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Diálogo 3. La despedidaDiá logo 3 La despedida Pedro: ¡ Hola, Juan! ¿ Cú ando te marchas? Juan: Mañ ana, a las seis de la mañ ana, sale el tren. En este momento me iba a la estació n a reservar el billete; no me gusta dejarlo para el final. Pedro: No creo que encuentres dificultades con el billete. No estamos en temporada alta y, por otra parte, para los trayectos de largo recorrido no suele haber problemas. ¿ Cuá ndo regresará s? Juan: No lo tengo decidido – aú n no me he ido y ya quieres que sepa cuá ndo vuelvo-. No, depende de có mo me encuentre. Espero poder estar allí un añ o. Es lo mí nimo para perfeccionar un poco la lengua. Pedro: Tú ya sabes bastante francé s, por lo que no creo que encuentres dificultades para ambiertarte pronto. Juan: En ese sentido no creo que tenga dificultades Pero siempre, al estar fuera de tu ambiente familiar y cultural, surgen pequeñ os problemas que, en otro caso, no tendrí as. Pedro: En todo caso, conoces a mucha gente en Parí s y esto siempre ayuda. Por otra parte, no te marchas al fin del mundo. ¿ Te has despedido ya de los amigos? Juan: He llamado a casi todos para decirles adió s. Sin embargo, no he logrado hablar con Marí a ni con Carlos. Si no puedo hablar con ellos, me despides y les das un fuerte abrazo. Pedro: ¡ Por supuesto! ¿ Te ayudo en algo? Juan: No es necesario. Me llevo lo imprescindible: ropa y unos cuantos libros. Espero no necesitar nada má s. Pedro: Pues hasta la vuelta y que te lo pases muy bien. Juan: Gracias. Ya os escribiré contando mis primeras impresiones. De todas formas, un añ o se pasa en seguida. Pedro: Adió s, ¡ qué tengas buen viaje! Juan: Adió s.
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