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Segunda parte 10 страница



—Espera. Esto es un ataque contra un ciudadano de Hacker Republic. їCуmo respondemos a esto?

—їAtaque nuclear contra Estocolmo? —propuso SixOfOne.

—No, serнa exagerado —dijo Wasp.

—їUna bomba muy pequeсa?

—Vete a la mierda, SixOO.

—Podrнamos organizar un apagуn en Estocolmo —propuso Mandrake.

—їUn virus que cause un apagуn en la sede del gobierno?

Por regla general, los ciudadanos de Hacker Republic no solнan propagar virus informбticos. Todo lo contrario: eran hackers y, por lo tanto, enemigos irreconciliables de los idiotas que enviaban virus con el solo propуsito de sabotear la red y averiar los ordenadores. Eran adictos a la informaciуn y querнan una red que funcionara para poder piratearla.

Sin embargo, la idea de organizar un apagуn en el gobierno sueco no era una amenaza vacнa. Hacker Republic constituнa un club muy exclusivo, integrado por lo mejor de lo mejor, un comando de йlite al que cualquier ejйrcito estarнa dispuesto a pagar una fortuna para poderlo utilizar con objetivos cibermilitares, siempre y cuando fueran capaces de incitar a the citizens a que sintieran ese tipo de lealtad por un Estado. Algo que no resultaba muy probable.

Pero todos eran Computer Wizards, y no precisamente ignorantes en el arte de crear virus informбticos. Tampoco eran reacios a llevar a cabo campaсas especiales si la situaciуn lo requerнa. Unos aсos antes, a un citizen de Hacker Rep que en la vida civil era creador de programas en California, una nueva empresa puntocom le robу una patente y encima tuvo la desfachatez de llevarlo a juicio. Eso indujo a todos los ciudadanos de Hacker Rep a dedicar, durante seis meses, una enorme energнa a piratear y destruir todos los ordenadores de la empresa en cuestiуn. Con gran deleite, colgaron en la red cada secreto profesional de la empresa y cada correo electrуnico —asн como algunos documentos falsificados que podнan ser interpretados como que el director ejecutivo de la empresa defraudaba al fisco—, junto a informaciуn sobre la amante secreta de йste y fotos de una fiesta de Hollywood en la que se lo veнa esnifando cocaнna. La empresa quebrу al cabo de seis meses, pero todavнa, varios aсos despuйs, habнa miembros rencorosos de la milicia popular de Hacker Rep que se dedicaban de vez en cuando a acosar al ex ejecutivo.

Si una cincuentena de los mejores hackers del mundo se decidiera a realizar un ataque coordinado contra un Estado, lo mбs seguro es que el Estado en cuestiуn sobreviviera, aunque no sin haber sufrido importantes daсos. Es muy probable que los costes ascendieran a miles de millones de coronas si Lisbeth diese su visto bueno para una acciуn asн. Ella lo meditу un instante.

—Ahora no. Pero si las cosas no salen como yo quiero, quizб os pida ayuda.

—No tienes mбs que decнrnoslo —se ofreciу Dakota.

—Hace mucho que no nos metemos con un gobierno —dijo Mandrake.

—Tengo una propuesta; la idea serнa invertir el sistema fiscal. Un programa que serнa perfecto para un pequeсo paнs como Noruega —escribiу Bambi.

—Bien, pero Estocolmo estб en Suecia —escribiу Trinity.

—їQuй mбs da? Se puede hacer de la siguiente manera ...

Lisbeth Salander se apoyу contra la almohada y siguiу la conversaciуn con una sonrisa torcida. Se preguntу por quй ella, a la que le costaba tanto hablar de sн misma con gente a la que veнa cara a cara, podнa confiarle, sin la menor preocupaciуn, sus secretos mбs нntimos a una pandilla de chalados completamente desconocidos de Internet. Pero la verdad era que si Lisbeth Salander tenнa una familia y se sentнa parte integrante de un grupo, era junto a esos locos. En realidad, ninguno de ellos tenнa posibilidades de ayudarla con sus problemas con el Estado sueco. Pero ella sabнa que si hiciera falta, dedicarнan un tiempo y una energнa considerables a unas apropiadas manifestaciones de fuerza. A travйs de esta red de contactos tambiйn podнa conseguir escondites en el extranjero. Fue gracias a los contactos de Plague en la red como logrу hacerse con un pasaporte a nombre de Irene Nesser.

Lisbeth ignoraba por completo el aspecto de los ciudadanos de Hacker Rep y no tenнa mбs que una vaga idea de a lo que se dedicaban fuera de la red: su imprecisiуn a la hora de referirse a sus identidades era notoria. Por ejemplo, SixOfOne afirmaba que era un ciudadano americano negro de origen catуlico y residente en Toronto, Canadб. Pero igual podrнa ser una mujer blanca luterana residente en Skуvde.

Al que mejor conocнa era a Plague: fue йl quien la introdujo en la familia, y nadie podнa ser miembro de este exclusivo grupo sin una buena recomendaciуn. Ademбs, todo aquel que entrara debнa conocer en persona a otro ciudadano: en el caso de Lisbeth, Plague.

En la red, Plague era un ciudadano inteligente y con buenas aptitudes sociales. En la realidad, se trataba de un asocial y extremadamente obeso treintaсero de Sundbyberg que cobraba una pensiуn de invalidez. No se lavaba lo suficiente —ni de lejos—, y su piso olнa a tigre. Lisbeth no solнa visitarlo muy a menudo que digamos. Ya tenнa bastante con relacionarse con йl en la red.

Mientras seguнan chateando, Wasp fue descargando los archivos de los correos electrуnicos que habнan llegado a su buzуn particular de Hacker Rep. Uno de ellos procedнa de un miembro llamado Poison y contenнa una versiуn mejorada de su programa Asphyxia I.3, que Lisbeth habнa colocado en el Archivo para que fuera accesible a todos los ciudadanos de la repъblica. Asphyxia era un programa con el cual se podнan controlar los ordenadores de otras personas en Internet. Poison le comentaba que lo habнa usado con йxito y que su versiуn actualizada incluнa las ъltimas versiones de Unix, Apple y Windows. Lisbeth le respondiу dбndole las gracias por la nueva versiуn.

Durante la siguiente hora, mientras empezaba a hacerse de noche en Estados Unidos, otra media docena de citizens entraron online, le dieron la bienvenida a Wasp e intervinieron en el debate. Cuando Lisbeth finalmente se dispuso a salir, la discusiуn versaba sobre si se podrнa manipular el ordenador del primer ministro sueco de modo que enviara correos educados pero completamente disparatados a otros jefes de gobierno del mundo. Para abordar la cuestiуn se creу un grupo de trabajo. Lisbeth se despidiу con una breve intervenciуn:

—Seguid hablando, pero no hagбis nada sin mi visto bueno. Volverй cuando pueda.

Todos le mandaron besos y abrazos y la instaron a que se cuidara el agujero de la cabeza.

Cuando Lisbeth abandonу Hacker Republic entrу en www.yahoo.com para luego ir hasta el foro privado [La_Mesa_Chalada]. Descubriу que sуlo tenнa dos miembros: ella y Mikael Blomkvist. El buzуn contenнa un solo mensaje que habнa sido enviado dos dнas antes. Llevaba el tнtulo de [Lee esto primero].

Hola, Sally. La situaciуn es la siguiente:

• La policнa no ha dado aъn con tu casa y no dispone del DVD con la violaciуn de Bjurman. El disco constituye una prueba muy contundente pero no quiero dбrselo a Annika sin tu consentimiento. Tambiйn tengo las llaves de tu casa y el pasaporte a nombre de Irene Nesser.

• En cambio, la policнa tiene la mochila que te llevaste a Gosseberga. No sй si contiene algo inapropiado.

Lisbeth reflexionу un instante. Bueno, pues no mucho: un termo de cafй medio vacнo, unas manzanas y una muda. Nada por lo que preocuparse.

Te van a procesar por un delito de lesiones graves y por el intento de homicidio de Zalachenko, asн como por otro delito de lesiones graves contra Carl-Magnus Lundin, de Svavelsjц MC, en Stallarholmen. Es decir: por pegarle un tiro en el pie y partirle la mandнbula de una patada. Sin embargo, una fuente fiable de la policнa afirma que, en ambos casos, las pruebas resultan algo vagas. Lo siguiente es importante:

(1) Antes de que mataran a Zalachenko, йl lo negу todo y dijo que tenнa que haber sido Niedermann el que te disparу y te enterrу en el bosque. Te denunciу por intento de homicidio. El fiscal va a insistir en que es la segunda vez que intentas matar a Zalachenko.

(2) Ni Magge Lundin ni Sonny Nieminen han dicho una sola palabra de lo ocurrido en Stallarholmen. Lundin estб detenido por el secuestro de Miriam Wu. Nieminen estб libre.

Lisbeth sopesу las palabras de Mikael y se encogiу de hombros. Todo eso ya lo habнa hablado con Annika Giannini. Era una situaciуn pйsima, pero nada novedosa. Ya habнa dado cuenta con toda franqueza de lo sucedido en Gosseberga, aunque se habнa abstenido de entrar en detalles sobre Bjurman.

Durante quince aсos estuvieron protegiendo a Zalб sin importarles prбcticamente lo que hiciera. Muchas carreras se forjaron aprovechбndose de la importancia de Zalachenko. En numerosas ocasiones fueron detrбs de йl limpiando sus fechorнas. Todo eso constituye una actividad delictiva. Las autoridades suecas, por consiguiente, han contribuido a ocultar delitos cometidos contra algunos individuos.

Si esto sale a la luz, se armarб un escбndalo polнtico que salpicarб tanto a gobiernos socialdemуcratas como a gobiernos no socialistas. Pero lo mбs importante es que unas cuantas personas de la Sдpo serбn denunciadas por haber apoyado actividades delictivas e inmorales. Aunque los delitos ya han prescrito, el escбndalo va a ser inevitable: se trata de pesos pesados que ya se han jubilado o que estбn a punto de hacerlo.

Harбn todo lo posible para reducir daсos y ahн es donde tъ te vas a convertir, una vez mбs, en una pieza de la partida. En esta ocasiуn, sin embargo, no sacrificarбn a ningъn peуn; ahora estбn obligados a actuar para poder limitar los daсos y salvar el pellejo. De modo que te tienen que neutralizar.

Pensativa, Lisbeth se mordiу el labio inferior.

Lo que pasa es lo siguiente: saben que no van a poder guardar el secreto sobre Zalachenko mucho mбs tiempo. Yo conozco la historia y soy periodista. Saben que, tarde o temprano, la publicarй. Ya no tiene tanta importancia, porque estб muerto. Pero ahora luchan por su propia supervivencia. Por eso, los siguientes puntos ocupan un puesto destacado en su orden de dнa:

(1) Tienen que convencer al tribunal de primera instancia (o sea, a la opiniуn pъblica) de que la decisiуn de encerrarte en Sankt Stefan en 1991 fue una decisiуn justificada: que estabas realmente enferma psнquicamente.

(2) Tienen que separar «el asunto Lisbeth Salander» del «asunto Zalachenko». Intentan hacerse con una posiciуn desde la que poder decir «Sн, claro que Zalachenko era un hijo de puta, pero eso no tiene nada que ver con la decisiуn de encerrar a su hija. Ella fue recluida porque era una enferma mental; cualquier otra afirmaciуn son imaginaciones morbosas de periodistas amargados. No, no hemos ayudado a Zalachenko a ocultar ningъn delito: eso son sуlo tonterнas y fantasнas de una adolescente psнquicamente enferma».

(3) El problema es, por supuesto, que si te absuelven en el juicio, el tribunal estarб diciendo que no estбs loca, lo que, en consecuencia, constituirнa una prueba de que en tu internamiento de 1991 hubo algo raro. Asн que, cueste lo que cueste, harбn lo que sea para que te condenen a reclusiуn forzosa en el psiquiбtrico. Si el tribunal determina que eres una enferma mental, el interйs de los medios de comunicaciуn por seguir hurgando en el asunto Salander disminuirб. Los medios funcionan asн. їMe sigues?

Lisbeth asintiу para sн misma. Todo eso ya lo habнa educido ella. El problema era que no sabнa muy bien uй hacer.

Lisbeth, en serio, este combate se decidirб en los medios de comunicaciуn y no en la sala del tribunal. Desgraciadamente, el juicio, «por razones de integridad», se celebrarб a puerta cerrada.

El mismo dнa en que asesinaron a Zalachenko entraron a robar en mi casa. No hay ninguna marca en la puerta que indique que la forzaran, y no tocaron ni movieron nada, a excepciуn de una sola cosa: se llevaron la carpeta que estaba en la casa de campo de Bjurman y que contenнa el informe de Gunnar Bjцrck de 1991. Mientras eso ocurrнa, alguien atracу a mi hermana y le robу su copia. Esa carpeta constituye tu prueba mбs importante.

Yo he actuado como si hubiese perdido los papeles de Zalachenko. En realidad, me quedaba una tercera copia que le iba a dar a Armanskij. He hecho mбs y las he ido colocando aquн y allб.

Nuestros adversarios, esto es, algunos representantes de las autoridades y ciertos psiquiatras, tambiйn se dedican, claro estб, a preparar el juicio con la ayuda del fiscal Richard Ekstrцm. Tengo una fuente que me proporciona informaciуn sobre lo que estбn tramando, pero sospecho que tъ tendrбs mejores formas de encontrar informaciуn relevante... En el caso de que asн sea, urge.

El fiscal va a intentar hacer que te condenen a reclusiуn psiquiбtrica forzosa. Para ayudarle estб tu viejo amigo, Peter Teleborian.

Annika no va a poder llevar una campaсa mediбtica de la misma manera que el fiscal, que filtrarб la informaciуn que le convenga. Asн que las manos de Annika estбn atadas.

En cambio, a mн no se me han impuesto ese tipo de restricciones. Puedo escribir exactamente lo que quiera; ademбs, tengo una revista entera a mi disposiciуn.

Me faltan dos detalles importantes:

1. En primer lugar, quiero algo que demuestre que, en la actualidad, el fiscal Ekstrцm estб colaborando ilнcitamente con Teleborian con el objetivo de meterte de nuevo en el manicomio. Quiero aparecer en el mejor programa de la tele y presentar documentos que echen por tierra los argumentos del fiscal.

2. Para poder llevar una guerra mediбtica contra la Sдpo necesito hablar en pъblico de cosas que es probable que tъ consideres asuntos privados tuyos. A estas alturas ya es tarde para el anonimato, teniendo en cuenta todo lo que se ha escrito de ti desde Pascua. Tengo que construirte una imagen mediбtica completamente nueva —por mucho que pienses que eso vulnera tu integridad— y me gustarнa contar con tu visto bueno. їEntiendes lo que quiero decir?

Lisbeth abriу el archivo de [La_Mesa_Chalada]. Contenнa veintisйis documentos de diverso tamaсo.


Capнtulo 14

Miйrcoles, 18 de mayo

 

Monica Figuerola se levantу a las cinco de la maсana del miйrcoles y saliу a correr dando una vuelta inusualmente corta. Luego se duchу y se vistiу con unos vaqueros negros, camiseta blanca de tirantes y una fina americana gris de lino. Preparу cafй, lo metiу en un termo e hizo unos bocadillos. Tambiйn se puso la funda para la pistola y fue a buscar su Sig Sauer al armario de las armas. Poco despuйs de las seis arrancу su Saab 9-5 blanco y se fue a Vittangigatan, en Vallingby.

Gуran Mбrtensson vivнa en un apartamento de la ъltima planta de un edificio de tres niveles situado en un barrio de la periferia de Estocolmo. Monica se habнa pasado la jornada del martes sacando de los archivos pъblicos todo lo que pudo encontrar sobre йl. Era soltero, lo que, sin embargo, no impedнa que pudiera vivir con alguien. No tenнa ninguna deuda pendiente con Hacienda; no poseнa ninguna fortuna importante y tampoco parecнa llevar una vida especialmente disoluta. Raramente estaba de baja.

Lo ъnico llamativo era que tenнa licencia para no menos de diecisйis armas de fuego: tres escopetas de caza y trece armas de fuego ligeras de diverso tipo. Lo cierto era que, mientras tuviera licencia, no estaba cometiendo ningъn delito, pero Monica Figuerola albergaba un escepticismo bien fundado hacia la gente que coleccionaba grandes cantidades de armas.

El Volvo con la matrнcula que empezaba por KAB se hallaba en el aparcamiento que estaba a unos cuarenta metros del lugar donde Monica Figuerola habнa aparcado. Cogiу un vaso de papel, lo llenу hasta la mitad de cafй solo y se comiу una baguette con queso y lechuga.

Cuando pasaron los mйdicos por la maсana, Lisbeth Salander se encontraba mal y sufrнa un intenso dolor de cabeza. Pidiу un Alvedon y se lo dieron sin discusiуn.

Una hora despuйs, el dolor de cabeza se habнa agravado. Llamу a la enfermera y pidiу otro Alvedon. Tampoco esa pastilla remediу el dolor. A la hora de comer, a Lisbeth le dolнa tanto la cabeza que la enfermera llamу a la doctora Endrin, quien, tras un breve examen, le recetу unos analgйsicos mбs fuertes.

Lisbeth se los puso bajo la lengua y los escupiу en cuanto la dejaron sola.

Alrededor de las dos de la tarde empezу a vomitar. Eso se repitiу hacia las tres.

En torno a las cuatro, el doctor Anders Jonasson subiу a la planta, poco antes de que la doctora Helena Endrin se dispusiera a marcharse a casa. Intercambiaron opiniones durante un momento.

—Estб mareada y sufre un fuerte dolor de cabeza. Le he dado Dexofen. No entiendo muy bien quй le estб pasando... ъltimamente estaba teniendo una evoluciуn muy positiva. Puede ser algъn tipo de gripe...

—їTiene fiebre? —preguntу el doctor Jonasson.

—No, hace una hora tenнa sуlo 37.2. Y el anбlisis de sangre estб bien.

—De acuerdo. Le echarй un vistazo esta noche.

—El caso es que me voy de vacaciones tres semanas —dijo la doctora Endrin—. Tendrйis que ser tъ o el doctor Svantesson los que os ocupйis de ella. Pero, claro, Svantesson no la ha tratado antes...

—Vale, no te preocupes. Yo me encargarй de ella mientras tъ estбs fuera.

—Muy bien. Si se produce alguna crisis y necesitas ayuda, no dudes en llamarme.

Le hicieron una breve visita a Lisbeth. Ella se hallaba en la cama tapada con el edredуn hasta la punta de la nariz y tenнa una pinta que daba pena. Anders Jonasson le puso una mano en la frente y constatу que estaba algo sudorosa.

—Creo que vamos a tener que hacer un pequeсo examen.

Le dio las gracias a la doctora Endrin y se despidiу de ella.

Hacia las cinco, el doctor Jonasson descubriу que la temperatura de Lisbeth habнa subido rбpidamente hasta 37,8 grados, dato que fue introducido en su historial. A lo largo de la tarde le hizo tres visitas mбs y anotу que la temperatura seguнa rondando los 38 grados: demasiado alta para ser normal, pero tampoco tanto para que constituyera un verdadero problema. Hacia las ocho mandу que le hicieran un escбner de la cabeza.

Cuando le dieron el resultado lo estudiу con detenimiento. No podнa observar nada llamativo, pero constatу que habнa una zona mбs oscura apenas perceptible en las inmediaciones del orificio de la bala. Escribiу en su historial una observaciуn meticulosamente pensada, pero nada comprometedora:

«Los datos que proporciona el escбner no son suficientes para extraer conclusiones definitivas, pero el estado general de la paciente ha empeorado de forma rбpida y manifiesta a lo largo del dнa de hoy. No se puede excluir la posibilidad de que exista una pequeсa hemorragia que no se aprecia en la imagen. La paciente debe mantenerse en reposo y bajo la mбs estricta observaciуn durante los prуximos dнas.»

Erika Berger tenнa veintitrйs correos cuando llegу al SMP a las seis y media de la maсana del miйrcoles.

Uno de ellos procedнa de redaktionsr@sverigesra dio.com. El texto era corto. Contenнa una sola palabra:

PUTA

Suspirу y levantу el dedo нndice para borrarlo. En el ъltimo momento cambiу de opiniуn. Mirу la lista de correos recibidos y abriу uno que habнa llegado hacнa dos dнas. El remitente era centralred@smpost.se. Mmm. Dos correos con la palabra puta y remitentes falsos del mundo mediбtico. Creу una carpeta nueva que bautizу como [ChaladoMediбtico] y los guardу ambos allн. Luego se puso con la agenda de la maсana.

Gуran Mбrtensson abandonу la vivienda a las 07.40 de la maсana. Se metiу en su Volvo, condujo en direcciуn al centro de la ciudad y luego girу y pasу por Stora Essingen y Grуndal hasta llegar a Sуdermalm. Enfilу Hornsgatan y llegу a Bellmansgatan por Brбnnkyrkagatan. Torciу a la izquierda entrando en Tavastgatan a la altura del pub Bishop's Arms y aparcу en la misma esquina.

Monica Figuerola tuvo una suerte loca. Justo cuando se encontraba delante de Bishop's Arms, una furgoneta saliу y le dejу un sitio en plena Bellmansgatan. Aparcу con el morro del coche mirando al cruce de Bellmansgatan con Tavastgatan. Desde allн, en lo alto de la calle, ante la misma puerta del Bishop's Arms, poseнa unas estupendas vistas del escenario. Pudo ver un trozo de la luna trasera del Volvo de Mбrtensson, que estaba aparcado en Tavastgatan. Bellmansgatan 1 quedaba justo enfrente, en la terriblemente empinada cuesta que descendнa hasta Pryssgrбnd. Monica Figuerola divisaba un lado de la fachada, pero no el portal; aunque si alguien saliera a la calle, lo verнa. No le cabнa la menor duda de que йsa era la casa que habнa provocado la visita de Gуran Mбrtensson al barrio: se trataba del portal de Mikael Blomkvist.

Monica Figuerola constatу que las inmediaciones de Bellmansgatan i resultaban una pesadilla a la hora de vigilarlas. Los ъnicos lugares desde los cuales se observaba directamente el portal, situado allн abajo, en la hondonada de Bellmansgatan, eran el paseo y la pasarela que se hallaban en lo alto de la calle, junto a Mariahissen y el edificio de Laurinska huset. Allн no habнa ningъn sitio para aparcar, y un observador en esa pasarela quedarнa tan desprotegido como una golondrina en un viejo cable telefуnico. El cruce de Bellmansgatan con Tavastgatan donde Monica Figuerola habнa conseguido aparcar era, en principio, el ъnico lugar desde donde podнa controlar toda la zona sentada en el coche. Pero tambiйn era un sitio malo, ya que resultaba fбcil que una persona atenta se fijara en ella.

Volviу la cabeza. No querнa abandonar el coche y ponerse a deambular por la zona; era consciente de que su presencia no pasaba desapercibida. En lo que a su trabajo policial se referнa, su fнsico obraba en su contra.

Mikael Blomkvist saliу del portal a las nueve y diez. Monica Figuerola apuntу la hora. Lo vio barrer con la mirada la pasarela de la parte alta de Bellmansgatan. Luego йl echу a andar subiendo la cuesta directo hacia ella.

Monica Figuerola sacу de la guantera un plano de Estocolmo que desplegу sobre el asiento de copiloto. Luego abriу un cuaderno, cogiу un bolнgrafo del bolsillo de la cazadora, se llevу el mуvil a la oreja y fingiу hablar por telйfono. Mantuvo la cabeza inclinada, de modo que entre la mano y el telйfono pudo ocultar una parte de su cara.

Se percatу de que Mikael Blomkvist le echу un rбpido vistazo a Tavastgatan. Sabнa que lo estaban vigilando y sin duda advirdу el coche de Gуran Mбrtensson, pero continuу andando tranquilamente sin prestarle la mбs mнnima atenciуn. Actъa con calma y mantiene la cabeza frнa. Otros habrнan abierto la puerta del coche y le hubieran dado una paliza a su ocupante.

Un instante despuйs pasу por delante de ella. Monica Figuerola estaba muy ocupada buscando alguna calle en el plano de Estocolmo mientras hablaba por el mуvil, pero se dio cuenta de que Mikael Blomkvist la mirу. Desconfiado con todo lo que le rodea. El continuу andando hacia Hornsgatan y ella lo siguiу por el retrovisor del copiloto. Lo habнa visto en la tele un par de veces, pero йsta era la primera que lo veнa en persona. Vestнa vaqueros, camiseta y una americana gris, y llevaba al hombro una cartera. Caminaba dando largos y despreocupados pasos. Un hombre bastante atractivo.

Gуran Mбrtensson apareciу en la esquina del Bishop's Arms y siguiу a Mikael Blomkvist con la mirada. Le colgaba del hombro una bolsa de deporte bastante grande y acababa de hablar por el mуvil. Monica esperaba que echara a andar tras Mikael Blomkvist pero, para su gran asombro, cruzу la calle justo delante de su coche y girу a la izquierda para, a continuaciуn, bajar hacia la casa de Blomkvist. Un segundo despuйs, un hombre con un mono azul pasу por delante del coche de Monica Figuerola y se uniу a Mбrtensson. Pero, bueno, їy tъ de dуnde has salido?

Se detuvieron ante el portal de Bellmansgatan i. Mбrtensson marcу el cуdigo y entraron. Piensan entrar en la casa. Menudo espectбculo estбn dando estos aficionados. їQuйdiablos creen que estбn haciendo?

Monica Figuerola mirу por el retrovisor y se sobresaltу cuando, de repente, descubriу a Mikael Blomkvist de nuevo. Habнa vuelto y se encontraba a unos diez metros de ella, justo a una distancia y a una altura que le permitнa seguir con la vista —mirando por encima de lo mбs alto de la empinada cuesta que bajaba luego hacia Bellmansgatan i— a Mбrtensson y su cуmplice. Ella contemplу el rostro de Blomkvist. El no la mirу. En cambio, habнa visto a Gуran Mбrtensson entrando en el portal. Un instante despuйs, Blomkvist dio media vuelta y continuу caminando hacia Hornsgatan.

Monica Figuerola se quedу quieta durante treinta segundos. Sabe que lo estбn vigilando. Controla su entorno. Pero їpor quй no actъa? Otro, en su lugar, removerнa cielo y tierra... Pista tramando algo.

Mikael Blomkvist colgу el telйfono y contemplу pensativo el cuaderno que se hallaba sobre la mesa. Desde el registro de vehнculos le acababan de informar de que el coche, cuya presencia habнa advertido en lo mбs alto de la cuesta de Bellmansgatan, con una mujer rubia en su interior, pertenecнa a una tal Monica Figuerola, nacida en 1969 y residente en Pontonjбrgatan, Kungsholmen. Resultando ser una mujer la que se encontraba en el automуvil, Mikael supuso que se podнa tratar de la propia Figuerola.

La vio hablar por el mуvil y consultar un plano que estaba desplegado en el asiento del copiloto. Mikael carecнa de razones para sospechar que tuviera algo que ver con el club de Zalachenko, pero lo cierto era que ahora se fijaba en cualquier detalle de su alrededor que se saliera de lo normal, sobre todo en las inmediaciones de su casa.

Alzу la voz y llamу a Lottie Karim.

—їQuiйn es esta chica? Busca una foto suya en el registro de pasaportes, averigua dуnde trabaja y todo lo que puedas sobre su pasado.

—Vale —dijo Lottie, y volviу a su mesa.

El jefe de asuntos econуmicos del SMP, Christer Sellberg, parecнa mбs bien sorprendido. Dejу de lado esa hoja con nueve puntos breves que Erika Berger habнa presentado en la reuniуn semanal de la comisiуn presupuestaria. El jefe de presupuesto, Ulf Flodin, daba la impresiуn de estar preocupado. El presidente de la junta, Borgsjу, presentaba como siempre un aspecto neutro.

—Esto es imposible —constatу Sellberg con una educada sonrisa.

—їPor quй? —preguntу Erika Berger.

—La junta nunca lo aprobarб. No tiene ni pies ni cabeza.

—Volvamos al principio —propuso Erika Berger—. A mн me han contratado para que el SMP vuelva a reportar beneficios. Pero para conseguirlo, necesito algo con lo que trabajar, їno?

—Sн, pero...

—No puedo sacarme de la manga el contenido del periуdico como por arte de magia, formulando deseos desde mi jaula.

-—Me temo que no has entendido cuбl es nuestra realidad econуmica.

—Es posible. Pero sй cуmo hacer un periуdico. Y la realidad es que durante los ъltimos quince aсos la plantilla del SMP se ha visto reducida en ciento dieciocho personas. Es cierto que la mitad eran grafistas que han sido sustituidos por las nuevas tecnologнas etcйtera, pero durante ese mismo tiempo el nъmero de reporteros despedidos ha sido de cuarenta y ocho.

—Esos recortes fueron necesarios. Si no los hubiйsemos realizado, harнa ya mucho tiempo que el periуdico habrнa cerrado.

—Dejemos por un momento lo que es necesario y lo que no. Durante los ъltimos tres aсos han desaparecido dieciocho puestos de reportero. Encima, la situaciуn actual es que nueve puestos del SMP se encuentran vacantes y han sido sуlo parcialmente cubiertos por suplentes temporales. La redacciуn de deportes necesita con urgencia mбs personal. Se supone que deben ser nueve empleados, pero hace mбs de un aсo que estбn con dos puestos sin cubrir.

—Se trata de ahorrar dinero. Es asi de sencillo.

—La secciуn de cultura tiene tres puestos vacantes. En la de economнa falta una persona. En la prбctica, la redacciуn de asuntos jurнdicos no existe: allн lo que hay es un jefe de redacciуn que va cogiendo reporteros de la redacciуn general para cada trabajo. Etcйtera. El SMP lleva al menos ocho aсos sin efectuar una cobertura seria ni de las instituciones ni de las autoridades oficiales. Ahн dependemos totalmente de los freelance y del material que produce la agencia TT... y, como ya sabes, hace aсos que la TT cerrу la redacciуn especializada en esos temas. En otras palabras, no hay ni una sola redacciуn en toda Suecia que se ocupe de las autoridades y de las instituciones del Estado.

—La prensa escrita se encuentra en una situaciуn delicada.. .

—-La realidad es йsta: o se cierra inmediatamente el SMP o la junta se decanta por una soluciуn ofensiva. Cada vez tenemos menos empleados, y los que quedan se ven obligados a producir cada vez mбs textos. Los artнculos son pйsimos, superficiales y sin ninguna credibilidad. Por lo tanto, la gente deja de leer el SMP.

—No lo entiendes...

—-Ya me he cansado de oнr que no lo entiendo. No soy una becaria que ha venido aquн para que la entretengan. —Pero tu propuesta es una locura. —їPor quй?

—Estбs proponiendo que el periуdico deje de ser una empresa que obtenga beneficios.

—Oye, Sellberg, durante este aсo les vas a entregar unos enormes dividendos a los veintitrйs accionistas del diario. A eso hay que sumarle unas bonificaciones completamente absurdas que van a recibir nueve personas de la junta directiva y que le costarбn al periуdico cerca de diez millones de coronas. Te has asignado a ti mismo una bonificaciуn de cuatrocientas mil coronas como premio por haber administrado los recortes del SMP. Es cierto que no es nada en comparaciуn con las bonificaciones que han rapiсado algunos directores de Skandia, pero para mн no vales ni un solo cйntimo. Las bonificaciones deben entregarse cuando alguien hace algo que fortalece al SMP. En realidad tus recortes han debilitado al periуdico y han incrementado la crisis.



  

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