|
|||
(Negras: Torre x d4)Eloy repitió una y otra vez el nú mero de telé fono que acababan de darle en informació n, e introdujo una moneda de cien pesetas por la ranura superior del aparato antes de marcarlo. Mientras lo hací a, no apartó los ojos del cruce donde habí a quedado con Cinta, Santi y Má ximo. Aú n era pronto para que apareciesen, pero se mantení a alerta por si acaso. – Hospital Clí nico, ¿ dí game? – La familia de Luciana Salas, por favor. No sé si sigue en la UCI o está ya en una habitació n… – Espere, no se retire. Esperó, unos largos segundos. El corazó n se le aceleró en el pecho a medida que se aproximaba el momento de la verdad. Tuvo que pasar otro filtro má s. De pronto escuchó la voz de Norma. – ¿ Sí? – Soy Eloy ‑ cerró los ojos y mantuvo todo su ser en vilo. No tuvo que preguntar nada. – Sigue igual. – ¡ Ah! – ¿ Dó nde está s? – No te lo creerí as ‑ suspiró. – ¿ Por qué? – Ando detrá s del tí o que les vendió esas mierdas. – ¿ Qué? – Es igual, dé jalo. Supongo que no es má s que una forma de hacer algo, aunque… – Eres increí ble. – Dile que la quiero. – Vale. – Pero dí selo, ¿ eh? Yo creo que… – Lo haré, tranquilo. Ahora está Loreto con ella. – ¿ Loreto? – Ha venido, sí. Llenó los pulmones de aire. El telé fono se puso de pronto a dar señ ales de que el dinero se estaba acabando. Y ya no tení a má s que decir. – Esto se corta, adió s. – Adió s, Eloy. Se quedó con el auricular en la mano y la señ al de la lí nea cortada zumbando entre los dos.
|
|||
|