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Segunda parte 6 страница



—їPuedo leer el original?

—Toma. Pero tengo que llevбrmelo cuando me vaya. Y antes de que lo leas, dйjame que llame tu atenciуn sobre el anexo con la correspondencia que a continuaciуn mantuvieron Bjцrck y Teleborian. Casi toda ella es una clara falsificaciуn. Ya no se trata de cambios sutiles sino de graves falsificaciones.

—їFalsificaciones?

—Creo que, en este caso, es la palabra mбs adecuada. El original da fe de que Peter Teleborian recibiу el encargo que le hizo el tribunal para que le realizara un examen psiquiбtrico forense a Lisbeth Salander. Hasta ahн todo resulta de lo mбs normal: Lisbeth Salander tenнa doce aсos y habнa intentado matar a su padre con una bomba incendiaria; lo llamativo habrнa sido que no se le hubiera hecho un estudio psiquiбtrico.

—Es verdad.

—Si tъ hubieses sido el fiscal, supongo que tambiйn habrнas pedido un informe pericial tanto social como psiquiбtrico.

—Por supuesto.

—Por aquel entonces, Teleborian ya era un conocido y respetado psiquiatra infantil y ademбs tenнa experiencia en psiquiatrнa forense. Le encargaron la tarea, efectuу la pertinente evaluaciуn y llegу a la conclusiуn de que Lisbeth Salander estaba psнquicamente enferma... No creo que sea necesario que entre en los detalles tйcnicos.

—Bien...

—Teleborian dejу constancia de eso en un informe que enviу a Bjцrck y que luego fue presentado ante el tribunal, que decidiу que Salander ingresara en Sankt Stefan.

—Entiendo.

—En la versiуn de Blomkvist, el informe de Teleborian brilla por su ausencia. En su lugar, hay una correspondencia entre Bjцrck y Teleborian que insinъa que Bjцrck le insta a simular una evaluaciуn psiquiбtrica.

—Y eso es lo que tъ dices que es una falsificaciуn...

—Sin duda.

—Pero їa quiйn le interesarнa falsificar eso? Nystrуm dejу el informe y frunciу el ceсo. —Estбs llegando al mismнsimo quid de la cuestiуn. —Y la respuesta es...

—No la sabemos. Esa es la pregunta en la que anda trabajando sin parar nuestro grupo de anбlisis.

—їPodrнa ser que Blomkvist se hubiera inventado todo eso?

Nystrуm se riу.

—Bueno... la verdad es que йsa fue una de nuestras primeras ideas. Pero creemos que no. Lo que pensamos es que la falsificaciуn se realizу hace muchos aсos, con toda probabilidad al mismo tiempo que se redactу el informe original.

—їAh, sн?

—Lo cual nos lleva a una desagradable conclusiуn: el que hizo la falsificaciуn estaba muy al tanto del asunto. Y, por si fuera poco, tuvo acceso a la misma mбquina de escribir que usу Gunnar Bjцrck.

—їQuieres decir que...?

—No sabemos dуnde redactу Bjцrck el informe. Es posible que lo hiciera en una mбquina de escribir de su casa, de su lugar de trabajo o de algъn otro sitio. Podemos imaginar dos cosas: o que el que hizo la falsificaciуn era alguien del mundo de la psiquiatrнa o de la medicina forense que, por la razуn que fuera, querнa armarle un escбndalo a Teleborian, o que la falsificaciуn fue realizada por algъn miembro de la policнa de seguridad y estuvo motivada por objetivos completamente distintos.

—їPor quй?

—Estamos hablando del aсo 1991. Tal vez fuese un agente ruso infiltrado en la DGP/Seg que le estuviera siguiendo el rastro a Zalachenko. Esa posibilidad es la que nos ha llevado a que en estos momentos nos encontremos estudiando una gran cantidad de antiguos expedientes personales.

—Pero si la KGB se hubiese enterado de... ya hace aсos que esto habrнa salido a la luz.

—Bien pensado. Pero no olvides que fue justo en esa йpoca cuando cayу la Uniуn Soviйtica y se disolviу la KGB. No sabemos quй saliу mal. Quizб se tratara de una operaciуn planificada de antemano que luego se abortу. La KGB dominaba con verdadera maestrнa el arte de falsificar documentos y el de la desinformaciуn.

—Pero їquй objetivo podrнa tener la KGB falsificando eso?...

—Tampoco lo sabemos. Pero un objetivo obvio serнa, por supuesto, el de desacreditar al gobierno sueco.

Ekstrцm se pellizcу el labio inferior.

—їDe modo que la evaluaciуn mйdica de Salander es correcta?

—Pues, sн. Sin duda. Salander estб loca de atar, si me perdonas la expresiуn. Que no te quepa la menor duda. La medida de ingresarla en aquella unidad cerrada del psiquiбtrico fue completamente acertada.

-—їInodoros? —preguntу la redactora jefe en funciones Malin Eriksson con un deje de duda en la voz, como si pensara que Henry Cortez le estaba tomando el pelo.

—Inodoros —repitiу Henry Cortez con un gesto de asentimiento.

—їQuieres escribir un reportaje sobre inodoros? їEn Millennium ?

Monica Nilsson soltу una repentina e inapropiada carcajada. Ella habнa visto su mal disimulado entusiasmo en cuanto йl entrу con su despreocupado y lento andar a la reuniуn del viernes; reconociу todos los sнntomas que presenta un periodista que tiene un artнculo cociйndose en el horno.

—Vale, cuйntamelo.

—Es muy sencillo —dijo Henry Cortez—. La industria mбs grande de Suecia, con diferencia, es la construcciуn. Se trata de una industria que, en la prбctica, no puede mudarse al extranjero por mucho que Skanska finja tener una oficina en Londres y cosas por el estilo. Las casas, en cualquier caso, hay que construirlas en Suecia.

—Ya, pero eso no es nada nuevo.

—No. Pero lo que sн podrнa decirse que es mбs o menos nuevo es que, cuando se trata de crear empresas competentes y eficaces, el negocio de la construcciуn estб a aсos luz de todas las demбs industrias de Suecia. Si Volvo construyera coches de la misma manera, el ъltimo modelo valdrнa alrededor de uno o dos millones de coronas. Para cualquier industria normal el objetivo es reducir los precios. Con la industria de la construcciуn sucede lo contrario: pasan olнmpicamente de reducir costes, lo cual hace que el precio del metro cuadrado aumente y que el Estado realice una serie de subvenciones con dinero pъblico para que el precio final no resulte absurdo.

—їY ahн hay un artнculo?

—Espera. Es complicado. Pongamos, por ejemplo, que si desde los aсos setenta la evoluciуn de los precios hubiera sido la misma para una hamburguesa, un Big Mac valdrнa hoy algo mбs de ciento cincuenta coronas como mнnimo. Lo que costarнa con patatas fritas y Coca-Cola no me lo quiero ni imaginar, pero con lo que cobro en Millennium seguro que no me lo podrнa permitir. їCuбntos de los que os encontrбis aquн sentados estarнais dispuestos a pagar mбs de cien coronas por una hamburguesa de McDonald's? Nadie dijo nada.

—Muy bien hecho. Pero cuando NCC levanta en un pispas y con cuatro ladrillos unos cuantos bloques en Lidingу (en Gбshaga, para ser mбs exactos), y cobra unas diez o doce mil coronas de alquiler por un piso de dos dormitorios, їcuбntos de vosotros las pagarнais?

—Yo no me lo podrнa permitir —dijo Monica Nilsson.

—No. Pero vives en un piso de Danvikstull que te comprу tu padre hace veinte aсos y por el que te darнan, si lo vendieras, digamos que un kilo y medio. Pero їquй hace un joven de veinte aсos que se quiere ir de la casa de sus padres? No se lo puede permitir. De modo que, o vive de alquiler, o subarrendado, o se queda con su vieja hasta que se jubila.

—їY quй pintan los inodoros en toda esta historia? —preguntу Christer Malm.

—A eso voy. La pregunta es: їpor quй son tan endiabladamente caras las casas? Pues porque el que las manda construir no sabe cуmo hacerlo. Os pondrй un ejemplo: una promotora municipal llama a una empresa de construcciуn tipo Skanska, le dice que quiere encargar cien pisos y le pregunta que cuбnto le costarнa. Skanska hace sus cбlculos y pongamos que le contesta que quinientos millones. Eso tiene como consecuencia que el precio por metro cuadrado se sitъe en X coronas y que tъ tengas que desembolsar diez mil coronas al mes si quieres vivir allн. Porque, a diferencia de lo que pasa con McDonald's, no puedes renunciar a vivir en algъn sitio. O sea, que no te queda mбs remedio que pagar lo que te digan.

—Por favor, Henry... al grano.

—Ese es el grano. їPor quй cuesta un pastуn trasladarse a esos malditos cajones de mierda del puerto de Hammarby? Pues porque las constructoras pasan de bajar los precios. Y porque al cliente no le queda mбs remedio que pagar. Una de las cosas que mбs encarece la vivienda es el material de construcciуn. El negocio de este material estб en manos de empresas mayoristas, que son las que ponen los precios. Como ahн no hay una verdadera competencia, una baсera puede costar en Suecia cinco mil coronas. La misma baсera hecha por el mismo fabricante cuesta en Alemania el equivalente a dos mil coronas. Y no existe ningъn coste adicional en Suecia que pueda explicar la diferencia. —Vale.

—Casi todo esto se puede leer en un informe de la Delegaciуn para el anбlisis de los costes de construcciуn que fue designada por el gobierno y que estudiу este tema a finales de los aсos noventa. Desde entonces, no ha pasado gran cosa. Nadie negocia con las empresas de construcciуn denunciando lo disparatado de sus precios. Los que encargan los edificios pagan sin rechistar lo que cuesta, y, al final, el precio lo asumen los inquilinos y los contribuyentes.

—Henry: їy los inodoros?

—Lo poco que ha ocurrido desde aquel informe de la Delegaciуn ha tenido lugar a nivel local, en especial fuera de Estocolmo. Hay clientes que se han cansado de los altos costes. Un buen ejemplo lo constituye Karlskronahem, la empresa municipal de vivienda de Karlskrona, que construye edificios mбs baratos que ninguna otra, simplemente porque compra el material sin intermediarios. Y la Federaciуn sueca de comercio tambiйn se ha metido por medio. Ellos piensan que los precios del material de construcciуn son del todo absurdos, razуn por la cual intentan facilitarle la vida al cliente importando productos equivalentes a un precio mбs bajo. Y eso motivу un pequeсo enfrentamiento en la Feria de la Construcciуn de Бlvsjу de hace un aсo. La Federaciуn sueca de comercio trajo a un tнo de Tailandia que vendнa inodoros a quinientas coronas la unidad.

—Vale. їY?

—Su competidor mбs cercano era una empresa mayorista sueca que se llama Vitavara AB y que vende inodoros autйnticamente suecos a mil setecientas coronas cada uno. Asн que los compradores inteligentes de las empresas municipales de construcciуn empezaron a rascarse la cabeza y a preguntarse por quй estaban pagando mil setecientas coronas por un inodoro cuando por quinientas podнan traerles de Tailandia uno igual.

—їTal vez porque era de mejor calidad? —preguntу Lottie Karim.

—No. La misma.

—Tailandia —dijo Christer Malm—. Eso huele a trabajo infantil y cosas por el estilo. Lo que explicarнa el bajo precio.

—No —contestу Henry Cortez—. En Tailandia el trabajo infantil existe sobre todo en la industria textil y en la de los souvenirs. Y en el comercio sexual de los pedуfilos, por supuesto. Esto es una industria seria. La ONU controla el trabajo infantil y yo he controlado a la empresa. Se han portado bien. Es una empresa grande, moderna y muy respetada en el ramo de los sanitarios.

—Vale... pero estamos hablando de paнses con bajos salarios, lo cual significa que corres el riesgo de escribir un artнculo que abogue por que la industria sueca sea aniquilada por la industria tailandesa. Despide a los trabajadores suecos, cierra las fбbricas de aquн y empieza a importar de Tailandia. Me temo que los sindicatos no te van a dar ninguna medalla...

Una sonrisa se dibujу en los labios de Henry Cortez. Se echу hacia atrбs y puso una cara de desvergonzada chulerнa.

—Pues no —contestу—. Adivina dуnde fabrica Vitavara AB esos inodoros por los que pagas mil setecientas coronas.

Se hizo el silencio en la redacciуn.

—En Vietnam —dijo Henry Cortez. —No puede ser —respondiу la redactora jefe Malin Eriksson.

—Sн, querida —terciу Henry—. Llevan por lo menos diez aсos haciendo inodoros en rйgimen de subcontrataciуn. A los trabajadores suecos los despidieron en los aсos noventa.

—Joder.

-—Pero ahora viene lo mejor. Si los importбramos directamente de la fбbrica de Vietnam, el precio rondarнa las trescientas noventa coronas. Adivina cуmo se explica la diferencia de precio entre Tailandia y Vietnam.

—No me digas que...

Henry Cortez asintiу. Su sonrisa ya era mбs ancha que su cara.

—Vitavara AB le encarga el trabajo a algo que se llama Fong Soo Industries. Figura en la lista de la ONU sobre las empresas que emplean mano de obra infantil; o eso es, al menos, lo que dice una investigaciуn que se realizу en el aсo 2001. Pero la gran mayorнa de los trabajadores son prisioneros.

Malin Eriksson sonriу.

—Esto es bueno —dijo—. Esto es muy bueno. їTъ quй quieres ser de mayor? їPeriodista? їCuбndo podrнas tener el artнculo?

—En dos semanas. Tengo que comprobar algunas cosas sobre comercio internacional. Y luego necesitamos al malo de la pelнcula, de modo que debo averiguar quiйnes son los propietarios de Vitavara AB.

—Entonces, їlo podrнamos incluir en el nъmero de junio? —preguntу Malin esperanzada.

—No problem.

El inspector Jan Bublanski observу con una mirada inexpresiva al fiscal Richard Ekstrцm. La reuniуn duraba ya cuarenta minutos y Bublanski sintiу un intenso deseo de alargar la mano y coger ese ejemplar de la Ley del Reino de Suecia que estaba sobre la mesa de Ekstrцm y darle un golpe en la cabeza con йl. Se preguntу tranquilamente quй ocurrirнa si lo hiciera. Sin duda provocarнa grandes titulares en los periуdicos vespertinos y lo mбs probable es que lo procesaran por malos tratos. Se quitу la idea de la cabeza: el sentido de ser un hombre civilizado era, precisamente, no ceder a ese tipo de impulsos, con independencia de lo provocador que resultara el comportamiento del otro. Ademбs, por lo general, era cuando alguien habнa cedido a esos impulsos cuando avisaban al inspector Bublanski.

—Bueno —dijo Ekstrцm—. Entiendo que estamos de acuerdo.

—No, no estamos de acuerdo —contestу Bublanski para, acto seguido, levantarse—. Pero tъ eres el instructor del sumario.

Iba mascullando algunas palabras cuando enfilу el pasillo que conducнa a su despacho y llamу a los inspectores Curt Svensson y Sonja Modig, quienes constituнan todo el personal con el que contaba esa tarde. Jerker Holmberg habнa decidido cogerse, muy intempestivamente, dos semanas de vacaciones.

—A mi despacho —dijo Bublanski—. Llevaos cafй.

Una vez sentados, Bublanski abriу su cuaderno, que tenнa unas notas tomadas en la reuniуn con Ekstrцm.

—La situaciуn en la que nos encontramos ahora mismo es que nuestro instructor del sumario ha sobreseнdo todos los cargos contra Lisbeth Salander respecto a los asesinatos por los que se emitiу la orden de busca y captura. Asн que, por lo que a nosotros concierne, ella ya no forma parte de la investigaciуn.

—Bueno, supongo que, a pesar de todo, eso habrб que considerarlo como un avance —dijo Sonja Modig.

Curt Svensson, fiel a su costumbre, no dijo nada.

—No estoy tan seguro —respondiу Bublanski—-. Salander sigue siendo sospechosa de graves delitos en Stallarholmen y Gosseberga. Pero eso ya no forma parte de nuestra investigaciуn. Nosotros debemos concentrarnos en encontrar a Niedermann e investigar el tema del cementerio del bosque de Nykvarn. —De acuerdo.

—Pero ya estб claro que Ekstrцm dictarб auto de procesamiento contra Lisbeth Salander. El caso se ha trasladado a Estocolmo y se ha abierto una investigaciуn independiente.

—їAh, sн?

—Y adivina quiйn va a investigar a Salander. —Me temo lo peor.

—Hans Faste se ha reincorporado al trabajo. Serб йl quien colabore con Ekstrцm en la investigaciуn sobre Salander.

—ЎJoder, pero eso es una locura! Faste es la persona mбs inapropiada del mundo para investigar a Salander.

—Ya lo sй. Pero Ekstrцm tiene un buen argumento. Faste ha estado de baja desde... bueno, desde el colapso que sufriу en abril, y necesita concentrar sus esfuerzos en un caso sencillo.

Silencio.

—Asн que esta misma tarde debemos entregarle a Faste todo el material que tenemos sobre Salander.

—їY esa historia sobre Gunnar Bjцrck y la Sдpo y el informe de 1991 ?...

—La llevarбn Faste y Ekstrцm.

—Eso no me gusta nada -—dijo Sonja Modig.

—A mн tampoco. Pero Ekstrцm es el jefe y cuenta con el apoyo de las altas esferas. En otras palabras: nuestra misiуn sigue siendo encontrar al asesino. Curt, їcуmo vamos?

Curt Svensson negу con la cabeza. —Niedermann sigue desaparecido. Es como si se lo hubiese tragado la tierra. Tengo que reconocer que durante todos los aсos que llevo en el cuerpo jamбs he visto un caso parecido; no hay ni un solo confidente que lo conozca ni que sepa nada sobre su posible paradero.

—ЎQuй raro! —exclamу Sonja Modig—. En fin, de todas maneras, si lo he entendido bien, se le busca por el asesinato de un policнa en Gosseberga, por un delito de lesiones graves a otro agente, por el intento de asesinato de Lisbeth Salander y por el secuestro y maltrato de la auxiliar dental Anita Kaspersson, asн como por los asesinatos de Dag Svensson y de Mia Bergman. En todos los casos, las pruebas forenses son mбs que concluyentes.

—No estб nada mal para empezar... їCуmo va la investigaciуn sobre el experto financiero de Svavelsjц MC?

—Viktor Gцransson y su pareja, Lena Nygren. Las pruebas forenses con las que contamos vinculan a Niedermann con el lugar. Sus huellas dactilares y su ADN se hallan sobre el cuerpo de Gцransson; debiу de desollarse los nudillos de lo lindo.

—-Vale. їAlgo nuevo sobre Svavelsjц MC?

—Sonny Nieminen ha asumido el cargo de jefe mientras Magge Lundin estб detenido en espera de juicio por el secuestro de Miriam Wu. Se rumorea que Nieminen ha prometido una gran recompensa para el que le sople dуnde se esconde Niedermann.

—Lo que todavнa hace mбs raro que aъn no se haya dado con йl. їQuй hay del coche de Gцransson?

—Como el coche de Anita Kaspersson lo encontramos en la casa de Gцransson, creemos que Niedermann cambiу de vehнculo. Pero no hay ni rastro de йl.

—Asн que la pregunta que debemos plantearnos es si Niedermann sigue escondido en algъn lugar de Suecia, y en ese caso dуnde y con quiйn, o si ya se ha puesto a salvo en el extranjero. їCon quй nos quedamos?

—No hay nada que indique que se ha ido al extranjero, pero la verdad es que es la ъnica hipуtesis lуgica.

—En ese caso, їquй ha hecho con el coche?

Tanto Sonja Modig como Curt Svensson movieron negativamente la cabeza. En nueve de cada diez casos, el trabajo policial resultaba bastante sencillo cuando se trataba de buscar a una persona con nombre y apellido. Tan sуlo era cuestiуn de crear una cadena lуgica y empezar a tirar del hilo. їQuiйnes eran sus amigos? їCon quiйn habнa compartido celda en el trullo? їDуnde vive su novia? їCon quiйn solнa salir a tomar copas? їDуnde estб su vehнculo? Al final de esa cadena, terminaban encontrando al tipo que buscaban.

El problema de Ronald Niedermann era que no tenнa amigos, ni novia, ni habнa pasado por el trullo y tampoco se le conocнa telйfono mуvil alguno.

Por consiguiente, una gran parte de las pesquisas se habнan centrado en encontrar el coche de Viktor Gцransson que, en teorнa, estaba utilizando Ronald Niedermann. Eso deberнa darles una idea de por dуnde continuar la bъsqueda. Al principio se imaginaron que el coche aparecerнa al cabo de unos dнas, probablemente, en algъn aparcamiento de Estocolmo. Sin embargo, a pesar de la orden nacional de bъsqueda que se cursу, el vehнculo todavнa brillaba por su ausencia.

—Y en el caso de que se encuentre en el extranjero... їdуnde estб?

—Es ciudadano alemбn, asн que lo lуgico es que se haya marchado a Alemania.

—Allн estб en busca y captura. Ademбs, no parece que se haya puesto en contacto con sus viejos amigos de Hamburgo.

Curt Svensson agitу la mano.

—Si su plan era huir a Alemania... їpara quй iba a ir a Estocolmo? їNo deberнa dirigirse hacia Malmц y coger el puente de Oresund o alguno de los ferris?

—Sн, es verdad. Durante los primeros dнas Marcus Erlander encaminу las pesquisas en esa direcciуn. La policнa de Dinamarca estб avisada de los datos del coche de Gцransson, y sabemos que Niedermann no ha cruzado en ningъn ferri.

—Pero fue a Estocolmo y a Svavelsjц MC, donde matу al contable del club y, supuestamente, desapareciу con una desconocida suma de dinero. їCuбl serнa su prуximo paso?

—Salir de Suecia como fuera —dijo Bublanski—. Lo lуgico serнa coger alguno de los ferris que van hasta los paнses bбlticos. Pero Gцransson y su pareja fueron asesinados durante la noche del nueve de abril. Eso significa que Niedermann podrнa haber cogido el barco a la maсana siguiente. Nos dieron el aviso unas diecisйis horas despuйs de que los hubieran matado y, desde ese momento, buscamos el vehнculo.

—Si hubiese cogido el ferri por la maсana, el coche de Gцransson deberнa haber sido hallado en alguno de los puertos de donde salen los barcos —constatу Sonja Modig.

Curt Svensson asintiу.

—їY no podrнa ser algo tan simple como que no hemos dado con el coche de Gцransson porque Niedermann abandonу el paнs por el norte, vнa Haparanda? Una vuelta larguнsima rodeando el golfo de Botnia, aunque en unas diecisйis horas podrнa haber conseguido cruzar la frontera con Finlandia.

—Sн, pero luego tendrнa que haberse deshecho del coche en algъn lugar en Finlandia y, a estas alturas, nuestros colegas de allн ya deberнan haberlo encontrado.

Permanecieron callados un largo rato. Al final, Bublanski se levantу y se puso junto a la ventana.

—Va en contra de toda lуgica, pero el hecho es que el coche de Gцransson sigue sin aparecer. їEs posible que haya encontrado un escondite y que se haya instalado allн? Una casa de campo o algo...

—En una casa de campo lo veo difнcil. A estas alturas del aсo, todos los propietarios se acercan hasta sus casas de campo para echar un vistazo.

—Y tampoco en ningъn sitio que estй relacionado con Svavelsjц MC. No creo que quiera toparse con ninguno de ellos.

—їY con eso ya queda excluido todo el mundo del hampa?... Puede que tenga alguna novia que no conocemos. ..

Les sobraban las teorнas pero carecнan de datos concretos en los que centrarse.

Cuando Curt Svensson se fue a su casa, Sonja Modig volviу al despacho de Jan Bublanski y llamу a la puerta. El le hizo seсas para que entrara.

—їTienes dos minutos?

—їQuй pasa?

—Salander.

—De acuerdo.

—No me gusta nada este montaje de Ekstrцm y Faste y del nuevo juicio. Tъ has leнdo el informe de Bjцrck. Yo he leнdo el informe de Bjцrck. A Lisbeth le destrozaron la vida en 1991 y Ekstrцm lo sabe. їQuй diablos estarбn tramando?

Bublanski se quitу las gafas de leer y se las guardу en el bolsillo de la pechera de la camisa. —No lo sй.

—їTienes alguna idea?

—Ekstrцm afirma que tanto el informe de Bjцrck como su correspondencia con Teleborian son falsificaciones.

—Y una mierda. Si asн fuera, Bjцrck nos lo habrнa dicho cuando lo trajimos a comisarнa.

—Ekstrцm dice que Bjцrck se negу a comentar el tema porque se trata de un asunto clasificado. Me ha criticado por haberme adelantado a los acontecimientos y haberlo traнdo para interrogarlo.

—Ekstrцm cada vez me gusta menos.

—Lo presionan por todos lados. —No es una excusa.

—No tenemos el monopolio de la verdad. Ekstrцm asegura que tiene pruebas que demuestran que el informe estб falsificado: no existe ningъn informe verdadero con ese nъmero de registro. Tambiйn afirma que la falsificaciуn es muy hбbil y que el contenido es una mezcla de verdad y fantasнa.

—їY quй parte se supone que es la verdadera y cuбl la inventada?

—El marco de la historia es mбs o menos cierto. Zalachenko es el padre de Lisbeth y era un cabrуn que maltrataba a su madre. El problema es el mismo de siempre: la madre nunca quiso denunciarlo y, por consiguiente, el maltrato continuу durante varios aсos. El cometido de Bjцrck era investigar quй ocurriу cuando Lisbeth intentу matar a su padre con una bomba incendiaria. Mantuvo correspondencia con Teleborian, pero la que hemos visto nosotros es una falsificaciуn. Teleborian le hizo a Salander un examen psiquiбtrico completamente normal, constatу que estaba loca y un fiscal decidiу no procesarla. Necesitaba asistencia mйdica y eso fue lo que recibiу en Sankt Stefan.

—Si se trata de una falsificaciуn... їquiйn se supone que la hizo? їY con quй objetivo?

Bublanski hizo un gesto de ignorancia con las manos.

—їMe estбs tomando el pelo?

—Segъn tengo entendido, Ekstrцm va a volver a exigir un examen psiquiбtrico de Salander. —No lo acepto.

—Ya no es asunto nuestro. Ya no trabajamos en el caso Salander.

—Pero Hans Faste, sн. Jan, si esos cabrones vuelven a meterse con Salander irй a los medios de comunicaciуn...

—No, Sonja. No lo hagas. En primer lugar porque el informe ya no estб en nuestro poder, de manera que no podrбs probar lo que digas. Te tomarбn por una maldita paranoica y tu carrera se habrб acabado.

—Yo sн tengo el informe —dijo Sonja Modig en voz baja—. El fiscal general reclamу las copias antes de que pudiera dar a Curt Svensson la que habнa hecho para йl.

—Pero si difundes esa investigaciуn, no sуlo te despedirбn, sino que ademбs serбs culpable de grave prevaricaciуn y de haber filtrado un informe clasificado a los medios de comunicaciуn.

Sonja Modig se quedу callada un segundo contemplando a su jefe.

—Sonja, promйteme que no harбs nada.

Ella dudу.

—No, Jan, no te lo puedo prometer. Algo huele a podrido en toda esta historia. Bublanski asintiу.

—Sн. Hay algo podrido. Pero ahora mismo no sabemos quiйnes son nuestros enemigos. Sonja Modig ladeу la cabeza. —їY tъ piensas hacer algo?

—Eso no te lo voy a decir. Confнa en mн. Es viernes por la tarde. Cуgete el fin de semana. Vete a casa. Esta conversaciуn nunca ha tenido lugar.

Era la una y media de la tarde del sбbado cuando el vigilante jurado de Securitas, Niklas Adamsson, levantу la vista del libro sobre economнa polнtica, asignatura de la que tenнa un examen dentro de tres semanas. Oyу el rotar de los cepillos de la mбquina limpiadora que avanzaba con su discreto y habitual zumbido y constatу que se trataba del moro que cojeaba. Siempre solнa saludar de modo educado, pero se mostraba muy callado y no solнa reнrse cuando Niklas intentaba bromear con йl. Lo vio sacar un bote de Ajax, echar dos veces spray sobre el mostrador de la recepciуn y limpiarlo con un trapo. Luego cogiу una fregona y se puso a limpiar unos rincones de la recepciуn a los que no llegaban los cepillos de la mбquina limpiadora. Niklas Adamsson volviу a sumergirse en su libro y siguiу leyendo.

El limpiador tardу diez minutos en llegar hasta donde estaba Adamsson, al final del pasillo. Se saludaron con un movimiento de cabeza. Adamsson se levantу para dejar que el empleado se encargara del suelo de alrededor de la silla que estaba delante de la habitaciуn de Lisbeth Salander. Habнa visto a ese hombre prбcticamente todos los dнas que habнa tenido turno de vigilancia, pero por mucho que lo intentara no era capaz de recordar su nombre. En fin, un nombre moro, en cualquier caso. Adamsson no creнa necesario comprobar su tarjeta identificativa. En parte porque no iba a limpiar en la habitaciуn de la mujer retenida —eso lo hacнan por la maсana dos seсoras de la limpieza— y en parte porque no veнa que el limpiador que cojeaba supusiera mayor amenaza.

En cuanto el limpiador terminу con el final del pasillo abriу con llave una puerta contigua a la de la habitaciуn de Lisbeth Salander. Adamsson lo mirу de reojo, pero tampoco pensaba que eso constituyera una desviaciуn de sus rutinas diarias: era el cuarto de la limpieza. Durante los siguientes cinco minutos, vaciу el cubo, limpiу los cepillos y llenу el carrito de la limpieza con bolsas de plбstico para las papeleras. Por ъltimo metiу el carrito en el trastero.

Idris Ghidi tenнa muy en mente la presencia del vigilante jurado de Securitas. Se trataba de un chico rubio de unos veinticinco aсos que solнa estar allн dos o tres veces por semana y que estudiaba libros de economнa polнtica. Ghidi sacу la conclusiуn de que trabajaba en Securitas a tiempo parcial, compaginбndolo con los estudios, y que le prestaba a su entorno mбs o menos la misma atenciуn que un ladrillo.

Idris Ghidi se preguntу quй harнa Adamsson si alguien intentara en serio entrar en la habitaciуn de Lisbeth Salander.

Idris Ghidi tambiйn se preguntу quй serнa lo que en realidad andaba buscando Mikael Blomkvist. No tenнa ni idea. Como habнa leнdo —claro estб— los periуdicos, hizo la conexiуn entre el periodista y la paciente del 11 C, de modo que esperaba que Mikael le pidiera que le entregara algo a Lisbeth de forma clandestina. En ese caso se verнa obligado a negarse, ya que no tenнa acceso a su habitaciуn y nunca la habнa visto. Pero fuera lo que fuese lo que йl se habнa imaginado no tenнa nada que ver con lo que Blomkvist le pidiу.

No vio nada ilegal en el encargo. Mirу de reojo por la rendija de la puerta y constatу que Adamsson se habнa vuelto a sentar en su silla y que de nuevo estaba leyendo su libro. Se alegraba de que no hubiera nadie mбs en los alrededores, algo que por lo general solнa ocurrir, ya que el cuarto de la limpieza se hallaba situado en un callejуn sin salida, justo al final del pasillo. Se metiу la mano en el bolsillo de la bata y sacу un telйfono mуvil nuevo de Sony Ericsson, modelo Zуoo. Idris Ghidi habнa visto el telйfono en un anuncio y sabнa que valнa mбs de tres mil quinientas coronas y que contaba con las ъltimas y mбs avanzadas prestaciones del mercado.



  

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