Macrobio, Saturnalia, 2.5.9. [496] Rachael Pells, «Archaeologists discover ancient mosaic with message: “Be cheerful, enjoy your life”», Independent, 24 de abril de 2016. [497] Horacio, Odes, I.9. La habitual traducción «aprovecha el momento» no captura la esencia del latín. Carpo es una acción mucho más delicada; es lo que se hace con una flor o una fruta, recogerla, saborearla. [498] Ovidio, The Art of Love, 1.1ff. [499] Idem, Metamorphoses, 15.871-879. [500] Idem, The Art of Love, 3.779ff. [501] Romanos 1:24; como siempre, Brown (2008), p. 7ff, es brillante y esta sección debe mucho a sus observaciones. [502] Ibidem 1:26-27. [503] I Corintios 6:9. [504] Romanos 7:24. [505] Clemente, The Instructor, 2.1. [506] Ibidem, 1.8. [507] Ibidem, 3.9. [508] Ibidem, 2.1. [509] Ibidem, 2.1. [510] Ibidem, 2.2. [511] Crisóstomo, The Homilies: On the Statues, XV.4. [512] Ibidem, XV.4. [513] Ovidio, The Art of Love, 1.229ff. [514] Ibidem, 3.764ff. [515] Ibidem, 1.518ff. [516] Ibidem, 1.523-524. [517] Ibidem, 3.133ff. [518] Ibidem, 3.193. [519] Ibidem, 3.199ff. [520] Clemente, The Instructor: pelo rizado, etc., 2.11; sandalias, 2.12; maquillaje, 3.2. [521] Ibidem, copas, 2.3; sábanas, 2.3. [522] Ibidem, joyas, 2.13; tejidos, 2.11. [523] Ibidem, 3.3. [524] Jerónimo, Carta 14.10. AQUELLOS QUE ABANDONEN EL CAMINO DE DIOS [525] MacMullen (1990), p. 150, «La única literatura sádica que conozco en el mundo antiguo es la visión cristiana del Purgatorio». [526] Apocalypse of Peter, 22, 28. [527] Ibidem, 24. [528] Ibidem, 30. [529] Ibidem, 26. [530] Libanio, Oration, 11.218. [531] Ibidem, 64.116, citado en Hall y Wyles, eds. (2008), p. 397. [532] Plinio el Joven, Carta 9.17. [533] Agustín, City of God, 1.32-33. [534] Sider (2001), p. 99 n.º 67. [535] Tertuliano, Spectacles, 10.12; Tertuliano, Spectacles, 10.5. [536] Crisóstomo, Against the Games and Theatres. [537] Severo de Antioquía, citado en Sizgorich (2009), p. 116. [538] Crisóstomo, Against the Games and Theatres. [539] Idem, Homilies on Matthew, 7.7. [540] Jacob de Batnes, citado en Sizgorich (2009), pp. 116-117, a quien se deben estos párrafos. [541] Arnobio, Adversus Gentes, 42. [542] Ovidio, The Art of Love, 1.135ff. [543] Crisóstomo, Against the Games and Theatres. [544] Marcial, Epigrams, 2.42. [545] Citado en Veyne (1992), p. 183. [546] Séneca, Epístola 56. [547] Marcial, Epigrams, 6.93. [548] Crisóstomo, The Homilies: On the Statues, XVII.9. [549] Tertuliano, Spectacles, 8.9. [550] Ibidem, 18.3. [551] Clemente, The Instructor, III.V. [552] Jerónimo, Carta 14.10. [553] Malalas, 18.18. [554] Véase MacMullen (1990), p. 142ff, a quien este párrafo y otros le deben mucho, para una discusión muy interesante sobre esta cuestión general. [555] Tertuliano, Spectacles, 30.3ff. BORRAR LA TIRANÍA DE LA ALEGRÍA [556] Crisóstomo, Homily 14 on I Timothy v.8. [557] Life of Antony, 14. [558] Bedjan, The Life of Simeon Stylites, 154. [559] Maillet, Description de l’Egypte (1735), citado en Lacarrière (1961), trad. Monkcom (1963). [560] AP, Zacarías, 1. [561] Ibidem, Euprepio, 4. [562] A Smaller Latin–English Dictionary, Smith (1955). [563] Manual retórico de Teón, el sofista, citado en Wilken (1983), p. 99, a quien se debe este párrafo. [564] Libanio, Oration, 2.32; Libanio, Oration, 30.48. [565] Libanio, Oration, 2.32. [566] Ibidem, 30.11. [567] Citado en Lacarrière (1961), p. 92, a quien este párrafo debe mucho. [568] AP, Antonio, 10. [569] AP, Dióscoro, 1. [570] Jerónimo sobre Hilarión, citado en Lacarrière (1961), p. 142. [571] Evagrio citado en Brakke (2006), p. 58. [572] Esta observación se debe a Brown (2008), p. 220. [573] AP, Isaac, presbítero de las celdas, 7. [574] AP, Apolo, 2. [575] AP, Evagrio, 1. [576] Palladio, Lausiac History, 26.2-4, citado en Brakke (2006), p. 140. [577] AP, Evagrio, 4. [578] Ibidem, Juan el Enano, 9. [579] Ibidem, Teófilo el arzobispo, 1. [580] Ibidem, Gelasio, 6. [581] Crisóstomo, Against the Games and Theatres. [582] Idem, Homilies on Genesis, 6.6, citado en Chadwick (2001), p. 486. [583] Constantino, Oration to the Saints, 11; para la autenticidad y su contrario véase Drake (1985), p. 335ff. [584] Lactancio, On the Deaths of the Persecutors, 48.3; C. Th., 16.10.6; véase también C. Th., 16.10.7. [585] C. Th., 16.10.19.3 y C. Th. 16.10.20.4. [586] Crisóstomo, Demonstration Against the Pagans That Christ Is God 11, citado en Rohmann (2016), p. 192. [587] Crisóstomo, citado en Sizgorich (2009), p. 40; la vigilancia de Crisóstomo de los límites de la vida cristiana se discute de manera brillante en Sizgorich (2009), capítulo I, a quien se deben estos párrafos. [588] Crisóstomo, Discourses Against Judaizing Christians, 8.5.2-4, citado en Sizgorich (2009), p. 40. [589] Idem, Against the Games and Theatres. [590] Idem, Discourses Against Judaizing Christians, 7.6.8. CRUELDAD MISERICORDIOSA [591] Agustín, City of God, 19.17. [592] Juan Crisóstomo descrito en EH, VIII.4, citado junto con el anterior en Gaddis (2005), p. 192, a quien estos párrafos deben mucho. [593] Layton (2007), p. 62. [594] Eunapio, Lives of the Sophists, 423. [595] Teodosio, citado en Ambrosio, Epístola 41.27. [596] Shenute, Let Our Eyes, 1.5. [597] Ibidem, 1.6. [598] Ibidem, 1.2. [599] Ibidem, 1.4. [600] Bagnall, en Emmel et al., eds., (2008), p. 31. Bagnall señala que esto podría haber sido una declaración de tendencias arrianas o similar. [601] Shenute, Let Our Eyes, 1-2.4. [602] Ibidem, 2.1-4. [603] Ibidem,1.3-2.12. [604] Shenute, Open Letter to a Pagan Notable (1961), en Gaddis (2005), p. 1. [605] Layton (2007), passim, a quien esta sección debe mucho. [606] Layton (2007), p. 60. [607] Esta observación y estos párrafos están en deuda con el excelente Layton (2007), passim. [608] Riqueza: Layton (2007), p. 60; afeitado: pp. 60, 62; deseo: p. 47; pepino: p. 51; leyes sexuales: p. 63; lavado: p. 50; deseo: p. 69; sentarse: p. 62. [609] Jeremías 23:24. [610] Layton (2007), p. 47 n.º 4. [611] Este párrafo debe mucho a las excelentes observaciones de Lacarrière (1961), p. 131ff. [612] Relato en In the Night, de Shenute, descrito en el magnífico Brakke (2006), pp. 3-4; 115-116; contado de nuevo en Besa, Life of Shenoute, 73. [613] Agustín, Carta 93.II.4. [614] Idem, Carta 93.II.5. [615] Idem, Carta 185.2. [616] Juan Crisóstomo, The Homilies: On the Statues, 1.32; Aphrarat escribe sobre Números 25, citado en Gaddis (2005), p. 182. [617] Este párrafo debe mucho a Thurman (1968), pp. 19-20. [618] On Buildings, 1.1, citado en Thurman (1968), p. 17. [619] Para castigos, véase Apocalypse of Peter, 22-24; para el verdadero significado de «pies», véase Czachesz en Bremmer (2003), p. 109; sobre la pertinencia, Gaddis (2005), pp. 127-128, a quien se debe este párrafo. [620] Agustín, A Summary of the Conference with the Donatists 3.II.22, citado en Shaw (2011), p. 684, a quien este y los siguientes párrafos deben mucho. [621] Agustín, Tract in Ioh, 5.12 (CCL 36:47), citado en Shaw (2011), p. 698. [622] Estoy en deuda con las siempre brillantes observaciones de Shaw (2011), p. 674; véase Agustín, Against the Letter of Parmenianus, 1.10.16. [623] HC, 5.1.20. [624] Gaddis (2005), p. 216. [625] Libanio, Oration, 45.26, «For the Prisoners», citado en Gaddis, a quien estos párrafos deben mucho. [626] Gregorio Nacianceno, Oration, 43.57. [627] Libanio, Oration, 30.25-26. [628] Lucas 14:23 KJV. [629] Agustín, Carta 104.2.7. [630] Jerónimo, Carta 109.2. [631] Crisóstomo, Against the Games and Theatres. [632] Agustín, Sermón 279.4, citado en Shaw (2011), p. 682: «Ubi terror, ibi salus. Qui faciebat contra nomen, patiatur pro nomine. O saevitia misericors!» [633] Esta observación está en deuda con el brillante ensayo de H. A. Drake (1996), pp. 3-6. UN TIEMPO DE TIRANÍA Y CRISIS [634] El manuscrito del Código Justiniano está corrompido en este punto, lo que hace difícil fecharlo con precisión; el año 529 d.C. es la fecha generalmente aceptada. Existen dos leyes relevantes; aquí me centro en la segunda. [635] Para el entusiasmo de Damascio por ella, véase PH, 106A. [636] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 26-33; PH, 53. [637] Zacarías de Mitilene, The Life of Severus, 30. [638] PH, p. 119. [639] Damascio, Life of Isidore, Fr. 36, 62, Zintzen, citado en Hadot (2004), p. 2. [640] PH, p. 124. [641] Athanassiadi (1993), p. 4; Marino de Neápolis, Life of Proclus, 10 y 26. [642] Simplicio, epílogo en el comentario sobre Enchiridion, citado en Cameron (1969), p. 14. [643] Isidoro, citado en PH, p. 150. [644] PH, p. 145. [645] Agatías, Histories, 2.30.2. [646] Según Cameron (1969), p. 22. [647] Strömberg (1946), pp. 176-177. [648] C. Th., 16.10.22, de abril del 423. [649] Geffcken (1978), p. 228. [650] Cf. C. Just. 1.1.8.35; 1.1.8; 1.1.8.35; 1.1.8.25. [651] C. Just. 1.11.10. [652] Ibidem 1.11.10 y 1.11.10.4. [653] Ibidem 1.11.10. 1-7. [654] Ibidem 1.11.10.2. [655] Gibbon, Decline and Fall, vol. IV, capítulo 40, p. 265. [656] Athanassiadi (1999), pp. 342-347. [657] Shear (1973), p. 162. [658] PH, p. 43A-C. [659] Ibidem p. 85A. [660] Cameron (1969), p. 17. [661] Athanassiadi (1993), p. 21. [662] PH, p. 36; Olimpiodoro. Commentary on the First Alcibiades, citado en Cameron (1969), p. 15. [663] Marino de Neápolis, Life of Proclus, 30. [664] Buitres, Marino de Neápolis, Life of Proclus, 15; PH, p. 117C; «el tirano» está en Olimpiodoro, Commentary on the First Alcibiades, citado en Cameron (1969), p. 15. [665] PH, p. 45. [666] Platón más peligroso, Chadwick (1966), p. 11ff; Cameron (1969), p. 9; véase también N. G. Wilson (1970), p. 71. [667] PH, p. 63B. [668] Focio, The Bibliotheca, 130.7-12, citado en Watts. [669] C. Just. 1.11.10.2. [670] Cameron (1969), p. 18, a cuyas observaciones deben mucho estos párrafos; Cameron (2016), p. 222. [671] Simplicio, en Cameron (1969), p. 21. [672] PH, p. 158. [673] Ibidem, p. 146. [674] Ibidem, p. 119C y 121. [675] Homero, The Iliad, 1.2-5. [676] Agatías, Histories, 2.28-2.31.2. [677] Ibidem, 30-31.2. [678] Agatías, Histories, 2.31.2-4. [679] Cameron (1969-1970), p. 176. [680] Al Mas’udi, Les prairies d’or, pp. ii 741, 278, citado en Athanassiadi (1993), p. 28. [681] Athanassiadi (1999), título de la Lámina III. NOTAS EXPLICATIVAS (1) En Palmira, la diosa había quedado asociada con la diosa local Alat, para convertirse en Atenea-Alat. (2) El estatus de lo que siempre se llamó el Edicto de Milán es, y ha sido durante el pasado siglo, objeto de intenso debate académico. Ahora, muchos sostienen que se ha exagerado su importancia y que, de hecho, no era más que una carta. El académico H. A. Drake argumenta convincentemente que, carta o no, no fue ni mucho menos insignificante. (3) El término «empírico», en el contexto de Galeno, es conflictivo. En la época, existía una escuela médica que era conocida como los «empíricos». Galeno, naturalmente, los odiaba (pues odiaba a todo el mundo). Además, Galeno no era un empírico perfecto en el sentido moderno del término. Su metodología dejaba mucho que desear; por ejemplo, no usaba un grupo de control para sus experimentos. Con todo, Galeno estaba más cerca del ideal empírico de observación y experimentación que la mayor parte de sus contemporáneos y, sin duda, de sus sucesores. Por todo esto, he utilizado el término empírico (con precaución). (4) Los libros aprobados por la Iglesia católica recibían un sello o marca con la palabra imprimatur, «que se imprima». Hasta los años cincuenta del siglo XX, quienes fueron educados en escuelas católicas en Reino Unido vieron en las bibliotecas libros con esa señal. (5) Este nombre es similar a la palabra griega que se refiere a la virginidad, parthenos, con lo que se insinúa —o quizá se hace burla— que Jesús no nació de una virgen sino de un hombre cuyo nombre se parecía a la palabra «virgen». Esta historia tentaría a los humoristas —e irritaría a los cristianos— durante siglos. En la película de 1979 La vida de Brian, el padre de Brian, a cuyo hijo se tiene por un mesías, resulta ser un centurión romano llamado Traviesus Maximus. La película se prohibió en varios países. Más tarde, se promocionaría en Suecia como «Tan divertida que la han prohibido en Noruega». (6) Donde, como recordarían los píos historiadores cristianos con un regocijo no muy cristiano, pasó sus últimos años siendo utilizado por el rey Sapor como escalón real para montar su caballo. (7) No era la primera vez que Plinio había estado a punto de faltar a una cita con la historia. La mañana del 24 de agosto del 79 d.C. había estado hospedándose en la villa de la familia de su tío en la bahía de Nápoles, cuando se percataron de una extraña nube que salía de las montañas del otro lado de la rada. El tío de Plinio decidió salir a investigar y le preguntó a su sobrino si quería ir con él. El joven Plinio declinó, dándole la pobre excusa de que tenía deberes que hacer: «Respondí que prefería seguir con mis estudios». De modo que Plinio el Viejo partió sin él declarando que «la fortuna favorece a los valientes». Pero a él no lo favoreció. En menos de veinticuatro horas estaba muerto. La decisión de Plinio el Joven fue sin duda juiciosa, pero difícilmente le legó una reputación de heroísmo. (8) Este complicado nombre probablemente procediera de su forma de vivir; trabajaban en granjas y tenían la costumbre de andar «alrededor» (circum) de las bodegas (cella) de las granjas. (9) Es mejor no intentar ser muy preciso con las fechas de La leyenda dorada; 362 años es la cantidad de tiempo que dice que durmieron; 120 años sería un lapso más aproximado al tiempo que en realidad transcurrió entre los dos emperadores mencionados, cuyos imperios tuvieron lugar al principio y el final del sueño de los siete hombres. (10) La pregunta de si los romanos eran «tolerantes» es una cuestión controvertida. Se puede argumentar que no lo fueron, puesto que la verdadera tolerancia implica, en primer lugar, estar en desacuerdo con lo que hace alguien y, aun así, permitir que lo haga de todos modos. La postura de Voltaire sobre la libertad de expresión —«Estoy en desacuerdo con lo que dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo»— es un ejemplo perfecto de esa verdadera tolerancia. Por lo tanto, se sostiene que, si bien los romanos fueron infinitamente más tolerantes con otras religiones que los cristianos, no mostraron, según este criterio, una verdadera «tolerancia»; simplemente no se les ocurrió ser intolerantes. Sin embargo, decir que lo que importa es la intención y no el hecho parece una manera anacrónica y cristiana, incluso agustiniana, de considerar la tolerancia romana. (11) En 2017, en Londres, un folleto de los testigos de Jehová mostraba una cautela similar. Bajo el título de «¡Intrigado por lo sobrenatural!», esta publicación se preguntaba si las películas y los libros sobre brujas, magos y vampiros eran simplemente una diversión inofensiva. Citando al Deuteronomio («No sea hallado en ti [...] practicante de adivinaciones, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero [porque] es abominación a Jehová cualquiera que hace estas cosas»), el escrito concluía que no lo eran, antes de contar la historia de Michael. Michael era un adolescente que en el pasado había sido un entusiasta lector de novelas de fantasía y que luego empezó a leer libros sobre magia y rituales satánicos. Sin embargo, después de estudiar la Biblia en profundidad, Michael se dio cuenta de su error. «Hice una lista de todo aquello que tenía vínculos con el espiritismo y me deshice de ello —dice—. Aprendí una lección importante.» (12) El Waugh católico despreciaría más tarde Retorno a Brideshead (1945), declarando que fue escrito en «un período sombrío de privación presente y desastre amenazante —el periodo de la soja y el inglés básico— y en consecuencia el libro está impregnado de cierta glotonería por la comida y el vino, por los esplendores del pasado reciente, y por un lenguaje retórico y ornamental que ahora, con el estómago lleno, encuentro de mal gusto». Clemente habría estado de acuerdo. (13) La lista completa constituye una lectura fascinante. Es particularmente grato el punto II.D donde, bajo el subtítulo «Excelencias del cuerpo», el autor aconseja elogiar la «vitalidad efervescente y la capacidad para los sentimientos profundos del difunto». Y, sin duda, también la profundidad del sentimiento del orador. (14) La presencia de monjes en el desierto egipcio sigue pareciendo de otro mundo. Cuando el escritor William Dalrymple viajó al monasterio de San Antonio (una visita relatada en su magnífico libro Desde el Monte Santo), se sentó en el desayuno junto a un hermano que señaló un espacio entre las dos torres de la abadía. «En junio de 1987, en mitad de la noche —explicó el monje—, nuestro padre san Antonio se apareció allí flotando sobre una nube de luz brillante». ¿Lo viste?, preguntó Dalrymple. «No —respondió el monje—. Soy miope... apenas puedo ver al abad cuando me siento a su lado en la cena».
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